Esta es una de mis historias.
Soy Tatiana. Tengo menos de 25 y más de 23 años. Soy morocha, no morena. Mi piel es blanca, suave y delicada. Soy delgada, algún dicen que mucho. Tengo unas lindas y redonditas lolas. Mi cola es lo mejor que tengo gracias a tanto Hockey que hago, también tengo lindas piernas.
Hace dos años el único que me hace garcha es Mati. Pero antes que él tuve una vida, siempre fue de lo más normal. Pocos vicios, cero drogas pero mucho sexo. Mati me ha dicho hasta que cree que soy una ninfómana, obvio que a el le encanta el sexo conmigo, pero parece que a veces cogemos mas de la cuenta. Así que llegamos a un acuerdo sexual. En lugar de llegar a un punto y que nos cansemos el uno del otro como lo hace todo el mundo, decidimos comenzar a contar historias viejas que nos ocurrieron en el pasado y postearlas en Poringa!
Mi primera historia es con Julio y “El Cuervo”.
Soy ayudante/secretaria de una doctora que realiza estudios para los empleados de distintas empresas en varias ciudades de la provincia... junto con este trabajo estudio para enfermería, cosa de algún día asegurarme un puesto con “La Doc”
A los 21 años ya había trabajado durante tres años con “La Doc” y la tenia re clara así que me llevaba a todos los lugares para que la acompañe.
Un día fuimos a una empresa X donde tenían un taller en el que trabajaban dos empleados. Los empleados en total de la fábrica eran 15 contando estos dos.
Nunca supe el motivo, pero Julio y “El Cuervo” eran los últimos en realizarse los exámenes.
Para cada examen necesitábamos que cada persona se quite la ropa de trabajo y se ponga batas esterilizadas.
En fin. Julio y “El Cuervo” ingresaron juntos a la oficina, amplia por cierto, donde estábamos realizando los exámenes. Los dos tenían un aliento a alcohol insoportable. La Doc me dijo con toda la normalidad del mundo
-“Sabes? Queres hacerle los estudios a estos dos? Yo voy a arreglar lo nuestro con los jefes y nos vamos”- ella no sabia, ni yo, que los jefes querían mostrarle las instalaciones de la fábrica.
Y bueno, no me quedaba otra que obedecer. Mientras le realizaba los estudios de rutina ellos me decían cosas como;
“Es la primera vez que viene una pendeja y no esas gordas bigotudas”
“Estas muy linda bebe. Tenes novio?”
Esas cosas no eran algo que me fuera a preocupar porque era lo más común y yo sabia manejar, o eso creía, a tipos babosos. Pero estos no eran solo babosos sino que aparte estaban tomados. Eso era lo peligroso.
Siempre que nos dirigimos a las empresas tenemos como un consultorio móvil donde no falta ningún instrumento para los exámenes.
Para concluir con el examen, debemos ubicar al paciente boca arriba en una camilla donde vemos cuan dilatada tiene las pupilas y si es que tiene algo significativo en la garganta.
Julio fue quien se recostó en la camilla mientras “El Cuervo” estaba sentado en una silla esperando su turno.
Cuando me acerco al rostro de Julio, “El Cuervo” dice:
“Mmm mamacita, no te agaches así que te voy a entrar como al asado”
Había sido que con el movimiento de acá para allá no me di cuenta que se me subió la pollera, que ya era corta, y se me veía la tanguita cuando me agachaba mucho. Acomodo mi ropa y seguí como si nada. En eso Julio dice:
“Uff pendeja, que lindo perfume que tenes, como me calienta”
“Para un poco. Deja de molestar o lamo a tu superior y te raja.” Eso fue lo que dije para calmar sus ansias.
Hago bajar a Julio y paso a empezar los estudios con “El Cuervo”. Para finalizar lo hago subir a la camilla y que se recueste boca arriba. Pasados unos minutos me dice:
“Doctora. Acá tengo algo que me arde. Puede decirme que es?”
Y agarra mi mano derecha y la lleva por su estomago hacia su entre pierna. Al intuir su intención saco la mano pero no llego a soltarme del todo y el la agarra mas fuerte y hace que toque su paquete por debajo de la bata.
En eso Julio salta desde atrás y me agarra por el estomago con una mano y con la otra me tapa la boca. Lo muerdo pero no tengo demasiada fuerza. Me dejo llevar por el. El Cuervo se sienta en la camilla y mirándome fijamente me dice:
“Te vamos a coger. Si gritas te mato”
Yo dije que si con la cabeza. Estaba seguro que esos dos estaban muy borrachos como para estar mintiendo. Así que me calle la boca.
Julio dio dos pasos hacia atrás conmigo junto. Me levanto la pollera y me bajo la tanguita sin romperla. En ese momento El Cuervo me agarro la cabeza, se bajo la ropa interior y me puso la cara frente a su venosa pija. Tenía un olor a poronga el hijo de mil putas ese que ni se imaginan. Me agarró fuerte el cabello y dijo:
“Chupa Puta. Vos hiciste esto”
Así que bueno. Agarre su pija con la mano que me dejo Julio y comencé a chupar. Era desagradable, el olor y e sabor, pero ya estaba entregada a cualquier cosa.
Julio agarra fuerte de mis caderas y comienza con un sexo oral increíble. No me quedaba más que disfrutar de aquel momento. La lengua de Julio era gorda y larga. Me violaba con ella.
Después de un para de minutos Julio se baja a ropa interior.
“La puta madre, este me rompe toda” dije
Julio tenia una pija inmensa. Parecía la de un actor porno. Era muy grande.
“Tranquila pendeja” me dijo Julio.
En eso me llena de saliva mi conchita. Se va acercando lentamente a mí. Y de un momento para otro me penetra. Era increíble esa sensación. Me partía al medio. Parecía que me había desgarrado toda mi conchita que encima es estrechita. Bueno, llego hasta un punto y comenzó a moverse con ritmo. Lentamente para delante y para atrás hasta cada vez más rápido. Me dolía pero a la vez me encantaba. Me estaba partiendo pero me estaba dando el mayor orgasmo de mi vida hasta ese momento. Y yo debí estar callada por que sino algo me iban a hacer estos locos. Así que, entre la adrenalina por ser violada con un pene enorme y la sensación de miedo que me daban estos tipos no sabia que hacer.
Pasaron unos minutos y Julio acabo. Eso si, todo en silencio. Pero me lleno de leche. Y El Cuervo hizo lo mismo por mi boca. Y para terminar Julio me dijo:
“Si contas algo te cago a tiros puta. Estuviste de lo mejor. Gracias”
Me arregle la ropa y salí hacia el baño para limpiarme. Nunca nadie supo de esta historia hasta ahora. Ni siquiera Mati la sabe.
Soy Tatiana. Tengo menos de 25 y más de 23 años. Soy morocha, no morena. Mi piel es blanca, suave y delicada. Soy delgada, algún dicen que mucho. Tengo unas lindas y redonditas lolas. Mi cola es lo mejor que tengo gracias a tanto Hockey que hago, también tengo lindas piernas.
Hace dos años el único que me hace garcha es Mati. Pero antes que él tuve una vida, siempre fue de lo más normal. Pocos vicios, cero drogas pero mucho sexo. Mati me ha dicho hasta que cree que soy una ninfómana, obvio que a el le encanta el sexo conmigo, pero parece que a veces cogemos mas de la cuenta. Así que llegamos a un acuerdo sexual. En lugar de llegar a un punto y que nos cansemos el uno del otro como lo hace todo el mundo, decidimos comenzar a contar historias viejas que nos ocurrieron en el pasado y postearlas en Poringa!
Mi primera historia es con Julio y “El Cuervo”.
Soy ayudante/secretaria de una doctora que realiza estudios para los empleados de distintas empresas en varias ciudades de la provincia... junto con este trabajo estudio para enfermería, cosa de algún día asegurarme un puesto con “La Doc”
A los 21 años ya había trabajado durante tres años con “La Doc” y la tenia re clara así que me llevaba a todos los lugares para que la acompañe.
Un día fuimos a una empresa X donde tenían un taller en el que trabajaban dos empleados. Los empleados en total de la fábrica eran 15 contando estos dos.
Nunca supe el motivo, pero Julio y “El Cuervo” eran los últimos en realizarse los exámenes.
Para cada examen necesitábamos que cada persona se quite la ropa de trabajo y se ponga batas esterilizadas.
En fin. Julio y “El Cuervo” ingresaron juntos a la oficina, amplia por cierto, donde estábamos realizando los exámenes. Los dos tenían un aliento a alcohol insoportable. La Doc me dijo con toda la normalidad del mundo
-“Sabes? Queres hacerle los estudios a estos dos? Yo voy a arreglar lo nuestro con los jefes y nos vamos”- ella no sabia, ni yo, que los jefes querían mostrarle las instalaciones de la fábrica.
Y bueno, no me quedaba otra que obedecer. Mientras le realizaba los estudios de rutina ellos me decían cosas como;
“Es la primera vez que viene una pendeja y no esas gordas bigotudas”
“Estas muy linda bebe. Tenes novio?”
Esas cosas no eran algo que me fuera a preocupar porque era lo más común y yo sabia manejar, o eso creía, a tipos babosos. Pero estos no eran solo babosos sino que aparte estaban tomados. Eso era lo peligroso.
Siempre que nos dirigimos a las empresas tenemos como un consultorio móvil donde no falta ningún instrumento para los exámenes.
Para concluir con el examen, debemos ubicar al paciente boca arriba en una camilla donde vemos cuan dilatada tiene las pupilas y si es que tiene algo significativo en la garganta.
Julio fue quien se recostó en la camilla mientras “El Cuervo” estaba sentado en una silla esperando su turno.
Cuando me acerco al rostro de Julio, “El Cuervo” dice:
“Mmm mamacita, no te agaches así que te voy a entrar como al asado”
Había sido que con el movimiento de acá para allá no me di cuenta que se me subió la pollera, que ya era corta, y se me veía la tanguita cuando me agachaba mucho. Acomodo mi ropa y seguí como si nada. En eso Julio dice:
“Uff pendeja, que lindo perfume que tenes, como me calienta”
“Para un poco. Deja de molestar o lamo a tu superior y te raja.” Eso fue lo que dije para calmar sus ansias.
Hago bajar a Julio y paso a empezar los estudios con “El Cuervo”. Para finalizar lo hago subir a la camilla y que se recueste boca arriba. Pasados unos minutos me dice:
“Doctora. Acá tengo algo que me arde. Puede decirme que es?”
Y agarra mi mano derecha y la lleva por su estomago hacia su entre pierna. Al intuir su intención saco la mano pero no llego a soltarme del todo y el la agarra mas fuerte y hace que toque su paquete por debajo de la bata.
En eso Julio salta desde atrás y me agarra por el estomago con una mano y con la otra me tapa la boca. Lo muerdo pero no tengo demasiada fuerza. Me dejo llevar por el. El Cuervo se sienta en la camilla y mirándome fijamente me dice:
“Te vamos a coger. Si gritas te mato”
Yo dije que si con la cabeza. Estaba seguro que esos dos estaban muy borrachos como para estar mintiendo. Así que me calle la boca.
Julio dio dos pasos hacia atrás conmigo junto. Me levanto la pollera y me bajo la tanguita sin romperla. En ese momento El Cuervo me agarro la cabeza, se bajo la ropa interior y me puso la cara frente a su venosa pija. Tenía un olor a poronga el hijo de mil putas ese que ni se imaginan. Me agarró fuerte el cabello y dijo:
“Chupa Puta. Vos hiciste esto”
Así que bueno. Agarre su pija con la mano que me dejo Julio y comencé a chupar. Era desagradable, el olor y e sabor, pero ya estaba entregada a cualquier cosa.
Julio agarra fuerte de mis caderas y comienza con un sexo oral increíble. No me quedaba más que disfrutar de aquel momento. La lengua de Julio era gorda y larga. Me violaba con ella.
Después de un para de minutos Julio se baja a ropa interior.
“La puta madre, este me rompe toda” dije
Julio tenia una pija inmensa. Parecía la de un actor porno. Era muy grande.
“Tranquila pendeja” me dijo Julio.
En eso me llena de saliva mi conchita. Se va acercando lentamente a mí. Y de un momento para otro me penetra. Era increíble esa sensación. Me partía al medio. Parecía que me había desgarrado toda mi conchita que encima es estrechita. Bueno, llego hasta un punto y comenzó a moverse con ritmo. Lentamente para delante y para atrás hasta cada vez más rápido. Me dolía pero a la vez me encantaba. Me estaba partiendo pero me estaba dando el mayor orgasmo de mi vida hasta ese momento. Y yo debí estar callada por que sino algo me iban a hacer estos locos. Así que, entre la adrenalina por ser violada con un pene enorme y la sensación de miedo que me daban estos tipos no sabia que hacer.
Pasaron unos minutos y Julio acabo. Eso si, todo en silencio. Pero me lleno de leche. Y El Cuervo hizo lo mismo por mi boca. Y para terminar Julio me dijo:
“Si contas algo te cago a tiros puta. Estuviste de lo mejor. Gracias”
Me arregle la ropa y salí hacia el baño para limpiarme. Nunca nadie supo de esta historia hasta ahora. Ni siquiera Mati la sabe.
4 comentarios - La Ultrajada (Ficción/Real)
Saludos, Mati.