El Consultorio del Doctor Verga (Primera consulta)

Alberto (54) y Verónica (42)

Llegaron a mi consulta como tantas otras parejas que habían perdido el deseo sexual. En este caso ella se sentía desganada, sin motivación.
No me extrañaba porque Alberto era bastante poco agraciado, gordito y pelado. Ella en cambio era una yegua madura, delgada y con curvas, tetas operadas y bien bronceada por el solo y rayos UVA.
En su cara se veía que era tremenda puta y que le encantaba el sexo salvaje.

Los estuve escuchando un largo rato, sobre todo a él, que estaba desesperado a más de un año sin ponerla.

Ella se veía relajada. Empecé a sospechar algo.

Le pedí a Alberto que me dejara a solas un rato con su mujer para poder hablar en intimidad y que me esperara en la sala contigua.

Al quedarnos sólos, le hablé directamente.

- Mirá Vero... a mí se me hace que lo estás engañando a tu marido y te estás engañando a vos misma.

- Por qué me dice eso Dr?- preguntó fingiendo sorpresa

- Porque se nota que te encanta la pija...- dije sin vueltas

- Ay Doctor, qué directo no? No son formas de hablarle a una señora....

- Sí, es verdad, a una señora no, pero vos se nota que sos tremenda puta

- Jajajaa...! - rió excitada la zorra.

- Me imagino que te estás cogiendo a algun macho no?- inquirí severamente

- Bueno... - dudó la yegua

- A mí me lo podés contar tranquila...

-Este... en realidad sí, hace un año que me acuesto con el mejor amigo de Alberto

- Ah! bueno..., esto no me lo esperaba- dije excitado

-Sí, se dio de una manera sorpresiva, pero el hijo de puta es una máquina de garchar y me deja de cama, sin ganas de nada, por eso perdí el deseo- dijo sonriendo...

La forma que se había referido al acto amatorio desató en mi la calentura de una manera bestial...

- Mirá putita, lo que vas a hacer ahora es desnudarte y quedarte sentadita acá..., yo voy a llamar de nuevo al infeliz de tu marido. Vamos a solucionar este problema.

Mi tarifa era muy cara, ya que obtenía resultados 100% asegurados y en una sola sesión.

-Alberto..., pasá- ordené al cornudo del marido

Al entrar Alberto se puso como loco de calentura...

- Qué hacés hija de puta así desnuda?

- El Doctor me dijo que me sacara la ropa tarado...!

- Tranquilos...- apacigué


- Tenemos un problemita Alberto, tu mujer necesita que la calientes de una manera especial, para que te desee y necesite a vos y no llegue a pensar en otra pija, entendés?

Alberto sorprendido por mi lenguaje me miraba sin decir nada.

- Claro! tenés que tratarla como lo puta que es... si no quiere sexo, hacé que lo desee a cada momento.

- Por ejemplo Vero... cuánto hace que cojes con el mejor amigo de Alberto?- pregunté con coraje

La cara de Veronica se descompuso y me odió...

- Hijo de puta! qué decis?- gritó Alberto

-Por favor les pido confianza y que sigamos la entrevista como yo la marco...- aconsejé serio

Los dos de alguna manera entendieron que se trataba de una "ficción", aunque la puta sabía que era la verdad y eso la excitó de sobre manera.

-Así que te volteás a mi amigo trola?- le susurró el marido mientras le cacheteaba las tetas

- No, no...- infirió entre dientes la zorra que estaba caliente como pocas veces...

- Sabés lo que te voy a hacer por eso no? putita de mierda?

- No Alberto, soy una mujer buena..

- Buena puta sos, la concha de tu hermana- gritó el cornudo mientras le seguía cacheteando los pezones gordos y escupiéndola en la cara.

Verónica estaba desatada, se arrodilló y mirándome como agradecida, succionaba el mástil de carne de su cornudo esposo.... el deseo había vuelto.

Me quedé mirando hasta que Alberto con la pija en su culo la cabalgó hasta vaciar sus huevos repletos de leche acumulada dentro de la zorra que, excitada, gritaba como una condenada.

Cobré mis 5000 pesos y se fueron felices y contentos.