Salgo hace tiempo con una mina linda y bien puta, liberal diría yo... Le gusta tener experiencias nuevas, con mujeres, en tríos, etc. A veces se quiere coger algún pendejo y yo se lo permito, digamos que intercambiamos favores.
Ella tiene dos hermanas menores que están casadas, y siempre están haciéndome chistes y hablando con doble sentido cuando se juntan algunas tardes.
Anoche soñé con que estaba con las tres a la vez y ni bien desperté le comenté la fantasía a mi mujer. Se alegró y se excitó de solo pensar en la idea.
A la tarde las reunió para que vinieran a tomar café.
Eran dos hembras calentonas y exhuberantes. Caderas amplias y grandes tetas. Y las dos necesitaban cojer según me había contado la puta de mi mujer.
Llegaron y se pusieron a chismosear como de costumbre, yo dormía la siesta.
Al bajar en boxer, me miraron de arriba a abajo como gatas en celo, las saludé con un beso a cada una, cerca de los labios, como rozándolos y me fui a duchar.
Al volver, envuelto en una toalla me dispuse a tomar café y a fumar con las tres putonas.
No sabían nada de nuestro plan pero no paraban de lubricar por esas conchas depiladas y carnosas. Estaban calentísimas, chillaban y reían. Bromeaban con mi toalla y mi nabo, que ya empezaba a marcarse debajo...
Mi mujer les preguntó si alguna vez no habían imaginado comerme la verga. Estallaron en risas y se pusieron coloradas.
Aproveché para quitarme la toalla y mostrarles mi pija hinchada y venosa...
Las putas no podían creer lo que estaban viendo.
La yegua de mi hembra agarró mi chota y mientras la masajeaba, decía que ese manjar no podía desaprovecharse, mientras se arrodillaba y empezaba a lamerlo. Yo sentado seguía mirándolas y viendo como se excitaban.
- Hermana! que nos estás haciendo mal! no nos des envidia!- chillaban las zorras...
- Puedo compartir esta verga chicas- dijo la puta mayor mientras seguía baboseando mi tronco.
- Jajaja! en serio?- preguntó la hermana del medio, que tenía pinta de ser mamona a más no poder, además de tener unas tetas redondas y gordas.
- Ay no, a mi no me gusta!- dijo la menor. -Nunca se la chupo a mi marido!
- Estás loca?, contestó la otra,- Si es lo más lindo que hay...- mientras se arrodillaba y empezaba a comer mis huevos lentamente.
Ya tenía a dos de las putitas comiendome la pija, y mi sueño comenzaba a cumplirse...
(Continuará...)
Ella tiene dos hermanas menores que están casadas, y siempre están haciéndome chistes y hablando con doble sentido cuando se juntan algunas tardes.
Anoche soñé con que estaba con las tres a la vez y ni bien desperté le comenté la fantasía a mi mujer. Se alegró y se excitó de solo pensar en la idea.
A la tarde las reunió para que vinieran a tomar café.
Eran dos hembras calentonas y exhuberantes. Caderas amplias y grandes tetas. Y las dos necesitaban cojer según me había contado la puta de mi mujer.
Llegaron y se pusieron a chismosear como de costumbre, yo dormía la siesta.
Al bajar en boxer, me miraron de arriba a abajo como gatas en celo, las saludé con un beso a cada una, cerca de los labios, como rozándolos y me fui a duchar.
Al volver, envuelto en una toalla me dispuse a tomar café y a fumar con las tres putonas.
No sabían nada de nuestro plan pero no paraban de lubricar por esas conchas depiladas y carnosas. Estaban calentísimas, chillaban y reían. Bromeaban con mi toalla y mi nabo, que ya empezaba a marcarse debajo...
Mi mujer les preguntó si alguna vez no habían imaginado comerme la verga. Estallaron en risas y se pusieron coloradas.
Aproveché para quitarme la toalla y mostrarles mi pija hinchada y venosa...
Las putas no podían creer lo que estaban viendo.
La yegua de mi hembra agarró mi chota y mientras la masajeaba, decía que ese manjar no podía desaprovecharse, mientras se arrodillaba y empezaba a lamerlo. Yo sentado seguía mirándolas y viendo como se excitaban.
- Hermana! que nos estás haciendo mal! no nos des envidia!- chillaban las zorras...
- Puedo compartir esta verga chicas- dijo la puta mayor mientras seguía baboseando mi tronco.
- Jajaja! en serio?- preguntó la hermana del medio, que tenía pinta de ser mamona a más no poder, además de tener unas tetas redondas y gordas.
- Ay no, a mi no me gusta!- dijo la menor. -Nunca se la chupo a mi marido!
- Estás loca?, contestó la otra,- Si es lo más lindo que hay...- mientras se arrodillaba y empezaba a comer mis huevos lentamente.
Ya tenía a dos de las putitas comiendome la pija, y mi sueño comenzaba a cumplirse...
(Continuará...)
2 comentarios - Quiero culearme a las 3 hermanas (Episodio 1)