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Loly.... 1º Parte

Gente, hoy les traigo la primera parte de un relato que no me decidía a publicar por razones varias pero que al fin terminé de pulir. Tengo una amiga íntima que llamaremos Lolyta
[/color][/b]. Una noche en el Mc de Corrientes y el Obelisco, después de charlar durante 4 horas seguidas una madrugada, me empezó a confiar una anécdota de cuando era más pendeja. Lo armé y lo voy mostrar acá, y con su aprobación, lo comparto. Esto es lo que me contó:[/font][/size]

"Te juro que me temblaban las manos MAL. La situación era demasiado irreal. A cualquiera le hubiera volado la peluca…
Ahí estábamos las dos, dándonos rosca como dos actrices porno, la mano de mi amiga Vero entre mis piernas. La tenía contra la pared de espaldas a mi, con su cara pegada a la puerta; prácticamente no la dejaba mover. Y yo que le abría sus piernas ante el avance de mi muslo invasor…
¿Cómo pasó? ¡Y lo que vino después de eso! Pero mejor te cuento desde el principio, boludo, porque sinó no vas a entender cómo se fueron dando las cosas.
A Verito la conocí cuando yo tenía 15 años en el secundario. Era una piba preciosa, la guacha. No había pendejo en esa época que no quisiera salir con ella. Aparte tenía una personalidad muy ganadora, a pesar de sus 14 añitos. Siempre subiéndose la pollera y desabrochándose los últimos botones de la camisa blanca. Y yo no perdía oportunidad de tocarle las manos o la cara con cualquier excusa, jajaja. Su tersura era insuperable. No había forma de separarnos. Éramos culo y calzón. El tiempo pasaba y nos hacíamos muy amigas. Yo, viste, salía con el que es mi ex, en esa época, cuando tenía 17 años y él generalmente me venía a esperar a la salida del colegio.
Cuestión que un día que salgo sola porque a Vero la había pasado a buscar la vieja y boleada como soy, llegando a la esquina, me choca un nardo que venía mandando mensajitos por celular. A mí se me cayeron los libros que llevaba contra el pecho y a él, el celular que se le había salido la tapita de atrás.
- ¿Qué hacés, imbécil?– le tiré.
- ¡Uy, disculpá! Venía en cualquiera. No te vi- y buscaba la tapita del celu mientras me ayudaba a juntar los libros.
Me dio cosa el flaquito, después que lo insulté. Yo soy re polvorita, vos sabés, y no me medí. Cuando nos paramos, se me desacomodó la camisa, que tenía algo desabrochada, y se me veía el nacimiento de las lolas. Yo me di cuenta que él me miró y él se dió cuenta de que yo me di cuenta, jajaja. Se puso de todos colores. Pero no me enojé; al contrario. Fue raro, me gustó que me mire y se ponga así, y encima yo me podía aprovechar.
- ¿Siempre sos así de sumiso, vos?- le pregunté.
No le di tiempo a contestar. Me di media vuelta y lo dejé ahí para que me viera irme.
Pasó el tiempo y en uno de esos días, a la salida del colegio me pasa a buscar mi (ex) novio. Yo estaba re sensible porque no veníamos de tener una buena semana con él.
Cuestión que discutimos llegando a la esquina y me saqué mal, la típica de recriminaciones y boludeces varias. Insulto que va, echada en cara que viene, me saca de encima suyo y me deja ahí sola. Yo me quedo re mal apoyada en una pared y él se va. Me puse a llorar y yo no soy de llorar. Mucho menos que me vea alguien. Y estuve unos minutos ahí, sin saber qué hacer. Por primera vez, me sentí totalmente desamparada, sola. Terriblemente vulnerable. Me puse a llorar como loca, en silencio.
En eso sentí que alguien se paró cerca mío y me asusté. Levanté la cara y ahí estaba él, el mismo flaco que me había chocado la otra vez. Me dio bronca que me vea asi y me sequé los ojos.
- ¿Qué? ¿Me estás siguiendo?
- No. Estaba en el bar de allá y sin querer vi lo que pasó. Perdón.
- Qué casualidad ¿no?- le dije con ironía.
Estaba por irme a la mierda y el flaco me agarró de la muñeca. Cuando me frené, lo miré como diciendo “¿¡Qué haces!?”, el loco agarra y me dice muy suavemente:
- Acompañame, dale.
No sé por qué pero me dejé llevar. Al principio caminaba callada y a un par de pasos detrás de él. Pero a los pocos metros me le puse a la par y caminamos. A unas cuadras nos paramos en un kiosco.
- Dame un paquete de pañuelitos descartables y una Coca.
- Sprite...- le interrumpí. Él se da vuelta divertido y yo no pude aguantar más; aflojé una sonrisita.
- ...Y una Sprite.
Me dió un pañuelito y empezamos a charlar. El loco era gracioso y se notaba que hacía todo para ponerme bien a mi. Me gustó sentirme apreciada así, no sé. Estaba mejor y se me notó.
- ¿Sabés cuántas personas me vieron llorando en la vida?
- Imagino que no deben ser muchas.
- Imaginás bien. Salvo una amiga mía y algún familiar, nadie.
- ¿Ni siquiera tu novio?
- ¡Y menos él!
- ¿Qué pasó allá?
- Es un idiota. Se piensa que porque tiene guita y las minitas comiendo de la mano, me puede tratar como el culo. Y no es así. No jodamos. Que se vaya a cagar, no le perdono una más. Ya me pesa la cabeza de tantos cuernos.
Él me escuchaba y no decía nada. Muy atinado de su parte. La verdad es que no sé por qué le conté esto a un flaco que ví dos veces en mi vida.
Me invitó a su casa a escuchar algo de música. Oh, casualidad, vivía a un par de cuadras. Yo lo miré de arriba a bajo, como midiendo sus intenciones... Pero fui.
- Soy malísimo preparando instantáneos.
- No ¿en serio?- le comentó y nos cagamos de risa.
Dejé la taza en la mesa y empecé a recorrer el depto. Toqué todo como al pasar. Soy muy toquetona. Él se quedó sentado y me dejó hacer. Puse un CD de blues y de a poco me fui olvidando del mundo. Me empecé a mover. Me encanta bailar, sentirme deseada... Me moví de un lado a otro con el cuerpo ondulando. Bajé y subí. Mis muslos estaban tensos. Me encanta acariciármelos al bailar.
Ya está, no sé dónde estoy ni con quién. Sólo soy yo y la música. Me excita bailar. Después me pondría a pensar que el flaco, a esa altura debía tener la leche hasta las orejas, pero en ese momento, ni él estaba ahí. Seguí disfrutando de mi y de lo que me provocaba la música. Me agarré el pelo y me lo levanté. Me toqué el cuello, las tetas con los pezones que ya se empiezan a endurecer. Me abracé de la cintura y me bajé hasta casi tocar el piso con la cola, abriendo las piernas. Volví a subir, moviendo la cola para un lado y para otro.
Escuché la silla que se corrió y caí de nuevo a la tierra, sabiendo que el loco se levantó. Pero seguí flotando y ya tenía un calor terrible. Mi corazón golpeaba y necesitaba aire urgente. Me desabroché la camisa un par de botones más; liberé un poco más mis tetas apretadas, que ya se asomaban bastante. Pero nunca me dí vuelta. Jamás dejé de darle la espalda a él. Pero se apoyó en el mueble y me miró. Yo bailaba y lo miraba. Se acercó hasta ponerse justo detrás de mí y yo me seguí moviendo despacito. Apoyé mi espalda en su pecho y me le empecé a refregar como una gata. Te juro que sentí su corazón queriéndosele salir por donde sea.
Le empecé a franelear la cola contra el bulto; duro es poco. Lo hice de tal manera que mi cadera subió y al bajar, mi pollerita se quedó enganchada en la hebilla de su cinto, lo que hizo asomar mi colita. Me acuerdo que llevaba un culotte blanco; mis preferidos. Yo me agarré de su nuca y de sus pelos sin darme vuelta.
Sus manos subieron por mis caderas y se frenaron en mi cintura. Contornearon su finura. Siguieron subiendo hasta agarrarme las tetas. Me las estrujó despacito, dejando los pezones entre los dedos, duros como piedras. Yo no suelo usar corpiño. Él me giró la cabeza y justo cuando nuestras bocas estaban a punto de juntarse, se me escapó un suspiro tembloroso. Sin dejar de bailar en ningún momento, me puse frente a él y chocamos narices, sin besarnos. Lo abracé y le respiré en la cara. Le jadeé. Me muerdé el costado del labio, Busqué su hebilla y en dos segundos ya se la saqué afuera. La empecé a masajear como pude, terminando de ponerla como un mástil. Latía en mis manos y la apreté fuerte. Antes de que él pueda protestar, le comí la boca con un suave, profundo, leeeeento y húmedo beso. Nuestras lenguas se peleaban y se degustaban una a otra. Se la mordí e hice lo mismo con sus labios.
No dejé de bailar pero lo fui llevando al sillón y lo empujé ahí. Su cosa miraba al cielo. Yo lo miré y me arrodillé. Siempre disfruto ese momento. Me apoyé en sus muslos y lo terminé de desnudar. Estaba a mi merced. Lo empecé a pajear de nuevo y acerqué mi boca a la base de su tronco. Saqué la lengua y se la pasé por todo a lo largo, desde abajo hasta llegar a la punta de la cabeza, como un helado. Sin dejar de mirarlo a los ojos, me la fui metiendo en la boca sin prisa ni pausa. Yo gemí suave. Me encantó sentirlo latir en mi boca, su gusto, su grosor, su calor. Intenté metermela toda pero no pude, te juro. Con la otra mano le agarré los huevos y se los apreté suavecito, masajeándolos con la palma abierta, mientras con mi boca subo y bajo, dándome ritmo con la mano. Así estuve un buen rato.
Lo sentí latir y respirar más fuerte y lo solté completamente. Me subí encima suyo, montándolo pero a la inversa, con mi espalda recostada en su pecho. Se prendió de mis tetas y metió una mano debajo de mi pollera, acariciándome los muslos, cosa que me puso a full y la metió más hondo. Su mano agarró todo mi sexo por encima de la bombacha. Yo me quejé de placer, jadeé, me retorcí, no dejé de refregarme. Su tronco estaba apoyado completamente contra mi bombacha empapada. Me comió la nuca, el pelo, el cuello y mi transpiración. Me dió vuelta la cara y nos besamos otra vez, mientras me corría la bombachita para el costado…
- ¡Siiiiiiiiiiii...!
Me la apoyó en la raya y me quemó viva. Hervía. Me subió de las nalgas y apoyó la punta en la puerta de mi cuevita pero no entró. La refregó de arriba abajo, empapándose con mis jugos. Yo estaba que no me podía contener y me tapó la boca por mis gemidos. Me encantaba sentirme así. Le mordí los dedos y se los chupé, sacando mi lengua, mientras mis manos peleaban allá abajo por la supremacía del poder con las de él.
De golpe, me puse frente a él y mi cara quedó por encima de la suya, que me miró desde abajo suplicante. Ahora era lo mismo pero a la inversa. Su tronco se perdió en mi territorio virgen. Quedó apretado en medio de mis nalgas, con mi colita a flor de piel. Se notaba que él ya no aguanta más pero cedió terreno y atacó mis tetas con mordisquitos suaves y yo le dí de comer gustosa. De uno a otro, se encargó de dejarme los pezones listos para la guerra. Yo me arqueé, tirando mi cabeza para atrás y me sostuve de su cuello. Me estaba muriendo. Apreté su cara contra mis pechos. El trató de llenarse la boca de Loly.
Pero de pronto, me tomó de los cachetes de la cola, me subió y al bajar como por una guía invisible, su cabezota empezó a penetrarme muy despacio. Sentí cómo esa cosa enorme se fue abriendo paso dentro mío, me estiró y me hizo desear morir así empalada por semejante pedazo. Yo me agarré de sus pelos y sus orejas y no lo solté, pegando un gemido desesperado y asfixiante.
- ¡Ay, Dioooss!
- ¡Te estoy llenando, bb!
Me sostuve como pude de su nuca, y mientras me dejaba caer definitivamente, lo besé como nunca. Él me agarró de mis caderas y me empujó para abajo, el muy hijo de puta, ensartándome más. Hasta el fondo. Hasta la nuca. Hasta el cielo. Y nos quedamos así quietitos unos instantes, sintiéndonos. Yo con mis espasmos y él tratando de no acabar.
- ¡Dios, ponémela asi! ¡Así! Bien adentro, Dios...
Yo le hablaba al oído y él no se hacía rogar. Empezó la danza. La punta la sentí en la garganta y no lo pude creer. Su calor pasaba a través de mi y me llegaba hasta la punta de la cabeza y los pies. No lo podía creer. Subía y bajaba como podía con tanta carne adentro. Sentía cómo palpitaba.
Me desaté.
Me aferré al respaldo de su sillón y me convertí en la más puta de las putitas. No sé cuántas palabrotas le dije, pero él hizo que yo lo cabalgue como poseída. No me sueltaba las tetas y de vez en cuando, bajaba sus manos y me agarraba del culo. Y se venía la cereza del postre. No lo aguanté más. Me bajó un temblor incontenible desde la mitad de la espalda y explotó en mi interior como una molotov. Grité, gemí, jadeé, mordí, no me importó nada. Sólo era yo y eso. ¡Cómo le estaba acabando!
- ¡No pares! ¡No pares! ¡No pares! ¡No vayas a pa...!
Y él, en un último esfuerzo, me clavó hasta el fondo, reventando como un caballo. Lo sentí escupir fuerte dentro mío. Acabamos juntos. Empalador y empalada. Víctima y verdugo. Muertos. Nos quedamos así, respirándonos en las caras, transpiraditos y semi desmayados. Yo todavía tenía algún espasmo perdido cada vez que él se atrevía a moverse.
Abrí los ojos y, típico, él estaba medio dormido, jeje. Me salí. Me fui al baño y me vestí como pude otra vez. Él no se enteró de nada. Se desmayó. Mejor. Pero lo ví ahí, entregado al matadero, con su instrumento en reposo. No podía creer lo que me había hecho sentir ese hijo de puta. Lo odié. Pero también me quedé pensando.
Con mucho cuidado, agarré sus llaves y me fui. Caminando por la calle, mi cabeza todavía me daba vueltas y me temblaban las piernas.
Si, ¿Por qué no?
Ella seguro que iba a querer..."


Si les gustó, aquí abajo está la segunda parte:
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Loly.... 1º Parte

Buen sexo para todos!
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10 comentarios - Loly.... 1º Parte

mexyman +4
Pero que forma de escribir, casi pude imaginarmelo, como si yo hubiera participado en la historia
blopayo +3
Gracias, loco.... Es la idea. 😉
matute_81 +2
Me encantó.. y voy a coincidir con los comentarios anteriores, está tan bien escrito que no te das cuenta que estás leyendo y lo vivís en primera persona.
blopayo +1
Gracias Matute, me pone muy bien el comment. Hoy a la noche la 2º parte. Agárrense. 😉
kramalo +1
buen relato....!! bien caliente... voy a leer el segundo.....
blopayo
Joya que te gustara! Si te gustó éste, la 2º parte te va a reventar. 😉
Si-Nombre +1
Excelente relato y leido muchos, realmente genial, no lo podemos dejar perder en el tiempo!!!
blopayo
Muy buena onda la tuya, loco. Gracias por pasar y comentar tu opinión. 😃
themaxter122 +1
cuando lei "te juro" instintivamente mire la banderita a ver de donde eras xDD todavia me resulta raro ver cosas en internet con modismos argentinos, pero este me gusto mucho!
espero que vuelvas a hacer fics asi :3
blopayo +1
Se podría decir que es un fic, pero en realidad es un relato de mi amiga Lo el cual adorné un poco y lo hice más literario. Una noche en el Mc de Corrientes y el Obelisco es resultado de ello. Salió bueno. 🙂
Y gracias por el aguante, pasar y comentar, capo.
profezonasur +1
Buen relato, no importa si es real o ficcionado, Lo que vale es contarlo bien. Sino, no cobra efecto por mas real que sea. Además ponés énfacis en la gramática y ortografía, a mi me cuesta mucho, y sobre todo no abreviás, como veo que hacen muchos. Por favor no lo hagan, que por ahora son gratis las palabras. Es suficiente con los horrores de los mensajes de texto. Un abrazo
blopayo
Gracias, amigazo. Este en particular no es ficción. Por temas de la vida dejé de ver a mi querida amiga Lo, pero ésto salió de una charla de café, gaseosas y pelotudea en una estación de servicio una noche. 😛
profezonasur +1
Lo entendí así, lo que pasa es que no pude con mi genio e hice un comentario por tantos que leí. Otro abrazo.
chitara13
adoreee ameee y recorde situaciones similares.... gracias!!!!
blopayo
¡No jodas! ¿Posta? ¡Qué genial, flaca! Que haya pasado eso, me pone bien. Gracias por pasar. 😃
chitara13 +1
@blopayo gracias a vos!
El_Cochinoco +1
Exelente relato! Tambien tenes un estilo bien descriptivo y detallista, me gusta eso. Van 10
blopayo +1
Muchas gracias, loco. Se agradece el comentario y el feedback. No te pierdas la 2da parte, eh... 😉