Otro del grande de millscorp, laaaargo pero muy bueeeno!!
Experiencia
La tía Inés es una hembra espectacular a sus 36 años, está casada con el hermano de mi padre
-¡Que buena está la tía Inés! – Rafa me largó la frase mientras me secaba en el vestuario después del entrenamiento.
Me terminé de secar a las corridas y me puse los slips y el jean, de miedo a que se me notara la excitación .
La tía Inés es una hembra espectacular a sus 36 años, está casada con el hermano de mi padre, doce años mayor que ella, con el que tiene una hijo, Andrés, dos años menor que yo.
Rafa es hijo de una hermana de ella, Sonia, al igual que Daniel, que tiene la misma edad de Andrés.
Ambas están en una excelente posición económica, mi tío es Vicepresidente de una Multinacional y Pedro, el marido de Sonia es dueño de una importante empresa de electrodomésticos.
-Recién te das cuenta?- le dije- A mí me tiene de la nuca.-¿Viste como estaba el sábado?-
-Si, que calentura! El sábado anterior mis padres, mis tíos y los padres de Rafa habían armado una partida de poker familiar en la lujosa casa de campo que estos últimos tenían en la localidad de San Vicente, a unos 60 km de la Capital, donde nos reuníamos todos los fines semana. Como la tía Inés se aburría vino a sentarse con nosotros que estábamos en los sillones comentando el partido de esa mañana (Rafa y yo jugamos al rugby en el mismo club). En realidad, esto venía sucediendo todos los fines de semana, ella decía que con nosotros la pasaba muy bien, que le encantaban nuestras conversaciones, nuestro lenguaje zafado y nuestras anécdotas de atorrantes de 16 años. Andrés y Daniel, de perfil más intelectual, no participaban de estas reuniones.
Vestida con una minifalda y botas, se tumbó en el sofá enfrente nuestro, dejando ver sus hermosas piernas hasta alturas que nos ponían muy excitados. Una blusa blanca y un suéter ajustado dejaban librado a nuestra imaginación el contorno de un busto enorme. Al decir de un compañero del club, nuestra tía no tenía pechos, eso era demasiado suave, tenía unas tetas portentosas.
Como invariablemente sucedía, fue derivando la conversación hacia temas que le divertían más que el rugby; terminamos contándole nuestros intentos por apretarnos algunas de las chicas que jugaban al hockey en el club, con lujos de detalles sobre sus anatomías que le causaban mucha gracia. En nuestras primeras conversaciones nos daba cierta vergüenza hablar , pero ahora ya estábamos más liberados y respondíamos a sus curiosidades en forma espontánea describiendo las situaciones eróticas a las que pretendíamos llegar con las chicas.
Tan interesada estaba la tía en el relato que descuidadamente fue abriendo sus rodillas, dejándonos ver su tanga blanca, que no podíamos dejar de mirar. Ella parecía muy divertida, con un extraño brillo en sus ojazos verdes, se pasaba la lengua por los labios carnosos. De pronto preguntó:
- ¿Cuál de todas los calienta más? Un poco sorprendido por la familiaridad que le daba al diálogo le respondí que en realidad la que más me calentaba era mi profesora de literatura.
-Ah, te gustan más grandecitas. Y qué tiene ella que te ponga así?
-Ah, tía, tiene un par de tetas impresionantes!
-¿Mejores que las mías?-rió
-No!!…Las tuyas son espectaculares!! Apenas lo dije me quedé helado. Con el entusiasmo de la charla me había pasado y tuve miedo que se enojara. Rafa me fulminó con la mirada.
- ¿Y como sabés que son espectaculares?
- Buenos, me imagino…
- Que imaginación tenés vos…
Los ojos le brillaban y una sonrisa bailaba en su boca mientras se humedecía los labios con la lengua. Ahora Rafa estaba fascinado. Yo a duras penas podía disimular la erección y creo que ella se dio cuenta pero no dijo nada.
Se levantó del sillón brindándonos un nuevo panorama de su tanguita y se acercó…
- Bueno, es hora de irse a la cama. Pórtense bien, no manchen las sábanas…y nos besó en la comisura de los labios.
Esperamos a calmarnos un poco y nos fuimos a dormir. El resto del fin de semana no podía dejar de pensar en la mirada de la tía, que me parecía cómplice y seductora..
Los fines de semana siguientes fueron todos por el estilo, la inconsciente complicidad co
n nuestra tía nos excitaba sobremanera, nuestra relación se hacía cada día más íntima. Ella nos recomendaba que no comentáramos nada con los demás, que todo eso debía ser nuestro secreto de tres.
Llegando el verano la cosa se ponía aún más caliente. La ropa de la tía era más ligera, sus tetas y su culo se marcaban en las blusas y camisetas que usaba, a veces sin corpiño, cuando estábamos los tres solos . Nosotros nos fuimos desinhibiendo y ya bromeábamos respecto de aquel cuerpo que nos tenía babeando.
- Tía, se te van a escapar las tetas de la blusa – comenté un mediodía de sábado en que los demás habían ido al pueblo de compras .Su blusa estaba abierta hasta el tercer botón y no llevaba sujetador.
- Eso quisieras, atorrante- dijo ella con una chispa de malicia.-Bien que les gustaría a ustedes verme en bolas.
- Dale tía – dijo Rafa – mostranos las tetas un poquito.
- Ni loca, ya deben estar todos por volver y si tu tío se entera de lo que estamos hablando me mata, ya saben lo celoso que es.¡Si ni siquiera bikini me deja usar!
- Te gusta usar bikini?- pregunté con un morbo subido
- ¡Claro! Así me puedo broncear toda. Con estas mallas que parecen sotanas es horrible tomar el sol.
- Pero sin embargo se te ve bastante bronceadita….- Rafa se la comía con los ojos Ella pareció dudar un poco, pero al fin se decidió:
- Si les cuento algo no se lo dicen a nadie?
- Ya sabés que somos una tumba- dije, presintiendo que se venía algo interesante
- Durante la semana, el tío se va a trabajar a las siete de la mañana y vuelve a las seis de la tarde. Yo aprovecho todas las mañanas para tomar sol en el balcón de casa ya que estoy sola…
- En bikini!!!? – preguntó Rafa ya bastante excitado Ella sonrió con picardía, los ojitos le brillaban
- En bolas…
- Noo…
- Bueno, no se pongan loquitos, no es para tanto…
- ¡Como que no es para tanto tía! No quiero imaginarme el espectáculo, me haría la paja un mes entero!! Soltó una carcajada y se veía que estaba complacida.
- ¿Cuánto tenés de busto, tía? – preguntó Rafa mirándole descaradamente el escote
- 105 – Contestó ella – y no se babeen más que ya llegan todos. Se levantó y se metió en su dormitorio. Al ratito salió a recibir al resto de la familia que llegaba del pueblo. Su blusa estaba abotonada y llevaba sujetador.
Anduvimos toda la tarde alzados, pero ella con su malla estilo sotana no dejaba ver nada de lo que a nosotros nos interesaba.
Conversó toda la tarde animadamente con la familia, se metió a la pileta y jugamos al water polo todos juntos, pero no hubo oportunidad de intentar nada con ella.
Luego fuimos todos a cambiarnos para la cena. Cuando vino al living llevaba una pollerita corta con vuelo, una remera que dejaba adivinar sus enormes pechos contenidos apenas por el corpiño y sandalias de taco chino. Su cabello rojo caía sobre sus hombros y cuando pasó cerca nuestro pudimos percibir su aroma. Estaba hecha una diosa.
El tío le dijo algo por lo bajo que se ve la puso de mal humor, durante la cena no dijo una palabra y cuando los mayores se enfrascaron en la consabida partida de naipes y Andrés y Daniel se pusieron a jugar con la computadora, se metió en su dormitorio.
Rafa y yo nos fuimos a la galería que daba al jardín, nos tumbamos sobre dos reposeras y en voz baja comentábamos la conversación del mediodía cuando ella apareció y se dejó caer en la reposera enfrente nuestro.
-¿Qué te pasa tía? – le pregunté
- Nada, tu tío que me tiene loca con sus celos. Me dijo que porqué me visto tan provocativa, yo le dije que estábamos en familia, que se dejara de embromar, que si insiste le voy a dar motivos reales para estar celoso.
- Bueno, no te hagas mala sangre, estás hermosa- dijo Rafa para halagarla.
- Ay divinos, si no estuviera casada me casaría con ustedes – dijo ella dedicándonos una sonrisa. Como al descuido encogió su pierna izquierda con lo cual la pollera se deslizó hacia atrás. Busqué con afán el blanco de la tanguita que a esa altura ya debía aparecer pero no pude localizarlo. Mi pene dio un salto dentro del calzoncillo.
- ¿Y porqué el tío te cela tanto? – pregunté echando el cuerpo hacia delante para ver si lograba un mejor panorama Igual que al mediodía, pareci&o
acute; dudar, mordiéndose el labio inferior.
- Si les digo algo ¿es nuestro secreto? – preguntó
- Tía, ya te demostramos que podés confiar en nosotros ¿no? – Dijo Rafa algo agitado
- Bueno, pero antes voy a traer algo para tomar- Se levanto abriendo sus piernas y yo seguía buscando la tanga.
- ¡¡No tiene tanga!!- me dijo Rafa al oído en cuanto se fue.
- Noo,…será tu imaginación.
- En serio, le pude ver todo el culo – Rafa estaba la mar de excitado La tía regresó con dos vasos con gaseosa para nosotros y una caipirinha para ella. Pasando entre nuestras tumbonas se inclinó para alcanzarle su vaso a Rafa y el vuelo de su pollera me permitió ver el final de sus bien formadas nalgas. De la tanguita….ni rastros. Me incliné un poco para lograr un ángulo de exploración mejor y el hermoso culo apareció en todo su contorno pese a que la luz no era todo lo intensa que mi excitación hubiera deseado. Vi que ella giraba hacia mí para alcanzarme mi vaso y me enderecé haciéndome el boludo. Ella se inclinó hacia mí ofreciéndome el vaso y yo me moría de envidia por el espectáculo que debía estar disfrutando Rafa.
- Tomá, cuidado no te vayas a atragantar – me dijo con una chispita en sus ojos y se dirigió a su reposera con una sonrisa divertida. Yo miré a Rafa, sus ojos estaban como el dos de oros y luchaba por ocultar su erección con una mano mientras que con la otra sostenía el vaso que temblaba por la emoción.
- ¿Dónde estábamos? – preguntó la tía mientras al recostarse frente a nosotros su pollera subía hasta la mitad de sus muslos.
- En los celos… – comencé a decir, poniéndome boca abajo con la cara vuelta hacia sus pies para disimular la carpa que mi verga erecta dibujaba en mi short y al mismo tiempo buscar una mejor posición para tratar de ver su conchita. Rafa hizo un movimiento similar, como si quisiéramos acercarnos para prestarle más atención.
- Ah, sí. Bueno, les cuento, yo creo que los celos del tío se deben a su inseguridad – dijo , al tiempo que volvía a recoger su pierna izquierda. Hablaba bajito, con un tono de intimidad que me volvía loco.
- ¿Porqué inseguridad? – preguntó Rafa contagiado del tono cómplice – Yo lo veo muy seguro de sí mismo.
- Bueno, el sabe que yo no disfruto con él en la cama y se pone loco pensando que me puedo buscar un amante – contestó la tía Inés. Yo me afanaba intentando bucear con mi mirada por debajo de su pollera . Podía distinguir sus piernas descuidadamente entreabiertas, pero la escasa luz no me permitía distinguir el fondo de tan inquietante túnel. Esperaba ver el vello del pubis pero no lo podía encontrar, la piel parecía prolongarse indefinidamente.
- ¿Vos decís que no te coje bien? – pregunté lanzado, procurando disimular la ansiedad y rogando que la pregunta no le pareciera demasiado atrevida. Rafa me miraba con la boca abierta ante mi audacia y por un segundo me quedé esperando la bronca de mi tía o su tortazo.
- ¡Claro, si lo que hace es llegar, meterme la pija, serruchar un ratito , acabar y darse vuelta para roncar! – contestó inclinándose hacia nosotros para no tener que levantar la voz. – Muchos hombres creen que las mujeres lo único que queremos es pija.
La conversación se había puesto caliente, yo buscaba profundizar el tema que podría llevarnos quizás a nuevos niveles de intimidad.
- Y a vos,¿qué te gusta que te hagan? – me arriesgué a preguntar viendo que ella quería seguir el juego. Rafa volvió a mirarme espantado.
- ¡Que se yo! Yo tengo buenas tetas, me gusta que me las chupen, que me franeleen, soy muy calentona con la franela. Me arreglo para que me miren, me depilo la conchita para que me la acaricien, eso es lo más lindo del sexo.- contestó ella poniendo sus manos debajo de las tetas y levantándolas como si nos las ofreciera.
Sus ojos volvían a tener esa malicia, se mojaba los labios con la lengua.
- Apuesto a que a ustedes les gustaría- siguió –Por lo que me cuentan se recontracalientan franeleando con las pendejas. Además se les van los ojos tratando de verme el culo y las tetas – remató
- Noo…¿nosotros tía? – dijo Rafa tratando de zafar
- Dale, no te hagas el boludo, si igual a mí me divierte – atajó la tía – A quién no le gusta sentirse admirado, deseado, es de lo más normal – continu&oacut
e;- Además, ustedes son dos bombones, aunque no tengan experiencia con las mujeres.
Nos miraba divertida, chipitas en los ojos verdes.
- Buenos, alguna experiencia tenemos…- dije tratando de agrandarme
- Estoy hablando de mujeres, no de pendejas – me cortó – apuesto a que todavía son vírgenes.
Su mirada, entre divertida y provocativa despertó mi rebeldía:
- Y vos,¿tenés mucha experiencia con los hombres? – dije, tratando de provocarla Se volvió a morder el labio inferior , como dudando.
-¿Queda entre nosotros tres? – se resistió
- Dale, ya sabés que sí –terció Rafa con ansiedad
- Mucha no tengo – se defendió ella
- Pero estuviste con alguno más aparte del tío? – la presioné. Estaba ansioso por ver hasta donde se entregaría .
- ¡Sos curioso vos! –dijo ella mojándose nuevamente los labios. Sus piernas se abrían y cerraban levemente. Yo ya sabía porqué no distinguía el vello del pubis, había dicho que tenía la conchita depilada. Maldije para mis adentros la escasa luz que me impedía distinguir los labios de su vagina .
- Dale, nosotros te contamos todo…- apuró Rafa
- Bueno, sí – concedió
- ¿Después de casada? – pregunté. En secreto quería que me dijera que sí, que era capaz de una infidelidad.
- Noo…antes – se entusiasmó – En realidad fue cuando debuté. Parecía dispuesta a seguir, decidí aprovechar la ocasión.
- Contános , dale –dije
- Me da un poco de vergüenza…
- Dale, no seas mala, tenemos confianza – apretó Rafa con morbosa ansiedad.
- Bueno, pero primero voy a buscar algo más de beber.¿Les traigo a Uds.?-dijo levantándose de la tumbona.
En cuanto entró a buscar la bebidas, Rafa me espetó al oído:
- ¡Le vi hasta el alma, el culo, la concha todo!!-dijo -¡Cuando se agachó para darte el vaso me quedó todo a la altura de la cara!!-susurraba
- Que suerte, yo no pude distinguir nada con la poca luz – me lamenté.
La tía se asomó por la puerta del living y nos dijo que los demás se habían ido a dormir, que podíamos entrar y acomodarnos en los sillones para estar más cómodos. Ella se iba a cambiar a su dormitorio y volvía, que nos acomodáramos.
Entramos y tomamos las bebidas, que tenían un sabor distinto, y nos tumbamos en los almohadones del piso, frente al sofá, esperando que ella se sentara en el allí y así poder espiar su entrepierna a gusto. Presentíamos una noche muy caliente.
Volvió del dormitorio y casi se me corta la respiración, llevaba puesto un saco pijama del tío con los dos primeros botones desabrochados. Por el movimiento de sus pechos al caminar adiviné que no tenía sujetador. Para pasar a buscar su caipirinha que aún estaba en el bar lo hizo por encima mío, con lo cual pude comprobar la ausencia de la tanguita.¡que bestia! Tal como esperábamos se tumbó en el sofá, el pijama se abrió lo suficiente para descubrirnos una generosa porción de sus pechos. Yo me empiné para tratar de ver sus pezones pero no hubo caso.
- Bueno, les cuento- dijo sonriendo. Parecía disfrutar nuestra calentura, se daba cuenta de que le mirábamos descaradamente el busto sin hacer nada por impedirlo.
- ¿Estás cómoda? – le pregunté para ver si cambiaba un poco su posición y poder espiarle la conchita ya que la luz ahora era más intensa.
- Si-dijo acomodando un poco la pelvis con lo cual la parte inferior del pijama se abrió aunque sin llegar a exponer todo lo que yo quería.- Resulta que cuando yo estaba en el último año del liceo casi todas mis amigas ya estaban noviando. Yo no tenía intención de atarme a ninguno de los pesados que me rondaban, era bastante independiente para la época. Tenía sí dos amigos con los cuales iba a todos lados, eran dos años mayores que yo, Julio y Raúl, estaban en bellas artes, que era la carrera que yo pensaba seguir, con lo cual teníamos una gran afinidad.
Durante la primavera me escapaba del colegio aprovechando que mi madre trabajaba y no había mucha posibilidad que me controlaran. A veces los llamaba y nos íbamos los tres al río en Quilmes para tomar sol. Como no podía pasar por casa por miedo a que me viera algún vecino, me iba con el uniforme del colegio. Teníamos un lugar de la playa al que no iba nadie, debíamos caminar unos 500 metros entre
los pajonales para llegar, pero allí estábamos solos. Tenía mucha intimidad con ellos, lo que me permitía sacarme el uniforme y tomar sol en calzón y sujetador sin sentirme incómoda.
Mis amigas me contaban sus experiencias con los novios, los besos, las caricias y, avanzando el inicio del verano mis hormonas empezaron a revolucionarse.
Julio y Raúl no tenían novia, por lo cual me acompañaban a las fiestas y los bailes. Mi madre veía todo con mucho agrado pues ambos tenían familias en buena posición económica y ella esperaba que yo formalizara con alguno de ellos.
Un viernes fuimos a una fiesta los tres. Bailamos y bebimos bastante sidra, era lo que nos gustaba beber en aquella época. Algunas parejas se besaban y acariciaban en los rincones más obscuros, lo que despertó mi ansiedad. Les comenté esto a mis amigos, y cuando salimos de la fiesta bromeábamos sobre si quería probar. Yo , un poco envalentonada por la sidra les dije que sí, que nunca me habían besado y que me gustaría saber cómo era.
Mientras nos contaba entre sorbo y sorbo de caipirinha había cambiado una poco su posición en el sofá, y ahora el panorama de sus pechos por entre los botones desabrochados era espectacular, dos deliciosos volúmenes como nunca nos habíamos imaginado se ofrecían generosamente a nuestra vista.
-Qué rara está esta gaseosa- comente para decir algo tratando de disimular pues me había sorprendido con mi mirada en sus tetas.
- Ah, sí, es que le puse un poquito de vodka,¿les gusta? – dijo ella mientras nos miraba fijamente, como encendida.
- Está buenísima – dijo Rafa –pero dale, seguí contando
- Parece que estás ansioso – comentó ella con picardía -¿No te estarás excitando demasiado? – preguntó burlona mientras le miraba el bulto que no se podía disimular debajo del short.
- Dale, seguí – dije tratando de esconder mi propia ansiedad.
- Bueno, el caso es que entre broma y broma me besaron en la boca y yo empecé a levantar temperatura. Como habíamos llegado a mi barrio les dije que no quería ir a mi casa, que buscáramos un lugar tranquilo para seguir probando.
Nos metimos en un galpón abandonado que había en la cuadra de mi casa; allí comenzaron a besarme por turnos, sentados en un viejo banco de plaza que estaba allí arrumbado. Ellos también fueron levantando revoluciones y al ratito empecé a sentir sus manos que exploraban mis tetas por sobre la blusa y el sujetador.
Los dejé hacer, estaba recaliente y quería que avanzaran. Disimuladamente dejé caer mis manos alternadamente sobre sus vergas, que estaban paradas como dos mástiles. Más o menos como las de ustedes ahora- dijo riéndose bajito Nosotros también nos reímos, sin tratar de ocultar lo que era más que evidente, mientras mirábamos los botones que habían aparecido en el pijama, imaginándonos los pezones de la tía Inés. Ella se dio cuenta de la dirección de nuestras miradas-
- Yo también me calenté contando esto – dijo mientras se los tocaba-Bueno, la cuestión es que yo estaba a mil, soy muy calentona cuando me franelean bien. Además la situación de estar viviendo algo prohibido me excitaba aún más.
Ellos me daban besitos en ambos lados del cuello, desbrochando los botones de mi blusa llegaban al sujetador, que en aquella época era una especie de armadura. Yo a esa edad ya tenía unas tetas como las de ahora, se imaginarán la calentura de mis amigos. Una mano se coló por entre mis piernas y llegó hasta mi calzón, que era bastante menos sexy que las tanguitas que se usan hoy en día. Abrí las piernas y sentí la caricia en la conchita, me puse reloca.
Ya sin disimulo coloque una mano sobre cada pija y comencé a frotarlas, eso fue el caos. Ni Julio ni Raúl tenían mucho roce sexual, se fueron en seco casi al mismo tiempo. La situación rompió el clima y como ya era tarde me puse la blusa y me llevaron a casa donde me despidieron con un beso en la frente.
Descuidadamente había ido flexionando una de sus piernas con lo cual la parte inferior del pijama se había abierto totalmente, y ahora tenía ante mí su conchita totalmente depilada e iluminada por lo que me embobé mirando sus carnosos labios, que aparecían húmedos por la excitación. Ella se dio cuenta de mi mirada y le habrá parecido demasiada exposición, porque
estiró la pierna juntando las rodillas y privándome de tan maravilloso espectáculo.
A cambio de ello, se inclinó sobre mi y su escote se abrió totalmente. Sus pezones, enormes, de unos 7 cm de diámetro se ofrecieron a mis ojos mientras ella mirándome burlona me decía:
-¿Me dejás probar un poquito de tu vaso? –
-Bueno- contesté mientras se lo acercaba a la boca . Ella bebió un sorbito mirándome a los ojos y después repitió la operación con Rafa.
-Se imaginan mi calentura cuando me fui a la cama –retomó el relato- Mientras trataba de dormirme me prometí que tenía que volver a provocar otra situación como aquella.
Se ve que Julio y Raúl deben haber pensado lo mismo, porque a la mañana siguiente a las 10 sonó el teléfono de mi casa. Atendió mi mamá y me dijo que era Julio y que si quería ir a estudiar con ellos dos a su casa para ir adelantando el ingreso a la facultad (¡que verso!).
Le pedí que le dijera que sí, que en un rato iba para allá. Me bañé, me perfumé y me puse una blusa y un solero por encima, no podía salir de mi casa vestida en forma muy provocativa. Antes de llegar a la casa de Julio me metí en un baldío y me saque la blusa guardándola en el bolso. Me quedé solo con el solero, que era bastante escotado y la ropa interior. Yo sabía que los padres de Julio se iban todos los fines de semana a su casa de campo. Quería ponerlos a mil, excitarlos al máximo, la situación me divertía muchísimo.
- Bastante atorranta eras vos de chica –dijo Rafa acariciándose descaradamente el bulto
- Acá se pudre todo- pensé
- Sii ¿no? – le contestó la tía divertida – Bueno, la cuestión es que cuando Julio abrió la puerta se quedó con la boca abierta mirándome. Yo le pregunté qué le pasaba, si no me conocía mientras entraba y saludaba a Raúl que también me miraba embobado, como ustedes – acotó. Evidentemente se estaba divirtiendo un montón.
Antes de que reaccionáramos siguió con el relato:
-Tal como me imaginaba estaban solos, sus miradas eran de un morbo subido. Me convidaron con sidra y yo les pregunté si no tenían música. Estábamos en un pequeño quincho junto a la pileta y mientras Raúl ponía un disco en el combinado Julio me servía otro vaso de sidra. Me preguntaron si quería bailar, y yo contesté que sí, pero que éramos tres, uno me tendría que abrazar por delante y el otro por detrás.
Comenzamos a bailar y me fueron apretando cada vez más, podía sentir sus bultos contra mi culo y mi vientre. Rápidamente levanté temperatura y comenzamos a besarnos, yo le comía la boca a los dos alternativamente. Empezaron a besarme el cuello, las manos me acariciaban las tetas, me bajaron los breteles del solero que cayó al piso y me quedé en calzones y sujetador. Desinhibida totalmente les desabroche las camisas y empecé a besarles el pecho.
-¡Estabas recaliente!! – dije – ¿Te gustaban mucho tus amigos?
- En realidad no es que fueran tan lindos, ustedes son mucho más sexys que ellos, lo que pasaba es que yo estaba recaliente, como bien dijiste – contestó . Su mirada recorría nuestros cuerpos con un ardor especial. – A mí me atraen los tipos altos, flacos y musculosos.
- Como nosotros dos – dijo Rafa agrandándose
- Ya les dije que si no estuviera casada no se salvaban – rió con malicia – Bueno, yo ya estaba bastante alegre por la sidra, les dije que si no tenían calor, que se sacaran los pantalones y se quedaron en calzoncillos, yo me reí de puro caliente. M e acerque al bar para tomar más sidra, sentándome en un taburete alto. Julio se acerco y me besaba el cuello mientras Raúl me acariciaba las tetas sobre el sujetador. Yo rogaba que se animara a meter la mano por dentro y parece que él me adivinó pues metió una y me sobaba el pezón que se puso duro, como los tengo ahora.- señalo mientras se miraba los pechos-Julio comenzó a jugar con el cierre de mi sujetador hasta que le encontró la vuelta y lo soltó. La verdad, dudé un momento en dejarlo, pero al fin me dejé llevar y bajando los brazos le permití que me lo quitara. Me empezaron a acariciar las tetas con frenesí, sus bocas buscaron mis pezones, yo experimentaba una sensación de gozo indescriptible. Con mis manos busqué sus pijas y vi que estaban paradas, lascomencé a acariciar por debajo de los calzoncillos, se humedecían y palpitaban. Raúl me metió las manos entre las piernas, acariciándome la concha por encima del calzón. Yo estaba toda mojada. Tiró para abajo y yo me aparté del taburete para que me lo pudiera bajar. Me quedé en bolas entre los dos. Estaba reloca, quería ver sus pijas, nunca había visto una, de modo que tiré de sus calzoncillos hacia abajo. Ellos se dieron cuenta y se los sacaron, sin dejar de acariciarme.
Sus ojos despedían destellos dorados, su boca se humedecía con su lengua mientras nos relataba su experiencia, mi verga pedía a gritos ser liberada y Rafa se la acariciaba sin ningún pudor.
- Tía , qué fiestita, no me digas que te cojieron los dos!! –le dije totalmente zafado, mirándole las tetas que a esta altura asomaban por entre el pijama hasta casi la mitad del pezón.
- Ay, Rafa, no te la friegues tanto que te vas a ir en seco – dijo bajito totalmente excitada-No, ahora vas a ver- me contestó – Bueno, me estaban chupando las tetas mientras yo les acariciaba las pijas y ya estaba pensando seriamente en chupárselas cuando sonó el teléfono. Era mi mamá, diciendo que eran las tres de la tarde y que no me olvidara que tenía que volver temprano a casa. Al apartarme, me enfrié un poco y me agarró una culpa bárbara, me dio vergüenza de verme así en bolas, me vestí, me despedí de ellos y me fui a casa. Me sentía realmente una basura. Pasé todo el domingo estudiando (mejor dicho haciendo que estudiaba), preguntándome qué pensarían ellos de mí, que era una puta, en aquella época las cosas eran mucho más rígidas que hoy en día.
El lunes no me podía concentrar en el colegio, sólo pensaba que quizás mis amigos no me iban a dar más bola, que se había roto nuestra relación. No podrán imaginarse mi sorpresa al verlos esperándome a la salida del colegio. Los saludé y debieron notar mi estado de ánimo, porque me preguntaron solícitamente qué me sucedía. Les dije que estaba triste porque seguramente ellos pensarían que era una puta e iba a perder su amistad. Ellos eran divinos, me consolaron, me mimaron, me dijeron que yo era su amiga para siempre, que no pensara eso porque entonces sí se iban a enojar conmigo.
Rápidamente me cambió el humor, ese tipo de apoyos es importante para mí como para cualquier mujer. Al rato ya nos reíamos y bromeábamos como siempre. Hacía bastante calor y Raúl propuso que fuéramos al río a tomar sol. Yo dudé porque era algo tarde, pero al final me convencieron.
Al bajar del autobús Julio dijo que iba a comprar algo para beber en la playa y se metió en un barcito, regresando al ratito con dos botellas de sidra bien helada y tres vasos descartables. Caminamos entre los pajonales riéndonos y bromeando y cuando llegamos a nuestro lugar estábamos bastante acalorados, por lo que Julio destapó una de las botellas de sidra, llenó los tres vasos y nos la bebimos rápidamente. El alcohol me relajó , me sentía muy cómoda con ellos. Raúl dijo que iba a tomar sol y se quitó la camisa y los pantalones, quedándose en calzoncillos y tanto Julio como yo lo imitamos, yo llevaba mis consabidos calzones y sujetador para nada sensuales- mientras relataba , la tía se inclinaba repetidamente para beber de nuestros vasos alternativamente y sus tetas se nos ofrecían en todo su esplendor.
Yo no podía parar de mirarlas, el bulto entre mis piernas era imposible de disimular y ella lo miraba cada tanto de reojo, lo mismo que al de Rafa.
-Nos metimos al río – prosiguió su relato – cuando teníamos el agua por la cintura empezaron a hundirme jugando, yo me defendía y nuestros cuerpos se rozaban más de lo normal. De pronto me tenían abrazada y me dieron algunos besitos por el cuello, yo levanté temperatura y me puse un poco tensa.
Ellos me preguntaron solícitos si la estaba pasando bien y yo les contesté que de maravillas, besando a Julio en la boca, sintiendo que su lengua jugaba con la mía. Sin soltarme del abrazo doble me di vuelta y besé a Raúl, mientras Julio me abrazaba por detrás apoyándome su pija que estaba durísima. Raúl metía su pierna entre las mías rozándome la conchita mientras Julio metía sus manos dentro del sujetador besándome en el cuello sin dejar de refregar su verga por misnalgas.
Totalmente excitada les dije riéndome que me querían desnudar, ellos me preguntaron si yo quería. Yo les dije que sí, pero que allí nos podrían ver, que volviéramos a la playa. Corrimos hacia la orilla, sus pijas paradas debajo de los calzoncillos mojados eran una imán para mis ojos, yo estaba recaliente de nuevo.
- Te gusta ver que a los hombres se les pare la pija cuando te miran…- pregunté, tratando de explorar su morbo y atraer indirectamente su atención hacia nuestros miembros.
- Y…si ustedes se ponen así cuando me miran quiere decir que tan mal no estoy-me miro fijamente a los ojos mientras sorbía del vaso – A propósito, ustedes me miran las tetas, todo pero yo no veo nada de lo de ustedes.
- ¿Querés ver? – Preguntó Rafa en un inusitado ataque de audacia.
- ¡No, gracias! – contestó la tía burlona y siguió el relato – Cuando llegamos a nuestro lugar me abrazaron y comenzaron a besarme en la boca, el cuello, los hombros, mientras Raúl me soltaba el sujetador y me chupaba las tetas Julio me metía las manos entre las piernas que yo separé para que me pudiera acariciar la conchita. Yo metí las manos dentro de sus calzoncillos y acariciaba sus vergas, hasta que Julio me sacó los calzones mientras yo le bajaba los calzoncillos a Raúl. Me fueron chupando toda, bajando por mi cuerpo hasta llegar a mi concha y mi culo, sus lenguas se metieron dentro de la vagina y mi ano, yo nunca había experimentado algo así, por lo que tuve el primer orgasmo de mi vida – ahora sus pezones estaban totalmente erectos, su mirada era un fuego y sus labios se abrían húmedos en una sonrisa cargada de lívido.
- ¿Tan bueno era? – pregunté
- Sii… si hasta me recaliento ahora contándolo … me parece que el tío va a tener fiesta esta noche….- dijo acariciándose las tetas distraídamente.
- ¡Qué envidia! – apostrofó Rafa que cada vez se animaba a más.
- Bueno..ustedes son jóvenes y ya van a tener tiempo…. – dijo ella y prosiguió con el relato – Ellos se pararon y yo, acariciándoles las pijas me arrodillé y comencé a chupárselas alternativamente mientras ellos acariciaban mi cabeza. De repente sus gemidos aumentaron, las cabezas se hincharon y comenzaron a chorrear leche dentro de mi boca y por toda mi cara. Tenía un gusto agradable y estaba tibiecita, yo pasaba mi lengua por las puntas y juntaba todo lo que podía….Ellos acariciándome me llevaron hasta el agua donde nos lavamos entre risas y bromas. Yo ya estaba totalmente desinhibida no me importaba mi desnudez y gozaba de la de ellos. Deseaba que se animaran a cojerme.
Volvimos y abrimos la otra botella de sidra mientras nos acariciábamos, nos la bebimos por la mitad mientras ellos me preguntaban si me gustaba más que su semen y yo les decía “¿ y mi flujo qué tal?”.Sus bocas me recorrían toda, sus manos me quemaban sobre la piel Estaba media mareadita, me fui recostando sobre la toalla y ellos a mi lado, sus caricias y besos me volvían loca. Me subí sobre Raúl para que me chupara las tetas que Julio sostenía por detrás de mí. Sus vergas estaban de nuevo duras, paradas, podía sentir la de Raúl entre mis piernas y la de Julio en el valle de mis nalgas…
- Ay tía me estás poniendo loco!! – le dije, queriendo enfocarla hacia nosotros. Me levanté. del piso y me senté a su lado en el sofá .
- Bueno, ustedes querían que yo les contara…-me miró con malicia – si quieren paro…
- Noo… – dijo Rafa que se había acomodado frente a ella , con su cara casi rozándole las rodillas.
- Bueno, como les decía, sentía sus pijas paradas y comencé a moverme rozándolas, ellos me fueron acomodando hasta que pude sentir la cabeza de la de Raúl en la puerta de mi vagina, que estaba empapada por la excitación. Hice un leve movimiento hacia delante y noté que me empezaba a penetrar. Abrí las piernas todo lo que pude y me incliné para que pudiera seguir chupando mis tetas. No quería que se detuviera. La verga de Raúl iba entrando centímetro a centímetro dentro mío y sentía la punta de la de Julio en mi ano. La excitación hizo que moviera más violentamente, Raúl me penetró totalmente, podía sentirlo entrando y saliendo. Yo pensaba que me iba a doler, pero no, era mínimo, resultaba totalmente placentero. De pronto me la sacó y fue Julio el que me la metió hasta el alma
. Ahora yo me empinaba hacia atrás para sentirla toda.
Julio me la sacó y Raúl me la volvió a meter mientras Julio, que ahora la tenía bien lubricada por mis jugos, me la apoyaba en el ano y con suavidad empezaba a empujar. Una agradable mezcla de dolor y placer me invadía mientras lo sentía penetrarme por detrás, ya tenía las dos pijas dentro mío, entraban y salían, se dilataban y por fin sentí derramarse en mis intestinos el líquido tibio de Julio, mientras Raúl seguía bombeando furiosamente en mi concha. Un segundo después acababa también y yo experimentaba el segundo orgasmo, esta vez mucho más profundo e intenso que antes. Nos quedamos los tres abrazados en sándwich, me besaban tiernamente los hombros, los labios, los ojos…¡que placer! …. creo que nunca volví a experimentar nada parecido – dijo agarrando mi mano que yo me había atrevido a pasar sobre sus hombros y movía lentamente tratando de que sintiera mi caricia. Echada hacia delante como estaba podía ver sus pezones que no me atrevía a tocar, al tiempo que Rafa miraba por entre sus rodillas separadas por la excitación.
Nos miró con esa expresión de éxtasis que sabíamos reconocer en nuestras aventurillas cuando las chicas deseaban que las apretáramos.
- Tía, qué debut inolvidable debe haber sido – dije y decidido a aprovechar la situación le di un beso lo más cerca que pude de la boca. – ¿Fue la única vez? – quise seguir indagando.
- Noo, durante algún tiempo seguimos disfrutando, ellos me iban a buscar a la salida del colegio y nos íbamos al galpón abandonado. Me cojían todos los días , los dos juntos, uno después del otro, era un descontrol. Ese verano fue espectacular. Al invierno siguiente Raúl obtuvo una beca para ir a estudiar a Francia, Julio se fue a vivir a Bariloche y yo me puse de novia con el tío – mientras hablaba se había recostado en el respaldo del sofá , yo le acariciaba los hombros y el cuello y le besaba la cara , las orejas, sin animarme a comerle la boca que palpitaba entreabierta, jugosa. Rafa entretanto le acariciaba la parte interior de los muslos que estaban voluptuosamente abiertos. Pude imaginarme por su mirada la conchita húmeda que estaba observando.
La tía estaba totalmente caliente, se notaba. Como al descuido rozó mi bulto con su mano y me estaba acercando a su boca cuando un ruido a sanitario en el sector donde dormían los primos más chicos pareció traerla a la realidad .
- No, alguien puede vernos – dijo dándome un pico , al tiempo que acariciaba la cabeza de Rafa entre sus rodillas – ¿Se divirtieron? –preguntó maliciosamente.
- Dale, quien nos va a ver….- me resistía a que se terminara el momento.
- No, ya es tarde, hay que ir a dormir – le estampó otro pico a Rafa – Pórtense bien , no manchen las sábanas…- se levantó y se dirigió a su dormitorio.
No nos quedó otro remedio que irnos a dormir también, comentando en voz baja lo que habíamos logrado cada uno. A la mañana siguiente mientras lavábamos las tazas del desayuno, su mirada traviesa me incitó a seguir con el juego.
- Anoche tuvo fiesta el tío…. – inicié.
- Noo. Estaba tan dormido que no lo pude despertar, él se lo perdió – contestó ella – me tuve que arreglar sola….- dijo con un guiño de complicidad. – Y ustedes?¿Hubo pajas? – provocaba. – En quién pensaban?
- No te aproveches , vos sabes en quién pensaba yo… – le dije. Lo que me gustaría saber es en quien pensabas vos – contraataqué.
- Mientras me masturbaba? – admitió sus “juegos”.
- Sii – dijo Rafa – seguro que no pensabas en el tío …
- No – dijo ella – adivinen…
- Julio y Raúl – dijo Rafa
- Frío, frío – dijo ella y saliendo de la cocina nos sacó la lengua, burlona .
Nos quedamos con la boca abierta, mirándonos sin llegar a aceptar lo que estábamos pensando. ¿sería posible que la tía estuviera fantaseando con nosotros?…
Los dos últimos fines de semana de noviembre se presentaron lluviosos por lo que no fuimos a la casa de campo, y en el primer fin de semana de diciembre los tres matrimonios se reunieron para planear las vacaciones de verano. Mis tíos y los padres de Rafa iban a Claromecó donde estos últimos tenían una suntuosa casa. Mis padres tenían planeado ir al sur, a Villa la Angostura, cosa que a mí se me presentaba dema
siado aburrida. No paraba de lamentarme hasta que la tía Inés vino al rescate:
- Y bueno, déjenlo venir con nosotros – propuso a mis viejos – total lugar hay, y pueden divertirse yendo a pescar, ya saben que con Rafa son muy compinches – reforzó el argumento.
- Dale viejo, vos sabés que a mi me encanta pescar…- rogaba que mis padres aflojaran.
- Bueno, está bien, pero te tenés que portar bien, hacer tu cama y no darles trabajo, ya bastante tienen con aguantarte – mi madre dio el visto bueno.
Yo estaba contentísimo, el padre de Rafa tenía un todo terreno con el que nos iríamos a las playas más desiertas a pescar. Rafa manejaba esta clase de vehículos y hasta había corrido algún rally en la categoría de aficionados, era bastante bueno. Gracias a sus influencias, su padre le había conseguido un permiso especial para conducir, siempre que fuera acompañado por un mayor de edad. Además podríamos ir a bailar a las matinées de los boliches, el panorama se presentaba bárbaro.
- Sos una genio, tía – le dije – me salvaste.
- Yo también me salvé – me contestó -¿te imaginás como me iba a aburrir sin ustedes dos? – dijo con una mirada cómplice.
- Bueno, pero Rafa iba…- me extrañé
- Si, pero a mí me gusta estar con los dos, para mí son indivisibles ustedes –mientras nos acariciaba un brazo a cada uno nos obsequió con sendos picos sin que nadie se percatara.
La semana antes de viajar, mientras estábamos con Rafa preparando los equipos de pesca me dijo.
- Si tenemos suerte podemos ver a la tía Inés en bolas…
- Yo si puedo la quiero franelear un poco – le dije
- No creo, no se va a dejar apretar, somos sus sobrinos – pensó Rafa en vos alta.
- Sí, pero aquella noche ya casi la teníamos….- le di ánimo.
Experiencia
La tía Inés es una hembra espectacular a sus 36 años, está casada con el hermano de mi padre
-¡Que buena está la tía Inés! – Rafa me largó la frase mientras me secaba en el vestuario después del entrenamiento.
Me terminé de secar a las corridas y me puse los slips y el jean, de miedo a que se me notara la excitación .
La tía Inés es una hembra espectacular a sus 36 años, está casada con el hermano de mi padre, doce años mayor que ella, con el que tiene una hijo, Andrés, dos años menor que yo.
Rafa es hijo de una hermana de ella, Sonia, al igual que Daniel, que tiene la misma edad de Andrés.
Ambas están en una excelente posición económica, mi tío es Vicepresidente de una Multinacional y Pedro, el marido de Sonia es dueño de una importante empresa de electrodomésticos.
-Recién te das cuenta?- le dije- A mí me tiene de la nuca.-¿Viste como estaba el sábado?-
-Si, que calentura! El sábado anterior mis padres, mis tíos y los padres de Rafa habían armado una partida de poker familiar en la lujosa casa de campo que estos últimos tenían en la localidad de San Vicente, a unos 60 km de la Capital, donde nos reuníamos todos los fines semana. Como la tía Inés se aburría vino a sentarse con nosotros que estábamos en los sillones comentando el partido de esa mañana (Rafa y yo jugamos al rugby en el mismo club). En realidad, esto venía sucediendo todos los fines de semana, ella decía que con nosotros la pasaba muy bien, que le encantaban nuestras conversaciones, nuestro lenguaje zafado y nuestras anécdotas de atorrantes de 16 años. Andrés y Daniel, de perfil más intelectual, no participaban de estas reuniones.
Vestida con una minifalda y botas, se tumbó en el sofá enfrente nuestro, dejando ver sus hermosas piernas hasta alturas que nos ponían muy excitados. Una blusa blanca y un suéter ajustado dejaban librado a nuestra imaginación el contorno de un busto enorme. Al decir de un compañero del club, nuestra tía no tenía pechos, eso era demasiado suave, tenía unas tetas portentosas.
Como invariablemente sucedía, fue derivando la conversación hacia temas que le divertían más que el rugby; terminamos contándole nuestros intentos por apretarnos algunas de las chicas que jugaban al hockey en el club, con lujos de detalles sobre sus anatomías que le causaban mucha gracia. En nuestras primeras conversaciones nos daba cierta vergüenza hablar , pero ahora ya estábamos más liberados y respondíamos a sus curiosidades en forma espontánea describiendo las situaciones eróticas a las que pretendíamos llegar con las chicas.
Tan interesada estaba la tía en el relato que descuidadamente fue abriendo sus rodillas, dejándonos ver su tanga blanca, que no podíamos dejar de mirar. Ella parecía muy divertida, con un extraño brillo en sus ojazos verdes, se pasaba la lengua por los labios carnosos. De pronto preguntó:
- ¿Cuál de todas los calienta más? Un poco sorprendido por la familiaridad que le daba al diálogo le respondí que en realidad la que más me calentaba era mi profesora de literatura.
-Ah, te gustan más grandecitas. Y qué tiene ella que te ponga así?
-Ah, tía, tiene un par de tetas impresionantes!
-¿Mejores que las mías?-rió
-No!!…Las tuyas son espectaculares!! Apenas lo dije me quedé helado. Con el entusiasmo de la charla me había pasado y tuve miedo que se enojara. Rafa me fulminó con la mirada.
- ¿Y como sabés que son espectaculares?
- Buenos, me imagino…
- Que imaginación tenés vos…
Los ojos le brillaban y una sonrisa bailaba en su boca mientras se humedecía los labios con la lengua. Ahora Rafa estaba fascinado. Yo a duras penas podía disimular la erección y creo que ella se dio cuenta pero no dijo nada.
Se levantó del sillón brindándonos un nuevo panorama de su tanguita y se acercó…
- Bueno, es hora de irse a la cama. Pórtense bien, no manchen las sábanas…y nos besó en la comisura de los labios.
Esperamos a calmarnos un poco y nos fuimos a dormir. El resto del fin de semana no podía dejar de pensar en la mirada de la tía, que me parecía cómplice y seductora..
Los fines de semana siguientes fueron todos por el estilo, la inconsciente complicidad co
n nuestra tía nos excitaba sobremanera, nuestra relación se hacía cada día más íntima. Ella nos recomendaba que no comentáramos nada con los demás, que todo eso debía ser nuestro secreto de tres.
Llegando el verano la cosa se ponía aún más caliente. La ropa de la tía era más ligera, sus tetas y su culo se marcaban en las blusas y camisetas que usaba, a veces sin corpiño, cuando estábamos los tres solos . Nosotros nos fuimos desinhibiendo y ya bromeábamos respecto de aquel cuerpo que nos tenía babeando.
- Tía, se te van a escapar las tetas de la blusa – comenté un mediodía de sábado en que los demás habían ido al pueblo de compras .Su blusa estaba abierta hasta el tercer botón y no llevaba sujetador.
- Eso quisieras, atorrante- dijo ella con una chispa de malicia.-Bien que les gustaría a ustedes verme en bolas.
- Dale tía – dijo Rafa – mostranos las tetas un poquito.
- Ni loca, ya deben estar todos por volver y si tu tío se entera de lo que estamos hablando me mata, ya saben lo celoso que es.¡Si ni siquiera bikini me deja usar!
- Te gusta usar bikini?- pregunté con un morbo subido
- ¡Claro! Así me puedo broncear toda. Con estas mallas que parecen sotanas es horrible tomar el sol.
- Pero sin embargo se te ve bastante bronceadita….- Rafa se la comía con los ojos Ella pareció dudar un poco, pero al fin se decidió:
- Si les cuento algo no se lo dicen a nadie?
- Ya sabés que somos una tumba- dije, presintiendo que se venía algo interesante
- Durante la semana, el tío se va a trabajar a las siete de la mañana y vuelve a las seis de la tarde. Yo aprovecho todas las mañanas para tomar sol en el balcón de casa ya que estoy sola…
- En bikini!!!? – preguntó Rafa ya bastante excitado Ella sonrió con picardía, los ojitos le brillaban
- En bolas…
- Noo…
- Bueno, no se pongan loquitos, no es para tanto…
- ¡Como que no es para tanto tía! No quiero imaginarme el espectáculo, me haría la paja un mes entero!! Soltó una carcajada y se veía que estaba complacida.
- ¿Cuánto tenés de busto, tía? – preguntó Rafa mirándole descaradamente el escote
- 105 – Contestó ella – y no se babeen más que ya llegan todos. Se levantó y se metió en su dormitorio. Al ratito salió a recibir al resto de la familia que llegaba del pueblo. Su blusa estaba abotonada y llevaba sujetador.
Anduvimos toda la tarde alzados, pero ella con su malla estilo sotana no dejaba ver nada de lo que a nosotros nos interesaba.
Conversó toda la tarde animadamente con la familia, se metió a la pileta y jugamos al water polo todos juntos, pero no hubo oportunidad de intentar nada con ella.
Luego fuimos todos a cambiarnos para la cena. Cuando vino al living llevaba una pollerita corta con vuelo, una remera que dejaba adivinar sus enormes pechos contenidos apenas por el corpiño y sandalias de taco chino. Su cabello rojo caía sobre sus hombros y cuando pasó cerca nuestro pudimos percibir su aroma. Estaba hecha una diosa.
El tío le dijo algo por lo bajo que se ve la puso de mal humor, durante la cena no dijo una palabra y cuando los mayores se enfrascaron en la consabida partida de naipes y Andrés y Daniel se pusieron a jugar con la computadora, se metió en su dormitorio.
Rafa y yo nos fuimos a la galería que daba al jardín, nos tumbamos sobre dos reposeras y en voz baja comentábamos la conversación del mediodía cuando ella apareció y se dejó caer en la reposera enfrente nuestro.
-¿Qué te pasa tía? – le pregunté
- Nada, tu tío que me tiene loca con sus celos. Me dijo que porqué me visto tan provocativa, yo le dije que estábamos en familia, que se dejara de embromar, que si insiste le voy a dar motivos reales para estar celoso.
- Bueno, no te hagas mala sangre, estás hermosa- dijo Rafa para halagarla.
- Ay divinos, si no estuviera casada me casaría con ustedes – dijo ella dedicándonos una sonrisa. Como al descuido encogió su pierna izquierda con lo cual la pollera se deslizó hacia atrás. Busqué con afán el blanco de la tanguita que a esa altura ya debía aparecer pero no pude localizarlo. Mi pene dio un salto dentro del calzoncillo.
- ¿Y porqué el tío te cela tanto? – pregunté echando el cuerpo hacia delante para ver si lograba un mejor panorama Igual que al mediodía, pareci&o
acute; dudar, mordiéndose el labio inferior.
- Si les digo algo ¿es nuestro secreto? – preguntó
- Tía, ya te demostramos que podés confiar en nosotros ¿no? – Dijo Rafa algo agitado
- Bueno, pero antes voy a traer algo para tomar- Se levanto abriendo sus piernas y yo seguía buscando la tanga.
- ¡¡No tiene tanga!!- me dijo Rafa al oído en cuanto se fue.
- Noo,…será tu imaginación.
- En serio, le pude ver todo el culo – Rafa estaba la mar de excitado La tía regresó con dos vasos con gaseosa para nosotros y una caipirinha para ella. Pasando entre nuestras tumbonas se inclinó para alcanzarle su vaso a Rafa y el vuelo de su pollera me permitió ver el final de sus bien formadas nalgas. De la tanguita….ni rastros. Me incliné un poco para lograr un ángulo de exploración mejor y el hermoso culo apareció en todo su contorno pese a que la luz no era todo lo intensa que mi excitación hubiera deseado. Vi que ella giraba hacia mí para alcanzarme mi vaso y me enderecé haciéndome el boludo. Ella se inclinó hacia mí ofreciéndome el vaso y yo me moría de envidia por el espectáculo que debía estar disfrutando Rafa.
- Tomá, cuidado no te vayas a atragantar – me dijo con una chispita en sus ojos y se dirigió a su reposera con una sonrisa divertida. Yo miré a Rafa, sus ojos estaban como el dos de oros y luchaba por ocultar su erección con una mano mientras que con la otra sostenía el vaso que temblaba por la emoción.
- ¿Dónde estábamos? – preguntó la tía mientras al recostarse frente a nosotros su pollera subía hasta la mitad de sus muslos.
- En los celos… – comencé a decir, poniéndome boca abajo con la cara vuelta hacia sus pies para disimular la carpa que mi verga erecta dibujaba en mi short y al mismo tiempo buscar una mejor posición para tratar de ver su conchita. Rafa hizo un movimiento similar, como si quisiéramos acercarnos para prestarle más atención.
- Ah, sí. Bueno, les cuento, yo creo que los celos del tío se deben a su inseguridad – dijo , al tiempo que volvía a recoger su pierna izquierda. Hablaba bajito, con un tono de intimidad que me volvía loco.
- ¿Porqué inseguridad? – preguntó Rafa contagiado del tono cómplice – Yo lo veo muy seguro de sí mismo.
- Bueno, el sabe que yo no disfruto con él en la cama y se pone loco pensando que me puedo buscar un amante – contestó la tía Inés. Yo me afanaba intentando bucear con mi mirada por debajo de su pollera . Podía distinguir sus piernas descuidadamente entreabiertas, pero la escasa luz no me permitía distinguir el fondo de tan inquietante túnel. Esperaba ver el vello del pubis pero no lo podía encontrar, la piel parecía prolongarse indefinidamente.
- ¿Vos decís que no te coje bien? – pregunté lanzado, procurando disimular la ansiedad y rogando que la pregunta no le pareciera demasiado atrevida. Rafa me miraba con la boca abierta ante mi audacia y por un segundo me quedé esperando la bronca de mi tía o su tortazo.
- ¡Claro, si lo que hace es llegar, meterme la pija, serruchar un ratito , acabar y darse vuelta para roncar! – contestó inclinándose hacia nosotros para no tener que levantar la voz. – Muchos hombres creen que las mujeres lo único que queremos es pija.
La conversación se había puesto caliente, yo buscaba profundizar el tema que podría llevarnos quizás a nuevos niveles de intimidad.
- Y a vos,¿qué te gusta que te hagan? – me arriesgué a preguntar viendo que ella quería seguir el juego. Rafa volvió a mirarme espantado.
- ¡Que se yo! Yo tengo buenas tetas, me gusta que me las chupen, que me franeleen, soy muy calentona con la franela. Me arreglo para que me miren, me depilo la conchita para que me la acaricien, eso es lo más lindo del sexo.- contestó ella poniendo sus manos debajo de las tetas y levantándolas como si nos las ofreciera.
Sus ojos volvían a tener esa malicia, se mojaba los labios con la lengua.
- Apuesto a que a ustedes les gustaría- siguió –Por lo que me cuentan se recontracalientan franeleando con las pendejas. Además se les van los ojos tratando de verme el culo y las tetas – remató
- Noo…¿nosotros tía? – dijo Rafa tratando de zafar
- Dale, no te hagas el boludo, si igual a mí me divierte – atajó la tía – A quién no le gusta sentirse admirado, deseado, es de lo más normal – continu&oacut
e;- Además, ustedes son dos bombones, aunque no tengan experiencia con las mujeres.
Nos miraba divertida, chipitas en los ojos verdes.
- Buenos, alguna experiencia tenemos…- dije tratando de agrandarme
- Estoy hablando de mujeres, no de pendejas – me cortó – apuesto a que todavía son vírgenes.
Su mirada, entre divertida y provocativa despertó mi rebeldía:
- Y vos,¿tenés mucha experiencia con los hombres? – dije, tratando de provocarla Se volvió a morder el labio inferior , como dudando.
-¿Queda entre nosotros tres? – se resistió
- Dale, ya sabés que sí –terció Rafa con ansiedad
- Mucha no tengo – se defendió ella
- Pero estuviste con alguno más aparte del tío? – la presioné. Estaba ansioso por ver hasta donde se entregaría .
- ¡Sos curioso vos! –dijo ella mojándose nuevamente los labios. Sus piernas se abrían y cerraban levemente. Yo ya sabía porqué no distinguía el vello del pubis, había dicho que tenía la conchita depilada. Maldije para mis adentros la escasa luz que me impedía distinguir los labios de su vagina .
- Dale, nosotros te contamos todo…- apuró Rafa
- Bueno, sí – concedió
- ¿Después de casada? – pregunté. En secreto quería que me dijera que sí, que era capaz de una infidelidad.
- Noo…antes – se entusiasmó – En realidad fue cuando debuté. Parecía dispuesta a seguir, decidí aprovechar la ocasión.
- Contános , dale –dije
- Me da un poco de vergüenza…
- Dale, no seas mala, tenemos confianza – apretó Rafa con morbosa ansiedad.
- Bueno, pero primero voy a buscar algo más de beber.¿Les traigo a Uds.?-dijo levantándose de la tumbona.
En cuanto entró a buscar la bebidas, Rafa me espetó al oído:
- ¡Le vi hasta el alma, el culo, la concha todo!!-dijo -¡Cuando se agachó para darte el vaso me quedó todo a la altura de la cara!!-susurraba
- Que suerte, yo no pude distinguir nada con la poca luz – me lamenté.
La tía se asomó por la puerta del living y nos dijo que los demás se habían ido a dormir, que podíamos entrar y acomodarnos en los sillones para estar más cómodos. Ella se iba a cambiar a su dormitorio y volvía, que nos acomodáramos.
Entramos y tomamos las bebidas, que tenían un sabor distinto, y nos tumbamos en los almohadones del piso, frente al sofá, esperando que ella se sentara en el allí y así poder espiar su entrepierna a gusto. Presentíamos una noche muy caliente.
Volvió del dormitorio y casi se me corta la respiración, llevaba puesto un saco pijama del tío con los dos primeros botones desabrochados. Por el movimiento de sus pechos al caminar adiviné que no tenía sujetador. Para pasar a buscar su caipirinha que aún estaba en el bar lo hizo por encima mío, con lo cual pude comprobar la ausencia de la tanguita.¡que bestia! Tal como esperábamos se tumbó en el sofá, el pijama se abrió lo suficiente para descubrirnos una generosa porción de sus pechos. Yo me empiné para tratar de ver sus pezones pero no hubo caso.
- Bueno, les cuento- dijo sonriendo. Parecía disfrutar nuestra calentura, se daba cuenta de que le mirábamos descaradamente el busto sin hacer nada por impedirlo.
- ¿Estás cómoda? – le pregunté para ver si cambiaba un poco su posición y poder espiarle la conchita ya que la luz ahora era más intensa.
- Si-dijo acomodando un poco la pelvis con lo cual la parte inferior del pijama se abrió aunque sin llegar a exponer todo lo que yo quería.- Resulta que cuando yo estaba en el último año del liceo casi todas mis amigas ya estaban noviando. Yo no tenía intención de atarme a ninguno de los pesados que me rondaban, era bastante independiente para la época. Tenía sí dos amigos con los cuales iba a todos lados, eran dos años mayores que yo, Julio y Raúl, estaban en bellas artes, que era la carrera que yo pensaba seguir, con lo cual teníamos una gran afinidad.
Durante la primavera me escapaba del colegio aprovechando que mi madre trabajaba y no había mucha posibilidad que me controlaran. A veces los llamaba y nos íbamos los tres al río en Quilmes para tomar sol. Como no podía pasar por casa por miedo a que me viera algún vecino, me iba con el uniforme del colegio. Teníamos un lugar de la playa al que no iba nadie, debíamos caminar unos 500 metros entre
los pajonales para llegar, pero allí estábamos solos. Tenía mucha intimidad con ellos, lo que me permitía sacarme el uniforme y tomar sol en calzón y sujetador sin sentirme incómoda.
Mis amigas me contaban sus experiencias con los novios, los besos, las caricias y, avanzando el inicio del verano mis hormonas empezaron a revolucionarse.
Julio y Raúl no tenían novia, por lo cual me acompañaban a las fiestas y los bailes. Mi madre veía todo con mucho agrado pues ambos tenían familias en buena posición económica y ella esperaba que yo formalizara con alguno de ellos.
Un viernes fuimos a una fiesta los tres. Bailamos y bebimos bastante sidra, era lo que nos gustaba beber en aquella época. Algunas parejas se besaban y acariciaban en los rincones más obscuros, lo que despertó mi ansiedad. Les comenté esto a mis amigos, y cuando salimos de la fiesta bromeábamos sobre si quería probar. Yo , un poco envalentonada por la sidra les dije que sí, que nunca me habían besado y que me gustaría saber cómo era.
Mientras nos contaba entre sorbo y sorbo de caipirinha había cambiado una poco su posición en el sofá, y ahora el panorama de sus pechos por entre los botones desabrochados era espectacular, dos deliciosos volúmenes como nunca nos habíamos imaginado se ofrecían generosamente a nuestra vista.
-Qué rara está esta gaseosa- comente para decir algo tratando de disimular pues me había sorprendido con mi mirada en sus tetas.
- Ah, sí, es que le puse un poquito de vodka,¿les gusta? – dijo ella mientras nos miraba fijamente, como encendida.
- Está buenísima – dijo Rafa –pero dale, seguí contando
- Parece que estás ansioso – comentó ella con picardía -¿No te estarás excitando demasiado? – preguntó burlona mientras le miraba el bulto que no se podía disimular debajo del short.
- Dale, seguí – dije tratando de esconder mi propia ansiedad.
- Bueno, el caso es que entre broma y broma me besaron en la boca y yo empecé a levantar temperatura. Como habíamos llegado a mi barrio les dije que no quería ir a mi casa, que buscáramos un lugar tranquilo para seguir probando.
Nos metimos en un galpón abandonado que había en la cuadra de mi casa; allí comenzaron a besarme por turnos, sentados en un viejo banco de plaza que estaba allí arrumbado. Ellos también fueron levantando revoluciones y al ratito empecé a sentir sus manos que exploraban mis tetas por sobre la blusa y el sujetador.
Los dejé hacer, estaba recaliente y quería que avanzaran. Disimuladamente dejé caer mis manos alternadamente sobre sus vergas, que estaban paradas como dos mástiles. Más o menos como las de ustedes ahora- dijo riéndose bajito Nosotros también nos reímos, sin tratar de ocultar lo que era más que evidente, mientras mirábamos los botones que habían aparecido en el pijama, imaginándonos los pezones de la tía Inés. Ella se dio cuenta de la dirección de nuestras miradas-
- Yo también me calenté contando esto – dijo mientras se los tocaba-Bueno, la cuestión es que yo estaba a mil, soy muy calentona cuando me franelean bien. Además la situación de estar viviendo algo prohibido me excitaba aún más.
Ellos me daban besitos en ambos lados del cuello, desbrochando los botones de mi blusa llegaban al sujetador, que en aquella época era una especie de armadura. Yo a esa edad ya tenía unas tetas como las de ahora, se imaginarán la calentura de mis amigos. Una mano se coló por entre mis piernas y llegó hasta mi calzón, que era bastante menos sexy que las tanguitas que se usan hoy en día. Abrí las piernas y sentí la caricia en la conchita, me puse reloca.
Ya sin disimulo coloque una mano sobre cada pija y comencé a frotarlas, eso fue el caos. Ni Julio ni Raúl tenían mucho roce sexual, se fueron en seco casi al mismo tiempo. La situación rompió el clima y como ya era tarde me puse la blusa y me llevaron a casa donde me despidieron con un beso en la frente.
Descuidadamente había ido flexionando una de sus piernas con lo cual la parte inferior del pijama se había abierto totalmente, y ahora tenía ante mí su conchita totalmente depilada e iluminada por lo que me embobé mirando sus carnosos labios, que aparecían húmedos por la excitación. Ella se dio cuenta de mi mirada y le habrá parecido demasiada exposición, porque
estiró la pierna juntando las rodillas y privándome de tan maravilloso espectáculo.
A cambio de ello, se inclinó sobre mi y su escote se abrió totalmente. Sus pezones, enormes, de unos 7 cm de diámetro se ofrecieron a mis ojos mientras ella mirándome burlona me decía:
-¿Me dejás probar un poquito de tu vaso? –
-Bueno- contesté mientras se lo acercaba a la boca . Ella bebió un sorbito mirándome a los ojos y después repitió la operación con Rafa.
-Se imaginan mi calentura cuando me fui a la cama –retomó el relato- Mientras trataba de dormirme me prometí que tenía que volver a provocar otra situación como aquella.
Se ve que Julio y Raúl deben haber pensado lo mismo, porque a la mañana siguiente a las 10 sonó el teléfono de mi casa. Atendió mi mamá y me dijo que era Julio y que si quería ir a estudiar con ellos dos a su casa para ir adelantando el ingreso a la facultad (¡que verso!).
Le pedí que le dijera que sí, que en un rato iba para allá. Me bañé, me perfumé y me puse una blusa y un solero por encima, no podía salir de mi casa vestida en forma muy provocativa. Antes de llegar a la casa de Julio me metí en un baldío y me saque la blusa guardándola en el bolso. Me quedé solo con el solero, que era bastante escotado y la ropa interior. Yo sabía que los padres de Julio se iban todos los fines de semana a su casa de campo. Quería ponerlos a mil, excitarlos al máximo, la situación me divertía muchísimo.
- Bastante atorranta eras vos de chica –dijo Rafa acariciándose descaradamente el bulto
- Acá se pudre todo- pensé
- Sii ¿no? – le contestó la tía divertida – Bueno, la cuestión es que cuando Julio abrió la puerta se quedó con la boca abierta mirándome. Yo le pregunté qué le pasaba, si no me conocía mientras entraba y saludaba a Raúl que también me miraba embobado, como ustedes – acotó. Evidentemente se estaba divirtiendo un montón.
Antes de que reaccionáramos siguió con el relato:
-Tal como me imaginaba estaban solos, sus miradas eran de un morbo subido. Me convidaron con sidra y yo les pregunté si no tenían música. Estábamos en un pequeño quincho junto a la pileta y mientras Raúl ponía un disco en el combinado Julio me servía otro vaso de sidra. Me preguntaron si quería bailar, y yo contesté que sí, pero que éramos tres, uno me tendría que abrazar por delante y el otro por detrás.
Comenzamos a bailar y me fueron apretando cada vez más, podía sentir sus bultos contra mi culo y mi vientre. Rápidamente levanté temperatura y comenzamos a besarnos, yo le comía la boca a los dos alternativamente. Empezaron a besarme el cuello, las manos me acariciaban las tetas, me bajaron los breteles del solero que cayó al piso y me quedé en calzones y sujetador. Desinhibida totalmente les desabroche las camisas y empecé a besarles el pecho.
-¡Estabas recaliente!! – dije – ¿Te gustaban mucho tus amigos?
- En realidad no es que fueran tan lindos, ustedes son mucho más sexys que ellos, lo que pasaba es que yo estaba recaliente, como bien dijiste – contestó . Su mirada recorría nuestros cuerpos con un ardor especial. – A mí me atraen los tipos altos, flacos y musculosos.
- Como nosotros dos – dijo Rafa agrandándose
- Ya les dije que si no estuviera casada no se salvaban – rió con malicia – Bueno, yo ya estaba bastante alegre por la sidra, les dije que si no tenían calor, que se sacaran los pantalones y se quedaron en calzoncillos, yo me reí de puro caliente. M e acerque al bar para tomar más sidra, sentándome en un taburete alto. Julio se acerco y me besaba el cuello mientras Raúl me acariciaba las tetas sobre el sujetador. Yo rogaba que se animara a meter la mano por dentro y parece que él me adivinó pues metió una y me sobaba el pezón que se puso duro, como los tengo ahora.- señalo mientras se miraba los pechos-Julio comenzó a jugar con el cierre de mi sujetador hasta que le encontró la vuelta y lo soltó. La verdad, dudé un momento en dejarlo, pero al fin me dejé llevar y bajando los brazos le permití que me lo quitara. Me empezaron a acariciar las tetas con frenesí, sus bocas buscaron mis pezones, yo experimentaba una sensación de gozo indescriptible. Con mis manos busqué sus pijas y vi que estaban paradas, lascomencé a acariciar por debajo de los calzoncillos, se humedecían y palpitaban. Raúl me metió las manos entre las piernas, acariciándome la concha por encima del calzón. Yo estaba toda mojada. Tiró para abajo y yo me aparté del taburete para que me lo pudiera bajar. Me quedé en bolas entre los dos. Estaba reloca, quería ver sus pijas, nunca había visto una, de modo que tiré de sus calzoncillos hacia abajo. Ellos se dieron cuenta y se los sacaron, sin dejar de acariciarme.
Sus ojos despedían destellos dorados, su boca se humedecía con su lengua mientras nos relataba su experiencia, mi verga pedía a gritos ser liberada y Rafa se la acariciaba sin ningún pudor.
- Tía , qué fiestita, no me digas que te cojieron los dos!! –le dije totalmente zafado, mirándole las tetas que a esta altura asomaban por entre el pijama hasta casi la mitad del pezón.
- Ay, Rafa, no te la friegues tanto que te vas a ir en seco – dijo bajito totalmente excitada-No, ahora vas a ver- me contestó – Bueno, me estaban chupando las tetas mientras yo les acariciaba las pijas y ya estaba pensando seriamente en chupárselas cuando sonó el teléfono. Era mi mamá, diciendo que eran las tres de la tarde y que no me olvidara que tenía que volver temprano a casa. Al apartarme, me enfrié un poco y me agarró una culpa bárbara, me dio vergüenza de verme así en bolas, me vestí, me despedí de ellos y me fui a casa. Me sentía realmente una basura. Pasé todo el domingo estudiando (mejor dicho haciendo que estudiaba), preguntándome qué pensarían ellos de mí, que era una puta, en aquella época las cosas eran mucho más rígidas que hoy en día.
El lunes no me podía concentrar en el colegio, sólo pensaba que quizás mis amigos no me iban a dar más bola, que se había roto nuestra relación. No podrán imaginarse mi sorpresa al verlos esperándome a la salida del colegio. Los saludé y debieron notar mi estado de ánimo, porque me preguntaron solícitamente qué me sucedía. Les dije que estaba triste porque seguramente ellos pensarían que era una puta e iba a perder su amistad. Ellos eran divinos, me consolaron, me mimaron, me dijeron que yo era su amiga para siempre, que no pensara eso porque entonces sí se iban a enojar conmigo.
Rápidamente me cambió el humor, ese tipo de apoyos es importante para mí como para cualquier mujer. Al rato ya nos reíamos y bromeábamos como siempre. Hacía bastante calor y Raúl propuso que fuéramos al río a tomar sol. Yo dudé porque era algo tarde, pero al final me convencieron.
Al bajar del autobús Julio dijo que iba a comprar algo para beber en la playa y se metió en un barcito, regresando al ratito con dos botellas de sidra bien helada y tres vasos descartables. Caminamos entre los pajonales riéndonos y bromeando y cuando llegamos a nuestro lugar estábamos bastante acalorados, por lo que Julio destapó una de las botellas de sidra, llenó los tres vasos y nos la bebimos rápidamente. El alcohol me relajó , me sentía muy cómoda con ellos. Raúl dijo que iba a tomar sol y se quitó la camisa y los pantalones, quedándose en calzoncillos y tanto Julio como yo lo imitamos, yo llevaba mis consabidos calzones y sujetador para nada sensuales- mientras relataba , la tía se inclinaba repetidamente para beber de nuestros vasos alternativamente y sus tetas se nos ofrecían en todo su esplendor.
Yo no podía parar de mirarlas, el bulto entre mis piernas era imposible de disimular y ella lo miraba cada tanto de reojo, lo mismo que al de Rafa.
-Nos metimos al río – prosiguió su relato – cuando teníamos el agua por la cintura empezaron a hundirme jugando, yo me defendía y nuestros cuerpos se rozaban más de lo normal. De pronto me tenían abrazada y me dieron algunos besitos por el cuello, yo levanté temperatura y me puse un poco tensa.
Ellos me preguntaron solícitos si la estaba pasando bien y yo les contesté que de maravillas, besando a Julio en la boca, sintiendo que su lengua jugaba con la mía. Sin soltarme del abrazo doble me di vuelta y besé a Raúl, mientras Julio me abrazaba por detrás apoyándome su pija que estaba durísima. Raúl metía su pierna entre las mías rozándome la conchita mientras Julio metía sus manos dentro del sujetador besándome en el cuello sin dejar de refregar su verga por misnalgas.
Totalmente excitada les dije riéndome que me querían desnudar, ellos me preguntaron si yo quería. Yo les dije que sí, pero que allí nos podrían ver, que volviéramos a la playa. Corrimos hacia la orilla, sus pijas paradas debajo de los calzoncillos mojados eran una imán para mis ojos, yo estaba recaliente de nuevo.
- Te gusta ver que a los hombres se les pare la pija cuando te miran…- pregunté, tratando de explorar su morbo y atraer indirectamente su atención hacia nuestros miembros.
- Y…si ustedes se ponen así cuando me miran quiere decir que tan mal no estoy-me miro fijamente a los ojos mientras sorbía del vaso – A propósito, ustedes me miran las tetas, todo pero yo no veo nada de lo de ustedes.
- ¿Querés ver? – Preguntó Rafa en un inusitado ataque de audacia.
- ¡No, gracias! – contestó la tía burlona y siguió el relato – Cuando llegamos a nuestro lugar me abrazaron y comenzaron a besarme en la boca, el cuello, los hombros, mientras Raúl me soltaba el sujetador y me chupaba las tetas Julio me metía las manos entre las piernas que yo separé para que me pudiera acariciar la conchita. Yo metí las manos dentro de sus calzoncillos y acariciaba sus vergas, hasta que Julio me sacó los calzones mientras yo le bajaba los calzoncillos a Raúl. Me fueron chupando toda, bajando por mi cuerpo hasta llegar a mi concha y mi culo, sus lenguas se metieron dentro de la vagina y mi ano, yo nunca había experimentado algo así, por lo que tuve el primer orgasmo de mi vida – ahora sus pezones estaban totalmente erectos, su mirada era un fuego y sus labios se abrían húmedos en una sonrisa cargada de lívido.
- ¿Tan bueno era? – pregunté
- Sii… si hasta me recaliento ahora contándolo … me parece que el tío va a tener fiesta esta noche….- dijo acariciándose las tetas distraídamente.
- ¡Qué envidia! – apostrofó Rafa que cada vez se animaba a más.
- Bueno..ustedes son jóvenes y ya van a tener tiempo…. – dijo ella y prosiguió con el relato – Ellos se pararon y yo, acariciándoles las pijas me arrodillé y comencé a chupárselas alternativamente mientras ellos acariciaban mi cabeza. De repente sus gemidos aumentaron, las cabezas se hincharon y comenzaron a chorrear leche dentro de mi boca y por toda mi cara. Tenía un gusto agradable y estaba tibiecita, yo pasaba mi lengua por las puntas y juntaba todo lo que podía….Ellos acariciándome me llevaron hasta el agua donde nos lavamos entre risas y bromas. Yo ya estaba totalmente desinhibida no me importaba mi desnudez y gozaba de la de ellos. Deseaba que se animaran a cojerme.
Volvimos y abrimos la otra botella de sidra mientras nos acariciábamos, nos la bebimos por la mitad mientras ellos me preguntaban si me gustaba más que su semen y yo les decía “¿ y mi flujo qué tal?”.Sus bocas me recorrían toda, sus manos me quemaban sobre la piel Estaba media mareadita, me fui recostando sobre la toalla y ellos a mi lado, sus caricias y besos me volvían loca. Me subí sobre Raúl para que me chupara las tetas que Julio sostenía por detrás de mí. Sus vergas estaban de nuevo duras, paradas, podía sentir la de Raúl entre mis piernas y la de Julio en el valle de mis nalgas…
- Ay tía me estás poniendo loco!! – le dije, queriendo enfocarla hacia nosotros. Me levanté. del piso y me senté a su lado en el sofá .
- Bueno, ustedes querían que yo les contara…-me miró con malicia – si quieren paro…
- Noo… – dijo Rafa que se había acomodado frente a ella , con su cara casi rozándole las rodillas.
- Bueno, como les decía, sentía sus pijas paradas y comencé a moverme rozándolas, ellos me fueron acomodando hasta que pude sentir la cabeza de la de Raúl en la puerta de mi vagina, que estaba empapada por la excitación. Hice un leve movimiento hacia delante y noté que me empezaba a penetrar. Abrí las piernas todo lo que pude y me incliné para que pudiera seguir chupando mis tetas. No quería que se detuviera. La verga de Raúl iba entrando centímetro a centímetro dentro mío y sentía la punta de la de Julio en mi ano. La excitación hizo que moviera más violentamente, Raúl me penetró totalmente, podía sentirlo entrando y saliendo. Yo pensaba que me iba a doler, pero no, era mínimo, resultaba totalmente placentero. De pronto me la sacó y fue Julio el que me la metió hasta el alma
. Ahora yo me empinaba hacia atrás para sentirla toda.
Julio me la sacó y Raúl me la volvió a meter mientras Julio, que ahora la tenía bien lubricada por mis jugos, me la apoyaba en el ano y con suavidad empezaba a empujar. Una agradable mezcla de dolor y placer me invadía mientras lo sentía penetrarme por detrás, ya tenía las dos pijas dentro mío, entraban y salían, se dilataban y por fin sentí derramarse en mis intestinos el líquido tibio de Julio, mientras Raúl seguía bombeando furiosamente en mi concha. Un segundo después acababa también y yo experimentaba el segundo orgasmo, esta vez mucho más profundo e intenso que antes. Nos quedamos los tres abrazados en sándwich, me besaban tiernamente los hombros, los labios, los ojos…¡que placer! …. creo que nunca volví a experimentar nada parecido – dijo agarrando mi mano que yo me había atrevido a pasar sobre sus hombros y movía lentamente tratando de que sintiera mi caricia. Echada hacia delante como estaba podía ver sus pezones que no me atrevía a tocar, al tiempo que Rafa miraba por entre sus rodillas separadas por la excitación.
Nos miró con esa expresión de éxtasis que sabíamos reconocer en nuestras aventurillas cuando las chicas deseaban que las apretáramos.
- Tía, qué debut inolvidable debe haber sido – dije y decidido a aprovechar la situación le di un beso lo más cerca que pude de la boca. – ¿Fue la única vez? – quise seguir indagando.
- Noo, durante algún tiempo seguimos disfrutando, ellos me iban a buscar a la salida del colegio y nos íbamos al galpón abandonado. Me cojían todos los días , los dos juntos, uno después del otro, era un descontrol. Ese verano fue espectacular. Al invierno siguiente Raúl obtuvo una beca para ir a estudiar a Francia, Julio se fue a vivir a Bariloche y yo me puse de novia con el tío – mientras hablaba se había recostado en el respaldo del sofá , yo le acariciaba los hombros y el cuello y le besaba la cara , las orejas, sin animarme a comerle la boca que palpitaba entreabierta, jugosa. Rafa entretanto le acariciaba la parte interior de los muslos que estaban voluptuosamente abiertos. Pude imaginarme por su mirada la conchita húmeda que estaba observando.
La tía estaba totalmente caliente, se notaba. Como al descuido rozó mi bulto con su mano y me estaba acercando a su boca cuando un ruido a sanitario en el sector donde dormían los primos más chicos pareció traerla a la realidad .
- No, alguien puede vernos – dijo dándome un pico , al tiempo que acariciaba la cabeza de Rafa entre sus rodillas – ¿Se divirtieron? –preguntó maliciosamente.
- Dale, quien nos va a ver….- me resistía a que se terminara el momento.
- No, ya es tarde, hay que ir a dormir – le estampó otro pico a Rafa – Pórtense bien , no manchen las sábanas…- se levantó y se dirigió a su dormitorio.
No nos quedó otro remedio que irnos a dormir también, comentando en voz baja lo que habíamos logrado cada uno. A la mañana siguiente mientras lavábamos las tazas del desayuno, su mirada traviesa me incitó a seguir con el juego.
- Anoche tuvo fiesta el tío…. – inicié.
- Noo. Estaba tan dormido que no lo pude despertar, él se lo perdió – contestó ella – me tuve que arreglar sola….- dijo con un guiño de complicidad. – Y ustedes?¿Hubo pajas? – provocaba. – En quién pensaban?
- No te aproveches , vos sabes en quién pensaba yo… – le dije. Lo que me gustaría saber es en quien pensabas vos – contraataqué.
- Mientras me masturbaba? – admitió sus “juegos”.
- Sii – dijo Rafa – seguro que no pensabas en el tío …
- No – dijo ella – adivinen…
- Julio y Raúl – dijo Rafa
- Frío, frío – dijo ella y saliendo de la cocina nos sacó la lengua, burlona .
Nos quedamos con la boca abierta, mirándonos sin llegar a aceptar lo que estábamos pensando. ¿sería posible que la tía estuviera fantaseando con nosotros?…
Los dos últimos fines de semana de noviembre se presentaron lluviosos por lo que no fuimos a la casa de campo, y en el primer fin de semana de diciembre los tres matrimonios se reunieron para planear las vacaciones de verano. Mis tíos y los padres de Rafa iban a Claromecó donde estos últimos tenían una suntuosa casa. Mis padres tenían planeado ir al sur, a Villa la Angostura, cosa que a mí se me presentaba dema
siado aburrida. No paraba de lamentarme hasta que la tía Inés vino al rescate:
- Y bueno, déjenlo venir con nosotros – propuso a mis viejos – total lugar hay, y pueden divertirse yendo a pescar, ya saben que con Rafa son muy compinches – reforzó el argumento.
- Dale viejo, vos sabés que a mi me encanta pescar…- rogaba que mis padres aflojaran.
- Bueno, está bien, pero te tenés que portar bien, hacer tu cama y no darles trabajo, ya bastante tienen con aguantarte – mi madre dio el visto bueno.
Yo estaba contentísimo, el padre de Rafa tenía un todo terreno con el que nos iríamos a las playas más desiertas a pescar. Rafa manejaba esta clase de vehículos y hasta había corrido algún rally en la categoría de aficionados, era bastante bueno. Gracias a sus influencias, su padre le había conseguido un permiso especial para conducir, siempre que fuera acompañado por un mayor de edad. Además podríamos ir a bailar a las matinées de los boliches, el panorama se presentaba bárbaro.
- Sos una genio, tía – le dije – me salvaste.
- Yo también me salvé – me contestó -¿te imaginás como me iba a aburrir sin ustedes dos? – dijo con una mirada cómplice.
- Bueno, pero Rafa iba…- me extrañé
- Si, pero a mí me gusta estar con los dos, para mí son indivisibles ustedes –mientras nos acariciaba un brazo a cada uno nos obsequió con sendos picos sin que nadie se percatara.
La semana antes de viajar, mientras estábamos con Rafa preparando los equipos de pesca me dijo.
- Si tenemos suerte podemos ver a la tía Inés en bolas…
- Yo si puedo la quiero franelear un poco – le dije
- No creo, no se va a dejar apretar, somos sus sobrinos – pensó Rafa en vos alta.
- Sí, pero aquella noche ya casi la teníamos….- le di ánimo.
2 comentarios - La tia Ines