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El Disfraz De Colegiala Fue Todo Un Exito

Me levanté más cachonda que de costumbre y, mientras me masturbaba, iba pensando en él, no se porque pero se estaba convirtiendo en una pequeña obsesión, pensaba en follármelo, en que me comiera, en comerse, ¡en lo que fuera! y la verdad es que cada vez me estaba gustando más el rollo este de la colegiala...

Me fui de compras sin pensarlo mucho y fui decidida a buscar una faldita de cuadros roja y negra, sabía que esos colores le gustarían más. Volví a casa, me quité el tanga, me subí a los tacones, me puse la faldita nueva, la camisa y un abrigo encima puesto que ya estaba llegando el frío y, además, mi atuendo de colegiala porno llamaría un tanto la atención.

Fui decidida a su casa, sin avisar, la última vez había estado realmente bien, pero yo no me conformaba con eso, quería mucho más y sabía que él me lo iba a dar. Cuando llegué a su puerta, le envié un mensaje al móvil:

-Estoy en tu puerta y quiero sexo.

-Estoy con mi novia, dame una hora.

-Échala ahora.

Me quedé disimulando en la puerta como si esperará a alguien, y su novia no se hizo esperar, al minuto salía corriendo con cara de muy enfadada, cosa que me gustó y no pude reprimir mi sonrisa con descaro le di los buenos días y entré.

Antes de que me diera tiempo a abrir la puerta él ya me abrió, me dijo que esperaba que almenos valiera la pena, no le dejé hablar más y tiré mi abrigo al suelo, seguidamente cerré la puerta.

-Esta vez quiero sexo y lo quiero ya, así que cúrratelo.

Sin esperarlo me cogió con sus brazos fuertes que tanto me ponían -realmente se le notaba mucho el gimnasio- y me dejé llevar. Del bolsillo se sacó unas esposas y me las puso en las muñecas, me cogió a pulso tumbándome en la mesa del comedor tirando todo al suelo. Me arrancó la camisa de una sentada y empezó a recorrer mis pechos, a la vez que con su lengua jugueteaba con mi piercing del pezón. Iba jugando, pero yo necesitaba mucho más, le subí la boca hacia mi cuello mientras le suplicaba casi que me lo comiera. Me miró y sonrió:

-Pensaba que nunca me lo dirías, pero déjame a mí, se lo que hago.

Me ponía malísima, no sabía porqué pero solo con rozarme ya notaba como me iba corriendo. Fue bajando de nuevo a mi pecho y me mordió los pezones, otra vez esa extraña sensación de dolor y placer a la vez, me encantaba, cada vez estaba más mojada. Empezó a cogerme con fuerza los pechos y a lamerme entera estaba cachondísima y no paraba de gemir, realmente estaba disfrutando más que nunca, y el hecho de que él mandará me ponía aun más, yo me limitaba a recibir, para algo me había puesto las esposas, no?

Fue bajando más mientras me lamía y mordía poco a poco, llegó al ombligo y subió sus manos que fuertemente me agarraban de nuevo los pechos, bajó un poco más pero sin llegar a mi sexo. Mmmmm que dulce tortura.

Mientras seguía con mis tetas, una mano suya bajó y me subió la falda, empezó a tocarme con un dedo, después fueron dos, mientras me comía el clítoris, me comía con ganas, como nunca me lo había hecho, mis gemidos se difundieron por todo el bloque, no podía parar de gritar, me estaba muriendo de placer y en ese momento sí que me corrí y mucho. Me preguntó si quería parar, pero yo le contesté que esto solo acababa de empezar.

Me levanté con las manos esposadas, ya que no me había atado a nada en concreto, y lo rodeé con mis brazos, empecé a besarle con ganas, cuando de golpe me apartó y me dijo que si mandaba él, él seria quien llevase las riendas, no me negué en absoluto, así que le deje que continuase con su trabajo.

Sacó mis brazos de su cuerpo y esta vez sí me ato a una silla de manera que me quede en pompa encima de la mesa y sin poderme mover. Únicamente llevaba puesta la falda y así que en esa posición podía verme todo, todo.

-Te has corrido putita, eh pues yo aun no, así que te tendré que castigar un poco…

Antes de acabar la frase ya me había dado el primer azoté y volví a gemir de placer, esta vez si que estaba yendo justo como necesitaba, me dio otro y gemí más fuerte, de golpe no lo sentí así que me giré y vi como se ponía delante de mí. Se puso a masturbarse en mi cara, le pedí que me la metiera en la boca que quería volver a sentir su polla en mi boca. No contento con ello, me dio un pollazo y me la dejó marcada, sentí como me corría lentamente. Me la metió en la boca sin avisar y casi me atraganto, se la comía y no paraba de mirarle a la cara, me encantaba verlo así de cerdo, mandándome y haciendo de mi suya. De golpe me la sacó y dijo que ya era hora de follar, después de tantos años haciendo el tonto y que esta vez comprobaría si de verdad era multiorgásmica o no- solo que él no sabía que ya me había corrido almenos dos veces, aunque podrían haber sido más ya que perdía la noción de todo con su polla-.

Giré mi cabeza mientras él volvía a mi culo, me dio un azote y me la metió. Bufff había esperado tanto tiempo ese momento y al fin había llegado, incluso se me cerraron los ojos del gusto y me salió un leve gemido totalmente involuntario.

Subió el ritmo y cada vez me follaba más y más rápido, en algún momento pensé que me iba a romper el coño, no paraba de gemir y de chorrear, mientras él de vez en cuando me soltaba un cachete en el culo, cosa que me hacía gemir más fuerte y chorrear aun más.

-Estoy apunto, dame más

-Cállate, que aquí solo mando yo

Y se retiró, pensé en matarle cuando saco mi polla de dentro mío, pero no me podía mover, me dijo:

-Ahora me la volverás a comer

Y me la metió en la boca de nuevo. Su polla estaba llena de mis líquidos y me volvía loca, se la comía y comía sin parar, de hecho fue la primera vez que me tragué una polla entera, noté como a él también le empezaba a salir líquido preseminal y aun recuerdo lo rico que estaba, me encantaba tragarme todo lo que salía de él. Una vez más le supliqué que me follará, pero esta vez no se hizo derogar. Volvió a mi culo y empezó a esparcir mi líquido por mi culo, me estaba pringando entera, no tenía muy claro lo que hacía hasta que me la metió y empezó a meterme un dedo en el culo, me giré sorprendida porque no me lo esperaba pero obviamente a mí eso también me gustaba y mucho.

Estaba totalmente cachonda y no podía recibir más placer estaba en el cielo encima de aquella mesa sin moverme, creo que nunca había estado tan quieta en toda mi vida, no me quejaba, no me movía, solo gemía y disfrutaba sin parar.

El ritmo volvió a acelerarse sin parar y le grité que si no me dejaba a medias haría todo lo que él quisiera y cuando quisiera, eso le debió gustar ya que me dio más fuerte y con más ganas hasta que al final extasiada me derrumbe en un gran gemido.

Me había corrido más de lo que nunca en vida, siempre recordaré ese polvo como el mejor de mi vida, a mí que siempre me había gustado mandar y que con él no tenía voto alguno hacía que perdiera la cabeza.

Estaba muy relajada e incluso muy cansada, me la sacó y me giré porque sabía que la cosa no iba a terminar ahí, me miró con cara de cómplice y me la metió en el culo de golpe, este nuevo gemido fue más doloroso pero sin dejar de ser placentero. Al escucharme se me puso a masturbarme mientras me daba por culo, solo puedo decir que este día nunca se me olvidará…

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