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Sigo siendo yo.

Solo para que recuerden cómo soy yo.

Nunca imagine pasar un fin de semana tan activo. Parecía un viernes tranquilo y sin sorpresas. Tenía que trabajar el sábado así que el viernes a las 10 de la noche estaba dormida. Como a las 11:30 sonó mi celular, me hablaba mi amiga Karen invitándome a pasar el fin de semana con un novio nuevo que tenía
. Acordamos que pasará a mí después de la medianoche. Al amanecer del sábado allí estaba. Bajó de la camioneta, nos saludamos, me presentó a su novio (Fernando) y me dijo: Sube, ya nos vamos. Al subir a la parte trasera, cual sería mi sorpresa que también iba el hermano menor de Karen, Beto. Jovencito de 17 años, recién cumplidos, que algunas veces había salido con nosotras y que, acorde a su edad, se le dejaba ir a toda nalga que pensara disponible. Lo salude y me acomodé en el asiento a su lado. Karen es una chica hetero, muy cachonda y con una mentalidad muy abierta en cuanto al sexo, en cuanto a Fernando, era la primera vez que lo veía. Arrancó y nos fuimos, en el camino me dijeron que el plan era ir a una casa de campo que tenía Fernando, que estaba sola y contaba con todos los servicios.
Después de 2 horas de camino, al fin llegamos. Tenía 2 recamaras, Fernando dijo que una era para las chicas y la otra para los chicos. Karen me tomó de la mano llevándome a la nuestra, estaba muy emocionada pues según sus palabras, se la pasaría cogiéndose a su novio TODO EL FIN DE SEMANA. Me suplicó que me hiciera cargo de su hermano para que no le estorbara, yo le pregunté qué haría yo para divertirme, élla sonrió y dijo: Ya te las arreglarás. Tú siempre encuentras el modo. Tenía razón, siempre encontraba el modo. Karen notó cierto disgusto en mi rostro, se acercó a mí y me plantó tremendo beso, metiendo su lengua entre mis labios, bajó sus manos a mis nalgas, para después susurrarme al oído: Ya verás como te recompensaré.
Caía la tarde estábamos los 4 sentados en el comedor, Fernando había bajado la comida y la bebida de la camioneta. Conforme nos hacia efecto la bebida las cosas se fueron poniendo en su lugar, Karen empezó a cachondear a Fernando, mientras Beto insistía en que le enseñara a bailar. Me levanté a bailar con el, de reojo veía como Karen se dejaba hacer todo con su novio, en un instante los dos ya estaban desnudos de la cintura para arriba. Beto cada vez que podía me ponía de espaldas a él y empujaba su miembro hacia mis nalgas. Cuando menos nos dimos cuenta los novios ya se habían metido en la recamara. Allí estábamos Beto y yo solos en la sala. Me inquietaba que a la mera hora Karen me reprochara la cogida que le iba a poner a su hermanito. Me preparé una copa bien cargada y la inquietud se evaporó. No estaba segura si Beto sabía que clase de mujer era yo, pero con tantos arrimones de verga que me había pegado, ya no me importaba. Le seguí el juego y ahora era yo la que insistentemente arrimaba mi cola a su verga que para entonces pedía a gritos salir del encierro de su pantalón. De imprevisto me puse de frente a él y comencé a besarlo ferozmente, sin darle tiempo a reaccionar mis manos empezaron a hacer su labor. Beto entre borracho y caliente se dejaba hacer todo, cosa que aproveché.
En un dos por tres ya le había bajado el cierre del pantalón y sacado su hermoso pene sonrosado y vigoroso, me puse de rodillas y empecé a mamar su rica verga, lamiéndola de arriba abajo y jugando con mis manos en sus huevos. Gemía de placer y me pedía que no parara, por supuesto que esa no era mi intención. Lo desnudé y lo llevé conmigo al sillón más cercano, le pedí que se mantuviera de pie y yo sentada le hice la mejor mamada que nadie le hubiera hecho. Cuando sentía que estaba por explotar, me levantaba y con mis labios escurriendo de fluidos, lo besaba salvajemente. Dejé que por momentos usara mi boca como vagina, agarraba un ritmo bárbaro y nuevamente cuando sentía que se venía, me paraba a seguir besándolo. Como veinte minutos estuvimos así hasta que me suplicó que le permitiera venirse en mi boca pues ya no aguantaba más. Más tarde en acomodarme nuevamente que su verga en mi boca que él en empezar a llenármela de semen. Fueron chorros y chorros de rico semen.¡ Vaya que estaba cargado el niño! Me tragué todo y le dejé limpiecita su verga a base de lengüetazos.
Beto se tiró al lado mío como desfallecido, le dije que fuera al baño y que yo lo esperaría en la recamara. En la recamara me desnudé por completo, apagué la luz y esperé. Casi me pongo a llorar porque Beto me pidió permiso para entrar a la recamara, lo que es la inocencia. Ya dentro le pedí que se acostara junto a mi y me abrazara, dándole la espalda le arrimé mis nalgas a su verga, con el puro contacto sentí como volvió a ponerse tiesa. Llené mis dedos de saliva y empecé a mojar toda su verga, le pedí que él hiciera lo mismo con mi ano. En cuestión de segundos su verga ya estaba bien lubricada y ano listo para recibirla. Tomé la cabeza entre mis dedos y la fui dirigiendo hacia mi deseoso culo. Tuvo un poco de problemas al principio, me acomodé mejor para que resbalara y la fui sintiendo como se metía. Él quiso empezar a moverse, lo detuve pues estaba gozando completamente ese pedazo de carne inmóvil dentro de mis entrañas. Iba a gozar esa rica verga a mi manera, yo pondría el movimiento y la cadencia; la dejaría entrar poco a poco o toda de un solo empujón. Después de un rato me la saqué y le pedí que se acostara pues estaba a punto de montarme en su tieso palo. Le di la espalda, abrí mis piernas y bajé hacia su verga que apuntaba hacia el techo palpitante. Cuando sentí que sus bolas ya pegaban con mis nalgas, comencé a subir y bajar por ese portentoso fierro caliente. Esta vez le permití que se moviera y él, ni tardo ni perezoso, empezó a perforarme la cola con un ritmo frenético. Me agarraba de la cintura para subirme y bajarme a su ritmo, que cada vez era más furioso, señal de que ya estaba a punto de llenarme de leche mis entrañas. Yo lo deseaba así que dejé que desfogara toda la furia de su verga en mi interior. Ríos de semen inundaron mi interior. No me soltó hasta que la última gota cayó dentro de mi, cuando dejó de moverse poco a poco fui sacando su verga de mi cola. El niño quedó exhausto y volteándose terminó dormido. Me levante un poco mareada y fui al baño.
Me habían puesto una soberana cogida y estaba satisfecha. Salí del baño, deseaba algo de beber pues necesitaba recuperarme después de tanto esfuerzo. Allí estaba sentada en la mesa del comedor, recuperándome, cuando veo salir a Karen del cuarto. Se sirvió agua y se sentó junto a mí. Ahí me di cuenta de que élla también había sido bien atendida. “No lo vas a creer pero ya hablé con Fer y está listo para las dos”, dijo. “De que hablas “, contesté. “Esta tomando su segundo aire, le sugerí que si quería coger con las dos y aceptó. Te dije que te iba a recompensar por entretener a mi hermanito, o no? Esa es mi recompensa.” Por supuesto era una oferta que no podía rechazar. Ahí estábamos los tres ya desnudos y en la cama. Fer se abrazó con Karen y comenzó a besarle el cuello y los senos, su verga estaba a media erección así que me dediqué a ponerla al máximo de la erección. Mientras se la mamaba sentí la mano de Karen en mi miembro y las manos de Fer en mi cabeza acompañando el ritmo de la mamada. Después la mano de Karen pasó a mis nalgas y a mi culo, empezó a lubricarse los dedos con la saliva de Fer y a meterlos uno a uno dentro de mi ano. Ya tenía toda la verga de Fer metida en mi boca, era muy grande por lo que me provocaba ganas de vomitar al sentirla hasta dentro de mi garganta. Karen ya me había puesto el culo lubricado y dilatado, listo para recibir la embestida de esa poderosa verga caliente, sin pensarlo me monte en la tiesa herramienta de Fer, Karen acercó sus labios vaginales a la boca de Fer para que se los empezara a comer. Estaba nuevamente empalada en una rica verga, subiendo y bajando otra vez. Karen se separó de Fer, se puso frente a mí y viéndome a los ojos, acoplándose al movimiento de la cogida, comenzó a mamar mi verga. El placer recorrió todos los poros de mi cuerpo, me sentía en el cielo. Karen se dio cuenta que la explosión estaba por llegar, lo impidió diciendo: “Ahora me toca a mí “. Se subió por completo a la cama y encontró la forma de acomodar su culo en mí. Allí estábamos las dos disfrutando de una fenomenal cogida por el culo. No tardamos mucho en encontrar el ritmo perfecto para llegar al éxtasis. La explosión no se hizo esperar, chorros de semen inundaron nuestras entrañas y los espasmos de felicidad fueron interminables. Obviamente después de semejante cogida los tres quedamos literalmente muertos. Al día siguiente, todos con cara de felicidad, hicimos actividades normales: almorzamos, fuimos de compras y regresamos al atardecer a la ciudad.

Siempre suya:
MARITSSH
Dedicado el relato a todos los que me conocieron.

2 comentarios - Sigo siendo yo.

FelicianoPalacio
muy bueno aunque no me termina de convencer
gracias por el aporte
dora9996
mi amor q rico relato..supieras como me pusistes....