Introduccion
La historia que a continuación relatare es totalmente verídica, las situaciones y los nombres han sido modificados y omitidos por razones obvias, pero en esencia la historia se apega a los hechos tal y como sucedieron realmente.
Antes de empezar con mi confesión quiero aclarar que no me importa ser juzgado por mis acciones, ya que estoy plenamente convencido de que me eh dejado llevar por lo que mi corazón me dicta, pues es esta la razón por la que me anime a escribir mi historia, me eh enamorado de la persona menos indicada, un amor prohibido que jamas sera y me tendré que conformar con los recuerdos de lo que ella y yo vivimos alguna vez, es por ello que he tomado la difícil decisión de plasmarlo en esta historia, una historia de amor filial entre mi hermana y yo, un amor que fue y que nunca sera para mi. A continuación el segundo de seis capítulos.
Antes de empezar con mi confesión quiero aclarar que no me importa ser juzgado por mis acciones, ya que estoy plenamente convencido de que me eh dejado llevar por lo que mi corazón me dicta, pues es esta la razón por la que me anime a escribir mi historia, me eh enamorado de la persona menos indicada, un amor prohibido que jamas sera y me tendré que conformar con los recuerdos de lo que ella y yo vivimos alguna vez, es por ello que he tomado la difícil decisión de plasmarlo en esta historia, una historia de amor filial entre mi hermana y yo, un amor que fue y que nunca sera para mi. A continuación el segundo de seis capítulos.
Capitulo II
( El cumpleaños de mi hermana )
( El cumpleaños de mi hermana )
Así pasaron un par de años, mi hermana y yo nos veíamos muy de vez en cuando, y un día, cuando menos me lo esperaba, sucedió. Fue el día de su cumpleaños, le marque por teléfono para felicitarla y ella me lo agradeció, me dijo que tenia ganas de emborracharse ya que hacia tiempo que no salia ni se divertía, acordamos vernos por la noche para tomarnos unas copas en algún bar; cuando llegué se veía muy guapa, traía puesto unos jeans muy pegaditos que permitían apreciar sus perfectas y bien torneadas piernas y su delicioso y paradito trasero, para esa noche se puso una blusa rojo pasión sin mangas que dejaba al descubierto sus hombros y parte de su escote a la altura de sus pechos, por la parte de abajo de su blusa se apreciaba su delicada cintura y un pequeño percing que adornaba su ombligo, su cabello lo traía suelto y caía a los lados de su angelical rostro, su sola presencia emanaba inocencia y sensualidad al mismo tiempo, mi hermana se veía hermosa, y se lo hice saber, ella se sonrojo al escuchar mis palabras, nos sentamos un rato en la sala de su casa mientras platicábamos, ella destapo unas cervezas y mientras conversábamos empezamos a beber, hacia ya mucho tiempo de la ultima vez que nos vimos y había mucho de que platicar, paso mas o menos como una hora y ella me propuso que mejor nos quedáramos en casa, su marido, o sea mi cuñado había salido fuera de la ciudad por su trabajo y no llegaría hasta el otro día, fuimos por mas cervezas y seguimos conversando, cada que mi hermana se paraba al baño o a la cocina por mas licor yo le miraba su trasero, no podía dejar de admirar sus hermosas nalgas que con ese pantalón entallado que traía puesto resaltaban mucho mas, vaya que tiene un hermosa culo mi hermana, ella por su puesto que se daba cuenta, de hecho creo que a veces lo hacia a propósito para que yo la admirara, ya entrada la noche, o mas bien la madrugada, comenzamos a hablar de nosotros, siempre nos hemos considerado las ovejas negras de la familia, los rebeldes, coincidimos también en que ella y yo somos idénticos en todos los aspectos, o por lo menos en la mayoría, platicamos de nuestras creencias, de nuestros sueños, de nuestros problemas, en fin, en tres o cuatro horas de platica con mi hermana la llegue a conocer mucho mas de lo que creí haberla conocido en todos estos años; mientras seguíamos platicando yo observaba a mi hermana de arriba a abajo, para ese entonces ya estábamos bastante tomados, no podía dejar de mirarla con deseo, ella lo noto y comenzó a sonreírme de una manera muy coqueta mientras subía una de sus piernas por encima de la mía, mi mano instintivamente se poso en sus tobillos y suavemente fui acariciando y subiendo poco a poco por su pantorrilla, nuestros rostros enrojecieron victimas de la excitación y los pechos de mi hermana comenzaron a subir y a bajar con mayor intensidad, su respiración también comenzó a acelerarse, yo no dejaba de mirarle y ella no dejaba de sonreírme, en un momento de la platica la interrumpí y le dije “hermanita que hermosa eres, lastima que seamos hermanos”, ella me miro en silencio por unos segundos sin dejar de sonreírme, muy lentamente fue subiendo su pierna hasta rosar mi miembro con su pie mientras me preguntaba “y si no lo fuéramos, que harías”, eso no me lo esperaba, con nerviosismo pero también con decisión y temiendo alguna reacción negativa de su parte, le respondí “me gustaría hacerlo contigo”, ella, que al parecer ya estaba decidida, me respondió “quieres acostarte con migo?, pues de una vez, vamos”, acto seguido y sin dejarme reaccionar se levanto del sillón y camino hacia su recamara, yo aun sin poderlo creer me quede inmóvil por espacio de unos segundos , reaccione cuando ella volteo hacia mi y me hizo señas con la mirada invitándome a seguirla, esta vez no lo dude, entre a su habitación y ella ya se había quitado la blusa, no traía corpiño por lo que sus pechos quedaron al descubierto frente a mi, estaba desabrochándose el pantalón cuando me acerque a ella y la tome por la cintura, nos fundimos en un delicioso beso, sin saber que seria el único en toda la noche lo disfrute como ninguno, mis manos acariciaron sus pechos y sus nalgas, ella se separo de mi y mientras se quitaba el pantalón y la tanga me dijo “anda, quitate la ropa”, me desnude en un tiempo récord, mi hermana ya me esperaba recostada en la cama totalmente desnuda, la contemple un par de minutos, se veía deliciosa, siempre soñé con tenerla así para mi, era mi gran oportunidad, lo que había deseado por años, mi sueño erótico hecho realidad, sin poderlo creer aun me lance sobre ella e intente besarle en la boca, pero ella ya no lo permitió, volteaba la cara a un lado y me conforme con besarle el cuello, fui bajando poco a poco hasta posarme en sus pechos, mi lengua disfruto cada uno de los pezones de mi deliciosa hermana, ella gemía y yo mas me calentaba, mis manos no se daban abasto acariciándole los pechos, las piernas y las nalgas, alce la cara para mirarla y note que ella tenia los ojos cerrador, no le di importancia, fui bajando mas y mas mientras mi boca saboreaba la suave piel de su cintura y mi lengua jugueteaba con su percing en el ombligo, baje un poco mas y me tope con su vagina, estaba rasurada, fui lamiendo todo el contorno de esta e introduciendo mi lengua en su delicioso clítoris, sus manos se aferraron a mi cabeza y fue guiando mis movimientos, mis manos no dejaban de acariciarle las nalgas y los muslos, podía habérmela pasado toda la noche así, comiéndome la vagina de mi hermana, era deliciosa, hasta que ella, con la voz entrecortada por la excitación, me pidió “ya metémela por favor”, sus palabras fueron ordenes para mi, me levante y me acomode, tome mi pene y lo introduje en la vagina de mi hermana, sentí una descarga de adrenalina nada mas rozarle con su piel, ella tenso sus caderas y comenzó a moverse al mismo ritmo que yo, eran movimientos suaves y después intensos, mis manos no soltaban sus nalgas ni sus muslos, nuestros gemidos se hicieron mas intensos, busque sus labios pero recibí el mismo rechazo, no se por que, y note que seguía sin abrir los ojos, entonces tome sus pechos y comencé a comerme sus pezones, eran riquísimos, y ahí estaba yo, teniendo sexo con mi propia hermana por primera vez, mi sueño hecho realidad, lo estaba viviendo pero aun no lo podía creer, en esos momentos ella era solo mía, mientras la penetraba, observaba su cuerpo, miraba como se movía y como reaccionaba a cada embestida que le daba, quería grabar cada segundo de esta experiencia en mi mente pues no sabia si se volvería a repetir, no resistí mas, comencé a bombear mas fuerte y termine eyaculando en su interior, y seguí bombeando como queriendo descargar la totalidad de mis fluidos dentro de ella, no lo podía creer, por fin me había cogido a mi hermana, a la que tanto deseaba, ambos caímos a un costado de la cama, exhaustos, permanecimos así por espacio de unos minutos, en silencio, y comencé a sentir algo extraño, como una especie de arrepentimiento, la maldita cruda moral, comencé a sentirme mal con migo mismo por haber permitido que esto pasara, me sentí como un verdadero monstruo, y estoy seguro que mi hermana también estaba sintiendo lo mismo, de hecho creo que ella comenzó a darse cuenta que estaba mal desde que empezamos, por eso no abría los ojos, por eso no me podía besar, quise voltear a verla pero no me atreví, quise decir lo siento hermanita pero no pude articular palabra alguna, sentí vergüenza, quería salir corriendo e ese momento pero me sentí como un cobarde, esos minutos me parecieron una eternidad hasta que mi hermana reacciono, se levanto hacia mi y me dio un beso en la mejilla mientras me susurraba “hermanito, esto esta mal, esto no se va a volver a repetir, perdoname”, se levanto y entro al baño, yo me quede todavía unos minutos en la cama pensativo, habíamos cometido incesto y la culpa me estaba atacando, ella fue mas valiente que yo al reaccionar primero, me recupere y me vestí, ella estaba saliendo de la ducha y sin mirarnos a la cara nos despedimos, me fui a mi casa a descansar y a recapacitar sobre lo que habíamos hecho, para cuando llegue el morbo de volverlo a hacer paso por mi mente, pero me prometí a mi mismo que no lo volvería a permitir, y recordé las palabras de mi hermana “esto no se va a volver a repetir”, así que me resigne a que solo quedaría en el recuerdo, pero, el destino nos tenia preparada una sorpresa mas, pero esa historia la contare mas adelante.
5 comentarios - Diario de un incesto II