El chofer siguio unas cuadras en silencio. Yo estaba un poco caliente así que le pregunté si tenía algo más que contarme.
-¿Qué querés que te cuente?
-No sé; hablame de la mujer del tipo.
-Uh! No sabés... Un día la encontré esperando el ascensor. Hablamos dos boludeces y le alagué ese culo hermoso que tiene, pero no guarango; se lo dije bien. ¿Y sabés que me dijo la turra? Que le había encantado mi pija y que no podía sacársela de la cabeza. Me volvió loco.- Hizo una pausa. -Cuando puedas agarrate una mina grande, madura, en lo posible casada.
Me quedé en silencio, esperando que vuelva a soltarse.
-Es así. Las minas pegan la vuelta antes que el hombre y es por eso que quieren explorar cosas nuevas antes que los maridos. ¿Entendés? ¿Viste que al principio no quieren entregar el orto pero después le agarran el gustito y quieren que se lo hagas siempre? Es así, creeme, las minas una vez que arrancan no las para nadie. Haceme caso: las minas te hacen un pete pero después te toca a vos agacharte, te entregan el orto pero quieren que después vos hagas lo mismo. Y los tipos no queremos que vengan a jugar con tu orto; y no me jodan con esas boludeces del punto G.- Hizo una pausa larga antes de seguir hablando. -"El punto G es una boludez", eso decía yo antes. A la mina esta me la garche en el ascensor, ahi, de parado. No muy fuerte porque el ascensor se podía caer. Me la estaba garchando en el ascensor cuando la mina me agarra la verga, se la saca de la concha y se la manda directo al ojete, buen ojete. Ella sola, yo no le dije nada. Tremendo polvo. Y de ahi cada tanto...
-¿Te la cogiste varias veces?- Le pregunté porque realmente quería saber.
-Si, cada tanto. La mina quiere hacer alguna tipo ir a un bar swinger, pero todavía no sé cómo hacer con el marido. El marido medio salamín, no se copa con eso, y la mina esta que arde. Un día me mandó un mensaje y nos encontramos para ir a un telo. Me la llevé ahí por Nuñez. Habíamos cogido un buen rato cuando me pide el orto. Si, no me pongas esa cara.- Me dijo a través del espejo. -La mina quería el orto de un macho y no se animaba a pedírselo al esposo. A mi me dio cosa pero ¡vamos! ¿que iba a hacer?
-¿Qué hiciste?
-Y... Se lo di, no es que hizo mucho, la mina quería chuparse un orto. Así que primero me acosté boca abajo y la mina me abrió cantos y me mando la lengua en el agujero. ¡Ojo! Es raro, esta bueno, pero es raro. La mina me estuvo chupando el orto un buen rato, y en un momento me calenté; es que uno no es de piedra. Así que levanté el orto, como las minas, y me quedé en cuatro mientras la turra chupaba el culo y me pajeaba. No va que cuando estaba en lo mejor, por acabar, me mandó un dedo. No sé lo que hizo, pero me hizo delirar. Me ordeño como a una vaca.
-¿Te hizo acabar chupándote el orto?
-Chupándome el orto y pajeándome; pero si, acabé con una buena chupada de orto. Y ahora cuando me la garcho me hago chupar bien el ojete.
-Así que te gustó.- Le dije con una sonrisa.
-Haceme caso, cuando tengas la oportunidad de que una mina te chupe el orto, dejatelo chupar.
-Voy a tenerlo en cuenta.- Le contesté.
-No sabés lo que te estas perdiendo.
-Imagino.
-¿Y el esposo? El que te coges. ¿No te chupa el orto?
-Si, pero los tipos no chupan como las minas. ¿Nunca oíste que los mejores petes los hacen los tipos? Bueno, las mejores chupadas de orto las hacen la minas.
Si querés saber como empezó el viaje podés visitar mis otros posts.
http://www.poringa.net/posts/relatos/2249206/Las-historias-del-Tachero_-Asi-rompio-del-hielo_.html
http://www.poringa.net/posts/gay/2261388/Las-historias-del-Tachero-Todo-queda-en-familia.html
-¿Qué querés que te cuente?
-No sé; hablame de la mujer del tipo.
-Uh! No sabés... Un día la encontré esperando el ascensor. Hablamos dos boludeces y le alagué ese culo hermoso que tiene, pero no guarango; se lo dije bien. ¿Y sabés que me dijo la turra? Que le había encantado mi pija y que no podía sacársela de la cabeza. Me volvió loco.- Hizo una pausa. -Cuando puedas agarrate una mina grande, madura, en lo posible casada.
Me quedé en silencio, esperando que vuelva a soltarse.
-Es así. Las minas pegan la vuelta antes que el hombre y es por eso que quieren explorar cosas nuevas antes que los maridos. ¿Entendés? ¿Viste que al principio no quieren entregar el orto pero después le agarran el gustito y quieren que se lo hagas siempre? Es así, creeme, las minas una vez que arrancan no las para nadie. Haceme caso: las minas te hacen un pete pero después te toca a vos agacharte, te entregan el orto pero quieren que después vos hagas lo mismo. Y los tipos no queremos que vengan a jugar con tu orto; y no me jodan con esas boludeces del punto G.- Hizo una pausa larga antes de seguir hablando. -"El punto G es una boludez", eso decía yo antes. A la mina esta me la garche en el ascensor, ahi, de parado. No muy fuerte porque el ascensor se podía caer. Me la estaba garchando en el ascensor cuando la mina me agarra la verga, se la saca de la concha y se la manda directo al ojete, buen ojete. Ella sola, yo no le dije nada. Tremendo polvo. Y de ahi cada tanto...
-¿Te la cogiste varias veces?- Le pregunté porque realmente quería saber.
-Si, cada tanto. La mina quiere hacer alguna tipo ir a un bar swinger, pero todavía no sé cómo hacer con el marido. El marido medio salamín, no se copa con eso, y la mina esta que arde. Un día me mandó un mensaje y nos encontramos para ir a un telo. Me la llevé ahí por Nuñez. Habíamos cogido un buen rato cuando me pide el orto. Si, no me pongas esa cara.- Me dijo a través del espejo. -La mina quería el orto de un macho y no se animaba a pedírselo al esposo. A mi me dio cosa pero ¡vamos! ¿que iba a hacer?
-¿Qué hiciste?
-Y... Se lo di, no es que hizo mucho, la mina quería chuparse un orto. Así que primero me acosté boca abajo y la mina me abrió cantos y me mando la lengua en el agujero. ¡Ojo! Es raro, esta bueno, pero es raro. La mina me estuvo chupando el orto un buen rato, y en un momento me calenté; es que uno no es de piedra. Así que levanté el orto, como las minas, y me quedé en cuatro mientras la turra chupaba el culo y me pajeaba. No va que cuando estaba en lo mejor, por acabar, me mandó un dedo. No sé lo que hizo, pero me hizo delirar. Me ordeño como a una vaca.
-¿Te hizo acabar chupándote el orto?
-Chupándome el orto y pajeándome; pero si, acabé con una buena chupada de orto. Y ahora cuando me la garcho me hago chupar bien el ojete.
-Así que te gustó.- Le dije con una sonrisa.
-Haceme caso, cuando tengas la oportunidad de que una mina te chupe el orto, dejatelo chupar.
-Voy a tenerlo en cuenta.- Le contesté.
-No sabés lo que te estas perdiendo.
-Imagino.
-¿Y el esposo? El que te coges. ¿No te chupa el orto?
-Si, pero los tipos no chupan como las minas. ¿Nunca oíste que los mejores petes los hacen los tipos? Bueno, las mejores chupadas de orto las hacen la minas.
Si querés saber como empezó el viaje podés visitar mis otros posts.
http://www.poringa.net/posts/relatos/2249206/Las-historias-del-Tachero_-Asi-rompio-del-hielo_.html
http://www.poringa.net/posts/gay/2261388/Las-historias-del-Tachero-Todo-queda-en-familia.html
8 comentarios - Las historias del Tachero: La exploradora del punto G.
Reco! Me quedé sin puntos...
Espero el resto...
Gracias por compartir y por narrar de forma que te hace imaginar y vivir la situación... eso es lo mejor de un buen relato.
Besotes