La mujer de mi primo

Hola, mi nombre es Juan y soy del interior de la provincia de buenos aires. Esto que les voy a contar comenzó a fines de noviembre de 2011.
Resulta que yo estaba sin trabajo en el pueblo donde nací, y mi primo me mandó a llamar para que le venga a dar una mano en su taller mecánico acá en buenos. De entrada lo dude un poco ya que solo había estado aquí de paseo y no más de un par de días, y la verdad que siempre me sentí un poco incomodo en esta inmensa ciudad.
Pero bueno, tome coraje y me vine. Al llegar me encontré con que mi primo, Hernán, ya me tenía todo preparado. Vive en una casa bastante grande en el gran buenos aires, que a su vez tiene una especie de casilla en el fondo, patio de por medio. Ahí me instale y la acomode de manera que me quede bastante funcional, tenía todo, un bañito chiquito con ducha, un anafe para hacerme algo para comer, un buen ventilador, etc.
Hasta acá todo muy lindo, pero la parte más interesante fue después de mostrarme el lugar, me llevo adelante, donde él vivía y me presento a su joven pareja y a su hija de año y medio.
Yo me presente muy educadamente, ya que eso me enseñaron de chico, y enseguida pegamos buena onda entre todos, la verdad fue una grata sorpresa lo bien que me sentía en ese ambiente y lo bien que me trataban.
Resumiendo un poco, empecé a trabajar en el taller, me considero bastante buen mecánico, y Hernán tenía mucho trabajo, arreglamos que un porcentaje, de manera que mas trabajaba mas cobraba. Esto hacia que a veces me quedara más allá del horario para hacer un manguito mas y llegaba muy tarde a casa y con un cansancio tremendo. Pero eso no impedía que todos los días después de pegarme un buen baño, salía al patio a fumar y tomarme una buena cervecita helada.
Un par de veces estando solo allí afuera, con el calor insoportable del verano, salía la mujer de mi primo, Andrea, a colgar la ropa, cruzábamos un par de frases de compromiso y luego ella se metía adentro.
Debo confesar que Andy, como acostumbro llamarla ahora, es una pendeja encantadora, tiene 23 años, pelo negro por la cintura, debe andar en 1.65 mts. mas o menos, un cuerpo exquisito, me atrevo a decir que el embarazo y posterior parto le habrán sentado muy bien ya que esta mejor ahora que antes, lo digo por algunas fotos que me mostró. Tiene unos pechos hermosos, bastante grandes pero muy bien paraditos, con los pezones chiquitos y rosados. La cola es un monumento, bien paradita y carnosa, viéndola de espaldas con esos pantaloncitos cortos ajustados que usa, se le marca bien la conchita, un sueño, lo estoy escribiendo y se me para un poco la pija.
Confieso que más de una vez me tuve que pajear después de estar mirándola como colgaba la ropa en la soga. Es que tienen que entender que yo llevaba una vida bastante activa, sexualmente hablando, en mi pueblo y acá por cuestiones de trabajo no había salido casi nada.
Una vez estaba yo con mi ritual de la cerveza a la noche y se apareció ella y me pregunto si podía sentarse conmigo un rato y si le convidaba un poquito de mi cerveza, a lo que yo asentí gustoso. Entonces empezó a contarme que Hernán venia muy cansado del taller y que ya estaba durmiendo, que últimamente era lo que hacía siempre. Yo sabía que mi primo tenía sus asuntitos por ahí, pero obviamente no dije ni una palabra.
Esa noche la charla se puso un poco cachonda, la pendeja era bastante confianzuda y yo le estiraba un poco la lengua para que se soltara, me contó que ella tenía mucho deseo sexual y que mi primo no la estaba satisfaciendo lo suficiente.
Tomamos la cerveza y cada uno se fue a acostar, yo no podía más de la calentura y me hice, creo, la mejor paja de mi vida.
Después de esa noche, parece que a ella también le empezó a gustar esto de venirse un ratito afuera conmigo, ella ya traia la cerveza fresca que había comprado a la tarde especialmente para que la tomemos entre los dos y todo.
Ya para la víspera de navidad nuestra confianza era mucha, yo diría demasiada, inclusive sospecho que una vez me había estado espiando una noche mientras yo me pajeaba obviamente pensando en cómo la cogería, pero bueno ese 24 de diciembre mi primo y ella habían estado discutiendo muy fuerte por la tarde, y la verdad que la cena tenía un ambiente de mierda. Hernán preparo todo un equipo de música para después del brindis bailar con algunos amigos y vecinos que siempre venían. El tema fue que tomo un poco de mas y otra vez estaban discutiendo, el después de las doce desapareció bastante borracho, pero la joda se armo igual. Yo estuve tranquilizando un rato a Andy hasta que la convencí de que saliera un rato a bailar y a pasarla bien, aunque sea para distraerse. Para que…??? Ella también había tomado un poco de más y me bailaba muy sugestivamente, yo trataba de disimular delante de las demás personas pero me era bastante complicado. Me hacía que la haga dar vueltas y me apoyaba ese hermoso orto y se refregaba contra mi pija, yo no podía más de la calentura que tenia. A eso de las tres y media de la madrugada nos quedamos solos, porque los demás se habían ido yendo de apoco y muy borrachos.
En ese momento ella insistía con que le ponga un lento para bailarlo bien apretadito conmigo, “así decía”. Yo no me pude resistir y le di el gusto. Entonces empezamos a bailar y grande fue mi sorpresa cuando me empezó a dar besitos en el cuello. No aguante mas y nos fundimos en un beso tremendo, estábamos desesperados, jugábamos con nuestras lenguas de una manera muy profunda y la empecé a tocar desesperadamente, cuando metí mi mano en su entrepierna y sentí como estaba toda mojadita enloquecí, entonces la lleve cargándola hasta adentro de mi piecita y la puse de espaldas en una mesa que tengo, baje despacio acariciando su espalda, ella ya estaba con sus tetas al aire, pero yo la recosté boca abajo sobre la mesa y le fui levantando la pollera lentamente, corrí su tanga que la tenia ensarta en ese hermoso ojete que tiene y le empecé a chupar la concha, estaba muy mojada, era riquísima, pasaba mi lengua por toda su conchita hasta llegar a su culito apretado y ella gemía de placer incontrolable. Dale papi por favor cógeme que no aguanto más… me decía. Pero yo seguí dándole placer a esa concha bañada y jugaba con la punta de mi lengua en ese clítoris que parecía iba a estallar en cualquier momento. Entonces me incorpore rápidamente. La di vuelta para que quedemos cara a cara, la volví a besar profundamente, comencé a chuparle las tetas, mmmmmmmm que rica es. Ella se arrodillo y me dijo mirándome a los ojos con su mejor cara de puta. ”Ahora me toca a mí hacer algo que tengo muchas ganas desde el primer día que te vi”, se agacho, me desabrocho el pantalón y se metió toda mi pija en la boca de una. Por dios que bien chupa la pija! Con su lengua recorría bien toda la cabeza después seguía por el tronco y luego se la tragaba toda con mucha saliva. Entonces fue cuando la di vuelta otra vez y suavemente fui introduciendo mi pija a punto de explotar, estaba tan mojada que se metía sola, le di bomba así un buen rato y no paraba de gemir y chorrearse, fue ahí cuando me dijo: “Por favor papi quiero que me cojas toda, que me la metas toda en el culito”, yo sin dudarlo se la saque de la conchita y lubricándola con sus mismos jugos se la enterré en el ojete, despacio pero firmemente. Ella deliraba de placer, se babeaba y me pedía: “papi lléname el orto de lecheeeee daleeee!!!!! No aguante mas y la inunde literalmente, acabe como nunca en mi vida. Cuando se la saque le quedo el culo chorreando leche un buen rato.
Desde ese día me la sigo cogiendo casi todos los días, es una viciosa, síganme leyendo que en la próxima les cuento como fue que la enfiestamos.
Hasta la próxima, espero le haya gustado.