Después de un largo tiempo como usuario silencioso de P!, y probablemente producto del momento personal que estoy viviendo, generé un adictivo fanatismo por los calientes relatos que la comunidad aporta, y decidí que era momento de sentarme a exponer mis experiencias.
Encontré algo de terapia en estas líneas, así que de a poco iré animándome a contar mis experiencias, y si hay buen feedback quien sabe me vuelva también un fanático escritor.
Para poner un poco de contexto, teniendo en cuenta que los relatos están basados en mis experiencias, es justo que les cuente algo de mí. Soy hombre, hetero, y en actualmente estoy mis jóvenes 30s. No creo que sea LO mas fachero del mundo, pero me quiero lo suficiente para pensar que puedo estar algo arriba del promedio. La descripción acusa Morocho, ojos verdes, físico razonable, y algo así como 1.80 de altura. De todos modos, como esto no es una venta personal, y como más allá de lo físico, creo que el fuerte pasa más por la actitud, vamos con el primer relato, a ver si me deja demostrar el punto…
Después de haber sido bastante conservador en mis relaciones sentimentales, entiendan por esto años de noviazgo y de fidelidad, rupturas poco tiempo solo y nuevamente noviazgos de similares características (o en criollo darle siempre a la misma mujer), decidí que al haber alcanzado los 30 quería diversificar un poco. Después de todo no hay nada que me resulte mas excitante que los primeros instantes con una dama, cuando las cosas se cachondean y en particular ése cuasi-mágico momento en que se logra que los hábitos y las buenas costumbres de la dama queden de lado, para convertirse en una puta divina.
Dispuesto a diversificar mis relaciones a todo nivel (ampliar rangos de edad, romper con estereotipos sociales, y cualquier otra condición que se les ocurra) hace no mucho tiempo, un día de semana cerca de la medianoche decidí sumarme a una página de encuentros online. Realmente lo hice más de curioso que otra cosa, y sin esperar un resultado. Casi un experimento sociológico, donde yo sería tanto el experimentador, como la rata de laboratorio.
Después de un registro rápido, un par de datos y una foto, me encontré con un fantástico universo de gente que se pone un moño para venderse. “Quiero algo serio para mi vida” “Estoy desencatada de los chamulleros”, rezan las descripciones, acompañadas con fotos playeras de microbikinis. Cualquier parecido con la revista Paparazzi es pura coincidencia.
Decidido a ver como funcionaba el sistema, cargue en mi perfil lo que buscaba y después de varios intentos frustrados logre entablar una conversación fluida:
Bruno-
Hola divina
Claudia —
Tenés 29 años y querés sexo. Yo tengo 39 y quiero un novio.
Bruno-
Bueno, una cosa no tiene que quitar la otra
Claudia — No?
Xq esto es bastante claro y directo, no?
Digo, para qué te voy a hacer perder tiempo...
Bruno — me intriga saber como responde la gente a las cosas simples y directas
Claudia — es una buena forma de testear
ojalá encuentres lo que estás buscando
Bruno —
Si, es como una suerte de encuesta social, un truman show
Claudia —
si - yo lo llamo catálogo de posibles novios
(no pierdo la fe)
Bruno —
Realmente no se que estoy buscando
espero que vos lo encuentres, que parece que lo tenes mas claro
Claudia — jajaja
si... ni marido ni padre de mis hijos
pero un novio bueno no me vendría nada mal
aunque, y siendo un prejuicio importante, no se si esta es tu mejor opcion de catalogo
Claudia —
vos decis q no voy a tener suerte?
Bruno —
No, yo nunca querría desalentarte
tal vez la estas teniendo y todavia no te diste cuenta
Claudia —
Jajaja
con 10 años menos quizas me animaba y todo
Del otro lado de la pantalla, Claudia parecía tan escéptica como yo, en que algo pudiera resultar de un chat en una pagina de encuentros. No obstante las diferencias que teníamos, me generaban un morbo importante.
Después de un ratito ya tenia buen feedback así que justificaba ver hasta donde podíamos llegar.
Claudia —
ya parecemos amigos de todo la vida
hay que subir la tension sexual, please
Bruno —
Ok, levantamos el filtro entonces
Claudia —
(y ahora como hacemos???)
Bruno —
En general jugueteamos un poco primero
y despues cae la ropa
Claudia —
ejem
esteeeee
ok
(ya me dio verguenza)
Unos varios mensajes de ida y vuelta nos pusieron en contexto, resulto que ella era unos 10-12 años mayor que yo, una cuarentona, que venia de estar casada y divorciada, y de esas que al quedarse solas se dedicaron a si mismas para reposicionarse en el mercado.
Un par de fotos que me paso en privado la mostraban con un cuerpo trabajado, piernas casi infinitas, y la cola tallada a fuerza de gimnasio. Los pechos no eran su fuerte, pero tampoco una decepción.
Si bien las fotos no tenían formalmente la intención de calentar, sino más bien de presentarse, en casi todas vestía como una provocativa pendevieja (ya sea con calzas ajustadisimas o minishorts. Mucho estampado y animal print). Esto me puso loco.
Pero además de físicamente, lo que me atrajo era su forma de escribir, y un pícaro manejo del doble sentido.
Después de empezar a conocerla, se hizo casi recurrente conectarme por las noches para chatear. Si bien acusaba tener necesidad de levantarse temprano, para atender a su nene, Claudia me esperaba estoica, y sutilmente empezó a deslizar extrañar las charlas durante el día. El dialogo se fue poniendo picante con 2 o 3 dias de charla,
Claudia —
Corazón... se me está poniendo complicado...
Porque pienso, pienso, pienso...
Bruno —
bueno si seguimos la logica de Descartes, solo te falta existir
Claudia —
Y porque estaba a punto de confesarte que en la cama me gusta estar abajo, para sentir que un hombre me domina... Justo a mí, que soy tan independiente... En ese momento es donde me gusta saberme vulnerable, entregada... y mujer...
Claudia —
Pero claro, no te lo voy a confesar.
Bruno —
Shhh, dejame pensar que darte vuelta, y ponerte boca abajo es conseguir justamente lo que me gusta, a puro merito
Claudia —
Okey, no más confesiones, no quiero romper la magia.
Bruno —
Confesiones, que confesiones?
Yo no lei nada...
Claudia —
(me podés tirar del pelo, pero despacio. Y morderme, fuerte)
Jajaja
Bruno —
Si queres confesar, tenes una palabra pendiente!
Claudia —
Puta, no me animo a escribirla!
Bruno —
Yo pense que venia con diminutivo, mis apuestas eran por putita
Claudia —
no.
Más directo.
Claudia —
Ya estamos en el fango!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Sin conocerte, te termino diciendo que me gusta que me digan qué puta sos, que me muerdan, que me besen y que me tengan abajo en la cama????????????
Dios! Dónde me perdí?????????????
Bruno —
Como por el mensaje 2 o el 3
cuando decidiste seguir escribiendome
Encontré algo de terapia en estas líneas, así que de a poco iré animándome a contar mis experiencias, y si hay buen feedback quien sabe me vuelva también un fanático escritor.
Para poner un poco de contexto, teniendo en cuenta que los relatos están basados en mis experiencias, es justo que les cuente algo de mí. Soy hombre, hetero, y en actualmente estoy mis jóvenes 30s. No creo que sea LO mas fachero del mundo, pero me quiero lo suficiente para pensar que puedo estar algo arriba del promedio. La descripción acusa Morocho, ojos verdes, físico razonable, y algo así como 1.80 de altura. De todos modos, como esto no es una venta personal, y como más allá de lo físico, creo que el fuerte pasa más por la actitud, vamos con el primer relato, a ver si me deja demostrar el punto…
Después de haber sido bastante conservador en mis relaciones sentimentales, entiendan por esto años de noviazgo y de fidelidad, rupturas poco tiempo solo y nuevamente noviazgos de similares características (o en criollo darle siempre a la misma mujer), decidí que al haber alcanzado los 30 quería diversificar un poco. Después de todo no hay nada que me resulte mas excitante que los primeros instantes con una dama, cuando las cosas se cachondean y en particular ése cuasi-mágico momento en que se logra que los hábitos y las buenas costumbres de la dama queden de lado, para convertirse en una puta divina.
Dispuesto a diversificar mis relaciones a todo nivel (ampliar rangos de edad, romper con estereotipos sociales, y cualquier otra condición que se les ocurra) hace no mucho tiempo, un día de semana cerca de la medianoche decidí sumarme a una página de encuentros online. Realmente lo hice más de curioso que otra cosa, y sin esperar un resultado. Casi un experimento sociológico, donde yo sería tanto el experimentador, como la rata de laboratorio.
Después de un registro rápido, un par de datos y una foto, me encontré con un fantástico universo de gente que se pone un moño para venderse. “Quiero algo serio para mi vida” “Estoy desencatada de los chamulleros”, rezan las descripciones, acompañadas con fotos playeras de microbikinis. Cualquier parecido con la revista Paparazzi es pura coincidencia.
Decidido a ver como funcionaba el sistema, cargue en mi perfil lo que buscaba y después de varios intentos frustrados logre entablar una conversación fluida:
Bruno-
Hola divina
Claudia —
Tenés 29 años y querés sexo. Yo tengo 39 y quiero un novio.
Bruno-
Bueno, una cosa no tiene que quitar la otra
Claudia — No?
Xq esto es bastante claro y directo, no?
Digo, para qué te voy a hacer perder tiempo...
Bruno — me intriga saber como responde la gente a las cosas simples y directas
Claudia — es una buena forma de testear
ojalá encuentres lo que estás buscando
Bruno —
Si, es como una suerte de encuesta social, un truman show
Claudia —
si - yo lo llamo catálogo de posibles novios
(no pierdo la fe)
Bruno —
Realmente no se que estoy buscando
espero que vos lo encuentres, que parece que lo tenes mas claro
Claudia — jajaja
si... ni marido ni padre de mis hijos
pero un novio bueno no me vendría nada mal
aunque, y siendo un prejuicio importante, no se si esta es tu mejor opcion de catalogo
Claudia —
vos decis q no voy a tener suerte?
Bruno —
No, yo nunca querría desalentarte
tal vez la estas teniendo y todavia no te diste cuenta
Claudia —
Jajaja
con 10 años menos quizas me animaba y todo
Del otro lado de la pantalla, Claudia parecía tan escéptica como yo, en que algo pudiera resultar de un chat en una pagina de encuentros. No obstante las diferencias que teníamos, me generaban un morbo importante.
Después de un ratito ya tenia buen feedback así que justificaba ver hasta donde podíamos llegar.
Claudia —
ya parecemos amigos de todo la vida
hay que subir la tension sexual, please
Bruno —
Ok, levantamos el filtro entonces
Claudia —
(y ahora como hacemos???)
Bruno —
En general jugueteamos un poco primero
y despues cae la ropa
Claudia —
ejem
esteeeee
ok
(ya me dio verguenza)
Unos varios mensajes de ida y vuelta nos pusieron en contexto, resulto que ella era unos 10-12 años mayor que yo, una cuarentona, que venia de estar casada y divorciada, y de esas que al quedarse solas se dedicaron a si mismas para reposicionarse en el mercado.
Un par de fotos que me paso en privado la mostraban con un cuerpo trabajado, piernas casi infinitas, y la cola tallada a fuerza de gimnasio. Los pechos no eran su fuerte, pero tampoco una decepción.
Si bien las fotos no tenían formalmente la intención de calentar, sino más bien de presentarse, en casi todas vestía como una provocativa pendevieja (ya sea con calzas ajustadisimas o minishorts. Mucho estampado y animal print). Esto me puso loco.
Pero además de físicamente, lo que me atrajo era su forma de escribir, y un pícaro manejo del doble sentido.
Después de empezar a conocerla, se hizo casi recurrente conectarme por las noches para chatear. Si bien acusaba tener necesidad de levantarse temprano, para atender a su nene, Claudia me esperaba estoica, y sutilmente empezó a deslizar extrañar las charlas durante el día. El dialogo se fue poniendo picante con 2 o 3 dias de charla,
Claudia —
Corazón... se me está poniendo complicado...
Porque pienso, pienso, pienso...
Bruno —
bueno si seguimos la logica de Descartes, solo te falta existir
Claudia —
Y porque estaba a punto de confesarte que en la cama me gusta estar abajo, para sentir que un hombre me domina... Justo a mí, que soy tan independiente... En ese momento es donde me gusta saberme vulnerable, entregada... y mujer...
Claudia —
Pero claro, no te lo voy a confesar.
Bruno —
Shhh, dejame pensar que darte vuelta, y ponerte boca abajo es conseguir justamente lo que me gusta, a puro merito
Claudia —
Okey, no más confesiones, no quiero romper la magia.
Bruno —
Confesiones, que confesiones?
Yo no lei nada...
Claudia —
(me podés tirar del pelo, pero despacio. Y morderme, fuerte)
Jajaja
Bruno —
Si queres confesar, tenes una palabra pendiente!
Claudia —
Puta, no me animo a escribirla!
Bruno —
Yo pense que venia con diminutivo, mis apuestas eran por putita
Claudia —
no.
Más directo.
Claudia —
Ya estamos en el fango!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Sin conocerte, te termino diciendo que me gusta que me digan qué puta sos, que me muerdan, que me besen y que me tengan abajo en la cama????????????
Dios! Dónde me perdí?????????????
Bruno —
Como por el mensaje 2 o el 3
cuando decidiste seguir escribiendome
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