Hola soy Jenny y comparto esta cuenta con David, somos de Venezuela y decidí contarles algo que me sucedió hace algún tiempo y espero que algún día se pueda materializar:
¿Cuántas veces no hemos visto aquí algún relato sobre incesto o que te quieres follar a tu mejor amigo/a?
De eso está inundado todo este sitio, casi todos los relatos son de esta manera, incluyendo de manera parcial este. Hace algunos años conozco a un chico llamado Paulo. Es de tez morena, quizá 1.70 de estatura y muy varonil. No tiene novia, es muy atento conmigo cariñoso, deseable a los ojos de cualquier chica y muy, muy atractivo. El único detalle es que le gustaba una chica inalcanzable para él, cada momento que podía lo fastidiaba con ella, aunque me moría por dentro. Siempre me ha querido como una amiga, compañera y confidente, de ahí no ha pasado a mayores, tampoco yo he querido que sea así. Hace un año sucedió algo que dio a conocer un poco mis intenciones con él.
Tengo una casa pequeña pero acogedora al este de la ciudad capital, el tiempo que duré trabajando en una empresa muy reconocida aquí había dado sus frutos y compré esa casa "chin-chin". Soy una chica algo extrovertida y ese blanco de las paredes hacía que mi estadía fuera algo acartonada y sin chiste, así que decidí pintarla de un color azul eléctrico en mi cuarto, haciendo juego con el blanco. En la sala decidí ponerle un color verde manzana y un blanco medio sucio, como gris. Con mucho esfuerzo terminé de pintar mi cuarto, Luego noté que necesitaría ayuda con la sala, ya que es muy grande y terminaría en 4 días y el camión de la mudanza traía mis muebles en 1 día. En la noche del viernes llamé a Paulo para que me colaborara a pintar, le propuse que estuviera como a las 9am porque él debía irse a trabajar en la tarde y consideré esa una buena hora para terminar.
Obviamente, no tenía fachas de pornstar ni nada por el estilo, una franela negra, un poco descosida por los hombros, un pantalón viejo y roto, unos tenis blancos y una gorra negra, sin sostén, nada de detalles femeninos especiales; es más, creo que me estaba despertando. Puntual, como siempre, llegó; recién bañado, con una chaqueta negra y una franela debajo jeans y zapatos azules. Como de costumbre le ofrecí algo de tomar, sin dejar de pensar en que la ropa que tenía se vería muy bien el el suelo de mi cuarto. Me dijo que sólo quería agua, inmediatamente fui a buscarla y se la entregué aunque sólo tomó un sorbo.
Lo menos que hicimos fue redecorar la casa, nos la pasamos jugando como niños en la computadora, revisando una que otra cosa y así fue pasando el tiempo hasta que la mencionada mujer me envió un mensaje. No es que seamos las mejores amigas pero sí llevamos una relación de cordialidad. Paulo tenía mi teléfono en su poder y no dejaba ver el mensaje que ella me había mandado. Jugueteamos por toda la casa persiguiéndolo para buscar mi móvil, hasta que él se recostó en mi cama, el único mobiliario que tenía para ese momento. Lo ví, con sus ojos atentos al móvil, el pantalón muy entallado, sin chaqueta, ¡me mató como estaba!
Me puse molesta pero dentro de mí estaba más que excitada:
-¡Dame mi teléfono!
-No te lo voy a dar. ¿Por qué "ella" te manda mensajes ahora?
-La conozco desde hace tiempo, además es mí teléfono, no el tuyo.
-Voy a revisar el mensaje.
Así como lo dijo lo hizo, leyó el mensaje y se echó a reír. Quería saber qué era lo que había escrito mi "enemiga secreta" así que me abalancé sobre él, forcejeamos por el teléfono hasta que me di cuenta que estaba muy cerca de sus labios. Me contuve, fue difícil, ya estaba toda mojadita lista para que tuviéramos una mañana especial.
-Oye, dame mi teléfono por favor. Quiero saber qué me enviaron.
-No, quiero saber cuántos otros mensajes se han enviado.
-No es de tu incumbencia, DAME MI TELÉFONO.
En ese momento él se había puesto acurrucado boca abajo en la cama
-Voy a persuadirte para que me entregues el teléfono.
-¿Ah sí? ¿Y cómo piensas hacerlo?
Me puse encima de él, coloqué mis pechos muy junto a su espalda y empecé a lamerle la oreja, sentía que si no tenía algún contacto de mi boca con su cuerpo no podía seguir con vida.
-Así pienso persuadirte
-Hmmmm, no te voy a dar el teléfono... hmmmm....
-¿Seguro? ¿Te gusta?
- Arggghhhh....
Un fuerte gemido casi ensordecedor retumbó en mi habitación, se volteó boca arriba y me puse a la altura de sus ojos, con una pierna encima de él dándole besos hasta que se me cansaran los labios. Una y otra vez gemía, su pene estaba más duro que una piedra. De vez en cuando lo acariciaba, pero me concentré más en robarle un beso; ya saben, cursilerías de las chicas.
Luego sentí que necesitaba ya su palo explorando cada una de las partes de mi vagina, me estaba quemando por sentir su sexo dentro de mí
-¿Te gusta?
Él sólo tenía energías para asentir con la cabeza, todo se centraba en sus gemidos y caricias hacia mí.
Me fui bajando hasta su pantalón, bajé el cierre y cuando ya estaba a punto de mirar su pene y dejarlo sin una gota de leche, le llamaron del trabajo.
¡Qué desilusión! Como pudo me preguntó si podía usar su baño, asentí y fue a ducharse y a darse una buena y larga masturbación. Puse mi oído en la puerta, empecé a tocarme y acabamos juntos.
Salió de la ducha, me pidió que saliera, se vistió y con un tierno beso en la frente me dejó. Nunca faltaron las veces en las cuales quería repetir el momento pero con una buena cogida, nunca se dio la oportunidad lamentablemente.
Luego de ese día, aún recuerdo todas las noches antes de dormir cómo pude dejarlo ir a su fulano trabajo ya que a escasamente dos semanas de lo sucedido lo despidieron. Todo fue igual, las mismas bromas, los mismos chistes y juegos, ese día pareciera que se hubiera borrado de su memoria, pero yo todavía lo tengo intacto, como si hubiese sido ayer.
¿Cuántas veces no hemos visto aquí algún relato sobre incesto o que te quieres follar a tu mejor amigo/a?
De eso está inundado todo este sitio, casi todos los relatos son de esta manera, incluyendo de manera parcial este. Hace algunos años conozco a un chico llamado Paulo. Es de tez morena, quizá 1.70 de estatura y muy varonil. No tiene novia, es muy atento conmigo cariñoso, deseable a los ojos de cualquier chica y muy, muy atractivo. El único detalle es que le gustaba una chica inalcanzable para él, cada momento que podía lo fastidiaba con ella, aunque me moría por dentro. Siempre me ha querido como una amiga, compañera y confidente, de ahí no ha pasado a mayores, tampoco yo he querido que sea así. Hace un año sucedió algo que dio a conocer un poco mis intenciones con él.
Tengo una casa pequeña pero acogedora al este de la ciudad capital, el tiempo que duré trabajando en una empresa muy reconocida aquí había dado sus frutos y compré esa casa "chin-chin". Soy una chica algo extrovertida y ese blanco de las paredes hacía que mi estadía fuera algo acartonada y sin chiste, así que decidí pintarla de un color azul eléctrico en mi cuarto, haciendo juego con el blanco. En la sala decidí ponerle un color verde manzana y un blanco medio sucio, como gris. Con mucho esfuerzo terminé de pintar mi cuarto, Luego noté que necesitaría ayuda con la sala, ya que es muy grande y terminaría en 4 días y el camión de la mudanza traía mis muebles en 1 día. En la noche del viernes llamé a Paulo para que me colaborara a pintar, le propuse que estuviera como a las 9am porque él debía irse a trabajar en la tarde y consideré esa una buena hora para terminar.
Obviamente, no tenía fachas de pornstar ni nada por el estilo, una franela negra, un poco descosida por los hombros, un pantalón viejo y roto, unos tenis blancos y una gorra negra, sin sostén, nada de detalles femeninos especiales; es más, creo que me estaba despertando. Puntual, como siempre, llegó; recién bañado, con una chaqueta negra y una franela debajo jeans y zapatos azules. Como de costumbre le ofrecí algo de tomar, sin dejar de pensar en que la ropa que tenía se vería muy bien el el suelo de mi cuarto. Me dijo que sólo quería agua, inmediatamente fui a buscarla y se la entregué aunque sólo tomó un sorbo.
Lo menos que hicimos fue redecorar la casa, nos la pasamos jugando como niños en la computadora, revisando una que otra cosa y así fue pasando el tiempo hasta que la mencionada mujer me envió un mensaje. No es que seamos las mejores amigas pero sí llevamos una relación de cordialidad. Paulo tenía mi teléfono en su poder y no dejaba ver el mensaje que ella me había mandado. Jugueteamos por toda la casa persiguiéndolo para buscar mi móvil, hasta que él se recostó en mi cama, el único mobiliario que tenía para ese momento. Lo ví, con sus ojos atentos al móvil, el pantalón muy entallado, sin chaqueta, ¡me mató como estaba!
Me puse molesta pero dentro de mí estaba más que excitada:
-¡Dame mi teléfono!
-No te lo voy a dar. ¿Por qué "ella" te manda mensajes ahora?
-La conozco desde hace tiempo, además es mí teléfono, no el tuyo.
-Voy a revisar el mensaje.
Así como lo dijo lo hizo, leyó el mensaje y se echó a reír. Quería saber qué era lo que había escrito mi "enemiga secreta" así que me abalancé sobre él, forcejeamos por el teléfono hasta que me di cuenta que estaba muy cerca de sus labios. Me contuve, fue difícil, ya estaba toda mojadita lista para que tuviéramos una mañana especial.
-Oye, dame mi teléfono por favor. Quiero saber qué me enviaron.
-No, quiero saber cuántos otros mensajes se han enviado.
-No es de tu incumbencia, DAME MI TELÉFONO.
En ese momento él se había puesto acurrucado boca abajo en la cama
-Voy a persuadirte para que me entregues el teléfono.
-¿Ah sí? ¿Y cómo piensas hacerlo?
Me puse encima de él, coloqué mis pechos muy junto a su espalda y empecé a lamerle la oreja, sentía que si no tenía algún contacto de mi boca con su cuerpo no podía seguir con vida.
-Así pienso persuadirte
-Hmmmm, no te voy a dar el teléfono... hmmmm....
-¿Seguro? ¿Te gusta?
- Arggghhhh....
Un fuerte gemido casi ensordecedor retumbó en mi habitación, se volteó boca arriba y me puse a la altura de sus ojos, con una pierna encima de él dándole besos hasta que se me cansaran los labios. Una y otra vez gemía, su pene estaba más duro que una piedra. De vez en cuando lo acariciaba, pero me concentré más en robarle un beso; ya saben, cursilerías de las chicas.
Luego sentí que necesitaba ya su palo explorando cada una de las partes de mi vagina, me estaba quemando por sentir su sexo dentro de mí
-¿Te gusta?
Él sólo tenía energías para asentir con la cabeza, todo se centraba en sus gemidos y caricias hacia mí.
Me fui bajando hasta su pantalón, bajé el cierre y cuando ya estaba a punto de mirar su pene y dejarlo sin una gota de leche, le llamaron del trabajo.
¡Qué desilusión! Como pudo me preguntó si podía usar su baño, asentí y fue a ducharse y a darse una buena y larga masturbación. Puse mi oído en la puerta, empecé a tocarme y acabamos juntos.
Salió de la ducha, me pidió que saliera, se vistió y con un tierno beso en la frente me dejó. Nunca faltaron las veces en las cuales quería repetir el momento pero con una buena cogida, nunca se dio la oportunidad lamentablemente.
Luego de ese día, aún recuerdo todas las noches antes de dormir cómo pude dejarlo ir a su fulano trabajo ya que a escasamente dos semanas de lo sucedido lo despidieron. Todo fue igual, las mismas bromas, los mismos chistes y juegos, ese día pareciera que se hubiera borrado de su memoria, pero yo todavía lo tengo intacto, como si hubiese sido ayer.
5 comentarios - ¿Fantasía o realidad?
Muy buen relato!
Gracias por compartir
http://www.poringa.net/posts/relatos/2261492/Se-me-hizo-el-milagro_.html