Me encontraba en la cocina, aunque estaba preparando la cena, mi cabeza pensaba en lo que había sucedido con mi hijo Pablo. Por momentos sentía cargo de culpa, la idea era ayudar a mi hijo, pero terminé disfrutando el sexo con el.
En un momento sentí a mi hijo entrar en la cocina, pero seguí en lo mío, sentía algo de vergüenza por lo que había pasado, por lo que seguí sin prestarle atención. Se colocó atrás mío, sus manos se posaron sobre mis hombros, y me sacó la bata dejándola caer al piso, me quedé solo con una tanga blanca. Mi hijo me abrazo por detrás y sentí la cabeza de su pija clavándose en mi espalda, en ese momento lo único que pensaba era tenerlo dentro mío.
Metió su mano derecha por debajo de mi tanga y empezó a acariciar mi vagina, que ya la tenía húmeda de la excitación, mientras sentía su pene hundiéndose contra mi espalda cada vez mas fuerte. Su mano izquierda agarró mi pecho derecho y lo apretaba con mucha, su mano derecha acariciaba mi vagina, mis piernas estaban flojas de la excitación, sentí 2 de sus dedos dentro de mi vagina, empecé a gemir de placer, luego fueron 3 dedos, los metía lo mas adentro posible, era bastante brusco pero estaba logrando su cometido, al cabo de unos minutos, me hizo acabar como pocos lograron, si no fuese que me sujetaba fuerte mi hijo, hubiese caído al suelo de como mis piernas se aflojaron. Mi hijo sin soltarme sentía como rozaba su pija por mi espalda, me apretaba fuerte y su miembro acariciaba mi espalda, este quedó entre mi espalda y su abdomen, en un momento sentí que me sujeto muy fuerte, era un abrazo muy duro y descargó junto con un gemido su semen contra mi espalda, fue bastante abundante la cantidad, mi hijo me soltó se alejo unos pasos hacia atrás para tomar asiento sobre una silla. Sentía como su semen bajaba por mi espalda hasta llegar a mis nalgas.
Por una de las ventana de la cocina pude ver a mi hijo, por el reflejo de esta, se lo veía algo agitado y con su mirada fija en mi. En ese momento el sentido común me decía que debería ponerme la bata y seguir cocinando, pero no era lo que quería. Solo deseaba gozar junto a mi hijo.
Me decidí por hacer lo que deseaba, me dí vuelta y fui donde estaba mi hijo y me arrodillé delante de el. Separé sus piernas, y le lamí su abdomen donde tenía restos de su propio semen. Cuando terminé con este seguí con su pija, que ya había perdido algo de su dureza pero no estaba flácida aún. Con mi mano derecha le acaricié sus huevos, y metí su miembro en mi boca, empecé a mamarlo desde la punta de su pija hasta el final, su pija al minuto estaba como una piedra, me costaba tenerla toda en mi boca, pero me la metí hasta el fondo de mi garganta, mi labio inferior, tocaba sus huevos, y con mi lengua, lamí como pude sus huevos. Pablo enloquecía con esto, su cuerpo parecía convulsionar, cuando sentí que estaba al límite a punto de explotar, saque mi boca de su miembro y le dí un buen beso de lengua, mientras le masturbaba su pene, no quería que acabe a un. Lo bese durante un par de minutos y luego me quité mi tanga, me recosté boca arriba sobre la mesa de la cocina, separé mis piernas y dije:
- Te quiero adentro mió hijo. Mientras me acaricia mi clítoris.
Mi hijo se levantó de la silla, se puso delante de mi, con sus manos me tomo de la cintura, y me acerco hasta él, sentí la cabeza de su pija tocar mis labios vaginales, con su mano derecha sujeto su pene de su tronco, y acomodó su cabeza en la entrada de mi vagina y hundió hasta que lo sentí adentro mío. Empecé a gemir como loca mientras su pija se hundía dentro mi, le pedía mas y mas, en ese momento mi hijo era mi mundo y me sentía fuera de mí, Pablo tomó ritmo y empezó a meter y sacar su miembro dentro de mi vagina. El también parecía fuera de sí, en un momento apretó mis dos pechos con sus manos, hundió hasta el fondo su miembro dentro de mi vagina y acabó dentro mío. Si bien ya había acabado todo su semen adentro mi, seguía apretando mis pechos muy fuerte y solo los soltó cuando su pene se puso flácido dentro de mi vagina y lo sacó soltando mis tetas a la vez.
Yo me quedé recostada sobre la mesa con mis piernas colgando de esta. Estaba tan satisfecha que podría quedarme dormida ahí. Pablo fue a la heladera, se sirvió un vaso de agua y se sentó en una silla al lado mío. No nos hablamos en ese momento, ambos estábamos cansados y complacidos, y no sabríamos que decirnos. Habrán pasado unos quince minutos cuando me bajé de la mesa, mientras caminaba sentía como los restos de semen bajaban desde mi vagina por mis muslos interiores. Seguí cocinando desnuda. Terminé de cortar unas verduras, preparé la carne y la puse en el horno, Pablo me miraba cada movimiento que hacía, sus ojos estaban sobre mi cuerpo. Debo admitir que me gustaba como se siente ser tan deseada.
Le dije a mi hijo:
- Me doy otra ducha así ceno cómoda.
Mientras estaba yendo por el living, hacia mi cuarto. Escucho a mi hijo que dice:
- Espera mamá, uno mas y te dejo tranquila.
- No querés después de cenar, le contesté.
- No me aguanto, te quiero hacer la cola una vez, solo unos minutos.
Todavía tenía adolorida mi cola de la cogida que me había dado mi hijo unas horas antes. Hubiese preferido que me pida otra cosa, pero no me pude negar, no después de tanto placer que me propició anteriormente. No me había dado cuenta pero ya tenía su pija dura otra vez. Es increíble la falta de experiencia los jóvenes la compensan con rendimiento pensaba por dentro.
- Esta bien Pablo, algo rapidito.
Apenas terminé de hablar, ya me había dado vuelta, me llevo contra una pared. Me puso mirando contra esta. Y ya estaba listo para hacerme la cola ahí.
- Espera un poco le dije. Vamos al sillón así lo hacemos cómodos. No le quería decir que ya no me daban las piernas.
Me apoyé sobre un apoyabrazos del sillón boca abajo, quedando de mi cintura hacia arriba sobre los almohadones del sillón, mi cola quedó levantada, y mis piernas en el aire.
Pablo empezó a meter su pija entre mis nalgas, sentí su cabeza en la entrada de mi ano y empezó a hundir, le costaba mucho la penetración, y me dolía horrores, al principio pensé que era por la cogida que había hecho mi hijo por la cola. Después me dí cuenta que no me había lubricado mi ano.
- Espera un poco Pablo.
Se lo tuve que decir dos veces, hasta que alejó su pija de mi culo.
- Tenés que lubricarme primero.
Puso sus manos sobre mis nalgas separó estas para dejar mi ano al descubierto, y su lengua hizo un trabajo decente en este, lo lamió bien, me penetró con su lengua, se notaba que mejoraba de a poco. Gracias a todas las películas porno que miraba sabía que hacer dentro de todo.
- Listo, me dijo.
- Vení acá Pablo. Se acercó a mi lado, me escupí las yemas de mis dedos y se lo pasé por su cabeza para lubricarle su pene también. Tenía bastante adolorida mi cola, y toda la lubricación posible me iba a venir bien.
Se acomodó detrás mío, sentí como acomodaba su pija entre mis nalgas, metió su cabeza contra mi ano y hundió con fuerza, de apoco su pija iba entrando por mi culo, no entraba fácil pero al menos mejor que antes. Cuando metió la mitad de su pene dentro de mi cola, sentí sus manos en mi cadera, y empezó a embestirme, con cada penetración sentía su pija cada vez mas adentro, hasta que sus huevos chocaron contra mis nalgas. Gritaba de dolor y de placer, era muy intensa la penetración, mi hijo amaba el sexo anal y violento, si bien me sentía adolorida, el morbo de la situación de sentir que mi hijo me hacía la cola como un animal, me mojaba toda. A los minutos de darme sin parar por mi culo eyaculó dentro mió.
Me dí cuenta que mi hijo le gusta dejarme su pija dentro mío hasta que su miembro se pone flácido. Cuando lo sacó sentí mucho dolor, que me hizo dar un pequeño grito.
- Perdoná ma, me dijo Pablo.
- No fue nada.
Me reincorporé, como pude, bese a mi hijo en la boca, un pequeño beso y fui a mi habitación.
Me duché, esta vez no me masturbé, estaba muy agotada, me vestí muy ligera de ropa y terminé de preparar la cena. Pablo me esperaba en la cocina, cenamos juntos, el comió desnudo. No hablamos de las cosas que hicimos, todo estaba muy claro entre nosotros. Fue una cena muy relajada, hablamos de nuestras cosas diarias y pasamos un gran momento.
En un momento sentí a mi hijo entrar en la cocina, pero seguí en lo mío, sentía algo de vergüenza por lo que había pasado, por lo que seguí sin prestarle atención. Se colocó atrás mío, sus manos se posaron sobre mis hombros, y me sacó la bata dejándola caer al piso, me quedé solo con una tanga blanca. Mi hijo me abrazo por detrás y sentí la cabeza de su pija clavándose en mi espalda, en ese momento lo único que pensaba era tenerlo dentro mío.
Metió su mano derecha por debajo de mi tanga y empezó a acariciar mi vagina, que ya la tenía húmeda de la excitación, mientras sentía su pene hundiéndose contra mi espalda cada vez mas fuerte. Su mano izquierda agarró mi pecho derecho y lo apretaba con mucha, su mano derecha acariciaba mi vagina, mis piernas estaban flojas de la excitación, sentí 2 de sus dedos dentro de mi vagina, empecé a gemir de placer, luego fueron 3 dedos, los metía lo mas adentro posible, era bastante brusco pero estaba logrando su cometido, al cabo de unos minutos, me hizo acabar como pocos lograron, si no fuese que me sujetaba fuerte mi hijo, hubiese caído al suelo de como mis piernas se aflojaron. Mi hijo sin soltarme sentía como rozaba su pija por mi espalda, me apretaba fuerte y su miembro acariciaba mi espalda, este quedó entre mi espalda y su abdomen, en un momento sentí que me sujeto muy fuerte, era un abrazo muy duro y descargó junto con un gemido su semen contra mi espalda, fue bastante abundante la cantidad, mi hijo me soltó se alejo unos pasos hacia atrás para tomar asiento sobre una silla. Sentía como su semen bajaba por mi espalda hasta llegar a mis nalgas.
Por una de las ventana de la cocina pude ver a mi hijo, por el reflejo de esta, se lo veía algo agitado y con su mirada fija en mi. En ese momento el sentido común me decía que debería ponerme la bata y seguir cocinando, pero no era lo que quería. Solo deseaba gozar junto a mi hijo.
Me decidí por hacer lo que deseaba, me dí vuelta y fui donde estaba mi hijo y me arrodillé delante de el. Separé sus piernas, y le lamí su abdomen donde tenía restos de su propio semen. Cuando terminé con este seguí con su pija, que ya había perdido algo de su dureza pero no estaba flácida aún. Con mi mano derecha le acaricié sus huevos, y metí su miembro en mi boca, empecé a mamarlo desde la punta de su pija hasta el final, su pija al minuto estaba como una piedra, me costaba tenerla toda en mi boca, pero me la metí hasta el fondo de mi garganta, mi labio inferior, tocaba sus huevos, y con mi lengua, lamí como pude sus huevos. Pablo enloquecía con esto, su cuerpo parecía convulsionar, cuando sentí que estaba al límite a punto de explotar, saque mi boca de su miembro y le dí un buen beso de lengua, mientras le masturbaba su pene, no quería que acabe a un. Lo bese durante un par de minutos y luego me quité mi tanga, me recosté boca arriba sobre la mesa de la cocina, separé mis piernas y dije:
- Te quiero adentro mió hijo. Mientras me acaricia mi clítoris.
Mi hijo se levantó de la silla, se puso delante de mi, con sus manos me tomo de la cintura, y me acerco hasta él, sentí la cabeza de su pija tocar mis labios vaginales, con su mano derecha sujeto su pene de su tronco, y acomodó su cabeza en la entrada de mi vagina y hundió hasta que lo sentí adentro mío. Empecé a gemir como loca mientras su pija se hundía dentro mi, le pedía mas y mas, en ese momento mi hijo era mi mundo y me sentía fuera de mí, Pablo tomó ritmo y empezó a meter y sacar su miembro dentro de mi vagina. El también parecía fuera de sí, en un momento apretó mis dos pechos con sus manos, hundió hasta el fondo su miembro dentro de mi vagina y acabó dentro mío. Si bien ya había acabado todo su semen adentro mi, seguía apretando mis pechos muy fuerte y solo los soltó cuando su pene se puso flácido dentro de mi vagina y lo sacó soltando mis tetas a la vez.
Yo me quedé recostada sobre la mesa con mis piernas colgando de esta. Estaba tan satisfecha que podría quedarme dormida ahí. Pablo fue a la heladera, se sirvió un vaso de agua y se sentó en una silla al lado mío. No nos hablamos en ese momento, ambos estábamos cansados y complacidos, y no sabríamos que decirnos. Habrán pasado unos quince minutos cuando me bajé de la mesa, mientras caminaba sentía como los restos de semen bajaban desde mi vagina por mis muslos interiores. Seguí cocinando desnuda. Terminé de cortar unas verduras, preparé la carne y la puse en el horno, Pablo me miraba cada movimiento que hacía, sus ojos estaban sobre mi cuerpo. Debo admitir que me gustaba como se siente ser tan deseada.
Le dije a mi hijo:
- Me doy otra ducha así ceno cómoda.
Mientras estaba yendo por el living, hacia mi cuarto. Escucho a mi hijo que dice:
- Espera mamá, uno mas y te dejo tranquila.
- No querés después de cenar, le contesté.
- No me aguanto, te quiero hacer la cola una vez, solo unos minutos.
Todavía tenía adolorida mi cola de la cogida que me había dado mi hijo unas horas antes. Hubiese preferido que me pida otra cosa, pero no me pude negar, no después de tanto placer que me propició anteriormente. No me había dado cuenta pero ya tenía su pija dura otra vez. Es increíble la falta de experiencia los jóvenes la compensan con rendimiento pensaba por dentro.
- Esta bien Pablo, algo rapidito.
Apenas terminé de hablar, ya me había dado vuelta, me llevo contra una pared. Me puso mirando contra esta. Y ya estaba listo para hacerme la cola ahí.
- Espera un poco le dije. Vamos al sillón así lo hacemos cómodos. No le quería decir que ya no me daban las piernas.
Me apoyé sobre un apoyabrazos del sillón boca abajo, quedando de mi cintura hacia arriba sobre los almohadones del sillón, mi cola quedó levantada, y mis piernas en el aire.
Pablo empezó a meter su pija entre mis nalgas, sentí su cabeza en la entrada de mi ano y empezó a hundir, le costaba mucho la penetración, y me dolía horrores, al principio pensé que era por la cogida que había hecho mi hijo por la cola. Después me dí cuenta que no me había lubricado mi ano.
- Espera un poco Pablo.
Se lo tuve que decir dos veces, hasta que alejó su pija de mi culo.
- Tenés que lubricarme primero.
Puso sus manos sobre mis nalgas separó estas para dejar mi ano al descubierto, y su lengua hizo un trabajo decente en este, lo lamió bien, me penetró con su lengua, se notaba que mejoraba de a poco. Gracias a todas las películas porno que miraba sabía que hacer dentro de todo.
- Listo, me dijo.
- Vení acá Pablo. Se acercó a mi lado, me escupí las yemas de mis dedos y se lo pasé por su cabeza para lubricarle su pene también. Tenía bastante adolorida mi cola, y toda la lubricación posible me iba a venir bien.
Se acomodó detrás mío, sentí como acomodaba su pija entre mis nalgas, metió su cabeza contra mi ano y hundió con fuerza, de apoco su pija iba entrando por mi culo, no entraba fácil pero al menos mejor que antes. Cuando metió la mitad de su pene dentro de mi cola, sentí sus manos en mi cadera, y empezó a embestirme, con cada penetración sentía su pija cada vez mas adentro, hasta que sus huevos chocaron contra mis nalgas. Gritaba de dolor y de placer, era muy intensa la penetración, mi hijo amaba el sexo anal y violento, si bien me sentía adolorida, el morbo de la situación de sentir que mi hijo me hacía la cola como un animal, me mojaba toda. A los minutos de darme sin parar por mi culo eyaculó dentro mió.
Me dí cuenta que mi hijo le gusta dejarme su pija dentro mío hasta que su miembro se pone flácido. Cuando lo sacó sentí mucho dolor, que me hizo dar un pequeño grito.
- Perdoná ma, me dijo Pablo.
- No fue nada.
Me reincorporé, como pude, bese a mi hijo en la boca, un pequeño beso y fui a mi habitación.
Me duché, esta vez no me masturbé, estaba muy agotada, me vestí muy ligera de ropa y terminé de preparar la cena. Pablo me esperaba en la cocina, cenamos juntos, el comió desnudo. No hablamos de las cosas que hicimos, todo estaba muy claro entre nosotros. Fue una cena muy relajada, hablamos de nuestras cosas diarias y pasamos un gran momento.
32 comentarios - Incesto con mi hijo - Segunda parte
ME PONESSS A FULL... 🙎♂️
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buenisimo