Comenzaban mis vacaciones, me levanté temprano y preparé los coches para nuestras vacaciones. Con nosotros, mi mujer e hijo, iban mis cuñadas, mi hermana y una amiga de ella.
Todo bien, comenzamos el recorrido sin problemas, y yo solo con la mente en la playa. Una vez instalados en la cabaña, nos fuimos de inmediato a la playa. Al cabo de un rato, se instalaron delante nuestro tres mujeres mayores, con unos cuerpos realmente cuidados, unas hermosas y largas piernas, que fue lo primero que divisé y cuando se desprendieron de sus vestidos mi polla se puso a mil al ver sus impactantes traseros. Eran deliciosos, no podía dejar de mirarlos y para rematar al tenderse sobre sus toallas me mostraron lo poderoso de su delantera. Toda esa tarde no pude moverme de mi toalla porque no podía bajar la erección que tenía.
Al llegar a casa me metí al baño, pero sin darme cuenta, no puse la llave y como seguía a mil, comencé a hacerme un "trabajito". En eso estaba cuando entró mi cuñada. Sorprendido no supe que hacer, ella dentro del baño y yo con mi polla en la mano.
- ¿Qué haces? - me gritó al darse cuenta de lo que hacía - Por lo menos cierra la puerta, o ¿es que querías ayuda?. Tu mujer no está pero si te puedo ayudar...
No terminó la frase, se abalanzó sobre mi y con su boca atrapo toda mi polla, tragándosela entera. Yo me quedé inmóvil, sin saber que hacer. De verdad que me corté y solo atiné a dejarme hacer hasta que noté que me corría e intenté apartarla para no mojarla entera, pero con un "¡no!" que me dejó más excitado, siguió chupando hasta que comencé a descargar, tragándose todo lo que lanzaba. Imaginar con una erección de toda una tarde y con una mamada de antología bien podría haberme hecho rico en un banco de semen. Mis piernas temblaban y el placer no paraba de llenarme los sentidos hasta que ella sin decir nada, se levantó, se besó un dedo, lo puso en mi boca y tal como había entrado se fue.
Yo con mi polla mas relajada y mis pantalones abajo solo atiné a darme una ducha fría, pero esa noche me follé a mi mujer como un poseso y gritamos como hacia mucho que no lo hacíamos.
Yo había alquilado tres cabañas, una para nosotros, la otra para mis cuñadas y la otra para mi hermana y su amiga.
A la mañana siguiente mi cuñada me saludó como si nada hubiese pasado, solo el comentario que me hizo en los jardines me volvió a revolucionar.
- Que noche le has hecho pasar a mi hermana - me dijo - y todo gracias a mi.
Cierto, absolutamente cierto y es que la mamada que me regaló hizo que mis más ocultos deseos sexuales salieran a flote. En eso llegó mi hermana y su amiga y estando solos mi hermana me dijo lo mismo.
- Tremenda noche ¿verdad? - dijo - Pero trata de gritar más bajo la próxima vez.
Me sonrojé por la presencia de su amiga, pero ella pareció no darle importancia. Al acercarnos a la piscina, nos sacamos la ropa quedando en trajes de baño. Yo aún excitado me tiré rápidamente al agua para ocultar mi polla que ya empezaba a asomar. Desde el agua vi las tremendas tetas de la amiga de mi hermana, pues si bien ella estaba algo gordita sin mayores curvas, tenía unas tetas de antología que me pusieron a mil otra vez.
Al rato ellas trajeron las típicas pelotas y comenzamos a jugar. Una vez, cuando perseguía a la amiga de mi hermana para quitarle la pelota, se me puso de espaldas, cogiendo la pelota entre sus brazos y apretándola contra sus tetas se echó hacia atrás y sintió mi polla, que ya no estaba tan hinchada pero que obviamente en traje de baño se notaba igual. Entre los forcejeos, comenzó a ponerse dura y entre los manoseos y tocadas de tetas terminó por estar una vez más lista para la acción. Al sentirla apretar sobre su culo, me dijo en voz baja:
- Te espero en la piscina a las doce.
Seguimos el juego y yo ansioso de que fuera ya media noche. Al estar cerca de la hora, mi mujer estaba a punto de dormirse y yo le dije que me iba a la piscina a relajarme un rato.
Al llegar a la piscina estaban mi cuñada y la amiga de mi hermana, ninguna en traje de baño, sino que una con un vestido y la otra con pantalones. Las saludé como si nada, me quité la camiseta y me tiré a la piscina, aunque dando antes un pequeño paseo frente a ellas para mostrarles lo que podíamos hacer ya que mi polla comenzaba a aparecer bajo el traje de baño.
- ¿No os bañáis? - pregunté.
- Es que no llevamos el traje de baño - me contestaron.
- ¿Pero cual es el problema? - añadí - A esta hora no hay nadie y si queréis, apagad las luces y os podéis meter, el agua está deliciosa.
Sin más, apagaron las luces y vi sus siluetas despojarse de sus ropas y sumergirse suavemente en el agua. Se quedaron a unos dos metros de mi, como con vergüenza de que las viera pero entonces me dijeron:
- No es justo que estemos desnudas y tú no.
Antes de terminar de terminar la frase yo ya había tirado mi traje de baño fuera de la piscina. Comenzamos a conversar cosas banales pero que se hacían entretenidas al estar los tres en pelotas y con ganas de sexo, que era lo que al menos yo deseaba. Cuando mi cuñada dejó caer, porque estoy seguro que fue adrede, su reloj y me pidió que fuera a sacarlo del fondo de la piscina, al sumergirme, con la oscuridad que había, me costó trabajo verlo, pero estaba justo a tres milímetros de sus pies, me acerqué, cogí el reloj y decidí salir frente a ella, lo más cerca posible, sabiendo que junto a ella estaba la amiga de mi hermana. Al emerger, lo hice despacio, pero muy cerca a ella y, con la erección que tenía, quedé con mi polla incrustada entre sus piernas a lo que ella respondió con un suave gemido. Quedamos inmóviles mirándonos de frente, sin hacer nada, hasta que dejé caer el reloj nuevamente y amparado en la oscuridad comencé a devolver el favor que me habia hecho en el baño. No me había comido nunca un coño bajo el agua, pero me resultó excepcional. Obviamente no fue mucho el rato que me pude mantener bajo el agua, pero al salir lo hice más cerca, volviendo a dejar mi polla entre sus piernas. Su mirada echaba fuego. Yo me había olvidado por completo de la amiga hasta que la oí decir:
- ¿Y yo qué, es que me vais a dejar de lado?.
Se acercó a nosotros y comenzamos un juego de manos que lo tocaban todo. Fue alucinante y de tan solo recordarlo, se me pone la polla dura. Entonces las invité a pasar a la parte baja de la piscina, la parte de los niños y al llegar allí aprecié en toda su magnitud lo impactante de las tetas de la amiguita. Incluso mi cuñada las miraba con cara de apetito. Me abalancé sobre ella, chupando sus tremendas pezones, provocándole unos profundos gemidos. Mi cuñada, para no quedarse atrás, agarró mi polla, que si bien es cierto es de un tamaño normal, es muy gruesa, 19 centímetros de largo por 18 de contorno, metiéndosela entera en la boca. Jamás me la habían comido por completo, y eso me produjo un gran placer que junto al que me daban las tetas que me comía, estuvieron a punto de hacerme explotar.
Al rato me cogieron de las manos y me llevaron a las hamacas que había en la piscina, me recostaron sobre una de ellas y se miraron con complicidad para determinar quien me cabalgaría primero. Mi cuñada, rápidamente, se puso a horcajadas y tragó toda mi polla por el coño de una sentada. Con el grito que dio, pensé que despertaría a todo el mundo, pero siguió moviéndose y gimiendo sin importarle nada. Entonces la amiga se me montó en la cara y me obligó a probar sus jugos. Yo he comido varios coños, pero de verdad es que primera vez que encontraba un coño tan dulce. Era maravilloso el sabor que tenían sus jugos y no debían haber pasado cinco minutos cuando la amiga se corrió en mi cara, dejándomela completamente mojada al tiempo que, con sus gemidos, se corrió mi cuñada, arañándome el pecho y gritando como una posesa.
La amiga la apartó pues quería tener su segundo orgasmo y sin más se sentó igual que mi cuñada, tragándose absolutamente toda mi polla, que seguía totalmente cargada. Mi cuñada, al verme el rostro mojado de los jugos de la amiga quiso probarlos y me lamió la cara hasta que poniéndome su coño en mi cara, me lo hizo lamer. Mi cuñada tuvo su segundo y tercer orgasmo en mi cara y la amiga estaba llegando al segundo hasta que lo tuvo y fue una explosión de jugos que chorreaban entre mis piernas. Yo aún no me corría, entonces, se bajó y puso sus poderosas tetas alrededor de mi polla a lo que se sumó mi cuñada para darle lengüetazos, aunque me fije que lamía más las tetas de la amiga que mi polla. Cuando estaba listo para correrme, ellas se dieron cuenta por mis gemidos, se agacharon las dos sobre mi polla y comenzaron a chupar. Parecían dos animales salvajes peleándose por la comida. Comencé a descargar y los primeros chorros fueron abundantes, pero no dejaron escapar una sola gota. Se lamían incluso las caras besándose entre ellas y tragándose toda mi leche.
Quedé con los huevos doloridos de tan brutal descarga, ellas se dieron cuenta y mientras una me chupaba la polla para secarla absolutamente, la otra me chupaba los huevos. Mi cuñada, me hizo abrir las piernas para poder recostarse y poder chupar mejor, pero en una posición en que alcanzaba a lamer el agujero de mi culo. Jamás me lo habían lamido y realmente es maravilloso. Con cada lengüetazo que me daba sentía como mi polla se ponia en guardia nuevamente y de verdad que la veía como crecía más de lo normal. Así pasamos cerca de cuatro horas de sexo increíble, orgasmando una y otra vez y cada vez más fuerte que la anterior. Yo me corrí tres veces, quedando casi inconsciente, pero mi cuñada al menos lo hizo doce veces y la amiga unas ocho, por lo que el cansancio nos dejó totalmente agotados y nos dormimos entrelazados en la orilla de la piscina.
Todo bien, comenzamos el recorrido sin problemas, y yo solo con la mente en la playa. Una vez instalados en la cabaña, nos fuimos de inmediato a la playa. Al cabo de un rato, se instalaron delante nuestro tres mujeres mayores, con unos cuerpos realmente cuidados, unas hermosas y largas piernas, que fue lo primero que divisé y cuando se desprendieron de sus vestidos mi polla se puso a mil al ver sus impactantes traseros. Eran deliciosos, no podía dejar de mirarlos y para rematar al tenderse sobre sus toallas me mostraron lo poderoso de su delantera. Toda esa tarde no pude moverme de mi toalla porque no podía bajar la erección que tenía.
Al llegar a casa me metí al baño, pero sin darme cuenta, no puse la llave y como seguía a mil, comencé a hacerme un "trabajito". En eso estaba cuando entró mi cuñada. Sorprendido no supe que hacer, ella dentro del baño y yo con mi polla en la mano.
- ¿Qué haces? - me gritó al darse cuenta de lo que hacía - Por lo menos cierra la puerta, o ¿es que querías ayuda?. Tu mujer no está pero si te puedo ayudar...
No terminó la frase, se abalanzó sobre mi y con su boca atrapo toda mi polla, tragándosela entera. Yo me quedé inmóvil, sin saber que hacer. De verdad que me corté y solo atiné a dejarme hacer hasta que noté que me corría e intenté apartarla para no mojarla entera, pero con un "¡no!" que me dejó más excitado, siguió chupando hasta que comencé a descargar, tragándose todo lo que lanzaba. Imaginar con una erección de toda una tarde y con una mamada de antología bien podría haberme hecho rico en un banco de semen. Mis piernas temblaban y el placer no paraba de llenarme los sentidos hasta que ella sin decir nada, se levantó, se besó un dedo, lo puso en mi boca y tal como había entrado se fue.
Yo con mi polla mas relajada y mis pantalones abajo solo atiné a darme una ducha fría, pero esa noche me follé a mi mujer como un poseso y gritamos como hacia mucho que no lo hacíamos.
Yo había alquilado tres cabañas, una para nosotros, la otra para mis cuñadas y la otra para mi hermana y su amiga.
A la mañana siguiente mi cuñada me saludó como si nada hubiese pasado, solo el comentario que me hizo en los jardines me volvió a revolucionar.
- Que noche le has hecho pasar a mi hermana - me dijo - y todo gracias a mi.
Cierto, absolutamente cierto y es que la mamada que me regaló hizo que mis más ocultos deseos sexuales salieran a flote. En eso llegó mi hermana y su amiga y estando solos mi hermana me dijo lo mismo.
- Tremenda noche ¿verdad? - dijo - Pero trata de gritar más bajo la próxima vez.
Me sonrojé por la presencia de su amiga, pero ella pareció no darle importancia. Al acercarnos a la piscina, nos sacamos la ropa quedando en trajes de baño. Yo aún excitado me tiré rápidamente al agua para ocultar mi polla que ya empezaba a asomar. Desde el agua vi las tremendas tetas de la amiga de mi hermana, pues si bien ella estaba algo gordita sin mayores curvas, tenía unas tetas de antología que me pusieron a mil otra vez.
Al rato ellas trajeron las típicas pelotas y comenzamos a jugar. Una vez, cuando perseguía a la amiga de mi hermana para quitarle la pelota, se me puso de espaldas, cogiendo la pelota entre sus brazos y apretándola contra sus tetas se echó hacia atrás y sintió mi polla, que ya no estaba tan hinchada pero que obviamente en traje de baño se notaba igual. Entre los forcejeos, comenzó a ponerse dura y entre los manoseos y tocadas de tetas terminó por estar una vez más lista para la acción. Al sentirla apretar sobre su culo, me dijo en voz baja:
- Te espero en la piscina a las doce.
Seguimos el juego y yo ansioso de que fuera ya media noche. Al estar cerca de la hora, mi mujer estaba a punto de dormirse y yo le dije que me iba a la piscina a relajarme un rato.
Al llegar a la piscina estaban mi cuñada y la amiga de mi hermana, ninguna en traje de baño, sino que una con un vestido y la otra con pantalones. Las saludé como si nada, me quité la camiseta y me tiré a la piscina, aunque dando antes un pequeño paseo frente a ellas para mostrarles lo que podíamos hacer ya que mi polla comenzaba a aparecer bajo el traje de baño.
- ¿No os bañáis? - pregunté.
- Es que no llevamos el traje de baño - me contestaron.
- ¿Pero cual es el problema? - añadí - A esta hora no hay nadie y si queréis, apagad las luces y os podéis meter, el agua está deliciosa.
Sin más, apagaron las luces y vi sus siluetas despojarse de sus ropas y sumergirse suavemente en el agua. Se quedaron a unos dos metros de mi, como con vergüenza de que las viera pero entonces me dijeron:
- No es justo que estemos desnudas y tú no.
Antes de terminar de terminar la frase yo ya había tirado mi traje de baño fuera de la piscina. Comenzamos a conversar cosas banales pero que se hacían entretenidas al estar los tres en pelotas y con ganas de sexo, que era lo que al menos yo deseaba. Cuando mi cuñada dejó caer, porque estoy seguro que fue adrede, su reloj y me pidió que fuera a sacarlo del fondo de la piscina, al sumergirme, con la oscuridad que había, me costó trabajo verlo, pero estaba justo a tres milímetros de sus pies, me acerqué, cogí el reloj y decidí salir frente a ella, lo más cerca posible, sabiendo que junto a ella estaba la amiga de mi hermana. Al emerger, lo hice despacio, pero muy cerca a ella y, con la erección que tenía, quedé con mi polla incrustada entre sus piernas a lo que ella respondió con un suave gemido. Quedamos inmóviles mirándonos de frente, sin hacer nada, hasta que dejé caer el reloj nuevamente y amparado en la oscuridad comencé a devolver el favor que me habia hecho en el baño. No me había comido nunca un coño bajo el agua, pero me resultó excepcional. Obviamente no fue mucho el rato que me pude mantener bajo el agua, pero al salir lo hice más cerca, volviendo a dejar mi polla entre sus piernas. Su mirada echaba fuego. Yo me había olvidado por completo de la amiga hasta que la oí decir:
- ¿Y yo qué, es que me vais a dejar de lado?.
Se acercó a nosotros y comenzamos un juego de manos que lo tocaban todo. Fue alucinante y de tan solo recordarlo, se me pone la polla dura. Entonces las invité a pasar a la parte baja de la piscina, la parte de los niños y al llegar allí aprecié en toda su magnitud lo impactante de las tetas de la amiguita. Incluso mi cuñada las miraba con cara de apetito. Me abalancé sobre ella, chupando sus tremendas pezones, provocándole unos profundos gemidos. Mi cuñada, para no quedarse atrás, agarró mi polla, que si bien es cierto es de un tamaño normal, es muy gruesa, 19 centímetros de largo por 18 de contorno, metiéndosela entera en la boca. Jamás me la habían comido por completo, y eso me produjo un gran placer que junto al que me daban las tetas que me comía, estuvieron a punto de hacerme explotar.
Al rato me cogieron de las manos y me llevaron a las hamacas que había en la piscina, me recostaron sobre una de ellas y se miraron con complicidad para determinar quien me cabalgaría primero. Mi cuñada, rápidamente, se puso a horcajadas y tragó toda mi polla por el coño de una sentada. Con el grito que dio, pensé que despertaría a todo el mundo, pero siguió moviéndose y gimiendo sin importarle nada. Entonces la amiga se me montó en la cara y me obligó a probar sus jugos. Yo he comido varios coños, pero de verdad es que primera vez que encontraba un coño tan dulce. Era maravilloso el sabor que tenían sus jugos y no debían haber pasado cinco minutos cuando la amiga se corrió en mi cara, dejándomela completamente mojada al tiempo que, con sus gemidos, se corrió mi cuñada, arañándome el pecho y gritando como una posesa.
La amiga la apartó pues quería tener su segundo orgasmo y sin más se sentó igual que mi cuñada, tragándose absolutamente toda mi polla, que seguía totalmente cargada. Mi cuñada, al verme el rostro mojado de los jugos de la amiga quiso probarlos y me lamió la cara hasta que poniéndome su coño en mi cara, me lo hizo lamer. Mi cuñada tuvo su segundo y tercer orgasmo en mi cara y la amiga estaba llegando al segundo hasta que lo tuvo y fue una explosión de jugos que chorreaban entre mis piernas. Yo aún no me corría, entonces, se bajó y puso sus poderosas tetas alrededor de mi polla a lo que se sumó mi cuñada para darle lengüetazos, aunque me fije que lamía más las tetas de la amiga que mi polla. Cuando estaba listo para correrme, ellas se dieron cuenta por mis gemidos, se agacharon las dos sobre mi polla y comenzaron a chupar. Parecían dos animales salvajes peleándose por la comida. Comencé a descargar y los primeros chorros fueron abundantes, pero no dejaron escapar una sola gota. Se lamían incluso las caras besándose entre ellas y tragándose toda mi leche.
Quedé con los huevos doloridos de tan brutal descarga, ellas se dieron cuenta y mientras una me chupaba la polla para secarla absolutamente, la otra me chupaba los huevos. Mi cuñada, me hizo abrir las piernas para poder recostarse y poder chupar mejor, pero en una posición en que alcanzaba a lamer el agujero de mi culo. Jamás me lo habían lamido y realmente es maravilloso. Con cada lengüetazo que me daba sentía como mi polla se ponia en guardia nuevamente y de verdad que la veía como crecía más de lo normal. Así pasamos cerca de cuatro horas de sexo increíble, orgasmando una y otra vez y cada vez más fuerte que la anterior. Yo me corrí tres veces, quedando casi inconsciente, pero mi cuñada al menos lo hizo doce veces y la amiga unas ocho, por lo que el cansancio nos dejó totalmente agotados y nos dormimos entrelazados en la orilla de la piscina.
4 comentarios - Todo queda en familia
😀
Muy bueno el relato!!
dejaria puntos pero los gaste