Este relato estaba en un foro viejo que ya no existe escrito (o simplemente posteado) por una tal malaura33. En su momento lo guardé porque a mí al menos me dejó al recontra palo. Bueh, no tanto como el tal Fede... 😃
Disfruten!
El pedazo de Fede
Me llamo María, tengo 33 años y soy profesora de natación. La historia que voy a contar pasó este verano.
Soy morocha, mido 1.70, peso 60 kilos y tengo un cuerpo bien formado por haber hecho bastante gimnasia desde chica. Tengo las piernas y la cola firmes, pero lo que más sobresale de mi cuerpo son mis tetas, que son bastante grandes (102).
Hace varios años que doy clases de natación. Es muy excitante, porque hay muchos chicos de entre 20 y 30 años que son mis alumnos, aunque sólo había tenido una historia con uno de ellos hace unos años.
En noviembre del año pasado empezó a tomar clases un chico nuevo. Se llamaba Federico, tenía 24 años y no llamaba mucho la atención. No era ni lindo ni feo. El primer día estuvimos hablando un rato y le expliqué como eran las clases. Se anotó en el curso y quedamos en que empezaba al día siguiente en el último turno, que es a las 21 horas.
Cuando iba a empezar la clase y mientras yo acomodaba unas cosas, Mariela otra profe, se me acercó y me dijo “Uy negra, este pibe nuevo debe ser bueno haciendo clavados”. Yo no entendí, pero después me di vuelta y lo vi a Federico, que se acercaba a mí. Tenía un short bien ajustado y se le marcaba un bulto ¡¡¡IM-PRE-SIO-NAN-TE!!! En ese momento no podía pensar en nada, y no podía dejar de mirar ese short azul con ese pedazo increíble. Él se dio cuenta porque se puso rojo de vergüenza y bajó la vista. Después reaccioné y empecé la clase como siempre, aunque cuando podía miraba de reojo a esa bestia que Federico tenía entre las piernas.
Cuando terminó la clase me fui al vestuario y Mariela me empezó a cargar en voz baja diciéndome que le pasara a Federico a su clase, que ella le iba a enseñar muchas cosas.
Después siguieron las clases normalmente. Los chicos lo habían apodado la anguila y se pasaban todo el día haciendo chistes sobre el tamaño de Fede, que se reía y se ponía colorado, porque era muy tímido. El más zarpado era Augusto, otro alumno de 22 años que era muy simpático y siempre me tiraba onda para hacer algo. Un día estábamos haciendo unos juegos de carrera, y Augusto me dijo al oído “Más vale que va a ganar Fede, con la anguila que tiene” , “¿qué?” le dije yo. Y ahí me miró y se rió “Dale, María, no te hagás la tonta que te vi mil veces mirandole el bulto, debés tener unas ganas de que te empome”, “yo no tengo una poronga tan grande, pero cuando te agarre te voy a hacer gozar”.Yo me reí, porque Augusto siempre hablaba riéndose y era muy entrador, y como vivía diciendo esas cosas nadie lo tomaba a mal. En el vestuario de mujeres el tema de conversación era siempre el mismo: la terrible verga que debía tener Fede.
Yo seguí igual, me calentaba muchísimo el pedazo de Fede, pero no quería mezclar las cosas con mi trabajo. Hasta que un día cambió todo. En una clase les estaba enseñando un ejercicio en el que había que nadar con unas planchas en el estómago y sin impulsarse con los pies. A Fede no le salía, y se hundía, así que me metí en la pileta y me puse al lado de él, corrigiendo lo que hacía mal. Le acomodaba los pies, la posición de las manos y varias cosas, y empezó a nadar mientras yo iba siguiéndolo al lado. Cuando estaba llegando al final, hizo un mal movimiento y la plancha que tenía debajo del estómago se fue para un costado. Yo la agarré enseguida y se la puse de nuevo donde tenía que ir. Como tenía que ir bien pegada al cuerpo, tuve que presionar para arriba. La parte de adelante iba a la altura de los hombros, y la de atrás quedaba a la altura de la cintura. Pero no la pude acomodar bien, y cuando fui a presionar sobre la parte de atrás de la tabla empujé con la mano y me quedé con toda la mano agarrándole la pija. Fue un segundo, pero cambió todo. Fede empezó a estar un poco más suelto conmigo después de eso, y Augusto me seguía jodiendo con que yo estaba loca por el pedazo de Fede.
Una semana después mientras hacíamos un ejercicio, Fede estaba apoyado en un rincón en la parte más profunda porque decía que estaba cansado. Pasaron unos 10 minutos y como no volvía con el grupo fui a ver que le pasaba. Me miró y me dijo en voz baja “tengo un problemita, María” y se señaló el short. Yo miré y no lo pude creer!!!! Tenía la pija parada!!! Sobresalía como un garrote y parecía que estaba doblada para un costado. Me quedé sin decir nada hasta que le dije: “¿un problemita? Eso es un pedazo de problema che”, y me fui. Pero no me podía olvidar de lo que había visto. Esa verga bien dura y doblada. Me imaginaba tocándola, chupándola, metiéndomela en la concha, en el culo, no podía pensar en otra cosa.
Obvio que Augusto se enteró de eso que le dije a Fede, y empezó a ponerse muy cargoso. Pero ahora ya era más zarpado, un día vino y me dijo “ayer estuve como una hora haciéndome la paja, pensaba que me hacía una turca con tus tetas”. Eso fue mucho, y le dije que se tranquilizara y que no sea desubicado, a partir de eso no le volví a hablar a Augusto y las cosas se enfriaron también con Fede.
Pasaron como 3 semanas más tranqui hasta que un día Augusto vino y me dijo que después de la clase quería hablar conmigo. Yo le dije que no había problema. La clase como siempre terminó a las 22. Cuando se habían ido todos Augusto vino y me dijo que lo disculpara, porque se había zarpado conmigo y yo le dije que estaba todo bien. Nos pusimos a hablar unos minutos y empezó a hacer chistes como siempre, pero más inocentes. Era muy hábil para entrar en confianza, cuando ya estábamos riéndonos como antes, me dijo “María, ahora decime la verdad, no te ofendas, ¿estás desesperada por eso, no? “¿Por qué? Le dije, “por el coso de Fede, decí la verdad, somos amigos”. Yo le dije que todas las chicas nos pasábamos hablando de eso porque llamaba mucho la atención. No se como pero estuvimos como 10 minutos más hablando de sexo, hasta que me dijo “bueno, me voy al vestuario” y me agarró de los brazos y me metió un beso de lengua muy apasionado. No me desagradó, porque Augusto era un chico lindo y muy piola, pero nunca había pensado que podía pasar algo entre nosotros. Igual me fui al vestuario y me olvidé del asunto.
Como habíamos estado un rato hablando ya no quedaba nadie en el lugar. Yo me saqué la malla y me fui a la ducha. A los 2 o 3 minutos sentí un ruido de alguien que entraba al vestuario. No le presté atención y seguí bañandome, hasta que de repente sentí que alguien vino por atrás y me agarró suavemente de un brazo. Me di vuelta y era Augusto. Sin darme tiempo a nada me dio otro beso bien largo, y después dijo “perdoname María, pero me volvés loco, no puedo dejar de pensar en vos”. Yo le dije que estaba bien, pero que se fuera porque podía entrar alguien, y me dijo que no me hiciera problema que él había arreglado todo con el sereno y que estábamos solos. Yo no quería hacer nada ahí, pero Augusto fue muy rápido y me puso contra la pared y me empezó a besar el cuello mientras me agarraba las tetas. “Ay que lindas tetas que tenés, María” me decía, y yo empecé a notar que tenía la pija parada abajo del short y me la apoyaba entre los muslos. No me pude resistir. Después bajó una mano y me metió un dedo en la concha. Me estaba haciendo una paja espectacular, de repente noté que se detuvo y se bajó el short, y me decía “¿así que te gusta la pija de Fede, putita? ¿te gustan las pijas grandes, no? Mientras me seguía pajeando y me frotaba la pija por el culo. Entonces me abrió las piernas y me la metió en la concha de una vez. Se sentía muy bien y se notaba que no estaba mal dotado, me empezó a bombear muy rápido porque se ve que estaba muy caliente. Y mientras me gritaba cosas que me hacían poner más caliente todavía. Me cogió un ratito hasta que sacó la pija y acabó en mi espalda. Me había cogido bien, pero yo quería más.
“¿Así que te gusta tanto la pija de Fede? Bueno, te tengo una sorpresita”, me dijo. Me di vuelta y lo vi a Fede que estaba apoyado en la ducha de enfrente, haciéndose la paja. Enseguida se acercó con ese terrible pedazo en la mano y se me puso a un metro más o menos. ¡¡¡No lo podía creer!!! Me la había imaginado mil veces, pero era mejor todavía. ¡¡¡Qué verga qué tenía!!! Debería medir como 22 o 23 cm. Yo había probado pijas largas como esa, pero nunca una tan ancha, el diámetro era impresionante. Era increíble. Estaba doblada para un costado encima, como me gusta a mí. “¿Y María, ahí tenés la gran pija de Fede, que vas a hacer?” Yo me acerqué un poquito más y le dije “¡¡¡que pedazo de verga que tenés!!! Y se la agarré y lo empecé a pajear, mientras Augusto me chupaba las tetas. Después me arrodillé y empecé a chuparme esa pija increíble, tenía que abrir muchísimo la boca porque era muy gruesa, nunca había chupado una pija tan gorda. De repente Fede me sacó la pija de la boca y me largó un chorro de leche enorme en las tetas.
Enseguida Augusto me sacó de las duchas y puso una colchoneta en el piso. Ahí me reí porque me di cuenta que habían planeado todo, porque las colchonetas nunca están ahí. Augusto se dio cuenta de eso y me dijo “¿te gusta la fiestita que te armé, trolita? Ahora te vamos a pegar la mejor garchada de toda tu vida”. Augusto se puso boca abajo en la colchoneta y le empecé a chupar la pija, que ya la tenía parada, mientras Fede me chupaba la concha desde atrás. Me subí arriba de Augusto y empecé a cabalgarmelo. Fede estaba a un costado pajeándose, así que le dije “vení que quiero seguir chupandote la verga”. Me cogió muy bien Augusto y acabé dos veces. Estaba cansada, pero tenía a Fede con su poronga gigantesca al lado mío y no me iba a ir sin probarla. Me puso contra la pared y se acercó por atrás. Yo abrí bien las piernas y empecé a sentir la cabeza de su pija que quería entrar en mi concha. Hizo un poco de fuerza y entró. Yo pegué un grito salvaje de dolor y placer. Esa pija tan ancha me abría la concha como nunca antes y me hacía gozar mucho. Me empezó a garchar mientras Augusto estaba a mi lado.
“¡Ahí la tenés, puta! ¿te gusta esa pija?
“Siii, me gusta” grité yo
“¿Te gusta, trolita, te gusta que te rompan bien la concha con esa pija?
“¡¡¡Siii me encanta, me encanta esta pija bien grande, rompeme la concha, metemela toda!!!
Me bombeó un rato largo mientras Augusto me decía guarangadas hasta que acabó. Nos fuimos a ducharnos y siguieron los besos y las caricias. Cuando me quise dar cuenta tenía de nuevo a esos dos mástiles bien duros y parados. Me agarraron y me llevaron de nuevo a la colchoneta, yo estaba entregada. Le dije a Fede que fuera abajo él, porque me di cuenta lo que tenían pensado hacerme. Me senté arriba de su verga y me empezó a coger mientras Augusto me chupaba la concha y me pasaba la pija por los cachetes de mi cola, hasta que dijo “para Fede”, y yo sabía lo que venía, pero no pensé que iba a ser tan bruto. Me ensartó la pija por el culo, de un golpe y hasta el fondo. Pegué un grito que se debe haber escuchado hasta Japón pero Augusto ni se inmutó y me empezó a dar una garchada durísima. La pija de Augusto por suerte no era tan ancha como la de Fede, pero era larga y como la sacaba y la metía toda de golpe me hacía gozar como una trola. Yo no me podía ni mover, con los pijazos de Augusto que venían por atrás y con el otro pijón recontra grueso que me perforaba la concha. Me cogieron un buen rato así. Fue la mejor cogida de toda mi vida. Fue la primera vez que me hicieron doble penetración y la primera vez que me metían una verga tan gruesa. Después cogí un par de veces con Augusto, pero él quería un noviazgo y yo le dije que no. La pija de Fede sí la sigo probando y creo que nunca me voy a cansar de que me la meta.
Disfruten!
El pedazo de Fede
Me llamo María, tengo 33 años y soy profesora de natación. La historia que voy a contar pasó este verano.
Soy morocha, mido 1.70, peso 60 kilos y tengo un cuerpo bien formado por haber hecho bastante gimnasia desde chica. Tengo las piernas y la cola firmes, pero lo que más sobresale de mi cuerpo son mis tetas, que son bastante grandes (102).
Hace varios años que doy clases de natación. Es muy excitante, porque hay muchos chicos de entre 20 y 30 años que son mis alumnos, aunque sólo había tenido una historia con uno de ellos hace unos años.
En noviembre del año pasado empezó a tomar clases un chico nuevo. Se llamaba Federico, tenía 24 años y no llamaba mucho la atención. No era ni lindo ni feo. El primer día estuvimos hablando un rato y le expliqué como eran las clases. Se anotó en el curso y quedamos en que empezaba al día siguiente en el último turno, que es a las 21 horas.
Cuando iba a empezar la clase y mientras yo acomodaba unas cosas, Mariela otra profe, se me acercó y me dijo “Uy negra, este pibe nuevo debe ser bueno haciendo clavados”. Yo no entendí, pero después me di vuelta y lo vi a Federico, que se acercaba a mí. Tenía un short bien ajustado y se le marcaba un bulto ¡¡¡IM-PRE-SIO-NAN-TE!!! En ese momento no podía pensar en nada, y no podía dejar de mirar ese short azul con ese pedazo increíble. Él se dio cuenta porque se puso rojo de vergüenza y bajó la vista. Después reaccioné y empecé la clase como siempre, aunque cuando podía miraba de reojo a esa bestia que Federico tenía entre las piernas.
Cuando terminó la clase me fui al vestuario y Mariela me empezó a cargar en voz baja diciéndome que le pasara a Federico a su clase, que ella le iba a enseñar muchas cosas.
Después siguieron las clases normalmente. Los chicos lo habían apodado la anguila y se pasaban todo el día haciendo chistes sobre el tamaño de Fede, que se reía y se ponía colorado, porque era muy tímido. El más zarpado era Augusto, otro alumno de 22 años que era muy simpático y siempre me tiraba onda para hacer algo. Un día estábamos haciendo unos juegos de carrera, y Augusto me dijo al oído “Más vale que va a ganar Fede, con la anguila que tiene” , “¿qué?” le dije yo. Y ahí me miró y se rió “Dale, María, no te hagás la tonta que te vi mil veces mirandole el bulto, debés tener unas ganas de que te empome”, “yo no tengo una poronga tan grande, pero cuando te agarre te voy a hacer gozar”.Yo me reí, porque Augusto siempre hablaba riéndose y era muy entrador, y como vivía diciendo esas cosas nadie lo tomaba a mal. En el vestuario de mujeres el tema de conversación era siempre el mismo: la terrible verga que debía tener Fede.
Yo seguí igual, me calentaba muchísimo el pedazo de Fede, pero no quería mezclar las cosas con mi trabajo. Hasta que un día cambió todo. En una clase les estaba enseñando un ejercicio en el que había que nadar con unas planchas en el estómago y sin impulsarse con los pies. A Fede no le salía, y se hundía, así que me metí en la pileta y me puse al lado de él, corrigiendo lo que hacía mal. Le acomodaba los pies, la posición de las manos y varias cosas, y empezó a nadar mientras yo iba siguiéndolo al lado. Cuando estaba llegando al final, hizo un mal movimiento y la plancha que tenía debajo del estómago se fue para un costado. Yo la agarré enseguida y se la puse de nuevo donde tenía que ir. Como tenía que ir bien pegada al cuerpo, tuve que presionar para arriba. La parte de adelante iba a la altura de los hombros, y la de atrás quedaba a la altura de la cintura. Pero no la pude acomodar bien, y cuando fui a presionar sobre la parte de atrás de la tabla empujé con la mano y me quedé con toda la mano agarrándole la pija. Fue un segundo, pero cambió todo. Fede empezó a estar un poco más suelto conmigo después de eso, y Augusto me seguía jodiendo con que yo estaba loca por el pedazo de Fede.
Una semana después mientras hacíamos un ejercicio, Fede estaba apoyado en un rincón en la parte más profunda porque decía que estaba cansado. Pasaron unos 10 minutos y como no volvía con el grupo fui a ver que le pasaba. Me miró y me dijo en voz baja “tengo un problemita, María” y se señaló el short. Yo miré y no lo pude creer!!!! Tenía la pija parada!!! Sobresalía como un garrote y parecía que estaba doblada para un costado. Me quedé sin decir nada hasta que le dije: “¿un problemita? Eso es un pedazo de problema che”, y me fui. Pero no me podía olvidar de lo que había visto. Esa verga bien dura y doblada. Me imaginaba tocándola, chupándola, metiéndomela en la concha, en el culo, no podía pensar en otra cosa.
Obvio que Augusto se enteró de eso que le dije a Fede, y empezó a ponerse muy cargoso. Pero ahora ya era más zarpado, un día vino y me dijo “ayer estuve como una hora haciéndome la paja, pensaba que me hacía una turca con tus tetas”. Eso fue mucho, y le dije que se tranquilizara y que no sea desubicado, a partir de eso no le volví a hablar a Augusto y las cosas se enfriaron también con Fede.
Pasaron como 3 semanas más tranqui hasta que un día Augusto vino y me dijo que después de la clase quería hablar conmigo. Yo le dije que no había problema. La clase como siempre terminó a las 22. Cuando se habían ido todos Augusto vino y me dijo que lo disculpara, porque se había zarpado conmigo y yo le dije que estaba todo bien. Nos pusimos a hablar unos minutos y empezó a hacer chistes como siempre, pero más inocentes. Era muy hábil para entrar en confianza, cuando ya estábamos riéndonos como antes, me dijo “María, ahora decime la verdad, no te ofendas, ¿estás desesperada por eso, no? “¿Por qué? Le dije, “por el coso de Fede, decí la verdad, somos amigos”. Yo le dije que todas las chicas nos pasábamos hablando de eso porque llamaba mucho la atención. No se como pero estuvimos como 10 minutos más hablando de sexo, hasta que me dijo “bueno, me voy al vestuario” y me agarró de los brazos y me metió un beso de lengua muy apasionado. No me desagradó, porque Augusto era un chico lindo y muy piola, pero nunca había pensado que podía pasar algo entre nosotros. Igual me fui al vestuario y me olvidé del asunto.
Como habíamos estado un rato hablando ya no quedaba nadie en el lugar. Yo me saqué la malla y me fui a la ducha. A los 2 o 3 minutos sentí un ruido de alguien que entraba al vestuario. No le presté atención y seguí bañandome, hasta que de repente sentí que alguien vino por atrás y me agarró suavemente de un brazo. Me di vuelta y era Augusto. Sin darme tiempo a nada me dio otro beso bien largo, y después dijo “perdoname María, pero me volvés loco, no puedo dejar de pensar en vos”. Yo le dije que estaba bien, pero que se fuera porque podía entrar alguien, y me dijo que no me hiciera problema que él había arreglado todo con el sereno y que estábamos solos. Yo no quería hacer nada ahí, pero Augusto fue muy rápido y me puso contra la pared y me empezó a besar el cuello mientras me agarraba las tetas. “Ay que lindas tetas que tenés, María” me decía, y yo empecé a notar que tenía la pija parada abajo del short y me la apoyaba entre los muslos. No me pude resistir. Después bajó una mano y me metió un dedo en la concha. Me estaba haciendo una paja espectacular, de repente noté que se detuvo y se bajó el short, y me decía “¿así que te gusta la pija de Fede, putita? ¿te gustan las pijas grandes, no? Mientras me seguía pajeando y me frotaba la pija por el culo. Entonces me abrió las piernas y me la metió en la concha de una vez. Se sentía muy bien y se notaba que no estaba mal dotado, me empezó a bombear muy rápido porque se ve que estaba muy caliente. Y mientras me gritaba cosas que me hacían poner más caliente todavía. Me cogió un ratito hasta que sacó la pija y acabó en mi espalda. Me había cogido bien, pero yo quería más.
“¿Así que te gusta tanto la pija de Fede? Bueno, te tengo una sorpresita”, me dijo. Me di vuelta y lo vi a Fede que estaba apoyado en la ducha de enfrente, haciéndose la paja. Enseguida se acercó con ese terrible pedazo en la mano y se me puso a un metro más o menos. ¡¡¡No lo podía creer!!! Me la había imaginado mil veces, pero era mejor todavía. ¡¡¡Qué verga qué tenía!!! Debería medir como 22 o 23 cm. Yo había probado pijas largas como esa, pero nunca una tan ancha, el diámetro era impresionante. Era increíble. Estaba doblada para un costado encima, como me gusta a mí. “¿Y María, ahí tenés la gran pija de Fede, que vas a hacer?” Yo me acerqué un poquito más y le dije “¡¡¡que pedazo de verga que tenés!!! Y se la agarré y lo empecé a pajear, mientras Augusto me chupaba las tetas. Después me arrodillé y empecé a chuparme esa pija increíble, tenía que abrir muchísimo la boca porque era muy gruesa, nunca había chupado una pija tan gorda. De repente Fede me sacó la pija de la boca y me largó un chorro de leche enorme en las tetas.
Enseguida Augusto me sacó de las duchas y puso una colchoneta en el piso. Ahí me reí porque me di cuenta que habían planeado todo, porque las colchonetas nunca están ahí. Augusto se dio cuenta de eso y me dijo “¿te gusta la fiestita que te armé, trolita? Ahora te vamos a pegar la mejor garchada de toda tu vida”. Augusto se puso boca abajo en la colchoneta y le empecé a chupar la pija, que ya la tenía parada, mientras Fede me chupaba la concha desde atrás. Me subí arriba de Augusto y empecé a cabalgarmelo. Fede estaba a un costado pajeándose, así que le dije “vení que quiero seguir chupandote la verga”. Me cogió muy bien Augusto y acabé dos veces. Estaba cansada, pero tenía a Fede con su poronga gigantesca al lado mío y no me iba a ir sin probarla. Me puso contra la pared y se acercó por atrás. Yo abrí bien las piernas y empecé a sentir la cabeza de su pija que quería entrar en mi concha. Hizo un poco de fuerza y entró. Yo pegué un grito salvaje de dolor y placer. Esa pija tan ancha me abría la concha como nunca antes y me hacía gozar mucho. Me empezó a garchar mientras Augusto estaba a mi lado.
“¡Ahí la tenés, puta! ¿te gusta esa pija?
“Siii, me gusta” grité yo
“¿Te gusta, trolita, te gusta que te rompan bien la concha con esa pija?
“¡¡¡Siii me encanta, me encanta esta pija bien grande, rompeme la concha, metemela toda!!!
Me bombeó un rato largo mientras Augusto me decía guarangadas hasta que acabó. Nos fuimos a ducharnos y siguieron los besos y las caricias. Cuando me quise dar cuenta tenía de nuevo a esos dos mástiles bien duros y parados. Me agarraron y me llevaron de nuevo a la colchoneta, yo estaba entregada. Le dije a Fede que fuera abajo él, porque me di cuenta lo que tenían pensado hacerme. Me senté arriba de su verga y me empezó a coger mientras Augusto me chupaba la concha y me pasaba la pija por los cachetes de mi cola, hasta que dijo “para Fede”, y yo sabía lo que venía, pero no pensé que iba a ser tan bruto. Me ensartó la pija por el culo, de un golpe y hasta el fondo. Pegué un grito que se debe haber escuchado hasta Japón pero Augusto ni se inmutó y me empezó a dar una garchada durísima. La pija de Augusto por suerte no era tan ancha como la de Fede, pero era larga y como la sacaba y la metía toda de golpe me hacía gozar como una trola. Yo no me podía ni mover, con los pijazos de Augusto que venían por atrás y con el otro pijón recontra grueso que me perforaba la concha. Me cogieron un buen rato así. Fue la mejor cogida de toda mi vida. Fue la primera vez que me hicieron doble penetración y la primera vez que me metían una verga tan gruesa. Después cogí un par de veces con Augusto, pero él quería un noviazgo y yo le dije que no. La pija de Fede sí la sigo probando y creo que nunca me voy a cansar de que me la meta.
5 comentarios - El pedazo de Fede
Uau!!! Me morí imaginando ese pijón, buen relato, gracias por rescatarlo y compartirlo.
buenisimo