Reencuentro (primer post)

Reencuentro
Hola amigos, este es mi primer post. Les cuento una historia en parte real y en parte inspirada en fantasías propias y de amigas, espero les guste.
Claudia era una mujer de 42 años, linda, atractiva e inteligente según la opinión general, pero que hacía un tiempo se sentía aburrida y cansada por la falta de emoción de la actividad sexual en casa. Añoraba sentir esa mezcla de labios, lenguas y dientes y de nuevo labios, manos frenéticas que entrando y saliendo de ropas que rápidamente eran abandonadas. Extrañaba provocar urgencias y sentirlas. Se había acostumbrado, a través del tiempo a la inmediatez del placer y no sabía si la falta de vértigo y emoción se debía a los más de 25 años que llevaba con su pareja, Pablo, un hombre bueno y sensible que se desvivía por ella o, a que simplemente ya se había terminado todo rastro de pasión frenética en su cuerpo, lo que la entristecía y era una idea a la que no quería sucumbir. Siempre habían sido una pareja fogosa y caliente para la que el sexo era fundamental en la relación y ahora recordaba con nostalgia la época en que un beso o una caricia bastaban para excitarla.
Siempre, o mejor dicho, casi siempre, había sido una mujer fiel, sus únicas excepciones ocurrieron durante una época en la que salía con amigas y se tomaba mucho alcohol terminaba transando con alguien en una disco, pero nunca pasaba de allí, unos besos, un manoseo a lo sumo sexo oral, pero nada más. Sólo una vez un su vida y antes de casarse había tenido sexo con otro hombre que no fuera Pablo, así que recordaba con lujo de detalles a esa persona y esa experiencia con Facundo.
Facundo era un amigo de sus primas con el que se conocía de toda la vida pero con el que nunca había pasado nada, hasta un día en el que se encontraron en la quinta a la que iban en los veranos y un poco por jugar, por el sol, el clima, el calor él la besó y conmovió sus entrañas. Fue pura atracción física, irresistible, inmanejable. Después de ese día se encontraban cada vez que podían y se besaban, se tocaban, se franeleaban a morir. No quedaba otra opción que concretar y así lo hicieron una tarde de verano, sólo por sexo, sin otra intención ni promesas de nada. Luego la vida los separó y no tuvieron nunca más noticias uno del otro, lo único que le quedaba era el lindo recuerdo de lo vivido.
Y así estaba hoy Claudia cuando recibió una invitación de sus primas que estaban armando un reencuentro de los amigos de la adolescencia en la quinta. Se trataba de pasar un fin de semana, hacer un asado, pileta, tranqui. Claudia no tenía muchas ganas de ir, pero ante la insistencia de las primas, que además le prometieron que era sólo para adultos y esposos/as ni hijos, aceptó ir.
El día del encuentro Claudia llegó a la quinta un poco tarde, cuando los demás invitados ya estaban muy instalados en el quincho, tomando aperitivos y preparando el asado. Entró con lentitud, buscando reconocer a cada uno de los antiguos amigos, un poco para ubicarse y un poco por el morbo de ver quien se mantenía bien y quien no. Se había puesto un jean suelto y cómodo y una camisa con algo de escote como para comprobar si sus tetas seguían siendo el punto de enfoque masculino.
Y en ese momento lo vió, allí estaba Facundo, con su semisonrisa y sus ojos pícaros que la miraban como antes, como en aquellos veranos. Claudia sintió un calor que le subió desde las entrañas hasta la cara y se ruborizó como siempre le había pasado con él. Trató de saludarlo de la misma forma que a los demás, aunque cuando ella intentó darle un beso en la mejilla él hizo la jugada de siempre y le ofreció la boca en un breve pero húmedo y caliente beso que Claudia esperaba los demás no hubieran notado. Pensó, que bien se mantiene este tipo por dios, cómo puede ser que su boca me haga sentir esto?
Charlaron un rato entre todos y Facundo no le sacaba los ojos de encima, entonces se paró y dijo: Clau por favor ayudame a traer más vasos de la cocina. Claudia lo siguió dócil, nunca se había podido negar a los impulsos que le provocaba Facundo. Entró a la casa tras él, por la puerta de la cocina. El se apoyó en la mesa de quebracho con las piernas semiabiertas y le hizo señas con las manos para que Claudia se acercara. Ella se paró frente a él y lo abrazó. El empezó a besarle la boca, el cuello, más que a besarla a comerla mientras le susurraba como me gustás, siempre te recordé… Claudia se acercó aún más pegándose y queriendo sentir toda la energía de ese cuerpo que la absorbía. El desabotonó su camisa y besó sus pechos y la oleada de excitación que sintió ella le recordó que estaba viva, hacía años que no se excitaba por un beso, un abrazo y una caricia. Las manos de Facundo pasaron a la cola de ella y la levantó un poco y comenzaron a moverse juntos a un ritmo imparable. Ninguno de los dos podía parar, él la levantó bien calzada sobre su bragueta que estaba a punto de estallar y dieron vuelta quedando él encima de ella. Facundo bajó sus pantalones y los de Claudia y apoyó su boxer tirante por su pija dura sobre la tanga de Clau, que a esta altura estaba mojada como nunca y empezó a frotarse sobre ella y ella enloquecía por lo inesperado y anhelado de ese placer.
En ese momento se escucharon voces afuera y rápidamente debieron acomodar sus ropas …
Y si hasta acá les gustó, avisen y sigo con la segunda parte…