Todo se decidió sobre la marcha; en el laburo se presentó la oportunidad de poder salir todos a cenar y tomar unos copetines juntos, con el pretexto de convivir y unirnos más como compañeros de trabajo.
La noche arranco muy bien, la comida estuvo buena, y el vino y la cerveza corría como río haciendo que todos nos relajáramos y entráramos mas en confianza riéndonos de nada, todo el tiempo y contando momentos chistosos que pasamos en el trabajo.
A mi lado se sentó Cintia; una compañera con quien había entablado amistad hace ya varios años, pero debido a que se había "enganchado" con un amigo, me había abierto un poco para no estorbar en su relación, ya que tenia conocimiento, que yo generaba problemas, mas que nada por celos de el. Por suerte, hacia tiempo que habían cortado, así que no tendría ningún tipo de de ahora en adelante... ni ella ni yo.
Habitualmente, me sentía algo cohibido por esto, ya que habíamos llegado a ser íntimos (aunque sin sexo) antes de su relación; pero durante su noviazgo, sentí que se había enfriado todo.
Para mi sorpresa, lo primero que hizo al sentarse junto a mí, fue sonreírme cómplice y darme un beso en la mejilla muy cerca de la comisura de los labios, cosa que no le di mucha bola.
La noche prosiguió hasta que la mayoría fue cayendo completamente bajo los efectos del alcohol. Después de lograr abandonar el atestado lugar donde estábamos, comprobé que solo yo había quedado "medianamente fresco". Cosa que confirmo Cintia, cuando me pidió que la acompañara a su casa porque se sentía algo mareada y tenia miedo tomar un taxi en ese estado y sola.
El trayecto en taxi nos pareció muy corto, ya que a los pocos minutos estábamos frente a la puerta de su casa. Me invitó a pasar para darme un café en agradecimiento por la linda noche que habíamos pasado y por la molestia de haberla acompañado.
Acepte la invitación, no solo por caballerosidad sino porque quería acostarme con Cintia...Estaba muy caliente con ella, le tenia muchas ganas y desde mucho tiempo atrás...!!!
Al entrar a su casa, caminé despacio hacia lo que considere, era su pequeña cocina; escuche como cerraba la puerta con llave y caminaba detrás mío (todavía en la mas absoluta oscuridad). Se acerco y me abrazó por la espalda, sacándome la campera que llevaba puesta, y me susurró:
- para que estés mas cómodo...
El toque de su manos en mi pecho al abrazarme y el suave susurro en mi oído, hizo que me estremeciera y erizaran todos los vellos de mis brazos, como si un shock eléctrico recorriera toda mi espalda.
Una gran erección, ocupaba espacio en mi entrepierna.
En ese momento pude percibir el dulce aroma de su perfume, el agradable calor de sus pechos henchidos en mi espalda y su tibio aliento al hablarme al oído. Cintia había formado parte de algunas de mis fantasías por largo tiempo. Ella es pelirroja (cosa que realmente me fascina)... Sus ojos claros, su piel blanca, sus pecas, su franca sonrisa y su cuerpo de 1.80 mts., cerraban un conjunto que me erotizaba en buen grado. No era gorda, ni gordita, tampoco flaca escuálida ni un "modelito"... era rolliza, contundente, parejita por donde se la mirara. Creo que si hubiera sido mas delgada, no me habría motivado tanto... la deseaba tal como era y punto!!!
Me di vuelta, tome su rostro y quise besarla, pero se negó...Excitado y desahuciado, me senté en una banqueta que tenia cerca, con cierto grado de vergüenza y bronca por haber sido rechazado de una.
Cintia me pregunto si me gustaba el chocolate,
- por supuesto... como no me va a gustar? - respondí todavía ofuscado.
- bueno... entonces sacámelo - dijo, poniéndose un trozo entre sus labios.
Y caminando hacia mí, me lo ofreció.
No se si fue, por el hecho haber tomado y el deseo latente en mi desde hacia tiempo, que no me pude resistir (tampoco tenia ganas de hacerlo), y tomándola de la cintura, recibí sus pequeños labios.
El chocolate se derretía con el calor de nuestras lenguas y labios. Tomó mi mano y me condujo hasta la habitación. Entramos y encendió unos de los veladores, iluminando, tenuemente el lugar.
- esperame que ya vengo- dijo - ponete cómodo - agrego, saliendo de la habitación.
Con una calma, poco común en mí, fui desnudándome, sin ansiedad alguna, quizás como se venían dando las cosas, me provocaba tal sensación de pasividad.
Todo ocurría despacio y en silencio, sin apuro...
Se abrió la puerta y Cintia entro totalmente desnuda. Su rostro no evidencio sorpresa alguna al verme en igual condición, pero si lo hizo en mí y ella lo percibió, porque acercándose, susurro:
- Veo que te gusto mucho.
- si... bastante - alcance a responder.
No fundimos en un larguísimo beso. Mis manos recorrían su cuerpo tibio, los pliegues en su espalda, su firme y dura cola y su hermoso vientre... Mi pene rozaba su palpitante, rosada y lampiña vulva.
Realmente no tenia ningún apuro, extasiado, continuaba acariciando ese cuerpo que deseaba hacia rato...Acaparé mi atención en esos hermosos, redondos, erguidos y grandes pechos, salpicados de cuantiosas pecas, con sus exquisitos pezones hinchados, los cuales bese y succione como si pretendiera alimentarme de ellos. Ella, con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, respiraba rápida y fuertemente, gemía y me decía de vez en cuando:
- así papito..., así.
- soy tuya esta noche, papito...toda tuya!!!
Cintia, acariciaba mi pene con pasión, agarrándolo fuertemente en su mano y llevándolo hasta su ardiente concha.
Con un leve movimiento de su pierna, me rodeo la cintura y ayudándose con su mano, dirigió mi miembro hasta lograr que la penetrara.
Lo que siguió fue completamente una delicia, el ansiado sueño hecho realidad. Sin apartarnos, nos deslizamos en la cama, quedando ella encima mío, con la libertad de cabalgar cuanto quisiera. Como era de imaginar, el alcohol, provoco que mi rendimiento sea mucho mayor que lo normal. Hicimos el amor en varias posiciones, en la cama, el piso, en la sala, en la mesa e incluso en la cocina (sobre la mesada), y contra la pared, ella dándome la espalda, regalándome una hermosa vista de su blanco y bello culo, que lamí con ambición.
Perdí la noción del tiempo, no tengo ni idea cuanto estuvimos cogiendo, pero fue fantástico. Cintia me ofrendó cada centímetro de su cuerpo, sumisa, expectante, deseosa de gozo... la penetre tantas veces quise y pude, lamí su vulva hasta el paroxismo, cogí su culo con mis dedos, arrancándole un par de orgasmos. Ella por su parte, succiono, lamió y hasta mordió levemente mi pene henchido, bañado de semen, saliva y el elíxir de su vagina. Tampoco se quedo atrás y aprovecho mi éxtasis para lamer mi ano y mientras me pajeaba, logro sacarme lo último que me quedaba.
Nos duchamos y me vestí para retirarme. Era obvio que tenia mas ganas de quedarme que de irme, pero no podía hacerlo.
Antes de salir de su casa, ella me despidió con un dulce y ligero beso en los labios.
Esa misma tarde, volví a visitarla en su casa... Fue casi una violación, ni siquiera tiempo para sacarnos la ropa tuvimos. Apenas cerro la puerta de entrada baje su joggins y sin tener en cuenta lo que me decía, saque mi pene del pantalón y la penetre violentamente... Acabamos en un frenesí impensado, como si lo de la noche anterior no hubiera ocurrido nunca, como si sobrara deseo.
Tirados en el piso, todavía en la entrada de la casa, nos besamos apasionadamente, sacándonos la ropa que nos quedaba puesta.
El sillón fue nuestro lecho de lujuria esa tarde. Penetré ese culo que se me había sido negado en el anterior encuentro. Jamás imagine que Cintia; el producto de mis mas variadas fantasías, me cogiera como lo hizo.
Estuve casi tres días con un tremendo ardor y molestia en mi entrepierna por tanto ajetreo, pero solo el recuerdo de lo vivido, me aliviaba.
Fuimos amantes por poco tiempo. Razones de la vida hicieron que Cintia dejara la ciudad, buscando nuevos rumbos.
Obviamente que guardo muy bellos y calientes recuerdos de esa "Coloradita linda".
La noche arranco muy bien, la comida estuvo buena, y el vino y la cerveza corría como río haciendo que todos nos relajáramos y entráramos mas en confianza riéndonos de nada, todo el tiempo y contando momentos chistosos que pasamos en el trabajo.
A mi lado se sentó Cintia; una compañera con quien había entablado amistad hace ya varios años, pero debido a que se había "enganchado" con un amigo, me había abierto un poco para no estorbar en su relación, ya que tenia conocimiento, que yo generaba problemas, mas que nada por celos de el. Por suerte, hacia tiempo que habían cortado, así que no tendría ningún tipo de de ahora en adelante... ni ella ni yo.
Habitualmente, me sentía algo cohibido por esto, ya que habíamos llegado a ser íntimos (aunque sin sexo) antes de su relación; pero durante su noviazgo, sentí que se había enfriado todo.
Para mi sorpresa, lo primero que hizo al sentarse junto a mí, fue sonreírme cómplice y darme un beso en la mejilla muy cerca de la comisura de los labios, cosa que no le di mucha bola.
La noche prosiguió hasta que la mayoría fue cayendo completamente bajo los efectos del alcohol. Después de lograr abandonar el atestado lugar donde estábamos, comprobé que solo yo había quedado "medianamente fresco". Cosa que confirmo Cintia, cuando me pidió que la acompañara a su casa porque se sentía algo mareada y tenia miedo tomar un taxi en ese estado y sola.
El trayecto en taxi nos pareció muy corto, ya que a los pocos minutos estábamos frente a la puerta de su casa. Me invitó a pasar para darme un café en agradecimiento por la linda noche que habíamos pasado y por la molestia de haberla acompañado.
Acepte la invitación, no solo por caballerosidad sino porque quería acostarme con Cintia...Estaba muy caliente con ella, le tenia muchas ganas y desde mucho tiempo atrás...!!!
Al entrar a su casa, caminé despacio hacia lo que considere, era su pequeña cocina; escuche como cerraba la puerta con llave y caminaba detrás mío (todavía en la mas absoluta oscuridad). Se acerco y me abrazó por la espalda, sacándome la campera que llevaba puesta, y me susurró:
- para que estés mas cómodo...
El toque de su manos en mi pecho al abrazarme y el suave susurro en mi oído, hizo que me estremeciera y erizaran todos los vellos de mis brazos, como si un shock eléctrico recorriera toda mi espalda.
Una gran erección, ocupaba espacio en mi entrepierna.
En ese momento pude percibir el dulce aroma de su perfume, el agradable calor de sus pechos henchidos en mi espalda y su tibio aliento al hablarme al oído. Cintia había formado parte de algunas de mis fantasías por largo tiempo. Ella es pelirroja (cosa que realmente me fascina)... Sus ojos claros, su piel blanca, sus pecas, su franca sonrisa y su cuerpo de 1.80 mts., cerraban un conjunto que me erotizaba en buen grado. No era gorda, ni gordita, tampoco flaca escuálida ni un "modelito"... era rolliza, contundente, parejita por donde se la mirara. Creo que si hubiera sido mas delgada, no me habría motivado tanto... la deseaba tal como era y punto!!!
Me di vuelta, tome su rostro y quise besarla, pero se negó...Excitado y desahuciado, me senté en una banqueta que tenia cerca, con cierto grado de vergüenza y bronca por haber sido rechazado de una.
Cintia me pregunto si me gustaba el chocolate,
- por supuesto... como no me va a gustar? - respondí todavía ofuscado.
- bueno... entonces sacámelo - dijo, poniéndose un trozo entre sus labios.
Y caminando hacia mí, me lo ofreció.
No se si fue, por el hecho haber tomado y el deseo latente en mi desde hacia tiempo, que no me pude resistir (tampoco tenia ganas de hacerlo), y tomándola de la cintura, recibí sus pequeños labios.
El chocolate se derretía con el calor de nuestras lenguas y labios. Tomó mi mano y me condujo hasta la habitación. Entramos y encendió unos de los veladores, iluminando, tenuemente el lugar.
- esperame que ya vengo- dijo - ponete cómodo - agrego, saliendo de la habitación.
Con una calma, poco común en mí, fui desnudándome, sin ansiedad alguna, quizás como se venían dando las cosas, me provocaba tal sensación de pasividad.
Todo ocurría despacio y en silencio, sin apuro...
Se abrió la puerta y Cintia entro totalmente desnuda. Su rostro no evidencio sorpresa alguna al verme en igual condición, pero si lo hizo en mí y ella lo percibió, porque acercándose, susurro:
- Veo que te gusto mucho.
- si... bastante - alcance a responder.
No fundimos en un larguísimo beso. Mis manos recorrían su cuerpo tibio, los pliegues en su espalda, su firme y dura cola y su hermoso vientre... Mi pene rozaba su palpitante, rosada y lampiña vulva.
Realmente no tenia ningún apuro, extasiado, continuaba acariciando ese cuerpo que deseaba hacia rato...Acaparé mi atención en esos hermosos, redondos, erguidos y grandes pechos, salpicados de cuantiosas pecas, con sus exquisitos pezones hinchados, los cuales bese y succione como si pretendiera alimentarme de ellos. Ella, con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, respiraba rápida y fuertemente, gemía y me decía de vez en cuando:
- así papito..., así.
- soy tuya esta noche, papito...toda tuya!!!
Cintia, acariciaba mi pene con pasión, agarrándolo fuertemente en su mano y llevándolo hasta su ardiente concha.
Con un leve movimiento de su pierna, me rodeo la cintura y ayudándose con su mano, dirigió mi miembro hasta lograr que la penetrara.
Lo que siguió fue completamente una delicia, el ansiado sueño hecho realidad. Sin apartarnos, nos deslizamos en la cama, quedando ella encima mío, con la libertad de cabalgar cuanto quisiera. Como era de imaginar, el alcohol, provoco que mi rendimiento sea mucho mayor que lo normal. Hicimos el amor en varias posiciones, en la cama, el piso, en la sala, en la mesa e incluso en la cocina (sobre la mesada), y contra la pared, ella dándome la espalda, regalándome una hermosa vista de su blanco y bello culo, que lamí con ambición.
Perdí la noción del tiempo, no tengo ni idea cuanto estuvimos cogiendo, pero fue fantástico. Cintia me ofrendó cada centímetro de su cuerpo, sumisa, expectante, deseosa de gozo... la penetre tantas veces quise y pude, lamí su vulva hasta el paroxismo, cogí su culo con mis dedos, arrancándole un par de orgasmos. Ella por su parte, succiono, lamió y hasta mordió levemente mi pene henchido, bañado de semen, saliva y el elíxir de su vagina. Tampoco se quedo atrás y aprovecho mi éxtasis para lamer mi ano y mientras me pajeaba, logro sacarme lo último que me quedaba.
Nos duchamos y me vestí para retirarme. Era obvio que tenia mas ganas de quedarme que de irme, pero no podía hacerlo.
Antes de salir de su casa, ella me despidió con un dulce y ligero beso en los labios.
Esa misma tarde, volví a visitarla en su casa... Fue casi una violación, ni siquiera tiempo para sacarnos la ropa tuvimos. Apenas cerro la puerta de entrada baje su joggins y sin tener en cuenta lo que me decía, saque mi pene del pantalón y la penetre violentamente... Acabamos en un frenesí impensado, como si lo de la noche anterior no hubiera ocurrido nunca, como si sobrara deseo.
Tirados en el piso, todavía en la entrada de la casa, nos besamos apasionadamente, sacándonos la ropa que nos quedaba puesta.
El sillón fue nuestro lecho de lujuria esa tarde. Penetré ese culo que se me había sido negado en el anterior encuentro. Jamás imagine que Cintia; el producto de mis mas variadas fantasías, me cogiera como lo hizo.
Estuve casi tres días con un tremendo ardor y molestia en mi entrepierna por tanto ajetreo, pero solo el recuerdo de lo vivido, me aliviaba.
Fuimos amantes por poco tiempo. Razones de la vida hicieron que Cintia dejara la ciudad, buscando nuevos rumbos.
Obviamente que guardo muy bellos y calientes recuerdos de esa "Coloradita linda".
8 comentarios - Cintia, coloradita linda
Bien caliente y encima la protagonista es una pelirroja !!! 🙎♂️ 🙎♂️
Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
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