Este relato romántico, esta dedica a la bella dama @acariciameporfin
Ella era la mujer que me robo el corazón, yo era un turista, tenía en mente conocer una ciudad de Argentina, pero fui seducido por una bella mujer, me embriago con su belleza; los sonidos de la ciudad se volvieron inaudibles debido a solo escuchaba su voz seductora pidiendo una taxi al salir del aeropuerto, borre toda imagen de la ciudad debido a la sensualidad de aquella misteriosa dama; lo único que podía hacer era encontrar a aquella mujer que llevaba una rosa colgada en el cuello.
Cuando paso junto a mí el aroma de su perfume llamo mi atención, el ruido de los tacones con cada paso y el contoneo de sus caderas me hipnotizaron, su cabello se movía al ritmo de cada paso, unas gafas oscuras cubrían sus ojos. Tenía un aire de estrella de cine, segura desplazándose en la escena, las cámaras de mi mirada sobre ella, sin perder ni un solo cuadro, era una escena mágica, pero el hechizo de su belleza se interrumpió cuando la puerta del taxi se cerraba.
Casi como si fuera una película antigua entre a un taxi diciéndole al piloto: “Siga a ese taxi”, el hombre con una sonrisa y comenzado la marcha me dijo:
“No creo que esa mujer sea una espía…” yo un poco desconcertado y poniendo los pies en la tierra le dije:
“Lleva algo que me pertenece” el hombre contesto:
“Entiendo, ¿y qué fue lo que te quitó?” apresuradamente le dije:
“Un suspiro, el corazón, por favor no la pierda…”, el piloto de nuevo con una sonrisa dijo:
“Ah, el amor, que gran ladrón, no te aflijas que ya le damos alcance” sonriendo continuó la marcha, al dar vuelta en una esquina la dama había descendido del taxi, un conserje entraba un par de maletas a un edificio de apartamentos, descendí rápidamente del taxi, pero no pude alcanzarla, no sabía su nombre, desconcertado camine casi por media hora, encontré un pequeño hotel, me registre, y subí a la habitación a descansar. Tome una ducha, mi mente no me dejaba tranquilo, fantaseaba con esa mujer; deseaba sus besos y sus caricias, quería sentir su piel, deseaba sentir sus manos recorriendo mi cuerpo. Dormí, soñando muchas veces a esa dama saliendo del aeropuerto, subiendo al taxi y entrando al edificio de apartamentos; me atormentaba pensar que fuera casada. Me sentí como un adolescente. Desperté bañado en sudor. Me di una ducha y salí del hotel, estuve cerca del edificio donde perdí de vista a aquella dama. Alrededor del medio día estaba frustrado, un pensamiento rondó mi cabeza: “No seas tonto, pareces un acosador, si ella u otra persona te ve rondando por casi cinco horas que pensará”.
Camine por varias cuadras, hasta que encontré un pequeño bar, entré y pedí una cerveza, no tenía apetito. Los planes que tenía para conocer aquella ciudad se habían hecho humo, la belleza de aquella dama no se apartaba de mi mente…
Regresaba al hotel cuando vi a la dama del brazo de un caballero. Me sentí como un gran tonto. Camine cerca de ellos tratando de escuchar la conversación; vi que ella se limpiaba unas lágrimas de las mejillas, caminaron un largo tramo tomados del brazo sin decirse una sola palabra. Cuando llegaron a la puerta del edificio donde vivía esta hermosa mujer pensé que entrarían juntos, pero el hombre se despidió diciendo:
“Lo mejor que hiciste fue echar de tu vida a ese boludo, siempre te dije que ese no era un hombre, que era una mierda.” La dama sonrió y lo despidió con un beso en la mejilla diciendo:
“Vos sos el mejor amigo que tengo, gracias por tus palabras”. Sin poder reaccionar vi que entró de nuevo al edificio, estaba igual, pero la había visto de nuevo y sabía que no había otro hombre en su vida.
Seguí caminando y haciéndome el buen turista pero siempre por el mismo sector y buscando a la misma persona. Al caer la noche decidí ir al bar que había visitado anteriormente. Me senté en la barra y pedí un whisky, doble y solo. Trataba de concentrarme en la música y no pensar que haría el día siguiente, cuando una voz familiar le dijo al cantinero:
“Por favor, servime un …” no escuche lo siguiente, mi mente se quedo en blanco, era la dama del aeropuerto, la mujer que se había llevado algo de mi interior. Reaccione sabía que esta oportunidad valía oro. La música del bar era suave y no había muchas personas, no le quitaba la mirada de encima. Ella un poco molesta me dijo:
“No me digas que me conoces de algún lado”. Yo sonreí y le dije:
“Si, del aeropuerto, pasaste a mi lado con una rosa colgada en tu cuello, pediste un taxi y te adentraste en la ciudad”. No le podía decir el resto, podría pensar que soy un acosador y decirle lo que sentí a una mujer tan segura de sí misma sonaría trillado. Ella me vio de pies a cabeza, y tomo un sorbo de su bebida, continuó diciendo:
“O será acaso que necesitas una guía por la ciudad, yo no soy una guía”. Era una dama muy segura y solo conteste:
“Lo sé, una dama tan bella y elegante no creo que trabaje de guía”. Ella sonrió y me dijo:
“Si buscas una amiguita para las vacaciones, yo paso…” yo sonriendo dije:
“Tampoco busco eso, lo diré claro, te vi y me robaste el corazón” ella sonriendo dijo:
“Y ese era tu método de conquista en el cole…” le respondí:
“No lo era, ahora es mi argumento, me robaste el corazón el aeropuerto, tu forma de caminar, el aire que te rodea…” se puso de pie marchándose aprisa del bar, rápidamente le pague al cantinero las dos bebidas. Corrí pero ya no la alcance, al voltear una esquina estaba de pie con los brazos cruzados y dijo:
“Me rompieron el corazón, y no quiero otra herida”. Me acerque a ella, tome sus manos dándoles un beso y dije:
“Espero que algún pedazo de ese corazón roto pueda latir por mí, el mío ya late por ti” Nos miramos a los ojos, acerque mis labios a los suyos, y nuestros primer beso fue casi mágico, una suave lluvia empezó a caer. Sus brazos rodearon mi cuello y los míos su cintura, y ese beso no tenía fin, la ciudad estaba sola, éramos ella y yo, nadie más. Empezamos a caminar abrazados, ambos con los nervios de un primer beso, nuestros labios siguieron en un segundo beso, nuestros cuerpos casi se fundían en cada abrazo, el llegar cerca de su apartamento, me dijo:
“Te invitaría a pasar…” Yo comprendí que debía darle tiempo, pero era lo que tenía limitado.
“Vamos a caminar” ella respondió: “Así lloviendo” y le dije:
“No importa, a tu lado la lluvia de disfruta” a la vez que la abrazaba y besa, caminamos varias cuadras, seguimos besándonos apasionadamente, el fuego de nuestros cuerpos se canalizaba en cada beso que no dábamos, ella me dijo:
“La lluvia esta mas fuerte…” respondí:
“Me hospedo en ese hotel, si quieres podemos entrar. No estás forzada a nada que tú no quieras” llegamos a la habitación, tome unas toallas para que secara su rubio cabello, como si fuéramos dos adolescentes llenos de hormonas, seguimos besándonos y quitándonos la ropa torpemente, la recosté sobre la cama y comencé a besar su cuello, su piel era suave y poco a poco entraba en calor, baje un poco para posar mis labios sobre unos pezones duros y bien formados parecía que me comería completas sus tetas ella me sujetaba con las piernas y yo acariciaba su concha con mi miembro, su piel era suave y yo me deleitaba tocándola, bese su vientre, delicado y suave descendí hasta encontrar su concha con unos cuantos bellos, húmeda y carnosa, mi lengua se deleitaba moviéndose entre sus labios vaginales y masturbando su clítoris, que estaba duro, mis labios acompañaban a mi lengua, tenía la cara empapada con los jugos de aquella deliciosa concha, sus gemidos me alentaban a darle más mis manos se aferraban a sus tetas, abrí de par en par sus piernas, mi verga estaba dura y lista para que esta dama y yo fuéramos un solo cuerpo.
Deje ir mi miembro una y otra vez, nuestros gemidos rompían la quietud de la noche, después ella en cuatro dejándome ver sus redondas nalgas, pase mi lengua en medio de ellas, aumentando el tono de sus gemidos, una y otra vez, de nuevo volví a entrar a su cuerpo su vagina se contraía cada vez que la penetraba, no hacia ser uno solo.
Después ella se puso sobre mi verga, yo sujetaba sus tetas, y ella me enterraba las uñas en el pecho, el ruido de mi verga entrando en esa vagina húmeda nos excitaba mas y mas, hasta que un chorro de semen lleno su cuerpo, nos abrazamos, con nuestros genitales uno dentro del otro palpitando al unisonó. Nos besamos y nos dormimos así, abrazados como uno solo.
Pasaron los días y nuestra pasión no tenía limites, pero llego la despedida intercambiamos teléfonos, direcciones, correos. Ella me despidió en medio de lágrimas en el aeropuerto, yo estaba igual, desecho. Ya pasaron tres meses de nuestra amarga despedida, nos escribimos todos los días, enviamos fotos y chateamos, pero desde hace cinco días no sé nada de ella.
Es domingo por la mañana, tocan a la puerta de mi apartamento, es ella, viene con casi una docena de maletas y me dice:
“Che, deje los malos recuerdos atrás, rente el apartamento y aquí estoy…”, Nos empezamos a comer a besos apenas entramos la primera maleta, hicimos el amor en el piso, con la puerta entreabierta, para no cansarles nos llevo toda la mañana entrar las maletas.
Ya es de noche y mi amada dama duerme, el viaje fue largo. Hicimos el amor todo este día, necesito abrazarla y tenerla de nuevo entre mis brazos…
El turista.
Ella era la mujer que me robo el corazón, yo era un turista, tenía en mente conocer una ciudad de Argentina, pero fui seducido por una bella mujer, me embriago con su belleza; los sonidos de la ciudad se volvieron inaudibles debido a solo escuchaba su voz seductora pidiendo una taxi al salir del aeropuerto, borre toda imagen de la ciudad debido a la sensualidad de aquella misteriosa dama; lo único que podía hacer era encontrar a aquella mujer que llevaba una rosa colgada en el cuello.
Cuando paso junto a mí el aroma de su perfume llamo mi atención, el ruido de los tacones con cada paso y el contoneo de sus caderas me hipnotizaron, su cabello se movía al ritmo de cada paso, unas gafas oscuras cubrían sus ojos. Tenía un aire de estrella de cine, segura desplazándose en la escena, las cámaras de mi mirada sobre ella, sin perder ni un solo cuadro, era una escena mágica, pero el hechizo de su belleza se interrumpió cuando la puerta del taxi se cerraba.
Casi como si fuera una película antigua entre a un taxi diciéndole al piloto: “Siga a ese taxi”, el hombre con una sonrisa y comenzado la marcha me dijo:
“No creo que esa mujer sea una espía…” yo un poco desconcertado y poniendo los pies en la tierra le dije:
“Lleva algo que me pertenece” el hombre contesto:
“Entiendo, ¿y qué fue lo que te quitó?” apresuradamente le dije:
“Un suspiro, el corazón, por favor no la pierda…”, el piloto de nuevo con una sonrisa dijo:
“Ah, el amor, que gran ladrón, no te aflijas que ya le damos alcance” sonriendo continuó la marcha, al dar vuelta en una esquina la dama había descendido del taxi, un conserje entraba un par de maletas a un edificio de apartamentos, descendí rápidamente del taxi, pero no pude alcanzarla, no sabía su nombre, desconcertado camine casi por media hora, encontré un pequeño hotel, me registre, y subí a la habitación a descansar. Tome una ducha, mi mente no me dejaba tranquilo, fantaseaba con esa mujer; deseaba sus besos y sus caricias, quería sentir su piel, deseaba sentir sus manos recorriendo mi cuerpo. Dormí, soñando muchas veces a esa dama saliendo del aeropuerto, subiendo al taxi y entrando al edificio de apartamentos; me atormentaba pensar que fuera casada. Me sentí como un adolescente. Desperté bañado en sudor. Me di una ducha y salí del hotel, estuve cerca del edificio donde perdí de vista a aquella dama. Alrededor del medio día estaba frustrado, un pensamiento rondó mi cabeza: “No seas tonto, pareces un acosador, si ella u otra persona te ve rondando por casi cinco horas que pensará”.
Camine por varias cuadras, hasta que encontré un pequeño bar, entré y pedí una cerveza, no tenía apetito. Los planes que tenía para conocer aquella ciudad se habían hecho humo, la belleza de aquella dama no se apartaba de mi mente…
Regresaba al hotel cuando vi a la dama del brazo de un caballero. Me sentí como un gran tonto. Camine cerca de ellos tratando de escuchar la conversación; vi que ella se limpiaba unas lágrimas de las mejillas, caminaron un largo tramo tomados del brazo sin decirse una sola palabra. Cuando llegaron a la puerta del edificio donde vivía esta hermosa mujer pensé que entrarían juntos, pero el hombre se despidió diciendo:
“Lo mejor que hiciste fue echar de tu vida a ese boludo, siempre te dije que ese no era un hombre, que era una mierda.” La dama sonrió y lo despidió con un beso en la mejilla diciendo:
“Vos sos el mejor amigo que tengo, gracias por tus palabras”. Sin poder reaccionar vi que entró de nuevo al edificio, estaba igual, pero la había visto de nuevo y sabía que no había otro hombre en su vida.
Seguí caminando y haciéndome el buen turista pero siempre por el mismo sector y buscando a la misma persona. Al caer la noche decidí ir al bar que había visitado anteriormente. Me senté en la barra y pedí un whisky, doble y solo. Trataba de concentrarme en la música y no pensar que haría el día siguiente, cuando una voz familiar le dijo al cantinero:
“Por favor, servime un …” no escuche lo siguiente, mi mente se quedo en blanco, era la dama del aeropuerto, la mujer que se había llevado algo de mi interior. Reaccione sabía que esta oportunidad valía oro. La música del bar era suave y no había muchas personas, no le quitaba la mirada de encima. Ella un poco molesta me dijo:
“No me digas que me conoces de algún lado”. Yo sonreí y le dije:
“Si, del aeropuerto, pasaste a mi lado con una rosa colgada en tu cuello, pediste un taxi y te adentraste en la ciudad”. No le podía decir el resto, podría pensar que soy un acosador y decirle lo que sentí a una mujer tan segura de sí misma sonaría trillado. Ella me vio de pies a cabeza, y tomo un sorbo de su bebida, continuó diciendo:
“O será acaso que necesitas una guía por la ciudad, yo no soy una guía”. Era una dama muy segura y solo conteste:
“Lo sé, una dama tan bella y elegante no creo que trabaje de guía”. Ella sonrió y me dijo:
“Si buscas una amiguita para las vacaciones, yo paso…” yo sonriendo dije:
“Tampoco busco eso, lo diré claro, te vi y me robaste el corazón” ella sonriendo dijo:
“Y ese era tu método de conquista en el cole…” le respondí:
“No lo era, ahora es mi argumento, me robaste el corazón el aeropuerto, tu forma de caminar, el aire que te rodea…” se puso de pie marchándose aprisa del bar, rápidamente le pague al cantinero las dos bebidas. Corrí pero ya no la alcance, al voltear una esquina estaba de pie con los brazos cruzados y dijo:
“Me rompieron el corazón, y no quiero otra herida”. Me acerque a ella, tome sus manos dándoles un beso y dije:
“Espero que algún pedazo de ese corazón roto pueda latir por mí, el mío ya late por ti” Nos miramos a los ojos, acerque mis labios a los suyos, y nuestros primer beso fue casi mágico, una suave lluvia empezó a caer. Sus brazos rodearon mi cuello y los míos su cintura, y ese beso no tenía fin, la ciudad estaba sola, éramos ella y yo, nadie más. Empezamos a caminar abrazados, ambos con los nervios de un primer beso, nuestros labios siguieron en un segundo beso, nuestros cuerpos casi se fundían en cada abrazo, el llegar cerca de su apartamento, me dijo:
“Te invitaría a pasar…” Yo comprendí que debía darle tiempo, pero era lo que tenía limitado.
“Vamos a caminar” ella respondió: “Así lloviendo” y le dije:
“No importa, a tu lado la lluvia de disfruta” a la vez que la abrazaba y besa, caminamos varias cuadras, seguimos besándonos apasionadamente, el fuego de nuestros cuerpos se canalizaba en cada beso que no dábamos, ella me dijo:
“La lluvia esta mas fuerte…” respondí:
“Me hospedo en ese hotel, si quieres podemos entrar. No estás forzada a nada que tú no quieras” llegamos a la habitación, tome unas toallas para que secara su rubio cabello, como si fuéramos dos adolescentes llenos de hormonas, seguimos besándonos y quitándonos la ropa torpemente, la recosté sobre la cama y comencé a besar su cuello, su piel era suave y poco a poco entraba en calor, baje un poco para posar mis labios sobre unos pezones duros y bien formados parecía que me comería completas sus tetas ella me sujetaba con las piernas y yo acariciaba su concha con mi miembro, su piel era suave y yo me deleitaba tocándola, bese su vientre, delicado y suave descendí hasta encontrar su concha con unos cuantos bellos, húmeda y carnosa, mi lengua se deleitaba moviéndose entre sus labios vaginales y masturbando su clítoris, que estaba duro, mis labios acompañaban a mi lengua, tenía la cara empapada con los jugos de aquella deliciosa concha, sus gemidos me alentaban a darle más mis manos se aferraban a sus tetas, abrí de par en par sus piernas, mi verga estaba dura y lista para que esta dama y yo fuéramos un solo cuerpo.
Deje ir mi miembro una y otra vez, nuestros gemidos rompían la quietud de la noche, después ella en cuatro dejándome ver sus redondas nalgas, pase mi lengua en medio de ellas, aumentando el tono de sus gemidos, una y otra vez, de nuevo volví a entrar a su cuerpo su vagina se contraía cada vez que la penetraba, no hacia ser uno solo.
Después ella se puso sobre mi verga, yo sujetaba sus tetas, y ella me enterraba las uñas en el pecho, el ruido de mi verga entrando en esa vagina húmeda nos excitaba mas y mas, hasta que un chorro de semen lleno su cuerpo, nos abrazamos, con nuestros genitales uno dentro del otro palpitando al unisonó. Nos besamos y nos dormimos así, abrazados como uno solo.
Pasaron los días y nuestra pasión no tenía limites, pero llego la despedida intercambiamos teléfonos, direcciones, correos. Ella me despidió en medio de lágrimas en el aeropuerto, yo estaba igual, desecho. Ya pasaron tres meses de nuestra amarga despedida, nos escribimos todos los días, enviamos fotos y chateamos, pero desde hace cinco días no sé nada de ella.
Es domingo por la mañana, tocan a la puerta de mi apartamento, es ella, viene con casi una docena de maletas y me dice:
“Che, deje los malos recuerdos atrás, rente el apartamento y aquí estoy…”, Nos empezamos a comer a besos apenas entramos la primera maleta, hicimos el amor en el piso, con la puerta entreabierta, para no cansarles nos llevo toda la mañana entrar las maletas.
Ya es de noche y mi amada dama duerme, el viaje fue largo. Hicimos el amor todo este día, necesito abrazarla y tenerla de nuevo entre mis brazos…
El turista.
2 comentarios - La dama y el turista
un beso + reco + lo que tenga.