La luz que entraba por la ventana me despertó y al abrir los ojos me vino a la cabeza todo lo vivido la noche anterior. Por un segundo pensé que lo había soñado, pero al verme en la cama de mi padres y notar la respiración de alguien a mi espalda comprendí que todo había sido real. Recuerdo que me invadió el temor a una nueva situación porque una vez pasado el vendaval de sexo y pasión de la noche anterior, no sabía cómo cambiaría eso mi vida, nuestras vidas. Lógicamente mi padre no era podía ser mi pareja ni yo la suya. De hecho no quería que fuera así porque yo no lo quería, tan sólo lo deseaba. Por otro lado estaba mi madre, que no podía enterarse de nada de lo ocurrido y que en unas semanas estaría de vuelta. No dejaba de pensar en ello cuando sentí como la mano de mi padre acariciaba mi hombro a la vez que rozaba su cuerpo con el mío. Notaba como sus caderas empujaban las mías y como restregaba su polla, aún flácida, en mi culo. Yo empecé a acompañar sus movimientos y mi padre abandonó mi hombro para sujetarme una teta y comenzar a jugar con ella. Mi padre se había despertado y tenía ganas de follar. Con el paso del tiempo descubrí que mi padre era casi tan insaciable como yo.
Noté como la polla de mi padre iba creciendo y cada vez se me clavaba más en mi culo. La notaba entre mis nalgas, dura y juguetona. Nuestras respiraciones comenzaban a acelerarse. Como yo seguía de espaldas a mi padre y poco podía hacer, aproveché para acariciarme. Con una mano comencé a jugar con la teta que me quedaba libre y con la otra empecé a jugar con mi coñito, que ya se había despertado y pedía guerra.
Estuvimos así unos minutos hasta que mi padre me empujó para tumbarme boca abajo. Yo, obediente como toda la noche, me abrí de piernas y brazos para dejarme hacer. Estaba a su entera disposición y quería que él lo supiera. Noté como colocó su cabeza entre mis piernas, abrió bien mi culo y comenzó a lamerme el coño de arriba abajo … una y otra vez … parándose en mi clítoris y jugando con él … Yo ya gemía y sólo podía intentar ahogar mis gritos en la almohada y abrir lo más posible mis piernas para facilitarle al máximo el acceso a mi fuente de placer. Como eran mis inicios en el sexo aún no lo sabía, pero mi padre era un experto comedor de coños, no había mujer que se le resistiera, y yo no iba a ser menos. Él lo sabía. Pero antes de que mediera cuenta, mi padre alargó sus lamidas hasta alcanzar también mi ano. No me lo podía creer: mi padre me estaba comiendo también el culo y lo mejor es que estaba sintiendo placer. Su lengua jugaba con mi agujero, se entretenía con él, me lo presionaba y cuando me oía suspirar volvía a mi coño.
-“Sabía que te gustaría. No podía ser menos, eres todo una putita”. Esas fueron sus primeras palabras esa mañana y me excitaron sobremanera. La noche anterior me había dicho ya alguna cosa como perra, pero lo de putita … no sé, es algo que aún hoy me pone mucho. De hecho he tenido alguna experiencia en ese sentido y ha resultado muy placentera.
Note como los dedos de mi padre sustituían a su lengua. Comenzó a meterme uno en el coño … poco a poco … y luego dos… Cada vez que me los metía en mi coñito húmedo un tercer dedo jugaba con el agujero de mi culo sin llegar a entrar en él. Puff, que delicia. Aún hoy me mojo de recordarlo. Yo levantaba mis caderas cuando el presionaba para intentar que lo metiera, pero él no cedía.
-“No seas impaciente. Todo a su momento. Hoy te follaré el culo pero aún no”, me susurró al oído.
Tras lo cual, se tumbó sobre mi y noté como acomodaba sus caderas sobre las mías. Sin casi darme cuenta, noté como su polla estaba dentro de mi coño para luego salir y volver a entrar. Ya se sabía el camino y cada vez entraba con más facilidad. Esta vez la sentía menos, creo que porque estaba mucho más mojada. Todo lo que me había hecho y dicho mi padre me había calentado más de lo que podía imaginar. Pero cuanto más me follaba más la sentía, no sé si porque al metérmela no la tenía del todo dura o porque los flujos iban saliendo con los movimientos de su polla. Yo no paraba de gemir y de gritar. No hablaba, no sabía qué decirle. Lo único que atiné a decirle es que no parase de follarme nunca.
EN UNAS HORAS PARTE 2 :F:F:F:F:F:F:F:F:F:F:F
Noté como la polla de mi padre iba creciendo y cada vez se me clavaba más en mi culo. La notaba entre mis nalgas, dura y juguetona. Nuestras respiraciones comenzaban a acelerarse. Como yo seguía de espaldas a mi padre y poco podía hacer, aproveché para acariciarme. Con una mano comencé a jugar con la teta que me quedaba libre y con la otra empecé a jugar con mi coñito, que ya se había despertado y pedía guerra.
Estuvimos así unos minutos hasta que mi padre me empujó para tumbarme boca abajo. Yo, obediente como toda la noche, me abrí de piernas y brazos para dejarme hacer. Estaba a su entera disposición y quería que él lo supiera. Noté como colocó su cabeza entre mis piernas, abrió bien mi culo y comenzó a lamerme el coño de arriba abajo … una y otra vez … parándose en mi clítoris y jugando con él … Yo ya gemía y sólo podía intentar ahogar mis gritos en la almohada y abrir lo más posible mis piernas para facilitarle al máximo el acceso a mi fuente de placer. Como eran mis inicios en el sexo aún no lo sabía, pero mi padre era un experto comedor de coños, no había mujer que se le resistiera, y yo no iba a ser menos. Él lo sabía. Pero antes de que mediera cuenta, mi padre alargó sus lamidas hasta alcanzar también mi ano. No me lo podía creer: mi padre me estaba comiendo también el culo y lo mejor es que estaba sintiendo placer. Su lengua jugaba con mi agujero, se entretenía con él, me lo presionaba y cuando me oía suspirar volvía a mi coño.
-“Sabía que te gustaría. No podía ser menos, eres todo una putita”. Esas fueron sus primeras palabras esa mañana y me excitaron sobremanera. La noche anterior me había dicho ya alguna cosa como perra, pero lo de putita … no sé, es algo que aún hoy me pone mucho. De hecho he tenido alguna experiencia en ese sentido y ha resultado muy placentera.
Note como los dedos de mi padre sustituían a su lengua. Comenzó a meterme uno en el coño … poco a poco … y luego dos… Cada vez que me los metía en mi coñito húmedo un tercer dedo jugaba con el agujero de mi culo sin llegar a entrar en él. Puff, que delicia. Aún hoy me mojo de recordarlo. Yo levantaba mis caderas cuando el presionaba para intentar que lo metiera, pero él no cedía.
-“No seas impaciente. Todo a su momento. Hoy te follaré el culo pero aún no”, me susurró al oído.
Tras lo cual, se tumbó sobre mi y noté como acomodaba sus caderas sobre las mías. Sin casi darme cuenta, noté como su polla estaba dentro de mi coño para luego salir y volver a entrar. Ya se sabía el camino y cada vez entraba con más facilidad. Esta vez la sentía menos, creo que porque estaba mucho más mojada. Todo lo que me había hecho y dicho mi padre me había calentado más de lo que podía imaginar. Pero cuanto más me follaba más la sentía, no sé si porque al metérmela no la tenía del todo dura o porque los flujos iban saliendo con los movimientos de su polla. Yo no paraba de gemir y de gritar. No hablaba, no sabía qué decirle. Lo único que atiné a decirle es que no parase de follarme nunca.
EN UNAS HORAS PARTE 2 :F:F:F:F:F:F:F:F:F:F:F
6 comentarios - como mi padre me folló por primera vez el culo PARTE 1
Wow, que larga historia xD