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La mujer de mi jefe (Parte II)

Acá estoy nuevamente escribiendo, con motivo de finalizar el relato que arranqué hace unos días y por motivos de tiempo dejé inconcluso… Sin más introducciones, prosigo a continuarlo…

El bombeo continuaba y ella con cada embestida gemía de placer.
Yo: Te gusta putita?
Ella: Me encanta tu pija Alberto… Metémela toda…
Yo: Segura?
Ella: Si papi, metémela toda…
Y yo obedecí… De un solo empujón y sujetando su pelo con una de mis manos, perdí mi pene venoso y lleno de sangre entre medio de sus nalgas.
Gemí de placer… Ya que su culito era durito y bastante apretado, y ella hizo lo propio frente a semejante embestida. La sensación que me deba era que me estaba exprimiendo cada gota de mis fluídos. Todo venía marchando de maravillas. Me estaba garchando a la mujer de mi jefe, el estaba mirando y yo no podía mas de placer frente a tanto morbo que contenía la situación. Pero lo menos esperado estaba por suceder… Totalmente perdido en mi excitación, no me percaté que mi jefe se había levantado de su sillón. Yo estaba concentrado en esa hembra hermosa que me estaba garchando, y poco me importaba lo que hacía el otro cornudo. Cuando nuevamente yo me disponía a acabar de tanto placer, siento una lengua cargada en saliva que pasa por entre medio de mis nalgas. Automáticamente freno, retiro mi pene de la acción, y así como estaba, de palo duro, me doy vuelta para mirar lo que estaba pasando…
Yo: Que hacés pelotudo? (Y le pego en la cabeza)
Jefe: Quiero participar…
Yo: Pero conmigo no! Salí de acá! O querés que te garche a vos también?
Ella: Huy… como me encantaría que te lo garches?
Yo: Me estas jodiendo?
Ella: Para nada, me excitaría mucho verlo penetrado por otro hombre.
Mi jefe miraba y escuchaba atónito la conversación que su mujer estaba manteniendo conmigo, entregándolo como un objeto más de este juego sexual que estábamos teniendo. Por mi parte yo no podía creer lo que estaba escuchando, y mucho menos lo que estaba por suceder.
Yo: Queres que me lo garche?
Ella: Como quieras Albert, no es obligación…
Yo: Pero querés que me lo garche o no?
Ella: A mí me encantaría…
Con mi verga todavía parada y llena de una mezcla de fluidos, miré a mi jefe que estaba todavía agachado en el piso, con los ojos bien abiertos y mirando la situación, frente a un gesto de aprobación de su parte, me dispuse a meter mi pija en su boca… Fue fantástico ese momento… Si algo le faltaba a la situación morbosa que estaba viviendo, era que mi jefe me la mamara, y para completar, que su mujer lo viera…
Ella se fue nuestro lado, y se dispuso a sentarse en el sillón donde estaba inicialmente mi jefe, se sentó de piernas ligeramente abiertas, y mientras observaba, se pajeaba y manoseaba sus hermosas y turgentes tetas.
Yo estaba parado, frente a ella, observándola deseoso de tenerla otra vez, pero el morbo de tener a mi jefe arrodillado y chupándome la verga, fue más fuerte que el deseo que ella y yo compartíamos en ese momento. Los labios de mi jefe eran suaves, y su lengua bastante pequeña masajeaba con mucha sutileza mi glande y todo el cuerpo de mi pene. Yo estaba que volaba de la calentura, y más aún viendo a semejante hembra enfrente matándose a pajas. Mientras suavemente me la chupaba, con una mano me pajeaba, y con la otra me acariciaba los huevos y la cola lentamente. La imagen que tenía enfrente era un poema… Ella no podía más de lo excitada que estaba, gemía de placer frente a cada embestida de la boca de mi jefe en mi poronga, y sus gemidos eran cada vez más fuertes y aturdidores… No aguanté más…
Yo: Querés que te la ponga?
Jefe: Me encantaría
Yo: Bueno, pero quiero que mientras te la pongo la mires a ella
Jefe: Está bien, no hay problema
Lentamente fui tomando el control de la situación, y ya era mi morbo el que controlaba todos y cada uno de mis impulsos.
Mi jefe se dio vuelta para mirarla a ella, abrió un poquito las piernas, escupió su mano, y paso sus dedos con saliva alrededor de su ano.
Jefe: Así está bien?
Yo: Probemos
Con el pene ya completamente lubricado con saliva, flujo, y quién sabe cuánta otra cosa más… Me dispuse a puntear la cola de mi jefe. Lo tomé de su cintura con las dos manos, y fui acomodando su cola para que me quedara a la altura de mi verga, para así poder cogerlo sin problemas… Sorpresa la mía cuando encontré con que no tuve necesidad de empujar ni lubricar mucho, ya que a la tercer embestida ya la tenía toda adentro.
Del otro lado de la habitación se seguían escuchando los gemidos de su mujer, que a esta altura ya pegaba con sus manos en su conchita y se pellizcaba los pezones como castigándose.
El gemía de placer frente a cada embestida de mi pija, y para penetrarlo aún más, no tuve mejor idea que decirle que se siente… Saqué mi verga de su ano, me senté en el sillón, y lo invité a que se sentara encima, pero siempre mirándola a su mujer. Se sentó, gritó un ratito de dolor, pero luego cabalgó como si fuese la mina más puta de todas… Gozaba y gemía mientras mi verga entraba y salía de su culo. Con una mano se sostenía para no caerse al piso, y con la otra se pajeó hasta acabar… Tuvo su orgasmo, y se dispuso a lavarse en el baño…
Parecía que todo terminaba ahí, ella estaba ya de ojos cerrados en el sillón, cansada de tanto sexo y más aún con la última parte, y el obtuvo todo lo que quería. Lentamente me dispuse a buscar mi ropa y comenzar a vestirme, pero ya con la excitación más baja, me di cuenta que yo no había podido acabar. La miré a ella todavía desnuda, y comencé a masajearme el pene hasta endurecerlo nuevamente. Comencé un leve movimiento con mi mano, que suavemente fue aumentando hasta convertirse en una paja, ella me escuchó, abrió los ojos, y se acercó hasta donde yo estaba.
Ella: Acabame en la boca
Yo: Lo que quieras hermosa…
Se arrodilló frente a mi, sacó mi mano de mi pene, y tomandolo con una de sus manos, comenzó ella a masturbarme mientras me la chupaba. Succionaba con mucha fuerza, y con la punta de su lengua acariciaba la punta de mi glande, hacíendome enloquecer de placer.
Ella: Acaba Albert… Acaba antes que vuelva…
Yo: Bueno, pajeame un poquito más fuerte
Ella: Así está bien, yo te voy a hacer acabar… Abrí las piernas un poquito…
Yo: Para que?
Ella: Vos abrilas…
Cumpliendo con su pedido, abrí mis piernas al mejor estilo cacheo policial… Ella no dejaba de chuparla, y el vaivén de su cabeza y lengua cada vez me excitaban más…
Ella: Vas a acabar?
Yo: Si, seguí así…
Ella: Avisame cuando estés por venir…
Yo: Bueno
Continuó chupando con más y más fuerza, mientras me pajeaba con una mano, con la otra me acariciaba suavemente el perineo y las bolas… Sacó mi pene de su boca, chupó su dedo índice de su mano izquierda, me miró a los ojos, y dijo: “Ahora vas a acabar…”
Metió mi verga hasta el fondo de su boca, masajeando todo el cuerpo de mi verga con su lengua, y sin que me diera cuenta, sin ningún tipo de aviso previo, perdió su dedo índice dentro de mi cola… Casi me desmayo del placer… Masajeo 20 segundos con su dedo dentro de mi cola, y eyaculé como nunca antes había eyaculado… Llené literalmente su boca de semen… Y ella seguía masajeando y chupando hasta exprimir la última gota de mis fluídos… Saqué mi pene aún duro de la excitación y contemplé con el placer que ella se tragaba toda mi leche…
Al rato apareció mi jefe, ya bañado, y nos invitó a ambos a que también lo hiciéramos. Nos fuimos al baño con su mujer, nos dimos una ducha con besos y franeleos, y luego ya limpios y satisfechos proseguimos a vestirnos…

Este fue el primero de una serie bastante larga de encuentros que tuvimos, los cuales iré contando en la medida que vaya teniendo tiempo para escribir.
Me despido, y espero que el relato haya gustado…

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La mujer de mi jefe (Parte II)

7 comentarios - La mujer de mi jefe (Parte II)

rex889 +2
bien morboso.
maguito +1
Seeeeee.muy bueno!
kramalo +1
muy caliente, no pude hubicar el primer post....pero éste esta recaliente....van puntos, obvio
Commendatoe +1
Muy buen relato. Esperamos mas. Esperamos la saga completa, saludos
sebastian052 +1
que lindo cogerse a la pareja en un trio asi.