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La ranura de la puerta

Un domingo normal y corriente, me desperté a mediodía, y encontré una nota en la nevera:

"Lleva esta caja a casa de tu prima hoy mismo. PDT: si no está te he dejado las llaves dentro.

Miré el interior de la caja y cogí la llave. No había nada sorprendente dentro, sino solo algunas frutas y verduras del pueblo de mis padres.

Después de comer, fui a llevarle la caja a mi prima. Cogí el coche y recorrí la ciudad en busca de su casa, tarde 20 minutos en llegar. Llame al timbre pero nadie me abrió. Entonces saque la llave y abrí la puerta. Su casa es un dúplex, con dos habitaciones y un baño arriba y el salón, la cocina y dos baños abajo.

Tras haber dejado la caja en la cocina fui hacia la salida, pero oí un ruido y me extrañe. Subí silenciosamente las escaleras y miré en la primera habitación, no había nadie. Miré en el baño, pero tampoco, hasta que ví un resplandor en la habitación de mi prima. Miré por la ranura y la vi.

Ella es una mujer de 20 años, hermosa, morena, baja con grandes y firmes senos, es delgada, de culito respingón. Cuando miré por la ranura estaba con los cascos puestos, desnuda y jugando con sus tetillas mientras miraba insaciable la pantalla de su ordenador. No me veía, dado que yo estaba en el lateral de la puerta, que daba al lateral de la cama y ella estaba sentada en los pies mirando de cara a la ventana. Solo la veía de perfil, pero su expresión era clara, estaba gozando. Sus pezones se ponían duros y sobresalían de manera descomunal.

Todo iba bien hasta que hizo un movimiento por el cual el corazón me dio un vuelco. Cambió su posición para sentarse en el lateral de la cama, cara a mí. Ella miró instantáneamente a la puerta. Yo no sabía si me había visto o no, y no quería comprobarlo, pero ella volvió la mirada al ordenador. Echó la cabeza hacia atrás, casi mirando el techo, mientras se acariciaba velozmente el coño, esa preciosa parte de su hermoso cuerpo, tenía un aspecto suave, estaba depilado, húmedo y mediante cada instante se agrandaba, abriéndose más.

De repente me entro un picor en el interior de la nariz, era un estornudo que se daba, previo a ser destapado, a conocer, intente evitar, pero fue imposible y estornude. Se oyó por toda la casa con claridad, miré a mi prima, que se quitaba los cascos y se levantaba de la cama.

- ¿hay alguien ahí?

No conteste

- ¿hola?

Me iba apartando lentamente de la puerta mientras ella avanzaba hacía la misma, eso me ponía cada vez más. Mi prima salió de la habitación y miro a su derecha, vio que no había nadie. Miró a su izquierda, y m vio.

- yo... yo, te lo puedo explicar - dije antes de que pudiera decir nada

Ella se puso roja, me miró de arriba a abajo. Vio que yo también estaba rojo y no pude esconder mi entrepierna. Mi pene erecto de tamaño descomunal le impacto.

- Ya veo que algo si te pongo primito - dijo mientras le volvía el color natural de su suave piel.

- Si... bueno...

- ¡No digas nada más!- dijo cortándome la palabra.

Ella se acerco despacio a mí, en un profundo silencio. Cada vez estábamos más cerca, casi nos rozábamos cuando me besó. Sus carnosos labios se posaron sobre los míos, me introdujo su juguetona lengua y condujo mis manos desde su desnude espalda hasta su culo. Era más blando de lo que me esperaba, pero notaba que contra más le apretaba, más gusto recibía ella y lo trasmitía con más intensidad en su lengua.

De pronto paró, pero fue un parón para introducirme a algo nuevo. Me cogió la mano y me llevó hacia su cama. Cuando me sentó, me quitó la camiseta, mientras jugueteaba con sus pechos desnudos, delicados y bellos.

Este fue uno de los mejores momentos, cuando me bajó los pantalones y el calzoncillo, me empezó a mamar el pene. Me tumbé en la cama y ella se me subió encima poniéndome el coño en la boca, mientras me la chupaba.Empece a lamerle el coño, cada lametazo al clítoris se le hinchaba y mojaba más. Ella comenzó a chuparme los huevos mientras manoseaba sus peras. En ese momento comencé a comerle el ano, era algo más seco que el resto del cuerpo, pero estaba mojado por el coño. A ella le gustó, comenzó a masajearse velozmente el clítoris mientras ambos chapábamos.

Tras dos intensos minutos de chupeteo, se levantó y se me sentó en la entrepierna mirándome mientras introducía mi pene en su coño. Mientras ella subía y bajaba, yo le extrusionaba las tetas y le pellizcaba los pezones mientras ella gritaba de placer. Ella se levantó y se puso a cuatro patas imitando a un perro por la habitación, mientras se abofeteaba el culo. Me puse tras ella y comencé a meterle el pene por el culo. Esa debía ser una de sus posturas favoritas, porque fue hasta el momento con la que más intensidad gemía.

De repente me entraron los síntomas previos a correrme, así que retire mi pene y le avise. Ella se puso de rodillas y empezó de nuevo a chupármela. Yo le tiraba del pelo y eso a ella le gustaba, por lo que descubrí que era un poco sadomasoquista. Y de repente como si de una pistola de agua se tratase, comencé a expulsar mi semen contra su cara dejándola completamente blanca. Algo raro sucedió, el pene no había vuelto a su posición de reposo tras eyacular, sino que seguía en erección así que continuamos fornicando.

Cogí dos cinturones y las sabanas para atarla a la cama de piernas y brazos abiertos. Me puse sobre ella, que llevaba la cara sin limpiarse de semen, le junté las tetas y comencé ha hacerle una cubana. Como mi pene es descomunalmente pargo, le llegaba a la boca y eso le encantaba porque de ese modo podía comérselo.

Me dijo que tenía unos "juguetitos" en la mesilla. Al abrirla encontré un consolador rotatorio y unas bolas chinas eléctricas, de tal modo que le metí el consolador en la boca y las bolas chinas en el coño, mientras le daba por culo. El sexo anal le encantaba, gemía como una puta guarra, bueno lo que es y parecía.

Le saque el consolador de la boca para decirle que tenía que ir a orinar, pero ella no me dejó, me dijo que orinara dentro de su ano. Y así lo hice, no conocía esta faceta de guarra de mi prima.

Abandone esta posición para meterle el puño cerrado con violencia en su dilatado coño, entró a la primera. Le dio tanto placer que se orino de gusto, aproveché para coger la orina en mi boca y le besé dejando toda la orina en su boca y me chupo la mano. Estaba en una situación difícil de olvidar, mientras le seguía metiendo el pene por su coño ella gritaba cayéndose la orina por su cara y cuerpo. Tenía unas pintas, rimel corrido, pintalabios por toda cara, semen en todo pecho y cara, orina por todo el cuerpo, ano inundado de mi orina y la vagina mojada tanto por orina como por semen y corrida suya.

Cuando me volví a correr en su boca la desaté, la miré y mi pene, no se si afortunadamente para ella o no, se puso blando y acortándose. Le dije que se estaba haciendo tarde y que si quería darse una ducha.

- Ahora mismo me la doy- dijo

- ¿pero esto queda entre tu y yo no?

- Si, claro, si no que fama de guarra tendría- dijo guiñándome un ojo.

Tras esa despedida supe que esa era la primera, pero no la última vez.

1 comentarios - La ranura de la puerta

betito111san
compadre muy bueno, espero otro relato de una nueva aventura con tu prima y si incluyes fotos seria genial