Estuvimos muy ocupados por un tiempo, por lo que no pudimos repetir nuestras experiencias en la playa. Hasta que un fin de semana decidimos irnos a un hotel a la zona turística de la isla. El plan era pasar todo el día en la piscina del hotel aprovechando el buen tiempo y por la noche acercarnos a un local swinger que nos quedaba bastante cerca. Llegamos a media mañana y tras dejar las cosas en la habitación bajamos a la piscina. Pero estaba llena de turistas con la piel roja casi oliendo a chamuscado, no quedaba ni una hamaca libre. Preguntamos en recepción si había alguna otra piscina y nos dijeron que en este hotel no, pero que podíamos visitar el que estaba cruzando la calle que era la misma cadena y que en la azotea tenían también una pequeña piscina con zona nudista. Éso nos gustó más, aunque sabíamos que no iba a ser un lugar para jugar, pero al menos podríamos calentarnos y luego terminar jugando en la habitación.
Nos decidimos rápidamente, casi sin darnos cuenta ya estábamos cruzando la calle, cómo nos habían puesto las pulseras tan en uso en estos lares, no nos pusieron ningún impedimento para acceder, seguimos las indicaciones del recepcionista y subimos hasta el último piso. A la salida del ascensor había un cartel en varios idiomas indicando que se trataba de una zona exclusiva para adultos como zona nudista. Para nuestra sorpresa estaba prácticamente vacía. Al fondo estaba tumbada en la hamaca una señora que rondaría los 60 años, y un poco más cerca una pareja con aspecto nórdico que tendrían unos 30 años. Elegimos un lugar intermedio, quedando la señora a nuestra izquierda y la pareja a la derecha. Dejamos las cosas sobre una hamaca, nos desnudamos y fuimos hasta el borde de la piscina, no era muy grande pero estaba muy limpia y la temperatura del agua agradable. Estuvimos disfrutando un rato del agua y la tranquilidad, y cuando estábamos saliendo, nos percatamos que teníamos un visitante más, era un señor también de unos 60 años que estaba cubierto por un albornoz, miró descaradamente mientras salíamos del agua y luego tranquilamente se dio la vuelta y fue hasta donde se encontraba la mujer sola, tras quitarse el albornoz, sin llevar nada más debajo, se tumbó junto a la que sería su mujer boca arriba mostrando su gran polla en estado flácido. Mi mujer me dijo que que pena de polla, cuando tendría algunos años menos habría estado para comersela. Llegamos hasta la hamaca y mientras nos secábamos preferí echar un vistazo a la joven rubia que tenía un cuerpo delgado pero con buenas curvas. Ella parecía dormida, pero el chico estaba mirando y parecía mirar cada centímetro del culo de mi mujer. Pasamos el resto de la mañana entre el sol y el agua, todo muy relajante, nos vestimos y nos fuimos a comer a nuestro hotel, que para eso teníamos pensión completa. Mi mujer, para no dejar de calentarme, y dado que no habíamos podido jugar en la piscina, se puso el traje de verano pero si ropa interior, quedándo casi a la vista el final de las nalgas, cosa que aproveche para meterle la mano a fondo en el ascensor mientras bajábamos. Después de comer decidimos hacer una pequeña siesta porque por la noche teníamos intención de salir y aprovechar toda la noche. Nos duchamos, dormimos bastante poco ya que no pudimos evitar hacer el amor en la habitación y decidimos volver a la piscina nudista.
Esta vez tampoco se puso ropa interior debajo del traje, así que decidí coger la cámara de fotos para sacar algunas fotos picantonas. En el ascensor le levanté el traje y le saqué varias fotos enseñando su coñito depilado y su tetas grandes y con los pezones duritos por la excitación. Cuando de repente se abrió la puerta del ascensor, sin darle tiempo a mi mujer a taparse y enseñando todo a la pareja de nórdicos que habíamos visto por la mañana. Tras el corte inicial nos reímos los cuatro y subimos hasta la azotea.
La pareja era de Noruega, y hablaban inglés, así que intentamos hacernos entender y disculparnos, que estábamos jugando y no pretendíamos que nos pillaran de esa manera, aunque ahora fueramos a desnudarnos en el mismo lugar. No le dieron mayor importancia y nos confesaron que a ellos también le gustaban hacerse fotos un poco más calientes en lugares poco comúnes. Nos íbamos a poner separados, pero puesto que estábamos teniendo una amena charla, o al menos lo que podíamos entendernos y hacernos entender, parecían simpáticos, y pusimos las cuatro hamacas juntas, aunque ahora estaba toda la azotea para nosotros cuatro. Nos fuimos al agua, y disfrutamos de la piscina chapotenado un poco. Nosotros salimos y nos tumbamos, mientras que la otra pareja se quedó en el agua. Estuvimos fantaseando con ellos porque estaban muy bien los dos y cuando decimos parar porque estábamos muy calientes, cuando descubrimos que nuestros acompañantes no tenía el mismo decoro, se estaban masturbando mutuamente en la piscina.
El chico se dio cuenta que los estábamos mirando y al ver como se me había puesto de gorda, sonrió y siguió como si nada, hasta se sentó en el bordillo mostrándonos toda su erección y su mujer no dudó en empezar a comérsela. Ya no aguantamos más así que nos fuimos al agua, yo ya totalmente erecto, y mi mujer bastante húmeda y comenzamos a besarnos y masturbarnos también nosotros. Nos pusimos muy caliente los cuatro, y yo me subí al bordillo también para que me la comiera. Era una escena muy morbosa los dos sentados en el borde del agua y ellas comiéndonos las pollas. Mi mujer y la otra chica empezaron a tocarse la una a la otra con la mano que les quedaba libre y yo a punto estuve de llenarle la boca de semen, pero logré contenerme. Mi mujer es un poco cortada, pero cuando está caliente se transforma en una zorrita de cuidado, le estaba gustando tanto que dejaron un momento de lado nuestras pollas para comenzar a besarse ellas en los labios, estuvieron así un par de minutos, mientras sus manos se recorrían enteras la una a la otra. El otro chico y yo seguimos en modo manual esperando a ver como seguía desarrollándose todo.
En breve oímos ruido a nuestras espaldas y nos metimos de un brinco en el agua, aún con nuestros atributos erectos nos fijamos que íbamos a tener compañía, la pareja de sexagenarios de ayer venía acompañada por cuatro jóvenes de alrededor de los veinte años, se pusieron todos juntos y se desnudaron, y todos al agua, venga y nosotros dos con el periscopio arriba. Así que nos juntamos a nuestras parejas y estuvimos relajados un poco hasta que ya nos dio la risa a por la situación. Estuvimos un rato aún en el agua y los chicos estaban jugando a mojarse y hundirse, debía tratarse de dos parejas de novios y estaban bastante juguetones.
Pasamos el resto de la tarde los cuatro juntos, pero no revueltos, hablando de todo un poco, fue muy ameno y hasta comentamos los atributos de los cuatro jóvenes. Cómo no podíamos cenar juntos al estar alojados en dos hoteles distintos, decidimos quedar más tarde para tomar algo. Recogimos lo poco que llevábamos, nos vestimos, y nos fuimos a dar una ducha y prepararnos para la noche.
Ya en la habitación no esperamos a salir de la ducha para el primer orgasmo. La agarré por detrás y mientras mis manos se aferraba a sus pechos, la penetré por detrás y hasta que me corrí, le di la vuelta y seguí con la mano hasta que llegó ella. Fue rápido, pero satisfactorio, llevábamos toda la tarde excitados y necesitábamos desahogarnos. estuvimos remoloneando un rato en la cama desnudos, pero el hambre empezó a aparecer por nuestras tripas y nos vestimos para ir a cenar. Yo me vestí con una camisa de botones negra de manga corta y unos pantalones de vestir beige. Mi mujer optó por un vestido estampado por encima de la rodilla y un generoso escote el sostén le dejaba los pechos en muy buena posición para ser observados y lo remataba con un finísimo tanga color negro, rematado en conjunto con unos zapatos negros abiertos de tacón.
La cena fue frugal y bastante rápida, aunque cayeron varias copas de vino espumoso, lo suficiente para ponernos a tono, fuimos dando un paseo hasta el pub dónde habíamos quedado con la pareja de la piscina y mientras los esperábamos, pedimos algo para tomar. No tardamos mucho en verlos aparecer por la calle, él llevaba un pantalón oscuro y una camiseta de botones amarilla, que le quedaba ajustada, ella eligió un minishort blanco que apenas se le veía y un topo de tirantes abierto por detrás de color dorado sin sostén y unos tacones de aguja que la ponía del mismo tamaño que su pareja. Preferimos cambiar de sitio y elegimos un pequeño local con música chill out con mesas amplias pero en lugar de sillas, habían sillones y puff para sentarse. Nos fuimos a unos de los rincones más apartados y nos sentamos los dos chicos por un lado y las dos chicas frente a nosotros. Tras una breve conversación, en la que nos contamos mutuamente lo caliente que nos pusimos por la tarde y como habíamos terminado, ellos también terminaron follando a lo rápido nada más llegar a su habitación; y por las copas que ya llevábamos en el cuerpo, nos encontramos totalmente deshinibidos. Cuando el otro chico y vimos porque se estaban riendo las chicas, se nos puso dura al instante. La novia del nórdico estaba con la mano por dentro del traje de mi mujer en todo su coñito, y mi mujer le había desabrochado el minishort y estaba con la mano por dentro. Se estaban masturbando entre ellas. No pude evitar tocarme por encima del pantalón, mi vecino de mesa se había bajado la bragueta y tenía la mano por dentro. Tuvimos que hacer una breve pausa mientras pasaban unos clientes que ya salían del local. Pero ellas ni se inmutaron y siguieron a lo suyo, mirándonos con caras picaronas. Noté que me subía un pie por la pierna y le sonreí a mi mujer, pero ella negó con la cabeza, me giré hacia la otra mujer y ella me picó el ojo. Me puse a mil, y más aún cuando me dí cuenta que mi mujer hacía lo mismo con el otro.
Tras pensar entre los cuatro a dónde podíamos ir, finalmente decidimos volver al hotel, aunque todos juntos, y nos metimos en la habitación de nuestro calientes amigos, que tenían jacuzzi, porque estaban alojados en una suite. Nada más llegar, nos quitamos los cuatro la ropa y nos metimos en el agua, las burbujas no hicieron su efecto relajador, sino que empezamos a besarnos cada cual con su pareja, aunque esto duró poco, las dos chicas comenzaron a besarse entre ellas y luego las chicas cambiaron las bocas por las de las parejas de la otra. Yo no me corté, ya a estas alturas, y le agarre el culo a la chica y me la aceque, ella reaccionó restregando su coñito depilado contra mi polla que estaba a punto de reventar. Baje la mano hasta su clítoris y comencé a jugar con el y miré a mi mujer, que estaba comiendole la polla al chico que se había subido en el borde, como por la tarde en la piscina nudista. Ver a mi mujer en esa actitud con otro hombre me ponía muy cachondo. Tomé a la chica por las axilas y la levanté hasta dejarla sentada en el borde junto a su novio y comencé a besarle los pechos y mordisqueandole los pezones, para seguir recorriendo con mis labios su cuerpo hasta llegar a su monte de venus, donde mi lengua tomó la iniciativa y le chupé y lamí hasta que noté como comenzaba a convulsionar de placer al llegarle el orgasmo. La pareja se besó apasionadamente y yo seguí mi labor con la lengua pero con mi mujer que ya se había colocado para recibir mi lengua. Mientras yo seguía en mi labor, la pareja salió del jacuzzi, se secaron y él se tumbó en la cama boca arriba y ella se puso a horcajadas sobre su polla y comenzó a follarselo. Mi mujer me dijo que fueramos a la cama e imitaramos a la pareja. Me encanta cuando me cabalga mi mujer. No podía aguantar muho más y cuando el chico estaba a punto de correrse, ella se quitó y le lamió toda la polla hasta que soltó todo el semén a grandes chorros. Mi mujer le chupó la polla ayudada por la otra y luego hicieron lo mismo conmigo hasta que me corrí entre sus dos bocas.
Cuando nos dimos cuenta eran más de las cuatro de la madrugada. Ellos insitieron que podíamos quedarnos en la habitación todos juntos preferimos volver a la nuestra y tener otro gran polvo antes de dormir. Quedamos en volver a vernos en la piscina nudista al día siguiente.
Nos decidimos rápidamente, casi sin darnos cuenta ya estábamos cruzando la calle, cómo nos habían puesto las pulseras tan en uso en estos lares, no nos pusieron ningún impedimento para acceder, seguimos las indicaciones del recepcionista y subimos hasta el último piso. A la salida del ascensor había un cartel en varios idiomas indicando que se trataba de una zona exclusiva para adultos como zona nudista. Para nuestra sorpresa estaba prácticamente vacía. Al fondo estaba tumbada en la hamaca una señora que rondaría los 60 años, y un poco más cerca una pareja con aspecto nórdico que tendrían unos 30 años. Elegimos un lugar intermedio, quedando la señora a nuestra izquierda y la pareja a la derecha. Dejamos las cosas sobre una hamaca, nos desnudamos y fuimos hasta el borde de la piscina, no era muy grande pero estaba muy limpia y la temperatura del agua agradable. Estuvimos disfrutando un rato del agua y la tranquilidad, y cuando estábamos saliendo, nos percatamos que teníamos un visitante más, era un señor también de unos 60 años que estaba cubierto por un albornoz, miró descaradamente mientras salíamos del agua y luego tranquilamente se dio la vuelta y fue hasta donde se encontraba la mujer sola, tras quitarse el albornoz, sin llevar nada más debajo, se tumbó junto a la que sería su mujer boca arriba mostrando su gran polla en estado flácido. Mi mujer me dijo que que pena de polla, cuando tendría algunos años menos habría estado para comersela. Llegamos hasta la hamaca y mientras nos secábamos preferí echar un vistazo a la joven rubia que tenía un cuerpo delgado pero con buenas curvas. Ella parecía dormida, pero el chico estaba mirando y parecía mirar cada centímetro del culo de mi mujer. Pasamos el resto de la mañana entre el sol y el agua, todo muy relajante, nos vestimos y nos fuimos a comer a nuestro hotel, que para eso teníamos pensión completa. Mi mujer, para no dejar de calentarme, y dado que no habíamos podido jugar en la piscina, se puso el traje de verano pero si ropa interior, quedándo casi a la vista el final de las nalgas, cosa que aproveche para meterle la mano a fondo en el ascensor mientras bajábamos. Después de comer decidimos hacer una pequeña siesta porque por la noche teníamos intención de salir y aprovechar toda la noche. Nos duchamos, dormimos bastante poco ya que no pudimos evitar hacer el amor en la habitación y decidimos volver a la piscina nudista.
Esta vez tampoco se puso ropa interior debajo del traje, así que decidí coger la cámara de fotos para sacar algunas fotos picantonas. En el ascensor le levanté el traje y le saqué varias fotos enseñando su coñito depilado y su tetas grandes y con los pezones duritos por la excitación. Cuando de repente se abrió la puerta del ascensor, sin darle tiempo a mi mujer a taparse y enseñando todo a la pareja de nórdicos que habíamos visto por la mañana. Tras el corte inicial nos reímos los cuatro y subimos hasta la azotea.
La pareja era de Noruega, y hablaban inglés, así que intentamos hacernos entender y disculparnos, que estábamos jugando y no pretendíamos que nos pillaran de esa manera, aunque ahora fueramos a desnudarnos en el mismo lugar. No le dieron mayor importancia y nos confesaron que a ellos también le gustaban hacerse fotos un poco más calientes en lugares poco comúnes. Nos íbamos a poner separados, pero puesto que estábamos teniendo una amena charla, o al menos lo que podíamos entendernos y hacernos entender, parecían simpáticos, y pusimos las cuatro hamacas juntas, aunque ahora estaba toda la azotea para nosotros cuatro. Nos fuimos al agua, y disfrutamos de la piscina chapotenado un poco. Nosotros salimos y nos tumbamos, mientras que la otra pareja se quedó en el agua. Estuvimos fantaseando con ellos porque estaban muy bien los dos y cuando decimos parar porque estábamos muy calientes, cuando descubrimos que nuestros acompañantes no tenía el mismo decoro, se estaban masturbando mutuamente en la piscina.
El chico se dio cuenta que los estábamos mirando y al ver como se me había puesto de gorda, sonrió y siguió como si nada, hasta se sentó en el bordillo mostrándonos toda su erección y su mujer no dudó en empezar a comérsela. Ya no aguantamos más así que nos fuimos al agua, yo ya totalmente erecto, y mi mujer bastante húmeda y comenzamos a besarnos y masturbarnos también nosotros. Nos pusimos muy caliente los cuatro, y yo me subí al bordillo también para que me la comiera. Era una escena muy morbosa los dos sentados en el borde del agua y ellas comiéndonos las pollas. Mi mujer y la otra chica empezaron a tocarse la una a la otra con la mano que les quedaba libre y yo a punto estuve de llenarle la boca de semen, pero logré contenerme. Mi mujer es un poco cortada, pero cuando está caliente se transforma en una zorrita de cuidado, le estaba gustando tanto que dejaron un momento de lado nuestras pollas para comenzar a besarse ellas en los labios, estuvieron así un par de minutos, mientras sus manos se recorrían enteras la una a la otra. El otro chico y yo seguimos en modo manual esperando a ver como seguía desarrollándose todo.
En breve oímos ruido a nuestras espaldas y nos metimos de un brinco en el agua, aún con nuestros atributos erectos nos fijamos que íbamos a tener compañía, la pareja de sexagenarios de ayer venía acompañada por cuatro jóvenes de alrededor de los veinte años, se pusieron todos juntos y se desnudaron, y todos al agua, venga y nosotros dos con el periscopio arriba. Así que nos juntamos a nuestras parejas y estuvimos relajados un poco hasta que ya nos dio la risa a por la situación. Estuvimos un rato aún en el agua y los chicos estaban jugando a mojarse y hundirse, debía tratarse de dos parejas de novios y estaban bastante juguetones.
Pasamos el resto de la tarde los cuatro juntos, pero no revueltos, hablando de todo un poco, fue muy ameno y hasta comentamos los atributos de los cuatro jóvenes. Cómo no podíamos cenar juntos al estar alojados en dos hoteles distintos, decidimos quedar más tarde para tomar algo. Recogimos lo poco que llevábamos, nos vestimos, y nos fuimos a dar una ducha y prepararnos para la noche.
Ya en la habitación no esperamos a salir de la ducha para el primer orgasmo. La agarré por detrás y mientras mis manos se aferraba a sus pechos, la penetré por detrás y hasta que me corrí, le di la vuelta y seguí con la mano hasta que llegó ella. Fue rápido, pero satisfactorio, llevábamos toda la tarde excitados y necesitábamos desahogarnos. estuvimos remoloneando un rato en la cama desnudos, pero el hambre empezó a aparecer por nuestras tripas y nos vestimos para ir a cenar. Yo me vestí con una camisa de botones negra de manga corta y unos pantalones de vestir beige. Mi mujer optó por un vestido estampado por encima de la rodilla y un generoso escote el sostén le dejaba los pechos en muy buena posición para ser observados y lo remataba con un finísimo tanga color negro, rematado en conjunto con unos zapatos negros abiertos de tacón.
La cena fue frugal y bastante rápida, aunque cayeron varias copas de vino espumoso, lo suficiente para ponernos a tono, fuimos dando un paseo hasta el pub dónde habíamos quedado con la pareja de la piscina y mientras los esperábamos, pedimos algo para tomar. No tardamos mucho en verlos aparecer por la calle, él llevaba un pantalón oscuro y una camiseta de botones amarilla, que le quedaba ajustada, ella eligió un minishort blanco que apenas se le veía y un topo de tirantes abierto por detrás de color dorado sin sostén y unos tacones de aguja que la ponía del mismo tamaño que su pareja. Preferimos cambiar de sitio y elegimos un pequeño local con música chill out con mesas amplias pero en lugar de sillas, habían sillones y puff para sentarse. Nos fuimos a unos de los rincones más apartados y nos sentamos los dos chicos por un lado y las dos chicas frente a nosotros. Tras una breve conversación, en la que nos contamos mutuamente lo caliente que nos pusimos por la tarde y como habíamos terminado, ellos también terminaron follando a lo rápido nada más llegar a su habitación; y por las copas que ya llevábamos en el cuerpo, nos encontramos totalmente deshinibidos. Cuando el otro chico y vimos porque se estaban riendo las chicas, se nos puso dura al instante. La novia del nórdico estaba con la mano por dentro del traje de mi mujer en todo su coñito, y mi mujer le había desabrochado el minishort y estaba con la mano por dentro. Se estaban masturbando entre ellas. No pude evitar tocarme por encima del pantalón, mi vecino de mesa se había bajado la bragueta y tenía la mano por dentro. Tuvimos que hacer una breve pausa mientras pasaban unos clientes que ya salían del local. Pero ellas ni se inmutaron y siguieron a lo suyo, mirándonos con caras picaronas. Noté que me subía un pie por la pierna y le sonreí a mi mujer, pero ella negó con la cabeza, me giré hacia la otra mujer y ella me picó el ojo. Me puse a mil, y más aún cuando me dí cuenta que mi mujer hacía lo mismo con el otro.
Tras pensar entre los cuatro a dónde podíamos ir, finalmente decidimos volver al hotel, aunque todos juntos, y nos metimos en la habitación de nuestro calientes amigos, que tenían jacuzzi, porque estaban alojados en una suite. Nada más llegar, nos quitamos los cuatro la ropa y nos metimos en el agua, las burbujas no hicieron su efecto relajador, sino que empezamos a besarnos cada cual con su pareja, aunque esto duró poco, las dos chicas comenzaron a besarse entre ellas y luego las chicas cambiaron las bocas por las de las parejas de la otra. Yo no me corté, ya a estas alturas, y le agarre el culo a la chica y me la aceque, ella reaccionó restregando su coñito depilado contra mi polla que estaba a punto de reventar. Baje la mano hasta su clítoris y comencé a jugar con el y miré a mi mujer, que estaba comiendole la polla al chico que se había subido en el borde, como por la tarde en la piscina nudista. Ver a mi mujer en esa actitud con otro hombre me ponía muy cachondo. Tomé a la chica por las axilas y la levanté hasta dejarla sentada en el borde junto a su novio y comencé a besarle los pechos y mordisqueandole los pezones, para seguir recorriendo con mis labios su cuerpo hasta llegar a su monte de venus, donde mi lengua tomó la iniciativa y le chupé y lamí hasta que noté como comenzaba a convulsionar de placer al llegarle el orgasmo. La pareja se besó apasionadamente y yo seguí mi labor con la lengua pero con mi mujer que ya se había colocado para recibir mi lengua. Mientras yo seguía en mi labor, la pareja salió del jacuzzi, se secaron y él se tumbó en la cama boca arriba y ella se puso a horcajadas sobre su polla y comenzó a follarselo. Mi mujer me dijo que fueramos a la cama e imitaramos a la pareja. Me encanta cuando me cabalga mi mujer. No podía aguantar muho más y cuando el chico estaba a punto de correrse, ella se quitó y le lamió toda la polla hasta que soltó todo el semén a grandes chorros. Mi mujer le chupó la polla ayudada por la otra y luego hicieron lo mismo conmigo hasta que me corrí entre sus dos bocas.
Cuando nos dimos cuenta eran más de las cuatro de la madrugada. Ellos insitieron que podíamos quedarnos en la habitación todos juntos preferimos volver a la nuestra y tener otro gran polvo antes de dormir. Quedamos en volver a vernos en la piscina nudista al día siguiente.
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