Poco después empezamos a buscar otras “morbosidades” por internet y tras abrir nuestros horizontes sexuales, empezamos en el mundo liberal. Encontramos algunas páginas de contactos para parejas y chateamos con alguna gente, sin llegar nunca a quedar. Lo mejor era sacarnos fotos eróticas para poner en nuestro perfil, nos calentabamos tan sólo hacerlas. Y pensando que otros podían vernos. Conocimos algunas personas muy educadas y calientes, pero no llegamos a quedar con nadie. Estabamos muy cortados y con tan solo fantasear nos poníamos a mil. Algunas veces usamos la webcam con alguna pareja o con chicos solos, me excitaba mucho ver a mi mujer poner caliente a otros hombres, en lugar de ponerme celoso, se me ponía muy dura...
Un día nos decidimos y quedamos en la misma playa con un chico, nos daba bastante corte pero el calentón nos pudo fuimos para allá. Quedamos en la cala dónde habíamos estado la otra vez, había algo de viento y supongo que por eso mismo, había menos gente que la vez anterior, pero eso sí, todos desnudos. Yo me quité toda la ropa, por el viento la tenía bastante encogida, pero bueno, prefería estar así que empalmado. Mi mujer se quitó la parte de arriba y se dejo la braguita del bikini porque le daba corte que llegara el chico y estar completamente desnuda. No le quise insistir para no molestarla y preferí que fueramos poco a poco. Habían algunas parejas de buen ver cerca, pero, como en la otra ocasión, cada cual a su historia. Al rato llegó el chico con el que habíamos quedado, ya lo conocíamos por fotos que nos habíamos enseñado por internet. Se sentó al lado nuestro y se desnudo por completo. Mi mujer le miró de arriba abajo. Estaba depilado y no era muy fuerte pero tenía el cuerpo bien formado, el pene era grandito, aún en reposo. Me cohibí un poco porque lo tenía más grande que yo, cosas de hombres. Se fue a dar un baño, a nosotros no nos apeteció. Le pregunté a mi mujer que le parecía y a ella le agradaba. Pasamos la mañana tomando sol y comimos un bocadillo. El día se quedó sin viento y eso propició que no se fuera nadie. Decidimos irnos a un lugar más tranquilo y el chico nos dijo que por el otro lado había otra cala bastante tranquila a la que no solía ir nadie. Tras intercambiar miradas mi mujer y yo, recogimos las cosas y nos fuimos tras él.
Al poco de caminar y pasar alguna que otra roca, llegamos a una cala más pequeña en la que sólo había una pareja que estaban besándose y ni prestaron atención a nuestra llegada. El chico y yo ni nos habíamos vestido y mi mujer sólo se puso el pareo atado dejando bastante a la vista. Nos pusimos algo alejados de la pareja porque no queríamos molestarlos, ni que nos molestaran. pusimos las toallas y nos acomodamos, mi mujer en el centro y el chico y yo a cada lado.
- Me ponen crema que me voy a quemar - dijo ella.
Le eché un buen chorro sobre sus dos muslos y sus hombros, y empezamos los dos a extendersela. No nos cortamos mucho y enseguida se la pusimos por los pechos que se le pusieron muy duritos y por la cara interna de los muslos rozando su coñito depilado. Mi mujer se estaba poniendo caliente y empezó a humedecerce por la entrepierna.
- Ponte boca abajo para ponerte por la espalda - Le dije a mi mujer y se giró hacia mi lado poniendo su culo sobre el chico y aprovechando para darme un lametón a mi pene que ya estaba bien gordito.
Le eché otro buen chorro y continuamos nuestro trabajo, nos centramos en sus nalgas y en su raja, estabamos los tres tan caliente que no nos habíamos dado cuenta que la pareja ya había descubierto nuestra presencia y seguían con atención nuestro jueguito. Mi mujer fue la que se dió cuenta y nos avisó, miramos disimuladamente y vimos que ellos también se estaban metiendo mano, incluso el hombre tenía su pene totalmente erguido. Nosotros seguimos a lo nuestro pero mirabamos de reojo a la pareja, mientras le ibamos metiendo cada vez más nuestras manos entre las nalgas de mi mujer, tocándole el agujero del culito y su coñito todo mojado ya. Ella gemía al contacto de nuestros dedos. Le metí el dedo índice en su culito que estaba lubricado por la crema solar y el chico hizo lo mismo en su coñito. Ella ya no disimulaba y se movía disfrutando del tocamiento. Miramos de nuevo hacia la pareja y ya de manera más descarada, y la mujer le estaba comiendo el pene sin ningún tipo de pudor, mientras él la masturbaba. La situación era bastante morbosa y los cinco nos pusimos muy calientes. Mi mujer se dió la vuelta para tener mejor visión de ellos dos y nosotros aprovechamos para comernos sus pezones. El chico empieza a meterle dos dedos en el coño y yo a frotarle el clitoris y sus gemidos ya no se pueden disimular.
En eso vemos que la pareja se levanta y viene directamente hacia nosotros. La mujer, que vista de cerca parece de unos 40 años y con un cuerpo normalito, igual que el hombre, se sientan al lado nuestro y ella empieza a tocarle los pechos a mi mujer. mientras él le come el coño a su pareja. Mi mujer suelta un chorro de líquido ante tal excitación y se corre en nuestras manos, tras varios temblores y gemidos. Se sienta y empieza a masturbarnos a los dos y la mujer le besa y se turnan entre ellas para comernos el pene a los dos, mientras el hombre continúa comiéndole todo el coño. La mujer se corre en la boca de su pareja le indica que se ponga a cuatro patas y empieza a penetrala. El chico y yo nos levantamos y le ponemos nuetros penes a tiro de boca a mi mujer y ella empieza a chupárnoslas a turno, mientras la mujer que gatea un poco más hasta nosotros se pone cara a cara con ella y se pone jugar con su lengua, con la de mi mujer y con nuestros penes y testículos. Nos pusimos tan calientes que no tardamos mucho en corrernos y llenarle de semen la cara y los pechos a las dos. El hombre también se corrió llenándole el coño sin salirse.
Fuimos todos al agua a darnos un baño y volvimos a la arena poniéndonos todos juntos. Nos presentamos, ellos tenía 41 años el y 38 años ella, eran italianos, pero hablaban muy bien español, habían venido de vacaciones a la isla y repetían todos los años. Estuvimos charlando un rato y el chico que vino con nosotros nos dijo que se tenía que marchar. A nosotros nos apetecía quedarnos un rato más porque el día estaba buenísimo y en este lado de la playa no había casi viento. Así que nos despedimos y quedamos que teníamos que vernos otro día y nos quedamos con la pareja italiana. Nos contaron que eran una pareja liberal desde hace varios años y que tenían alguna experiencia, que incluso habían ido a algún club swinger. Hasta nos enteramos por ellos que habían varios en la isla, nos quedamos sorprendidos. Estuvimos mucho rato hablando y nos dimos los correo electrónicos respectivos. Luego nos fuimos ya en casa tuvimos mucho sexo recordando todo lo pasado y porque mi mujer se había quedado con las ganas de ser penetrada.
Un día nos decidimos y quedamos en la misma playa con un chico, nos daba bastante corte pero el calentón nos pudo fuimos para allá. Quedamos en la cala dónde habíamos estado la otra vez, había algo de viento y supongo que por eso mismo, había menos gente que la vez anterior, pero eso sí, todos desnudos. Yo me quité toda la ropa, por el viento la tenía bastante encogida, pero bueno, prefería estar así que empalmado. Mi mujer se quitó la parte de arriba y se dejo la braguita del bikini porque le daba corte que llegara el chico y estar completamente desnuda. No le quise insistir para no molestarla y preferí que fueramos poco a poco. Habían algunas parejas de buen ver cerca, pero, como en la otra ocasión, cada cual a su historia. Al rato llegó el chico con el que habíamos quedado, ya lo conocíamos por fotos que nos habíamos enseñado por internet. Se sentó al lado nuestro y se desnudo por completo. Mi mujer le miró de arriba abajo. Estaba depilado y no era muy fuerte pero tenía el cuerpo bien formado, el pene era grandito, aún en reposo. Me cohibí un poco porque lo tenía más grande que yo, cosas de hombres. Se fue a dar un baño, a nosotros no nos apeteció. Le pregunté a mi mujer que le parecía y a ella le agradaba. Pasamos la mañana tomando sol y comimos un bocadillo. El día se quedó sin viento y eso propició que no se fuera nadie. Decidimos irnos a un lugar más tranquilo y el chico nos dijo que por el otro lado había otra cala bastante tranquila a la que no solía ir nadie. Tras intercambiar miradas mi mujer y yo, recogimos las cosas y nos fuimos tras él.
Al poco de caminar y pasar alguna que otra roca, llegamos a una cala más pequeña en la que sólo había una pareja que estaban besándose y ni prestaron atención a nuestra llegada. El chico y yo ni nos habíamos vestido y mi mujer sólo se puso el pareo atado dejando bastante a la vista. Nos pusimos algo alejados de la pareja porque no queríamos molestarlos, ni que nos molestaran. pusimos las toallas y nos acomodamos, mi mujer en el centro y el chico y yo a cada lado.
- Me ponen crema que me voy a quemar - dijo ella.
Le eché un buen chorro sobre sus dos muslos y sus hombros, y empezamos los dos a extendersela. No nos cortamos mucho y enseguida se la pusimos por los pechos que se le pusieron muy duritos y por la cara interna de los muslos rozando su coñito depilado. Mi mujer se estaba poniendo caliente y empezó a humedecerce por la entrepierna.
- Ponte boca abajo para ponerte por la espalda - Le dije a mi mujer y se giró hacia mi lado poniendo su culo sobre el chico y aprovechando para darme un lametón a mi pene que ya estaba bien gordito.
Le eché otro buen chorro y continuamos nuestro trabajo, nos centramos en sus nalgas y en su raja, estabamos los tres tan caliente que no nos habíamos dado cuenta que la pareja ya había descubierto nuestra presencia y seguían con atención nuestro jueguito. Mi mujer fue la que se dió cuenta y nos avisó, miramos disimuladamente y vimos que ellos también se estaban metiendo mano, incluso el hombre tenía su pene totalmente erguido. Nosotros seguimos a lo nuestro pero mirabamos de reojo a la pareja, mientras le ibamos metiendo cada vez más nuestras manos entre las nalgas de mi mujer, tocándole el agujero del culito y su coñito todo mojado ya. Ella gemía al contacto de nuestros dedos. Le metí el dedo índice en su culito que estaba lubricado por la crema solar y el chico hizo lo mismo en su coñito. Ella ya no disimulaba y se movía disfrutando del tocamiento. Miramos de nuevo hacia la pareja y ya de manera más descarada, y la mujer le estaba comiendo el pene sin ningún tipo de pudor, mientras él la masturbaba. La situación era bastante morbosa y los cinco nos pusimos muy calientes. Mi mujer se dió la vuelta para tener mejor visión de ellos dos y nosotros aprovechamos para comernos sus pezones. El chico empieza a meterle dos dedos en el coño y yo a frotarle el clitoris y sus gemidos ya no se pueden disimular.
En eso vemos que la pareja se levanta y viene directamente hacia nosotros. La mujer, que vista de cerca parece de unos 40 años y con un cuerpo normalito, igual que el hombre, se sientan al lado nuestro y ella empieza a tocarle los pechos a mi mujer. mientras él le come el coño a su pareja. Mi mujer suelta un chorro de líquido ante tal excitación y se corre en nuestras manos, tras varios temblores y gemidos. Se sienta y empieza a masturbarnos a los dos y la mujer le besa y se turnan entre ellas para comernos el pene a los dos, mientras el hombre continúa comiéndole todo el coño. La mujer se corre en la boca de su pareja le indica que se ponga a cuatro patas y empieza a penetrala. El chico y yo nos levantamos y le ponemos nuetros penes a tiro de boca a mi mujer y ella empieza a chupárnoslas a turno, mientras la mujer que gatea un poco más hasta nosotros se pone cara a cara con ella y se pone jugar con su lengua, con la de mi mujer y con nuestros penes y testículos. Nos pusimos tan calientes que no tardamos mucho en corrernos y llenarle de semen la cara y los pechos a las dos. El hombre también se corrió llenándole el coño sin salirse.
Fuimos todos al agua a darnos un baño y volvimos a la arena poniéndonos todos juntos. Nos presentamos, ellos tenía 41 años el y 38 años ella, eran italianos, pero hablaban muy bien español, habían venido de vacaciones a la isla y repetían todos los años. Estuvimos charlando un rato y el chico que vino con nosotros nos dijo que se tenía que marchar. A nosotros nos apetecía quedarnos un rato más porque el día estaba buenísimo y en este lado de la playa no había casi viento. Así que nos despedimos y quedamos que teníamos que vernos otro día y nos quedamos con la pareja italiana. Nos contaron que eran una pareja liberal desde hace varios años y que tenían alguna experiencia, que incluso habían ido a algún club swinger. Hasta nos enteramos por ellos que habían varios en la isla, nos quedamos sorprendidos. Estuvimos mucho rato hablando y nos dimos los correo electrónicos respectivos. Luego nos fuimos ya en casa tuvimos mucho sexo recordando todo lo pasado y porque mi mujer se había quedado con las ganas de ser penetrada.
1 comentarios - Nos animamos en la playa