Bueno, le iba a relatar la otra parte de la historia, en la que terminaba con final feliz luego del frutado encuentro con mi amiga en su casa… mas, dado que hoy surgió algo raro mientras preparaba cosas para la facultad…
Esta historia data de mi adolescencia cuando estaba de novio con una chica alrededor de nuestros 20 años…
Descripción de la chica: morocha, pelo negro, largo, estilo rulitos. Chiquita, metro cincuenta. Culito discreto, durito, paradito, pechos chicos, lindos, y unos pezones (muy similares a estos -http://www.poringa.net/HoTSofy1476/mi/2I5).
La cuestión pasa por la calentura que nos dimos al poco tiempo de estar saliendo. Un día en mi casa, nos metimos en la cama. Calentura, tenga esto presente, porque de ese lado viene la cosa. Nos dimos unos besos, muchos, nos gustaba besarnos mucho, todo el tiempo. Los besos eran parte de la calentura, pues llevaba indefectiblemente al toqueteo, las caricias y las penetraciones con los dedos, y las caricias en mi verga eran continuas. Esa noche en casa, solos los dos –no se alarmen que no hubo interrupción-, nos metimos en la cama. Beso va y bien, manos que se deslizan, ropas que se pierden y caen, hasta quedar casi desnudos. Comienzo a acariciarla, jugar con uno de mis dedos en su conchita, tenía una concha tan perfumada y rica, muy rica, creo que aún debe tenerla; en fin, luego de unos momentos, mi dedo deja espacio a otro amigo dedo, ambos se meten dentro de su vagina. Se notaba la calentura, los jugos vaginales corrían por mis dedos, el flujo de esa conchita mojaba mis dos dedos, que se movían cual verga dentro, hasta hacer lugar a un tercer dedo… ahí arranca recién la cosa.
En eso se levanta, me tuba, se mete entre mis piernas, y, como casi siempre empieza a hablarle a mi verga. Le encantaba charlar con mi pija mientras con sus labios jugaba con la cabeza de mi pene. Me la empezó a chupar con unas ganas tremenda. La mojaba, la metía en su boca, la chupaba, saboreaba, disfrutaba. Así durante unos quince minutos. Mi pija quería largar el semen que tenía en esa boca. Bajó por mis huevos, subía por el tronco mojando todo, desde los testículos hasta la punta de la pija. Todo húmedo, jugando con sus manos, disfrutando. Revancha digo yo en ese momento. La saco. Quería acabar en su boca y en su cara, pero quería chuparle la concha, me encantaba hacerlo así. La tumbo, y arranco.
Comienzo por morderle los labios vaginales. Disfruto de sus jugos. Con mi lengua, lentamente disfruto de las paredes de su concha. Mis labios muerden toda su vagina. Mis dedos, comienzan a meterse en su concha lentamente. Primero uno, luego dos, luego un tercero, y… sí, metí un cuarto dedo en esa concha hermosa… ella movía sus caderas, se retorcía, levantaba la cola, arqueaba el cuerpo, gritaba, y mis dedos, húmedos de su acabada, se metían dentro de su concha, que se dilataba más y más por la calentura que tenía. Con mi tro mano, jugaba con sus pezones, hermosos y duros. Dejé los mismos un segundo, para jugar con un dedo y mi lengua por los contornos de su ano. Morder sus nalgas, lamer su culo, mojarlo. Dilatarlo. Un dedo se mete dentro de su culo, mientras mis otros cuatro dedos juegan y sacan líquido de placer de su concha hinchada de placer. Quería meterle la mano completa, lo intenté, sabía que en la calentura no le iba a importar, pero, luego pensé que quería meter mi verga dentro, y estando tan dilatada se complicaría lo demás. Fui retirando de a uno mis dedos hasta retirarlos todos.
Subí mi mano y se los puse a la altura de sus labios para que disfrute de sus propios jugos vaginales, de sus acabada en mis manos y boca, mientras con mi otra mano, con un dedo de ella jugaba con su culito. Tomé mi verga y se la fui metiendo lentamente, para sentir cada centímetro de placer, de roce, de humedad que se daba en ese recorrer. Sentir el calor interno de su concha, la humedad, hasta sentir el tope de mi vientre con el de ella. Cinco, diez, quince minutos cojiendo desenfrenadamente hasta explotar ambos, al unísono en un orgasmo de esos inolvidables, no de los mejor, no ese polvo único, sino inolvidable. Un orgasmo que fue calentura, no todo un ronroneo, porque el sólo hecho de meter mi mano dentro de su concha, me puso muy perverso y ella se puso muy putita en ese momento, y eso ha sido lo mejor de esa noche. Luego cojimos unas 4 horas corridas más.
Pero lo mejor ya había pasado. La calentura se había ido en esos primeros 45 ó 50 minutos que corrieron luego de los besos…
Espero les guste y en la proxima hablaré de contrabando... 😀
Esta historia data de mi adolescencia cuando estaba de novio con una chica alrededor de nuestros 20 años…
Descripción de la chica: morocha, pelo negro, largo, estilo rulitos. Chiquita, metro cincuenta. Culito discreto, durito, paradito, pechos chicos, lindos, y unos pezones (muy similares a estos -http://www.poringa.net/HoTSofy1476/mi/2I5).
La cuestión pasa por la calentura que nos dimos al poco tiempo de estar saliendo. Un día en mi casa, nos metimos en la cama. Calentura, tenga esto presente, porque de ese lado viene la cosa. Nos dimos unos besos, muchos, nos gustaba besarnos mucho, todo el tiempo. Los besos eran parte de la calentura, pues llevaba indefectiblemente al toqueteo, las caricias y las penetraciones con los dedos, y las caricias en mi verga eran continuas. Esa noche en casa, solos los dos –no se alarmen que no hubo interrupción-, nos metimos en la cama. Beso va y bien, manos que se deslizan, ropas que se pierden y caen, hasta quedar casi desnudos. Comienzo a acariciarla, jugar con uno de mis dedos en su conchita, tenía una concha tan perfumada y rica, muy rica, creo que aún debe tenerla; en fin, luego de unos momentos, mi dedo deja espacio a otro amigo dedo, ambos se meten dentro de su vagina. Se notaba la calentura, los jugos vaginales corrían por mis dedos, el flujo de esa conchita mojaba mis dos dedos, que se movían cual verga dentro, hasta hacer lugar a un tercer dedo… ahí arranca recién la cosa.
En eso se levanta, me tuba, se mete entre mis piernas, y, como casi siempre empieza a hablarle a mi verga. Le encantaba charlar con mi pija mientras con sus labios jugaba con la cabeza de mi pene. Me la empezó a chupar con unas ganas tremenda. La mojaba, la metía en su boca, la chupaba, saboreaba, disfrutaba. Así durante unos quince minutos. Mi pija quería largar el semen que tenía en esa boca. Bajó por mis huevos, subía por el tronco mojando todo, desde los testículos hasta la punta de la pija. Todo húmedo, jugando con sus manos, disfrutando. Revancha digo yo en ese momento. La saco. Quería acabar en su boca y en su cara, pero quería chuparle la concha, me encantaba hacerlo así. La tumbo, y arranco.
Comienzo por morderle los labios vaginales. Disfruto de sus jugos. Con mi lengua, lentamente disfruto de las paredes de su concha. Mis labios muerden toda su vagina. Mis dedos, comienzan a meterse en su concha lentamente. Primero uno, luego dos, luego un tercero, y… sí, metí un cuarto dedo en esa concha hermosa… ella movía sus caderas, se retorcía, levantaba la cola, arqueaba el cuerpo, gritaba, y mis dedos, húmedos de su acabada, se metían dentro de su concha, que se dilataba más y más por la calentura que tenía. Con mi tro mano, jugaba con sus pezones, hermosos y duros. Dejé los mismos un segundo, para jugar con un dedo y mi lengua por los contornos de su ano. Morder sus nalgas, lamer su culo, mojarlo. Dilatarlo. Un dedo se mete dentro de su culo, mientras mis otros cuatro dedos juegan y sacan líquido de placer de su concha hinchada de placer. Quería meterle la mano completa, lo intenté, sabía que en la calentura no le iba a importar, pero, luego pensé que quería meter mi verga dentro, y estando tan dilatada se complicaría lo demás. Fui retirando de a uno mis dedos hasta retirarlos todos.
Subí mi mano y se los puse a la altura de sus labios para que disfrute de sus propios jugos vaginales, de sus acabada en mis manos y boca, mientras con mi otra mano, con un dedo de ella jugaba con su culito. Tomé mi verga y se la fui metiendo lentamente, para sentir cada centímetro de placer, de roce, de humedad que se daba en ese recorrer. Sentir el calor interno de su concha, la humedad, hasta sentir el tope de mi vientre con el de ella. Cinco, diez, quince minutos cojiendo desenfrenadamente hasta explotar ambos, al unísono en un orgasmo de esos inolvidables, no de los mejor, no ese polvo único, sino inolvidable. Un orgasmo que fue calentura, no todo un ronroneo, porque el sólo hecho de meter mi mano dentro de su concha, me puso muy perverso y ella se puso muy putita en ese momento, y eso ha sido lo mejor de esa noche. Luego cojimos unas 4 horas corridas más.
Pero lo mejor ya había pasado. La calentura se había ido en esos primeros 45 ó 50 minutos que corrieron luego de los besos…
Espero les guste y en la proxima hablaré de contrabando... 😀
3 comentarios - Calentura y acabada feroz...