Aclaracion muy importante: No es una novela bizzarra donde se mata gente ni nada por el estilo, es un relato muy oscuro y muy fuerte para ser subido a taringa...ojala que les gusten las tres primeras partes... pronto habra mas!
I
Estaba parada la puta, al costado del camino, apenas iluminada por una luz tenue de una lámpara del barrio. Las casas de chapas rechinaban al viento, y los autos pasaban lujuriosos. Estaba mostrando las tetas con los pezones duros por el frio del invierno, relamiéndose, mimando desde la distancia a los conductores que pasaban con la verga endurecida.
Se relamía constantemente los labios en senial de placer, se manoseaba las tetas, se cojia sola con sus propias manos, todo por encontrar en aquella noche helada y oscura, llena de penumbra, algún cliente que se la garchara por unos pesos. Nesesitaba el dinero como todos en esta puta vida burguesa. Sus labios rojizos entre sus rizos colorados se abrían y se serraban con el ir y venir de su lengua experta en glandes, su concha depilada se abria y palpitaba con el roce de sus dedos entre los pliegues de tela. Chorreaba, se mojaba, se babeaba, era un espectáculo calido sobre muletas.
Se sostenía como podía con sus muletas mientras pellizcaba sus tetas para el publico. Pero a pesar de todo el placer, la lujuria y el semen que pasaba cortando el aire en los veiculos nadie se detenia por ella. Preferian mujeres completas, con dos piernas. A pesar de esto siempre habia tenido éxito en su negocio, hacia tarifas especiales; Meaba, cagaba, se dejaba mear, se dejaba cagar, golpeaba, cojia ahorcada, sofocada, golpeada, se dejaba apagar cigarrillos en las tetas, en el culo, en las piernas, morder, escupir, flagelar. No le hacia asco a nada. Su cuerpo era experto en placer, en dar placer se entiende.
“Amen me ojos lujuriosos, amen me vergas endurecidas, amen me manos golpeadoras, lluvia dorada, gilletes filosas, amen me por sobre todo, como yo los dejo amarme”
Esto se repetía en su mente como gotas de semen fluyendo de una pija adolecente en su primer orgasmo durante una masturbación a escondidas. Deseaba ser cojida, sometida, tratada como la puta que era, y hacer su dinero, tenia algo de hambre, no tenia cigarrillos, y apenas sobrevivía con unas secas de porro que le habían convidado las otras chicas que se paraban a trabajar con ella por lastima. El porro la ponía caliente, quería cojerse a todos los conductores que pasaban mirándola con deseo, por eso se tocaba su rosado clítoris que sobresalía de ente algunos pelitos muy cortos de su pubis. Pleno invierno y estaba casi desnuda esperando a ser levantada, caliente, ardiente, sostenida por sus dos muletas.
II
Sus rojizos y endurecidos pezones se contraían con el frio, y ella los masajeaba con las manos torpemente bajo el efecto de la marihuana, le habia pegado mal aquel porro, era nevado seguramente. Su lengua seguía enjugando sus resquebrajados y gordos labios que habían envuelto de calor las mas gordas y venosas vergas del barrio cuando era una adolecente, antes de que la amputaran.
De ninia , a los nueve anios recordaba haber lamido su primera verga. Un muchacho de unos once o doce primo lejano le habría mostrado la pija en la pileta mientras jugaban, y ella no se pudo contener. Ver ese venoso trozo de carne, inchandose, poniéndose colorado, escapándose extrangulado de las manos de aquel inexperto preadolecente, sintió ganas de tener ese pedazo de adolecensia en la boca, que le enjugara los labios, era como ver comida cuando hay hambre, se le hacia agua la boca. Queria sentir su gusto, saborearlo, atorarse con el, lamerlo, succionarlo, y tragarlo. Se arrodillo y el agua casi llegaba hasta su nariz, era una pileta muy alta, le bajo completamente el short a su primo lejano, trago agua y junto con el agua aquella verga que la hacia sentir extrania. Metio el sexo en su boca, lo adoro, le hiso un monumento en su paladar, en sus pupilas, en sus manos que acariciaban suavemente aquella pija, y la tragaba deseosa de tenerla aun mas y mas adentro. El muchachito no aguanto mas y hundió sus manos en la cabellera colorada y rizada y la obligaba a que tragara mas y mas. Ella no estaba acostumbrada, sentía asfixiarse, pero no le importaba quería tenerla en su garganta, agolpándose, inchandose, latiendo, goteando ese jugo que nunca habia provado, esas escasas gotas de semen que se escapan aveces, la putita las tragaba como si fuera el exquisito relleno de un chiclet.
Y ahí estaba su boca en la mas profunda oscuridad, sobresaliendo rosada y resquebrajada por el frio de entre su cabellera pelirroja ondulada, deseosa de una buena verga y unos buenos pesos. Pasaban los autos indiferentes, estaba perdiendo su esperanza, todas sus “companieras” ya habían sido levantadas, solo faltaba ella. Estaba sola, eran eso de las tres de la madrugada, finalmente una luz que se veía a lo lejos comenzó a asomarse. Para ella era la luz de la esperanza, como el ver una verga asomarse por la bragueta, exitante, misteriosa, deseaba que ese coche se detuviera y le diera una verga que mamar.
Las luces se acercaban lentamente, como si aquel coche estuviera perdido, buscando algo que no estaba allí, iluminando la oscura penumbra con sus tenues faroles, que se abrían paso entre nuves de oscuridad y vapores de alcantarilla. Finalmente aquella silueta misteriosa se dejo ver, era un fiat 147 algo descuidado, con la pintura destrozada, los tapizados agujereados y emitia algún tema de Flema en un sonido carcomido por parlantes de mala calidad ya desconados. Siguió de largo unos metros, se detuvo como pensativo y dio marcha atrás. Al acercarse la cara descuidada, sin afeitar ojerosa de un muchacho se asomo por la ventana del acompaniante.
-Cuanto hermosa?
- Sesenta la hora. Respondio con una sonrisa.
- Que sabes hacer?
- Hago todo lo que me pidas, y me dejo hacer todo lo que quieras.
- Todo?
- Si queres mearme, apagarme un cigarro en las tetas, meterme un pepino en la concha. Hacelo.
- Todo por sesenta?
- TODO por sesenta papi.
- Subi. Contesto finalmente abriendo la puerta del destartalado auto como si estuviera abriendo su bragueta.
III
Generalmente no permitía que la llevaran a ninguna casa que no fuera la de ella, o que se la cojieran en el coche mismo. Pero estaba deseosa de que se la garcharan, muy deseosa, quería garchar con cualquier imbécil, y en cualquier lugar. No opuso ninguna resistencia, se dejo llevar.
El tipo tendría unos 27 anios, pero estaba tan descuidado que parecía de 47, tenia una mirada muy sombria, una barba muy crecida, pelo lacio y quemado en las puntas callendo sobre su cara que se acomodaba detrás de las orejas con frecuencia mientras manejaba. Sonreia con despreocupación y decía algunas cosas para que la puta no se aburriera en el viaje, ella contestaba con una sonrisa acompaniada por algunos chistes, le gustaba ser simpatica, y acariciarlo, acariciarle la melena, la cara, acariciarlo todo. Era mimosa y eso le habia asegurado clientes por varias semanas.
Finalmente el la llevo hasta su lugar. Una asquerosa pencion. No habia nisiquiera banio en su cuarto, todas las paredes estaban llenas de manchas de humedad, agujeros, algunas cosas escritas por ahí. El polvillo se acumulaba por todos lados, no tenia cama, tenia un viejo y desmigajado acolchado en el suelo, que usaba como cama. Habia una pila de escombros en un costado, donde se escondieron unas cucarachas cuando él encendio la luz. Tenia unos cuantos libros revueltos por toda la habitación y habia hojas desparramadas escritas con una letra devil en lápiz.
-Como te llamas putita hermosa?
- Decime Chiza.
- Chiza?
- Si, el cantante de la renga es chizo, yo soy chiza, porque soy la renga.
- Tenes buen sentido del humor, me gustas.
- Papi, tenes plata para pagarme?
- Si, mira. Dijo el andrajoso joven sacando de su bolsillo un fajo de billetes de cien.
- Como conseguiste esa plata? Digo aca no parece que tengas mucha…
- La robé.
- Sos ladron?
- Soy poeta.
- Un poeta ladron?
- No, publique unos cuantos escritos y me dieron plata, es como robar.
- Es como prostituirse…
Estas fueron las ultimas palabras que lanzaron los labios de la puta, como escupiendo placer, se sento en el trapo, dejo sus muletas a un costado. Se desvistió el torzo, sus tetas firmes y blanquitas colgaban con un aire a virginidad morbosa. Se enjugo las manos en sus fluidos que recolecto con piadosa mania de su concha y con estas masajeo sus tetas hasta dejarlas lubricadas y apetecibles. Sus rosados pezones duros se estremecían en la cima de esas montanias suceptibles a la mas minima caricia o mordida. Y sus manos no paraban de jugar con ellos, su boca se abria lentamente cada vez mas, como tragando el placer del aire y escupiéndolo en una nuve de vapor por el frio.
Sus friolentas manos casi congeladas estaban extaciandola, se acariciaba, se amaba a ella misma. Lo que mas la calentaba era ver esa verga desdoblando las arrugas del ajustado pantalón de su cliente. La verga pasaba por todo el interior del bóxer y el jean, y aun asi se abria paso, estaba inchada, caliente, furica. Deseaba que esa verga iracunda se posara sobre su concha y la destrozara, que le robara la virginidad que hacia anios no tenia, como un perro en celo, que la forzara a dejarse coger bruta y bestialmente. Que los huevos le golpeen el perineo hasta dejarle un moretón. Eso quería.
El cliente se bajo los pantalones, se coloco un preservativo, y la penetro con brutalidad. Los labios se abrieron con majestuosa violencia probocandole un pinchazo seguido de placer, mucho placer. El placer de tener a un hombre agarrado por su pija con su envolvente concha. Una pierna de ella se abrazo a la cadera de su cliente, y la amputada extremidad quedo en el aire esperando poder abrazarlo. El trapo se arrastraba por el suelo al ritmo de sus embestidas, el ruido a golpes de piel plagaban el aire, el olor a sexo, a jugos, a cuerpos desnudos plagaba el aire. El le estrujaba las tetas como intentando arrancárselas. La puta no contuvo mas su deseo, le mordió el cuello y le apretó fuertemente la espalda, abrazandolo, incando sus unias en la piel de su cliente. Su desesperada concha latia con cada empuje, la empujaba con violencia, despacio, pero con violencia, duramente. Su verga dura latia entre los experimentados labios rojizos que sobresalían mimosos rodeando la pija de un animal feroz que estaba inundando su maltratado cuerpo de placer. El sexo animalico, como bestias sedientas, como enfermos mentales que se destrozaban el cuerpo para llegar a las mas altas nuves del orgasmo que cortaba el clítoris como una navaja.
Su concha anciosa sentía las poderosas envestidas de la verga endurecida, latente y humeante dentro de ella, se mojaba, se chorreaba, acababa mil veces mientras sus ojos se ponían en blanco como poseída por un demonio de ardor sexual, que tomaba la forma de un poderoso obelisco venoso y cargado de sangre. Ella chorreaba, se mojaba, mojaba el trapo, mojaba la plastificada pija de la bestia, las piernas, sus huevos, todo estaba cubierto de su jugo copioso y multiforme. Las piernas se le abrían solas ante la velocidad que tomo la cadera del tipo, una pierna colgaba furiosa dando patadas al aire, la mitad de la otra se movia como podía ente los vergazos entrando y saliendo de su enjugada concha. Como un serrucho sacándole virutas a su puta concha y su puto cuerpo temblando como un sismo. Finalmente se aproximaba el semen, la leche, el alimento base de su puta boca y de su puto cuerpo. Ella no se contuvo otra vez se la saco de la concha, le arranco el preservativo, la condujo con violencia hacia su boca.
-Eh que haces?
- Acabame en la cara, soy tu putita.
Lo pajeo hasta que la pija se lleno de sangre y se inflamo brutal en sus manos, estaba empalmada en semen se engordaba mas , las venas se inflaban desmedidamente, le tiro el prepucio para atrás y en un instante, su cara se embadurno de leche. Fluyó desde la boquilla del grueso y dilatado pene hasta su frente, su cara, su pelo, toda ella, toda embadurnada de aquel fluido, esa agua del placer sexual con fuerte olor y sabor deseoso.
El tipo paso al banio y ella siguió metiéndose los dedos en la concha, ese dia estaba muy caliente, se acariciaba los labios con ancias se rogaba a si misma dejar de hacerlo y penetrarse, junto toda la leche de su cara y la uso como lubricante, seguía tibia. Sus dedos untaban el semen por los bordes de su concha, se penetraba suavemente, y toda aquella leche se volvia espuma con sus jugos haciendo una crema pastosa y sabrosa que lamia de sus dedos exitada mientras con su otra mano seguía cojiendose.
Entro el tipo en la pieza barata y la vio manoseándose sentada sobre el trapo todo manchado de sus flujos y sus jugos, con su leche espumeándose en los dedos de ella y en la concha. Saco su pija del bóxer y la apunto a la cara. La empezó a mear. Su meo le chorreaba por toda la cara evaporándose con el hirviente cuerpo de la mujer. Mientras se seguía masturbando el meo del hombre caia amarillento y ardiente sobre toda ella. Exitada se abria aun mas de piernas para que el meo le callera desde la cara hasta la concha y la hidrate, la enjugue aun mas. Termino de mearla y le metió la pija en la boca. Ella mamaba su sexo mientras seguía mezclando los fluidos dentro de su concha predispuesta, abierta, y mojada. No paraba de segregar flujo y aumentatr la espumosidad de la leche con la friccion, el meo la quemaba toda con su calor y se sumaba a la extravagante mezcla.
Ella movia su cabeza como diciendo que no, no podía cargar ya con ese demonio de placer, temblaba su panza, sus manos, temblaba toda, era un parkinson del placer, y su cuerpo una llama de la lujuria, la verga se inflaba entre sus labios con sus lengüetazos y las pajas que le estaba haciendo. Cuando sintió que la leche estaba por llenarle la boca, se la saco de la boca y le mamo los huevos violentamente mientras le seguía haciendo la paja con una mano, metiéndose la otra en la concha, la leche broto otra vez y la empapo toda, al mismo tiempo que su concha se abrió dilatada, palpitante y ardiente. Lanzo su acabada sobre el mojadisimo trapo-cama. Su concha explulsaba con fuerza el meo, la espuma de semen y su jugo, mucho jugo, mientras desde su cara chorreaba el semen gelatinoso hasta sus tetas.
I
Estaba parada la puta, al costado del camino, apenas iluminada por una luz tenue de una lámpara del barrio. Las casas de chapas rechinaban al viento, y los autos pasaban lujuriosos. Estaba mostrando las tetas con los pezones duros por el frio del invierno, relamiéndose, mimando desde la distancia a los conductores que pasaban con la verga endurecida.
Se relamía constantemente los labios en senial de placer, se manoseaba las tetas, se cojia sola con sus propias manos, todo por encontrar en aquella noche helada y oscura, llena de penumbra, algún cliente que se la garchara por unos pesos. Nesesitaba el dinero como todos en esta puta vida burguesa. Sus labios rojizos entre sus rizos colorados se abrían y se serraban con el ir y venir de su lengua experta en glandes, su concha depilada se abria y palpitaba con el roce de sus dedos entre los pliegues de tela. Chorreaba, se mojaba, se babeaba, era un espectáculo calido sobre muletas.
Se sostenía como podía con sus muletas mientras pellizcaba sus tetas para el publico. Pero a pesar de todo el placer, la lujuria y el semen que pasaba cortando el aire en los veiculos nadie se detenia por ella. Preferian mujeres completas, con dos piernas. A pesar de esto siempre habia tenido éxito en su negocio, hacia tarifas especiales; Meaba, cagaba, se dejaba mear, se dejaba cagar, golpeaba, cojia ahorcada, sofocada, golpeada, se dejaba apagar cigarrillos en las tetas, en el culo, en las piernas, morder, escupir, flagelar. No le hacia asco a nada. Su cuerpo era experto en placer, en dar placer se entiende.
“Amen me ojos lujuriosos, amen me vergas endurecidas, amen me manos golpeadoras, lluvia dorada, gilletes filosas, amen me por sobre todo, como yo los dejo amarme”
Esto se repetía en su mente como gotas de semen fluyendo de una pija adolecente en su primer orgasmo durante una masturbación a escondidas. Deseaba ser cojida, sometida, tratada como la puta que era, y hacer su dinero, tenia algo de hambre, no tenia cigarrillos, y apenas sobrevivía con unas secas de porro que le habían convidado las otras chicas que se paraban a trabajar con ella por lastima. El porro la ponía caliente, quería cojerse a todos los conductores que pasaban mirándola con deseo, por eso se tocaba su rosado clítoris que sobresalía de ente algunos pelitos muy cortos de su pubis. Pleno invierno y estaba casi desnuda esperando a ser levantada, caliente, ardiente, sostenida por sus dos muletas.
II
Sus rojizos y endurecidos pezones se contraían con el frio, y ella los masajeaba con las manos torpemente bajo el efecto de la marihuana, le habia pegado mal aquel porro, era nevado seguramente. Su lengua seguía enjugando sus resquebrajados y gordos labios que habían envuelto de calor las mas gordas y venosas vergas del barrio cuando era una adolecente, antes de que la amputaran.
De ninia , a los nueve anios recordaba haber lamido su primera verga. Un muchacho de unos once o doce primo lejano le habría mostrado la pija en la pileta mientras jugaban, y ella no se pudo contener. Ver ese venoso trozo de carne, inchandose, poniéndose colorado, escapándose extrangulado de las manos de aquel inexperto preadolecente, sintió ganas de tener ese pedazo de adolecensia en la boca, que le enjugara los labios, era como ver comida cuando hay hambre, se le hacia agua la boca. Queria sentir su gusto, saborearlo, atorarse con el, lamerlo, succionarlo, y tragarlo. Se arrodillo y el agua casi llegaba hasta su nariz, era una pileta muy alta, le bajo completamente el short a su primo lejano, trago agua y junto con el agua aquella verga que la hacia sentir extrania. Metio el sexo en su boca, lo adoro, le hiso un monumento en su paladar, en sus pupilas, en sus manos que acariciaban suavemente aquella pija, y la tragaba deseosa de tenerla aun mas y mas adentro. El muchachito no aguanto mas y hundió sus manos en la cabellera colorada y rizada y la obligaba a que tragara mas y mas. Ella no estaba acostumbrada, sentía asfixiarse, pero no le importaba quería tenerla en su garganta, agolpándose, inchandose, latiendo, goteando ese jugo que nunca habia provado, esas escasas gotas de semen que se escapan aveces, la putita las tragaba como si fuera el exquisito relleno de un chiclet.
Y ahí estaba su boca en la mas profunda oscuridad, sobresaliendo rosada y resquebrajada por el frio de entre su cabellera pelirroja ondulada, deseosa de una buena verga y unos buenos pesos. Pasaban los autos indiferentes, estaba perdiendo su esperanza, todas sus “companieras” ya habían sido levantadas, solo faltaba ella. Estaba sola, eran eso de las tres de la madrugada, finalmente una luz que se veía a lo lejos comenzó a asomarse. Para ella era la luz de la esperanza, como el ver una verga asomarse por la bragueta, exitante, misteriosa, deseaba que ese coche se detuviera y le diera una verga que mamar.
Las luces se acercaban lentamente, como si aquel coche estuviera perdido, buscando algo que no estaba allí, iluminando la oscura penumbra con sus tenues faroles, que se abrían paso entre nuves de oscuridad y vapores de alcantarilla. Finalmente aquella silueta misteriosa se dejo ver, era un fiat 147 algo descuidado, con la pintura destrozada, los tapizados agujereados y emitia algún tema de Flema en un sonido carcomido por parlantes de mala calidad ya desconados. Siguió de largo unos metros, se detuvo como pensativo y dio marcha atrás. Al acercarse la cara descuidada, sin afeitar ojerosa de un muchacho se asomo por la ventana del acompaniante.
-Cuanto hermosa?
- Sesenta la hora. Respondio con una sonrisa.
- Que sabes hacer?
- Hago todo lo que me pidas, y me dejo hacer todo lo que quieras.
- Todo?
- Si queres mearme, apagarme un cigarro en las tetas, meterme un pepino en la concha. Hacelo.
- Todo por sesenta?
- TODO por sesenta papi.
- Subi. Contesto finalmente abriendo la puerta del destartalado auto como si estuviera abriendo su bragueta.
III
Generalmente no permitía que la llevaran a ninguna casa que no fuera la de ella, o que se la cojieran en el coche mismo. Pero estaba deseosa de que se la garcharan, muy deseosa, quería garchar con cualquier imbécil, y en cualquier lugar. No opuso ninguna resistencia, se dejo llevar.
El tipo tendría unos 27 anios, pero estaba tan descuidado que parecía de 47, tenia una mirada muy sombria, una barba muy crecida, pelo lacio y quemado en las puntas callendo sobre su cara que se acomodaba detrás de las orejas con frecuencia mientras manejaba. Sonreia con despreocupación y decía algunas cosas para que la puta no se aburriera en el viaje, ella contestaba con una sonrisa acompaniada por algunos chistes, le gustaba ser simpatica, y acariciarlo, acariciarle la melena, la cara, acariciarlo todo. Era mimosa y eso le habia asegurado clientes por varias semanas.
Finalmente el la llevo hasta su lugar. Una asquerosa pencion. No habia nisiquiera banio en su cuarto, todas las paredes estaban llenas de manchas de humedad, agujeros, algunas cosas escritas por ahí. El polvillo se acumulaba por todos lados, no tenia cama, tenia un viejo y desmigajado acolchado en el suelo, que usaba como cama. Habia una pila de escombros en un costado, donde se escondieron unas cucarachas cuando él encendio la luz. Tenia unos cuantos libros revueltos por toda la habitación y habia hojas desparramadas escritas con una letra devil en lápiz.
-Como te llamas putita hermosa?
- Decime Chiza.
- Chiza?
- Si, el cantante de la renga es chizo, yo soy chiza, porque soy la renga.
- Tenes buen sentido del humor, me gustas.
- Papi, tenes plata para pagarme?
- Si, mira. Dijo el andrajoso joven sacando de su bolsillo un fajo de billetes de cien.
- Como conseguiste esa plata? Digo aca no parece que tengas mucha…
- La robé.
- Sos ladron?
- Soy poeta.
- Un poeta ladron?
- No, publique unos cuantos escritos y me dieron plata, es como robar.
- Es como prostituirse…
Estas fueron las ultimas palabras que lanzaron los labios de la puta, como escupiendo placer, se sento en el trapo, dejo sus muletas a un costado. Se desvistió el torzo, sus tetas firmes y blanquitas colgaban con un aire a virginidad morbosa. Se enjugo las manos en sus fluidos que recolecto con piadosa mania de su concha y con estas masajeo sus tetas hasta dejarlas lubricadas y apetecibles. Sus rosados pezones duros se estremecían en la cima de esas montanias suceptibles a la mas minima caricia o mordida. Y sus manos no paraban de jugar con ellos, su boca se abria lentamente cada vez mas, como tragando el placer del aire y escupiéndolo en una nuve de vapor por el frio.
Sus friolentas manos casi congeladas estaban extaciandola, se acariciaba, se amaba a ella misma. Lo que mas la calentaba era ver esa verga desdoblando las arrugas del ajustado pantalón de su cliente. La verga pasaba por todo el interior del bóxer y el jean, y aun asi se abria paso, estaba inchada, caliente, furica. Deseaba que esa verga iracunda se posara sobre su concha y la destrozara, que le robara la virginidad que hacia anios no tenia, como un perro en celo, que la forzara a dejarse coger bruta y bestialmente. Que los huevos le golpeen el perineo hasta dejarle un moretón. Eso quería.
El cliente se bajo los pantalones, se coloco un preservativo, y la penetro con brutalidad. Los labios se abrieron con majestuosa violencia probocandole un pinchazo seguido de placer, mucho placer. El placer de tener a un hombre agarrado por su pija con su envolvente concha. Una pierna de ella se abrazo a la cadera de su cliente, y la amputada extremidad quedo en el aire esperando poder abrazarlo. El trapo se arrastraba por el suelo al ritmo de sus embestidas, el ruido a golpes de piel plagaban el aire, el olor a sexo, a jugos, a cuerpos desnudos plagaba el aire. El le estrujaba las tetas como intentando arrancárselas. La puta no contuvo mas su deseo, le mordió el cuello y le apretó fuertemente la espalda, abrazandolo, incando sus unias en la piel de su cliente. Su desesperada concha latia con cada empuje, la empujaba con violencia, despacio, pero con violencia, duramente. Su verga dura latia entre los experimentados labios rojizos que sobresalían mimosos rodeando la pija de un animal feroz que estaba inundando su maltratado cuerpo de placer. El sexo animalico, como bestias sedientas, como enfermos mentales que se destrozaban el cuerpo para llegar a las mas altas nuves del orgasmo que cortaba el clítoris como una navaja.
Su concha anciosa sentía las poderosas envestidas de la verga endurecida, latente y humeante dentro de ella, se mojaba, se chorreaba, acababa mil veces mientras sus ojos se ponían en blanco como poseída por un demonio de ardor sexual, que tomaba la forma de un poderoso obelisco venoso y cargado de sangre. Ella chorreaba, se mojaba, mojaba el trapo, mojaba la plastificada pija de la bestia, las piernas, sus huevos, todo estaba cubierto de su jugo copioso y multiforme. Las piernas se le abrían solas ante la velocidad que tomo la cadera del tipo, una pierna colgaba furiosa dando patadas al aire, la mitad de la otra se movia como podía ente los vergazos entrando y saliendo de su enjugada concha. Como un serrucho sacándole virutas a su puta concha y su puto cuerpo temblando como un sismo. Finalmente se aproximaba el semen, la leche, el alimento base de su puta boca y de su puto cuerpo. Ella no se contuvo otra vez se la saco de la concha, le arranco el preservativo, la condujo con violencia hacia su boca.
-Eh que haces?
- Acabame en la cara, soy tu putita.
Lo pajeo hasta que la pija se lleno de sangre y se inflamo brutal en sus manos, estaba empalmada en semen se engordaba mas , las venas se inflaban desmedidamente, le tiro el prepucio para atrás y en un instante, su cara se embadurno de leche. Fluyó desde la boquilla del grueso y dilatado pene hasta su frente, su cara, su pelo, toda ella, toda embadurnada de aquel fluido, esa agua del placer sexual con fuerte olor y sabor deseoso.
El tipo paso al banio y ella siguió metiéndose los dedos en la concha, ese dia estaba muy caliente, se acariciaba los labios con ancias se rogaba a si misma dejar de hacerlo y penetrarse, junto toda la leche de su cara y la uso como lubricante, seguía tibia. Sus dedos untaban el semen por los bordes de su concha, se penetraba suavemente, y toda aquella leche se volvia espuma con sus jugos haciendo una crema pastosa y sabrosa que lamia de sus dedos exitada mientras con su otra mano seguía cojiendose.
Entro el tipo en la pieza barata y la vio manoseándose sentada sobre el trapo todo manchado de sus flujos y sus jugos, con su leche espumeándose en los dedos de ella y en la concha. Saco su pija del bóxer y la apunto a la cara. La empezó a mear. Su meo le chorreaba por toda la cara evaporándose con el hirviente cuerpo de la mujer. Mientras se seguía masturbando el meo del hombre caia amarillento y ardiente sobre toda ella. Exitada se abria aun mas de piernas para que el meo le callera desde la cara hasta la concha y la hidrate, la enjugue aun mas. Termino de mearla y le metió la pija en la boca. Ella mamaba su sexo mientras seguía mezclando los fluidos dentro de su concha predispuesta, abierta, y mojada. No paraba de segregar flujo y aumentatr la espumosidad de la leche con la friccion, el meo la quemaba toda con su calor y se sumaba a la extravagante mezcla.
Ella movia su cabeza como diciendo que no, no podía cargar ya con ese demonio de placer, temblaba su panza, sus manos, temblaba toda, era un parkinson del placer, y su cuerpo una llama de la lujuria, la verga se inflaba entre sus labios con sus lengüetazos y las pajas que le estaba haciendo. Cuando sintió que la leche estaba por llenarle la boca, se la saco de la boca y le mamo los huevos violentamente mientras le seguía haciendo la paja con una mano, metiéndose la otra en la concha, la leche broto otra vez y la empapo toda, al mismo tiempo que su concha se abrió dilatada, palpitante y ardiente. Lanzo su acabada sobre el mojadisimo trapo-cama. Su concha explulsaba con fuerza el meo, la espuma de semen y su jugo, mucho jugo, mientras desde su cara chorreaba el semen gelatinoso hasta sus tetas.
1 comentarios - Amputada (novela) Parte 1, 2 y 3