Volviendo a casa en tren

He aqui mi primer aporte a poringa y mi primer aporte al mundo de la literatura erotica. Espero les guste y prometo ir mejorando con el tiempo.

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Les voy a contar lo que me pasó ayer mientras volvía a mi casa en el tren. Como siempre sucede en hora pico, el tren iba muy lleno, no había lugar ni para una sola persona más. Y entre tantos empujones por la gente que seguía subiendo, terminé aplastado contra una pared del vagón. Delante de mí una chica de unos 19 años hacia esfuerzos por no ser aplastada. A mi derecha una señora de unos 45 años luchaba por lo mismo. Finalmente el tren partió de la estación. El calor era sofocante, pues estábamos en pleno verano, y el viaje de a poco se estaba transformando insoportable. Pero pronto dejé de pensar en lo mal que estaba viajando para pasar a concentrarme en otra cosa. La chica que tenía delante había quedado completamente aplastada contra mí, dándome la espalda. Era de estatura más bien baja, cabello negro y largo, delgada y por sobre sus hombres pude ver que sus pechos si bien no eran muy grandes, sí eran muy firmes. Pero lo que más provocó que me fijara en ella fue que al quedar de espaldas contra mí, su cola rozaba mi entrepierna a causa del movimiento del tren. De a poco mi paquete fue creciendo de tamaño a medida que se despertaba. Aunque no fue mi intención, ella enseguida pudo notarlo crecer apoyado contra la parte superior de su cola. Trate de apartarme un poco yendo hacia atrás, pero noté que ella también dio un paso hacia atrás quedando aún más pegada contra mí. Mi excitación era tal que mi verga estaba totalmente dura intentando asomar por la parte superior del pantalón de mi traje. Si continuaba ese roce era seguro que me haría acabar. Y ella parecía notar cuando me estaba calentando la situación, pues noté que ya no solo el movimiento del tren provocaba el roce. Ahora era ella quien se refregaba contra mí. Sin estar seguro de lo que hacía, apoye una mano en su cintura. Al ver que ella lejos de oponerse continuaba rozándome, lleve mi mano hacia adelante y la abrace por la cintura. Al mismo tiempo que hice esto, ella se apretó aún más contra mientras se ponía en puntas de pie. Esto provocó que mi verga quedara apoyada directamente entre sus nalgas. Solo la tela de mi pantalón y la de su pollera impedían que le penetrara. Sentí como su respiración se aceleraba, lo que me llevo a dar un paso más. Apoye una de mis manos en su muslo derecho y la subí por sus piernas por debajo de su falda. Ella abrió ligeramente sus piernas, intuyendo lo que yo buscaba y facilitándome la tarea. No tarde en llegar a sentir su humedad. Llevaba una tanga muy diminuta por delante y seguramente por detrás solo sería un hilo. Mi excitación era tal que sentía la verga a punto de explotar. Tratando de no llamar la atención de nadie continué acariciándola por sobre su tanga y más tarde, con un rápido movimiento, introduje mis dedos por debajo de esta para sentir directamente sus labios mojados en mis dedos. Me encontraba yo tan excitado como nunca lo estuve mientras masturbaba a una desconocida en el tren delante de todos. Pero por un momento me quede paralizado al ver la señora a mi derecha de frente a nosotros mirándome muy seriamente a la cara. Pero algo en su cara me hizo dar cuenta que no estaba seria. Baje mi mirada y vi que había introducido su mano en su pantalón y se estaba masturbando viendo la escena que la desconocida y yo le estábamos regalando. Con su mano libre hizo lo que jamás hubiera imaginado. La llevo hasta el cierre de mi pantalón, lo abrió, y metió su mano dentro para sacar fuera a mi verga a punto de explotar. Mientras yo metía los dedos en la conchita a la chica, la señora se masturbaba mientras acariciaba mi verga. Caricias que pronto se transformaron en la paja más excitante y morbosa de mí vida. En breves instantes mi verga se encontraba escupiendo grandes cantidades de leche, cayendo parte sobre la pollera de la chica y el resto sobre la mano de la señora, quien aprovecho para llevársela a la boca y tragarse los restos de leche que le deposite en sus dedos.
Mi verga ahora estaba fuera de mi pantalón, manchada con leche, pero tan dura como antes de eyacular, cosa que aproveche para dejársela apoyada en el culo a la chica, mientras siento como sus músculos se tensan y moja no solo mis dedos, sino también mi mano completa. Al mismo tiempo la señora aprieta fuerte mi culo con su mano y al verlo me doy cuenta que ella también está acabando. Con ambas relajadas y yo aún caliente, veo como la señora se acerca a decirle algo al oído a la chica. Unos segundos después la chica se las ingenia para levantarse la pollera por la parte de atrás mientras la señora agarra firmemente mi verga y la lleva directo a ese culo que provocó todo esto. Yo aún tengo mi mano por dentro de su tanga, apoyada contra su conchita, así que aprovecho para empujarla contra mí haciendo que mi verga comience a hundirse en su ano. Los movimientos del tren se suman a los que yo hago para empujar mi verga lo más adentro posible en su culo, hasta que mis huevos golpean contra sus nalgas, y luego la retiro hasta que sale casi por completo antes de repetir una y otra vez mis embestidas. Cuando estamos por llegar a la última parada mi verga comienza a lanzar uno tras otro grandes chorros de leche caliente que se meten en lo más profundo de su culo.
Quiero quedarme con la verga metida en su culo un rato más, pero la gente empieza a descender del vagón y rápidamente la meto de nuevo en mi pantalón y ellas se acomodan sus prendas. Nos bajamos nosotros también del tren y al mirar hacia atrás vemos las huellas de nuestra calentura.
Ya en el andén nos miramos. Ahora puedo apreciarlas con más detalles y veo que ambas son muy bellas. La chica a sus 19 años posee una figura mas que apetecible y en su mirada puedo ver su deseo. La señora, tiene una figura increible por su edad y su mirada demuestra la experiencia. Antes que pueda decir nada, la señora nos mira y dice tan solo unas pocas palabras: “Vivo a dos cuadras”. Y hacia allí nos dirigimos los 3, abrazados, con restos de mi leche y sus jugos en nuestras ropas.