Hola poringueros y poringueras. A continuación les haré un relato basado en una fantasía de Mariana, la esposa de mi cuñado, que una noche algo pasada en copas nos contó en una noche de reunión familiar (y que mi cuñado no escuchó porque estaba en la misma reunión con otro grupo).
Roberto y Mariana llevan adelante un feliz matrimonio, a cada lugar que van lo hacen notar con miradas de enamorados, mimos y sonrisas cómplices. El; 44 años un seductor maduro; y ella, 38 años, una bellísima mujer algo excedida de peso pero con sus formas bien marcadas, sus senos bien grandes y una cola que tentadora; hace poco más de 20 años que viven esa feliz rutina. Tratan de tener hobbies en común como la fotografía y la danza.
Ellos iban a clases de folclore y tango pero con el tiempo quisieron cambiar por algo distinto y buscaron por el lado de la salsa y el merengue.
Un día Roberto vino con la propuesta de ir a un club cercano y de a poco aprender a bailar. Allí se encontraron con Jairo, un moreno hombre de origen peruano. El era alto, atlético, muy simpático y extrovertido aunque sin perder el respeto por los demás y su sonrisa era un dibujo que no se borraba de su rostro, destacándose sobre sus facciones oscuras.
Aquel primer día Mariana no pudo quitarle la mirada a aquel instructor, su vagina se humedecía a medida que avanzaba la clase; y hasta pareció estremecerse cuando la agarró del brazo, le apoyo su cuerpo y la orientó en sus primeros pasos.
Cuando se retiraron Jairo, como era su costumbre, saludaba a cada dama con un sonoro beso en la mejilla y un apretón de mano a cada caballero. A ella ese casto beso le hizo erizar cada centímetro de piel.
Cuando regresaron mi cuñado no se había percatado de la conducta de su esposa ni de sus reacciones, muy por el contrario elogiaba al profesor por la forma pedagógica que enseñaba.
Luego de unos meses ellos se hicieron alumnos permanentes de Jairo, sus progresos como bailarines eran notables como así también el deseo de Mariana por el profe. Un día mi cuñado la llamó por teléfono diciéndole que no podría ir porque tenía una cena con la jefatura por cuestiones laborales. Fue así que ella se preparó para ir igual solo que hubo algunos cambios: reemplazó la ropa deportiva por una remera escotada y un pollera suelta, las zapatillas por unas sandalias chatitas tipo hippie, se maquilló, se perfumó y se puso unos aros prominentes.
Al entrar con ese look provocó el asombro y el cuchicheo malisioso de las otras mujeres y la atención de Jairo que de inmediato elogió su belleza.
La clase comenzó y como Mariana no tenía pareja practicaba con el profesor que con habilidad la llevaba en cada paso. Las manos de Jairo recorrían su cintura y sus ojos por momentos se clavaban en los de Mariana, la química de la seducción estaba actuando. Al finalizar la clase y luego de saludar a sus alumnos Jairo se dirigió a donde estaba Mariana.
-Mariana, no se retire que le debo marcar algo
-Dale Jairo, te espero -respondió Mariana en medio de cuchicheos del resto de las alumnas.
Cuando se retiraron todos, y luego de hacer pasar varios minutos Jairo pareció buscar algo, tomó del brazo a Mariana y se dirigieron al cuarto donde se guardaban las colchonetas y los balones de las disciplinas que en ese club se practicaba.
-Desde que te vi me calentaste!!!! fueron sus osadas palabras de Jairo mientras le quitaba la remera escotada a Mariana.
-Ayyyyy!!!!! No sabía como hacer para venir sin mi marido. Ahhhh!!!! Mmmmm!!!!!
Poco a poco la ropa de ambos yacían por el suelo mientras se besaban apasionadamente y sus manos exploraban mutuamente sus cuerpos. Los dedos de él empezaron a acariciar la vagina de su alumna-amante mientras que ella agarraba el pene de Jairo. Su mano parecía pequeña en comparación de ese miembro moreno y grueso.
Los gemidos se hicieron cada vez más sonoros aunque dificilmente los escuchen porque ese lugar estaba apartado del centro neurálgico del club.
Mariana se agachó y arqueando su espalda dejó expuesto su vagina y su ano para que su profesor disponga de ellos. Sin dificultad el pene de Jairo penetró la vagina mientras penetraba el ano de su amante con sus dedos. Cada dedo que ingresaba provocaba fuertes quejas de dolor en Mariana pero aquel encuentro se estaba dando tal como ella imaginaba cada vez que se masturbaba en aquellas prolongadas duchas que se daba.
-Rompeme el culo negro!!!!! fue el pedido de ella en medio del extasis.
-Pídemelo por por favor. -fue la respuesta jugando sadicamente.
-Por favor!!!! Rompeme toda, rompeme el culo, hacelo sangraaaaaar!!!!!!!! -pidió a los gritos.
-Jajajajaja!!!!! Tu macho te va complacer.
Cuando terminó de decir esa frase sacó bruscamente el pene de la vagina y con la misma brusquedad la penetró por su ano.
-AAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYY!!!!!!!!!!!!! Me lastimaste guachó!!!!
-Es para que no te olvides de tu macho de ahora en más. Cuando cojas con el puto cornudo de tu marido vas a desear que te rompan el culo como yo lo hago.
Nooo, no me lastimes. Ahhhhh!!!! Mmmmmm!!!! Mi marido se va dar cuenta!!!
-Mejor!! Que se de cuenta que es un pusilánime que no sabe cojerse a su hembra.
-Si, el no sabe cojerme!!! Soy tu puta, soy tu hembra...
Aquellas palabras animaron al moreno, su pelvis se movía como si la mismísima Celia Cruz les cantara desde el más allá. Poco después sacó su pene y le largo todo el esperma en el rostro de Mariana. Ella no lograba salir del trance, su rostro marcaba satisfacción, dolor y placer a la vez.
Algo adornado pero así se imagina Mariana su encuentro con Jairo, solo tendrá que vencer sus complejos para disfrutar de ese moreno cuerpo.
Roberto y Mariana llevan adelante un feliz matrimonio, a cada lugar que van lo hacen notar con miradas de enamorados, mimos y sonrisas cómplices. El; 44 años un seductor maduro; y ella, 38 años, una bellísima mujer algo excedida de peso pero con sus formas bien marcadas, sus senos bien grandes y una cola que tentadora; hace poco más de 20 años que viven esa feliz rutina. Tratan de tener hobbies en común como la fotografía y la danza.
Ellos iban a clases de folclore y tango pero con el tiempo quisieron cambiar por algo distinto y buscaron por el lado de la salsa y el merengue.
Un día Roberto vino con la propuesta de ir a un club cercano y de a poco aprender a bailar. Allí se encontraron con Jairo, un moreno hombre de origen peruano. El era alto, atlético, muy simpático y extrovertido aunque sin perder el respeto por los demás y su sonrisa era un dibujo que no se borraba de su rostro, destacándose sobre sus facciones oscuras.
Aquel primer día Mariana no pudo quitarle la mirada a aquel instructor, su vagina se humedecía a medida que avanzaba la clase; y hasta pareció estremecerse cuando la agarró del brazo, le apoyo su cuerpo y la orientó en sus primeros pasos.
Cuando se retiraron Jairo, como era su costumbre, saludaba a cada dama con un sonoro beso en la mejilla y un apretón de mano a cada caballero. A ella ese casto beso le hizo erizar cada centímetro de piel.
Cuando regresaron mi cuñado no se había percatado de la conducta de su esposa ni de sus reacciones, muy por el contrario elogiaba al profesor por la forma pedagógica que enseñaba.
Luego de unos meses ellos se hicieron alumnos permanentes de Jairo, sus progresos como bailarines eran notables como así también el deseo de Mariana por el profe. Un día mi cuñado la llamó por teléfono diciéndole que no podría ir porque tenía una cena con la jefatura por cuestiones laborales. Fue así que ella se preparó para ir igual solo que hubo algunos cambios: reemplazó la ropa deportiva por una remera escotada y un pollera suelta, las zapatillas por unas sandalias chatitas tipo hippie, se maquilló, se perfumó y se puso unos aros prominentes.
Al entrar con ese look provocó el asombro y el cuchicheo malisioso de las otras mujeres y la atención de Jairo que de inmediato elogió su belleza.
La clase comenzó y como Mariana no tenía pareja practicaba con el profesor que con habilidad la llevaba en cada paso. Las manos de Jairo recorrían su cintura y sus ojos por momentos se clavaban en los de Mariana, la química de la seducción estaba actuando. Al finalizar la clase y luego de saludar a sus alumnos Jairo se dirigió a donde estaba Mariana.
-Mariana, no se retire que le debo marcar algo
-Dale Jairo, te espero -respondió Mariana en medio de cuchicheos del resto de las alumnas.
Cuando se retiraron todos, y luego de hacer pasar varios minutos Jairo pareció buscar algo, tomó del brazo a Mariana y se dirigieron al cuarto donde se guardaban las colchonetas y los balones de las disciplinas que en ese club se practicaba.
-Desde que te vi me calentaste!!!! fueron sus osadas palabras de Jairo mientras le quitaba la remera escotada a Mariana.
-Ayyyyy!!!!! No sabía como hacer para venir sin mi marido. Ahhhh!!!! Mmmmm!!!!!
Poco a poco la ropa de ambos yacían por el suelo mientras se besaban apasionadamente y sus manos exploraban mutuamente sus cuerpos. Los dedos de él empezaron a acariciar la vagina de su alumna-amante mientras que ella agarraba el pene de Jairo. Su mano parecía pequeña en comparación de ese miembro moreno y grueso.
Los gemidos se hicieron cada vez más sonoros aunque dificilmente los escuchen porque ese lugar estaba apartado del centro neurálgico del club.
Mariana se agachó y arqueando su espalda dejó expuesto su vagina y su ano para que su profesor disponga de ellos. Sin dificultad el pene de Jairo penetró la vagina mientras penetraba el ano de su amante con sus dedos. Cada dedo que ingresaba provocaba fuertes quejas de dolor en Mariana pero aquel encuentro se estaba dando tal como ella imaginaba cada vez que se masturbaba en aquellas prolongadas duchas que se daba.
-Rompeme el culo negro!!!!! fue el pedido de ella en medio del extasis.
-Pídemelo por por favor. -fue la respuesta jugando sadicamente.
-Por favor!!!! Rompeme toda, rompeme el culo, hacelo sangraaaaaar!!!!!!!! -pidió a los gritos.
-Jajajajaja!!!!! Tu macho te va complacer.
Cuando terminó de decir esa frase sacó bruscamente el pene de la vagina y con la misma brusquedad la penetró por su ano.
-AAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYY!!!!!!!!!!!!! Me lastimaste guachó!!!!
-Es para que no te olvides de tu macho de ahora en más. Cuando cojas con el puto cornudo de tu marido vas a desear que te rompan el culo como yo lo hago.
Nooo, no me lastimes. Ahhhhh!!!! Mmmmmm!!!! Mi marido se va dar cuenta!!!
-Mejor!! Que se de cuenta que es un pusilánime que no sabe cojerse a su hembra.
-Si, el no sabe cojerme!!! Soy tu puta, soy tu hembra...
Aquellas palabras animaron al moreno, su pelvis se movía como si la mismísima Celia Cruz les cantara desde el más allá. Poco después sacó su pene y le largo todo el esperma en el rostro de Mariana. Ella no lograba salir del trance, su rostro marcaba satisfacción, dolor y placer a la vez.
Algo adornado pero así se imagina Mariana su encuentro con Jairo, solo tendrá que vencer sus complejos para disfrutar de ese moreno cuerpo.
2 comentarios - El profe y la esposa de mi cuñado