Ana llego un poco tarde a su cita con la ginecóloga, como siempre este tipo de consultas causa cierto malestar e incomodidad a las mujeres, Ana tenia mucho que no visitaba a una.
Al entrar al consultorio pensó incluso regresar por donde había llegado pero venció su nerviosismo y se presento con la secretaria, la cual le tomo los datos de siempre, pero esta ocasión fue diferente, Silvia así se llamaba la secretaria le explico que la doctora salió de emergencia de la ciudad y que en su lugar se había quedado otra doctora que por cierto se llamaba Andrea Salazar.
-Carajo porqué siempre me tienen que pasar estas cosas?
-¿Perdón? Contesto Silvia
-No nada, está bien si no hay de otra pues que me atienda la Doctora Salazar.
Silvia le sonrió y la invito a tomar asiento mientras la doctora la puede recibir. Mientras Ana esperaba sentada ojeando distraídamente una revista de esas que hay todo consultorio médico la verdad es de ni siquiera podía concentrarse en lo que pretendía leer. Además de que tengo que abrirle las piernas a una doctora esta para colmo es una completa desconocida. Pensó Ana mientras trataba de relajarse un poco en esa incomoda silla de consultorio.
Después de 10 minutos la doctora se digno a atenderla, además de todo la hacían esperar, cuándo entro al consultorio la doctora Salazar la recibió con una sonrisa y una disculpa por la espera. Ana entro y tomo asiento, la doctora la interrogo acerca de su visita.
La doctora Salazar era una mujer joven, muy joven para le gusto de Ana no tendría ni un año de haber salido de la escuela, además del cambio de doctora de último minuto, de la espera, ahora le tocaba ser revisada por una niña en pañales y no es que Ana fuera una mujer mucho más grande que la doctora de hecho eran aproximadamente de la edad, simplemente siempre se tiene cierta desconfianza en los médicos jóvenes, pero a Ana ya no le quedaba de otra más que dejarse hacer.
En esta ocasión acudía a la ginecóloga por dos razones, ya tenía más de dos años que no se hacia un chequeo y nunca estaba de mas, y tenía unas cuantas preguntas muy intimas que hacerle a la doctora, de hecho en cuanto vio a la doctora pensó en no externar sus preguntas, ya que le daba cierta pena y no sabría si la doctora de los pañales podría ayudarle o sabría, pero conforme se fue pasando el tiempo de la cita Ana se sentía cada ves mas en confianza, la doctora poco a poco fue demostrando que era una profesional calificada para ejercer.
Después de responder a todas las preguntas tradicionales y de rigor la doctora invito a Ana a desvestirse para su chequeo. Esto es precisamente lo que a Ana no le termina de gustar, desvestirse frente a una desconocida y además que revisen sus genitales pues no es tan fácil. Cuando Ana se animo a salir de atrás del biombo donde se despojo de su ropa y se puso esa incomoda bata que nada tapa, la doctora todavía se encontraba atrás de su escritorio realizando una llamada, y no se percato de que Ana ya estaba lista, la incomodidad dominaba su cuerpo, tímidamente se acerco a la mesa de exploración para sentarse con las piernas cerradas y colgando de lado.
Por fin la doctora se digno a seguir con la consulta de un cajón saco un guante de látex y un lubricante, a estas alturas y se había roto un poco el hielo y había llegado a la libertad de hablarle por un nombre.
-Ana te noto muy nerviosa, relájate no pasa nada.
Ana trato de sonreír pero sabía que lo que seguía seria un tanto delicado como para estar del todo relajada.
-Doctora además del chequeo quería preguntarle algo más bien personal.
-Dime con confianza.
-Pues resulta que últimamente… como le explico.
-Mmm… Mira Ana es muy fácil, no le des muchas vueltas al asunto y simplemente suéltala.
Ana tomo aire francio un poco el ceño y se animo a hablar.
-Pues resulta que me gusta el sexo anal pero últimamente me a dolido un poco y a llegado hacer un tanto incomodo si no es que mucho.
-A ok. No era tan difícil después de todo. ¿Lo practicas muy seguido?
-Con cierta regularidad, bueno no tanto como antes, y es que la verdad es de que si es molesto.
-Pueden ser muchos factores, desde un pequeño bloqueo psicológico hasta algo físico, cuestión de gustos, bueno de hecho muchos factores.
-Lo que pasa es de que antes lo disfrutaba mucho, pero no se, últimamente es incomodo.
-Después de que realice el cheque de tu vagina si gustas puede hacerte un chequeo físico de tu recto, para descartar alguna fisura de las paredes o algo más.
Diciendo esto la doctora ayudo a Ana a acomodarse en la mesa de exploración, acerco la mesita con todos los instrumentos para realizar el chequeo, se acomodo en su banco, se puso el guante en la mano derecha, se puso un poco de lubricante y lentamente fue introduciendo dos dedos y empezó a hacer un movimiento en círculos, a Ana esta parte era la que por lo regular siempre le causaba cierta incomodidad pero esta vez fue diferente, primero pensó que era normal porque en esta ocasión se sentía más cómoda con la doctora, después recordó que con la otra doctora también se sentía cómoda, incluso llego a pensar a que se debía a que la doctora tenia manos más pequeñas, la verdad es de que no sabía a ciencia cierta, se encontraba muy abstraída en esa nueva sensación y no es que antes nunca su novio la hubiera masturbado, fue este ultimo pensamiento lo que la saco de sus cavilaciones, esto más que un chequeo parecía una masturbación la doctora ya llevaba mucho tiempo hurgando en su vagina, tímidamente levanto un poco la cara para ver que es lo que la doctora estaba haciendo, la doctora ni siquiera noto que Ana la estaba viendo, lo movimientos se hacían cada vez más profundos y muy discretamente la doctora ocasionalmente acariciaba el clítoris de Ana como por accidente, una revolución de sensaciones se apodero de Ana nunca había sentido algo así en ningún chequeo médico algo no andaba bien, estuvo a punto de detener a la doctora pero esta se detuvo antes de que Ana dijera algo.
-Ana estas muy bien, tienes un poco de flujo blanco pero nada de que preocuparse, nada mas deja de usar tantos pantalones apretados, usa ocasionalmente una ducha vaginal y todo estará bien, pero no abuces ¿ok?
Antes de que Ana saliera de su sorpresa tanto por lo que la doctora había hecho como por lo que ella había sentido, la doctora la ayudo a incorporarse y a hincarse en la mesa de exploración en la posición que comúnmente le llamaban ella y un novio pararse de pestañas que es igual a la posición de perrito.
-Ana antes de continuar te voy a poner un poco de agua en tu recto para limpiarlo un poco.
Cuando Ana quiso protestar por el procedimiento de la doctora, no es que no estuviera de acuerdo y es que antes de salir de su casa como siempre lo hacía Ana se lavaba profundamente y a conciencia su culito como a ella le gustaba llamarlo, mientras se bañaba se enjabonaba y luego lentamente introducía un dedo y en ocasiones hasta dos, era algo que realmente disfrutaba, enseguida de enjabonarse con una perita se echaba agua hacia el interior y esto lo hacia por un artículo que leyó hace tiempo en una revista acerca de la higiene rectal. Pero esta ocasión era la doctora la que lo estaba haciendo y extrañamente no le incomodo tanto como esperaba se podría decir que hasta le agrado.
Ana trato de levantarse para ir al baño pero la doctora le explico que el baño del consultorio cerrado con llave ya que la doctora que la contrato lo había usado como bodega para guardar sus archivos más importantes.
Ana puso cara de susto.
-No pretenderá que me quede así.
-No te asustes mira te traje esto.
La doctora le extendió un traste de hospital de acero inoxidable, Ana no daba crédito a lo que estaba a punto de hacer, si novio en varias ocasiones le pidió un espectáculo así y ella nunca acepto por pena, y ahora estaba lo haría delante de una desconocida, pero lo que mas le apuraba era de que esta situación le llenaba de morbo algo raro estaba pasando, algo totalmente nuevo, sin querer y sobre todo sin dar crédito su coñito no dejaba de mojarse desde que la doctora le hacia el tacto y ahora esto, la situación desde hace un rato estaba fuera de su entendimiento y de su control.
Se puso en cuclillas agarrándose de la mesa de exploración, su culito se fue distendiendo poco a poco y de el salio un chorro fuerte de agua, que le salpico un poco las piernas, justo como ella esperaba el agua salió limpia gracias a su baño diario, por pura inercia llevo una mano a su culito por el frente y cuando su mano se encontró con su coño se dio cuenta que de este manaba un delicioso calor acompañado de un delicioso hilito de su lubricación natural, Ana estaba tan caliente como nunca lo había estado. De reojo vio a la doctora y esta a su vez la veía con cierto disimulo, seguía sin saber si la doctora era consciente del efecto que causaba en el cuerpo de Ana, dudo en continuar, por un lado tenía miedo del dolor que podría sentir pero de lo que mas tenia miedo era del gran placer que estaba sintiendo.
Cuando termino de limpiar su culito se incorporo y sin esperar indicaciones de la doctora se subió a la mesa de exploración y se paro de pestañas con todo su hermoso culo al aire, nerviosamente listo para la exploración.
La doctora se acerco y esta vez sin guante empezó a acariciar en forma circular y muy suave el culito de Ana, su primera reacción fue la de apretar sus esfínteres, la doctora se divirtió con la situación y prosiguió con el masaje, lenta y delicadamente, en ocasiones lo rasguñaba muy suavemente.
-Relájate Ana. Vamos a ver por que te molesta tanto que te penetren por aquí.
Ana cerro fuertemente los ojos y decidió dejarse llevar, de repente sintió que algo le mojaba el culo y supuso que era lubricante, pero lo que no supo fue que la doctora dejo caer una gran gota de saliva en culito y con un dedo la esparció suavemente, de cuando en cuando Ana sentía como la doctora introducía la punta del dedo índice, sentía claramente el largo de la uña que lejos de lastimarla le causaba un sin fin de sensaciones nuevas y deliciosas.
-Ana en cuanto sientas alguna incomodidad o dolor por leve que sea, necesito que me lo hagas saber.
Ana no pudo responder por que le dio miedo que la voz se le cortara por la excitación, la doctora poco a poco fue introduciendo el dedo, falange por falange el culo de Ana se fue comiendo lentamente todo el dedo de la doctora.
-¿Cómo vamos Ana? ¿Continúo o me detengo?
Ana saco fuerzas de donde pudo y con un hilito de voz le contesto:
-Siga…
La doctora muy lentamente fue sacando el dedo, Ana sintió con desesperación como su culo se quedaba vació, cuando la doctora termino de sacar su dedo y sin que Ana la viera se lo llevo a la boca y lo saboreo.
-Ana te voy a poner un supositorio de vaselina no trates de sacarlo hay que esperar a que se disuelva.
-Ok.
Diciendo esto la doctora fue metiendo poco a poco el supositorio de vaselina, Ana tenía la idea de que sería un supositorio de tamaño normal, de esos que le ponen a los niños, pero cuando sintió como su culito fue agrandándose comprendió que por lo menos el supositorio seria 3 o 4 veces el tamaño de un supositorio normal, el supositorio estaba frió, ralamente frió.
-Hay que dejar que se disuelva para poder continuar, no te muevas.
Estas últimas palabras mas que una petición sonó como una orden.
Ana sintió como el supositorio iba perdiendo frió, sintió como poco a poco se iba disolviendo dejando una muy agradable sensación de frescura y lubricidad en su interior. Cuando la doctora creyó que el tiempo trascurrido era el necesario para que el supositorio se disolviera por completo unto generosamente en su exterior, el espectáculo era erótico en extremo, una mujer con un hermoso culo al aire brillando por el lubricante y listo para ser explorado.
-Ana voy a proseguir con la exploración recuerda si en algún momento sientes alguna molestia es muy importante que me lo hagas saber.
La respiración de la doctora estaba al igual que la respiración de Ana muy acelerada. La doctora prosiguió con la exploración, acaricio momentáneamente el culo de Ana y enseguida fue introduciendo el dedo, esta ocasión fue un poco mas rápido que la otra, Ana ni siquiera respingo solo se le escapo un ligero gemido, estaba haciendo acopio de todas sus fuerzas para que su respiración agitada y sus gemidos no fueran percibidos por la doctora.
-Ana al parecer todo está bien no encuentro nada fuera de lo común, pero es muy pronto para dar un diagnostico tengo que ir un poco más profundo.
Estas palabras alteraron un poco más a Ana, no tenía ni idea de que pretendía la doctora.
-Ana necesito que me ayudes un poco.
-¿Qué tengo que hacer?
-Pon tus manos en tus nalgas y ábrelas, tanto como puedas.
-¿Ok?
Diciendo esto Ana agarro fuertemente sus nalgas y las abrió tanto como pudo, esto permitió a la doctora ir un poco más adentro, sin decir nada la doctora fue metiendo poco a poco otro dedo, ya con los dos dedos adentro comenzó a moverlos dándoles vueltas primero muy lento y poco a poco fue aumentando la velocidad de las rotaciones, Ana sentía como su culito fue dilatándose poco a poco, en ningún momento sintió dolor o molestia alguna, sino todo lo contrario, estaba sintiendo un placer nuevo y no es que las caricias fueran nuevas lo nuevo provenía de que era una mujer la que le estaba dando tanto placer, nunca pensó que con una mujer pudiera sentir tanto y tan rico, no sabía cuánto más podía aguantar sin correrse. La doctora seguía con la exploración.
-Ahora quiero revisar tu tolerancia a la dilatación. ¿Quieres continuar?
-Por favor.
La doctora saco sus dedos y lentamente fue introduciendo tres dedos, muy lentamente, Ana estaba fuera de si, no estaba segura de lo que estaba pasando, ella seguía agarrándose las nalgas fuertemente, sintió como su culito iba devorando lentamente los tres dedos de la doctora, cuando estos estuvieron lo mas adentro que podían estar los volvió a girar, Ana sentía con mucha claridad la forma de los dedos de la doctora que hurgaban dentro de ella, sentía sus uñas largas como rasguñaban ligeramente las paredes de su recto, desde hace mucho rato tenia un orgasmo contenido listo para explotar, y este era un orgasmo anal, era increíblemente placentero.
La doctora retiro lentamente los dedos para hacer lo mismo pero ahora con 4 dedos, no lo podía creer tenia 4 dedos dentro de ella, los dedos se fueron abriendo paso poco a poco, su culito se fue comiendo nuevamente los dedos de la doctora, de repente sintió como todo lo largo de los dedos ya estaban dentro de ella, la doctora hizo un poco mas de fuerza y el culo de Ana dio paso a los nudillos, solo quedaba fuera el dedo gordo de la doctora, una vez dentro la doctora giro levemente la mano, Ana no pudo mas y mordiendo el cojín de la mesa de la exploración para evitar gritar, exploto en un orgasmo inmenso, grandioso, indescriptible, de su coño desde hace mucho rato escurría un hilito de baba y al momento del orgasmo fue mas abundante.
-Tranquila Ana es normal, no pasa nada. Estas muy bien no entiendo el porque de tu molestia.
Ana no pudo sostener mas su cuerpo en esa posición y se dejo caer todavía con los dedos de la doctora en su culo, lentamente la doctora fue sacando los dedos, Ana sintió como su culo se quedaba vació, tristemente vació si por ella fuera podía continuar, la doctora le dio una palmadita en una nalga.
-Pues como te decía, estas muy bien solo se me ocurre que tus molestias se deben a la falta de excitación y lubricación pero se me ocurre algo para ayudarte.
De un cajón saco un extraño articulo, era un especie de consolador pero cónico y después la doctora le explico que podría servirle para dilatarle un poco su ano, y de esta forma acomodarse mejor a los juegos con su pareja.
-Mira este es un tapón anal y vas a procurar ponértelo un rato durante el día y dejártelo puesto tanto como puedas, ahorita se me ocurre que te lo lleves puesto.
Ana vio el juguete con cierta extrañeza, lo tomo en sus manos y se dio cuenta que el juguete era muy suavecito pero un tanto gordito.
-Me lo puede poner usted doctora.
Ana se vistió y se dejo el juguete puesto, el traerlo puesto le dio una extraña sensación, era increíblemente cachondo el echo de andar caminando en la calle con aquella extraña cosa llenándole el culo, cuando se sentó en su carro inconscientemente hizo movimientos circulares con sus nalgas para sentir aquella cosa llenándola.
En el primer alto que le toco tomo su celular y le marco a su novio, ahora lo único que podía pensar era en que su novio descubriera ese juguete que le llenaba deliciosamente su anito.
Al entrar al consultorio pensó incluso regresar por donde había llegado pero venció su nerviosismo y se presento con la secretaria, la cual le tomo los datos de siempre, pero esta ocasión fue diferente, Silvia así se llamaba la secretaria le explico que la doctora salió de emergencia de la ciudad y que en su lugar se había quedado otra doctora que por cierto se llamaba Andrea Salazar.
-Carajo porqué siempre me tienen que pasar estas cosas?
-¿Perdón? Contesto Silvia
-No nada, está bien si no hay de otra pues que me atienda la Doctora Salazar.
Silvia le sonrió y la invito a tomar asiento mientras la doctora la puede recibir. Mientras Ana esperaba sentada ojeando distraídamente una revista de esas que hay todo consultorio médico la verdad es de ni siquiera podía concentrarse en lo que pretendía leer. Además de que tengo que abrirle las piernas a una doctora esta para colmo es una completa desconocida. Pensó Ana mientras trataba de relajarse un poco en esa incomoda silla de consultorio.
Después de 10 minutos la doctora se digno a atenderla, además de todo la hacían esperar, cuándo entro al consultorio la doctora Salazar la recibió con una sonrisa y una disculpa por la espera. Ana entro y tomo asiento, la doctora la interrogo acerca de su visita.
La doctora Salazar era una mujer joven, muy joven para le gusto de Ana no tendría ni un año de haber salido de la escuela, además del cambio de doctora de último minuto, de la espera, ahora le tocaba ser revisada por una niña en pañales y no es que Ana fuera una mujer mucho más grande que la doctora de hecho eran aproximadamente de la edad, simplemente siempre se tiene cierta desconfianza en los médicos jóvenes, pero a Ana ya no le quedaba de otra más que dejarse hacer.
En esta ocasión acudía a la ginecóloga por dos razones, ya tenía más de dos años que no se hacia un chequeo y nunca estaba de mas, y tenía unas cuantas preguntas muy intimas que hacerle a la doctora, de hecho en cuanto vio a la doctora pensó en no externar sus preguntas, ya que le daba cierta pena y no sabría si la doctora de los pañales podría ayudarle o sabría, pero conforme se fue pasando el tiempo de la cita Ana se sentía cada ves mas en confianza, la doctora poco a poco fue demostrando que era una profesional calificada para ejercer.
Después de responder a todas las preguntas tradicionales y de rigor la doctora invito a Ana a desvestirse para su chequeo. Esto es precisamente lo que a Ana no le termina de gustar, desvestirse frente a una desconocida y además que revisen sus genitales pues no es tan fácil. Cuando Ana se animo a salir de atrás del biombo donde se despojo de su ropa y se puso esa incomoda bata que nada tapa, la doctora todavía se encontraba atrás de su escritorio realizando una llamada, y no se percato de que Ana ya estaba lista, la incomodidad dominaba su cuerpo, tímidamente se acerco a la mesa de exploración para sentarse con las piernas cerradas y colgando de lado.
Por fin la doctora se digno a seguir con la consulta de un cajón saco un guante de látex y un lubricante, a estas alturas y se había roto un poco el hielo y había llegado a la libertad de hablarle por un nombre.
-Ana te noto muy nerviosa, relájate no pasa nada.
Ana trato de sonreír pero sabía que lo que seguía seria un tanto delicado como para estar del todo relajada.
-Doctora además del chequeo quería preguntarle algo más bien personal.
-Dime con confianza.
-Pues resulta que últimamente… como le explico.
-Mmm… Mira Ana es muy fácil, no le des muchas vueltas al asunto y simplemente suéltala.
Ana tomo aire francio un poco el ceño y se animo a hablar.
-Pues resulta que me gusta el sexo anal pero últimamente me a dolido un poco y a llegado hacer un tanto incomodo si no es que mucho.
-A ok. No era tan difícil después de todo. ¿Lo practicas muy seguido?
-Con cierta regularidad, bueno no tanto como antes, y es que la verdad es de que si es molesto.
-Pueden ser muchos factores, desde un pequeño bloqueo psicológico hasta algo físico, cuestión de gustos, bueno de hecho muchos factores.
-Lo que pasa es de que antes lo disfrutaba mucho, pero no se, últimamente es incomodo.
-Después de que realice el cheque de tu vagina si gustas puede hacerte un chequeo físico de tu recto, para descartar alguna fisura de las paredes o algo más.
Diciendo esto la doctora ayudo a Ana a acomodarse en la mesa de exploración, acerco la mesita con todos los instrumentos para realizar el chequeo, se acomodo en su banco, se puso el guante en la mano derecha, se puso un poco de lubricante y lentamente fue introduciendo dos dedos y empezó a hacer un movimiento en círculos, a Ana esta parte era la que por lo regular siempre le causaba cierta incomodidad pero esta vez fue diferente, primero pensó que era normal porque en esta ocasión se sentía más cómoda con la doctora, después recordó que con la otra doctora también se sentía cómoda, incluso llego a pensar a que se debía a que la doctora tenia manos más pequeñas, la verdad es de que no sabía a ciencia cierta, se encontraba muy abstraída en esa nueva sensación y no es que antes nunca su novio la hubiera masturbado, fue este ultimo pensamiento lo que la saco de sus cavilaciones, esto más que un chequeo parecía una masturbación la doctora ya llevaba mucho tiempo hurgando en su vagina, tímidamente levanto un poco la cara para ver que es lo que la doctora estaba haciendo, la doctora ni siquiera noto que Ana la estaba viendo, lo movimientos se hacían cada vez más profundos y muy discretamente la doctora ocasionalmente acariciaba el clítoris de Ana como por accidente, una revolución de sensaciones se apodero de Ana nunca había sentido algo así en ningún chequeo médico algo no andaba bien, estuvo a punto de detener a la doctora pero esta se detuvo antes de que Ana dijera algo.
-Ana estas muy bien, tienes un poco de flujo blanco pero nada de que preocuparse, nada mas deja de usar tantos pantalones apretados, usa ocasionalmente una ducha vaginal y todo estará bien, pero no abuces ¿ok?
Antes de que Ana saliera de su sorpresa tanto por lo que la doctora había hecho como por lo que ella había sentido, la doctora la ayudo a incorporarse y a hincarse en la mesa de exploración en la posición que comúnmente le llamaban ella y un novio pararse de pestañas que es igual a la posición de perrito.
-Ana antes de continuar te voy a poner un poco de agua en tu recto para limpiarlo un poco.
Cuando Ana quiso protestar por el procedimiento de la doctora, no es que no estuviera de acuerdo y es que antes de salir de su casa como siempre lo hacía Ana se lavaba profundamente y a conciencia su culito como a ella le gustaba llamarlo, mientras se bañaba se enjabonaba y luego lentamente introducía un dedo y en ocasiones hasta dos, era algo que realmente disfrutaba, enseguida de enjabonarse con una perita se echaba agua hacia el interior y esto lo hacia por un artículo que leyó hace tiempo en una revista acerca de la higiene rectal. Pero esta ocasión era la doctora la que lo estaba haciendo y extrañamente no le incomodo tanto como esperaba se podría decir que hasta le agrado.
Ana trato de levantarse para ir al baño pero la doctora le explico que el baño del consultorio cerrado con llave ya que la doctora que la contrato lo había usado como bodega para guardar sus archivos más importantes.
Ana puso cara de susto.
-No pretenderá que me quede así.
-No te asustes mira te traje esto.
La doctora le extendió un traste de hospital de acero inoxidable, Ana no daba crédito a lo que estaba a punto de hacer, si novio en varias ocasiones le pidió un espectáculo así y ella nunca acepto por pena, y ahora estaba lo haría delante de una desconocida, pero lo que mas le apuraba era de que esta situación le llenaba de morbo algo raro estaba pasando, algo totalmente nuevo, sin querer y sobre todo sin dar crédito su coñito no dejaba de mojarse desde que la doctora le hacia el tacto y ahora esto, la situación desde hace un rato estaba fuera de su entendimiento y de su control.
Se puso en cuclillas agarrándose de la mesa de exploración, su culito se fue distendiendo poco a poco y de el salio un chorro fuerte de agua, que le salpico un poco las piernas, justo como ella esperaba el agua salió limpia gracias a su baño diario, por pura inercia llevo una mano a su culito por el frente y cuando su mano se encontró con su coño se dio cuenta que de este manaba un delicioso calor acompañado de un delicioso hilito de su lubricación natural, Ana estaba tan caliente como nunca lo había estado. De reojo vio a la doctora y esta a su vez la veía con cierto disimulo, seguía sin saber si la doctora era consciente del efecto que causaba en el cuerpo de Ana, dudo en continuar, por un lado tenía miedo del dolor que podría sentir pero de lo que mas tenia miedo era del gran placer que estaba sintiendo.
Cuando termino de limpiar su culito se incorporo y sin esperar indicaciones de la doctora se subió a la mesa de exploración y se paro de pestañas con todo su hermoso culo al aire, nerviosamente listo para la exploración.
La doctora se acerco y esta vez sin guante empezó a acariciar en forma circular y muy suave el culito de Ana, su primera reacción fue la de apretar sus esfínteres, la doctora se divirtió con la situación y prosiguió con el masaje, lenta y delicadamente, en ocasiones lo rasguñaba muy suavemente.
-Relájate Ana. Vamos a ver por que te molesta tanto que te penetren por aquí.
Ana cerro fuertemente los ojos y decidió dejarse llevar, de repente sintió que algo le mojaba el culo y supuso que era lubricante, pero lo que no supo fue que la doctora dejo caer una gran gota de saliva en culito y con un dedo la esparció suavemente, de cuando en cuando Ana sentía como la doctora introducía la punta del dedo índice, sentía claramente el largo de la uña que lejos de lastimarla le causaba un sin fin de sensaciones nuevas y deliciosas.
-Ana en cuanto sientas alguna incomodidad o dolor por leve que sea, necesito que me lo hagas saber.
Ana no pudo responder por que le dio miedo que la voz se le cortara por la excitación, la doctora poco a poco fue introduciendo el dedo, falange por falange el culo de Ana se fue comiendo lentamente todo el dedo de la doctora.
-¿Cómo vamos Ana? ¿Continúo o me detengo?
Ana saco fuerzas de donde pudo y con un hilito de voz le contesto:
-Siga…
La doctora muy lentamente fue sacando el dedo, Ana sintió con desesperación como su culo se quedaba vació, cuando la doctora termino de sacar su dedo y sin que Ana la viera se lo llevo a la boca y lo saboreo.
-Ana te voy a poner un supositorio de vaselina no trates de sacarlo hay que esperar a que se disuelva.
-Ok.
Diciendo esto la doctora fue metiendo poco a poco el supositorio de vaselina, Ana tenía la idea de que sería un supositorio de tamaño normal, de esos que le ponen a los niños, pero cuando sintió como su culito fue agrandándose comprendió que por lo menos el supositorio seria 3 o 4 veces el tamaño de un supositorio normal, el supositorio estaba frió, ralamente frió.
-Hay que dejar que se disuelva para poder continuar, no te muevas.
Estas últimas palabras mas que una petición sonó como una orden.
Ana sintió como el supositorio iba perdiendo frió, sintió como poco a poco se iba disolviendo dejando una muy agradable sensación de frescura y lubricidad en su interior. Cuando la doctora creyó que el tiempo trascurrido era el necesario para que el supositorio se disolviera por completo unto generosamente en su exterior, el espectáculo era erótico en extremo, una mujer con un hermoso culo al aire brillando por el lubricante y listo para ser explorado.
-Ana voy a proseguir con la exploración recuerda si en algún momento sientes alguna molestia es muy importante que me lo hagas saber.
La respiración de la doctora estaba al igual que la respiración de Ana muy acelerada. La doctora prosiguió con la exploración, acaricio momentáneamente el culo de Ana y enseguida fue introduciendo el dedo, esta ocasión fue un poco mas rápido que la otra, Ana ni siquiera respingo solo se le escapo un ligero gemido, estaba haciendo acopio de todas sus fuerzas para que su respiración agitada y sus gemidos no fueran percibidos por la doctora.
-Ana al parecer todo está bien no encuentro nada fuera de lo común, pero es muy pronto para dar un diagnostico tengo que ir un poco más profundo.
Estas palabras alteraron un poco más a Ana, no tenía ni idea de que pretendía la doctora.
-Ana necesito que me ayudes un poco.
-¿Qué tengo que hacer?
-Pon tus manos en tus nalgas y ábrelas, tanto como puedas.
-¿Ok?
Diciendo esto Ana agarro fuertemente sus nalgas y las abrió tanto como pudo, esto permitió a la doctora ir un poco más adentro, sin decir nada la doctora fue metiendo poco a poco otro dedo, ya con los dos dedos adentro comenzó a moverlos dándoles vueltas primero muy lento y poco a poco fue aumentando la velocidad de las rotaciones, Ana sentía como su culito fue dilatándose poco a poco, en ningún momento sintió dolor o molestia alguna, sino todo lo contrario, estaba sintiendo un placer nuevo y no es que las caricias fueran nuevas lo nuevo provenía de que era una mujer la que le estaba dando tanto placer, nunca pensó que con una mujer pudiera sentir tanto y tan rico, no sabía cuánto más podía aguantar sin correrse. La doctora seguía con la exploración.
-Ahora quiero revisar tu tolerancia a la dilatación. ¿Quieres continuar?
-Por favor.
La doctora saco sus dedos y lentamente fue introduciendo tres dedos, muy lentamente, Ana estaba fuera de si, no estaba segura de lo que estaba pasando, ella seguía agarrándose las nalgas fuertemente, sintió como su culito iba devorando lentamente los tres dedos de la doctora, cuando estos estuvieron lo mas adentro que podían estar los volvió a girar, Ana sentía con mucha claridad la forma de los dedos de la doctora que hurgaban dentro de ella, sentía sus uñas largas como rasguñaban ligeramente las paredes de su recto, desde hace mucho rato tenia un orgasmo contenido listo para explotar, y este era un orgasmo anal, era increíblemente placentero.
La doctora retiro lentamente los dedos para hacer lo mismo pero ahora con 4 dedos, no lo podía creer tenia 4 dedos dentro de ella, los dedos se fueron abriendo paso poco a poco, su culito se fue comiendo nuevamente los dedos de la doctora, de repente sintió como todo lo largo de los dedos ya estaban dentro de ella, la doctora hizo un poco mas de fuerza y el culo de Ana dio paso a los nudillos, solo quedaba fuera el dedo gordo de la doctora, una vez dentro la doctora giro levemente la mano, Ana no pudo mas y mordiendo el cojín de la mesa de la exploración para evitar gritar, exploto en un orgasmo inmenso, grandioso, indescriptible, de su coño desde hace mucho rato escurría un hilito de baba y al momento del orgasmo fue mas abundante.
-Tranquila Ana es normal, no pasa nada. Estas muy bien no entiendo el porque de tu molestia.
Ana no pudo sostener mas su cuerpo en esa posición y se dejo caer todavía con los dedos de la doctora en su culo, lentamente la doctora fue sacando los dedos, Ana sintió como su culo se quedaba vació, tristemente vació si por ella fuera podía continuar, la doctora le dio una palmadita en una nalga.
-Pues como te decía, estas muy bien solo se me ocurre que tus molestias se deben a la falta de excitación y lubricación pero se me ocurre algo para ayudarte.
De un cajón saco un extraño articulo, era un especie de consolador pero cónico y después la doctora le explico que podría servirle para dilatarle un poco su ano, y de esta forma acomodarse mejor a los juegos con su pareja.
-Mira este es un tapón anal y vas a procurar ponértelo un rato durante el día y dejártelo puesto tanto como puedas, ahorita se me ocurre que te lo lleves puesto.
Ana vio el juguete con cierta extrañeza, lo tomo en sus manos y se dio cuenta que el juguete era muy suavecito pero un tanto gordito.
-Me lo puede poner usted doctora.
Ana se vistió y se dejo el juguete puesto, el traerlo puesto le dio una extraña sensación, era increíblemente cachondo el echo de andar caminando en la calle con aquella extraña cosa llenándole el culo, cuando se sentó en su carro inconscientemente hizo movimientos circulares con sus nalgas para sentir aquella cosa llenándola.
En el primer alto que le toco tomo su celular y le marco a su novio, ahora lo único que podía pensar era en que su novio descubriera ese juguete que le llenaba deliciosamente su anito.
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