Mientras chupaba mis pies, la muy puta no permitía que hiciera nada con mis manos, sujetándolas con fuerza y mirándome a los ojos. Al cabo de un rato, subió hasta casi rozar mis labios con los suyos y sin decir nada dejó caer un hilo de baba en mi boca, para después recogerlo con su lengua húmeda y caliente. Lo hizo varias veces, en distintos sitios de mi cara, en la frente, en los párpados, en el mentón. Escupía y tragaba su propia baba espesa de yegua madura.
Estaba a punto de explotar sin ni siquiera haberme tocado la verga. Lo que más me excitaba era ver sus ojos mirándome fijamente mientras me enloquecía con su experiencia.
Cuando ya casi no podía más, acercó sus labios a mi oído y me susurró que en un ratito vendría su amante y si yo quería podía ver como se la cogían a su Tía preferida. Después de decir eso, sonó el timbre de la puerta; se incorporó y así como estaba, sudada, con su concha empapada y sus piernas chorreando se puso una pequeña bata de seda transparente y bajó a abrir no sin antes decirme que me sentara en el sillón que estaba en el rincón de la habitación a oscuras.
Al oír los pasos subiendo las escaleras mi corazón aún latió con más fuerzas a punto de salir de mi pecho. La claridad que reinaba en la casa contrastaba con la absoluta penumbra de la habitación de la yegua puta. Su macho no podría ver nada al entrar, producto del cambio de luz y de la calentura que traía. Su voz era la de un hombre maduro, cuarentón...
Al entrar, la puta lo tumbó boca arriba en la cama y se montó en su pija sin dudarlo. De espaldas a él y mirándo hacia el rincón en el que yo permanecía quieto y temblando de placer....
Cabalgaba como una hija de puta, gimiendo y pidiéndo que le de duro, mientras mantenía su mirada clavada en la mía. Se oía el ruidó de su culo golpeando en los huevos grandes e hinchados de su macho. Mi pija chorreaba un líquido transparente lubricándola hasta el tronco.
- Dale hijo de putaaah! Cogéme...! Dame duro, no ves lo caliente que estoy? no sentís mi concha empadada? te estaba esperando cabrón de mierdaaa! Así...! Seguro que a tu mujer no te la coges así...¿ Te gusta que sea tu puta...?
No podía creer lo que estaba viviendo, todo me parecía un sueño perfecto, pero era real, absolutamente real.
Después de un rato cabalgando, se incorporó y bajó de la cama poniéndose en cuatro patas y, ante mi sorpresa, apoyándo sus manos en mis muslos... Le ordenó a su macho que le comiera el culo...Mientras gritaba y acariciaba mis piernas, mirándome
(continuará...)
Estaba a punto de explotar sin ni siquiera haberme tocado la verga. Lo que más me excitaba era ver sus ojos mirándome fijamente mientras me enloquecía con su experiencia.
Cuando ya casi no podía más, acercó sus labios a mi oído y me susurró que en un ratito vendría su amante y si yo quería podía ver como se la cogían a su Tía preferida. Después de decir eso, sonó el timbre de la puerta; se incorporó y así como estaba, sudada, con su concha empapada y sus piernas chorreando se puso una pequeña bata de seda transparente y bajó a abrir no sin antes decirme que me sentara en el sillón que estaba en el rincón de la habitación a oscuras.
Al oír los pasos subiendo las escaleras mi corazón aún latió con más fuerzas a punto de salir de mi pecho. La claridad que reinaba en la casa contrastaba con la absoluta penumbra de la habitación de la yegua puta. Su macho no podría ver nada al entrar, producto del cambio de luz y de la calentura que traía. Su voz era la de un hombre maduro, cuarentón...
Al entrar, la puta lo tumbó boca arriba en la cama y se montó en su pija sin dudarlo. De espaldas a él y mirándo hacia el rincón en el que yo permanecía quieto y temblando de placer....
Cabalgaba como una hija de puta, gimiendo y pidiéndo que le de duro, mientras mantenía su mirada clavada en la mía. Se oía el ruidó de su culo golpeando en los huevos grandes e hinchados de su macho. Mi pija chorreaba un líquido transparente lubricándola hasta el tronco.
- Dale hijo de putaaah! Cogéme...! Dame duro, no ves lo caliente que estoy? no sentís mi concha empadada? te estaba esperando cabrón de mierdaaa! Así...! Seguro que a tu mujer no te la coges así...¿ Te gusta que sea tu puta...?
No podía creer lo que estaba viviendo, todo me parecía un sueño perfecto, pero era real, absolutamente real.
Después de un rato cabalgando, se incorporó y bajó de la cama poniéndose en cuatro patas y, ante mi sorpresa, apoyándo sus manos en mis muslos... Le ordenó a su macho que le comiera el culo...Mientras gritaba y acariciaba mis piernas, mirándome
(continuará...)
3 comentarios - Mí Tía y yo, así empezó todo...(Episodio II)