Rompiendo reglas.

[color=blueHola gente linda de P! 

[/size][/color][color=blueHace mucho, mucho que no escribo nada por acá, pero siempre ando... [/size][/color]
[color=blueEsta noche las ganas, la idea, la inspiración, el tiempo, y todos los etc.'s confluyeron en la creación de un nuevo pequeño aporte. Espero que lo disfruten.[/size][/color]


Esa madrugada ella no aguantó más. Poseída por su vicio más íntimo, decidió romper las barreras. Destronando a su cerebro, olvidando a su corazón, gobernada por su sexo… Leyendo el último mensaje de ese hombre que tanto la calentaba, que tanto tiempo llevaba esperándola, dedicándole sus fotos, sus palabras, haciéndole esporádicas invitaciones, sin acosarla, sin fastidiarla, seduciéndola… Ella escribió su número de teléfono en el sector de ‘respuesta rápida’ y casi con los ojos cerrados hizo click en ‘responder’. Se iban por la borda años de anonimato, iba a dejar de ser un username para pasar a tener una voz, un cuerpo, tal vez unos cuantos orgasmos también… Con él.

Pasaron varios días sin novedades, hasta llegó a pensar que el destino corrigió su acto de locura y eliminó del cibermundo su MP. Sin embargo una mañana en el trabajo su celular vibró, y al leer el mensaje vibraron cada una de las células del cuerpo de ella: ‘se me paró la pija al ver que me pasaste tu celu, quisiera cogerte ya, pero estoy trabajando… Te invito un café cuando quieras, y todo lo que quieras, hermosa…’

La concha rebalsaba de jugos, los labios y el clítoris estaban hinchados, lo podía sentir en cada paso que daba por la oficina. Fue al baño y la ropa interior bajó pero seguía unida a su cuerpo… ese hilo viscoso había empapado la tela y seguía manando de su vagina.

Quedaron para el día siguiente en un café, en la puerta de un café al que nunca entraron. Se reconocieron por sus ropas, tal como habían pactado. Ella nunca se había mostrado, él siempre había mostrado su cuerpo sin rostro, y en la calle, vestido, no lo iba a reconocer…

Ella se detuvo en el lugar indicado y una voz la hizo estremecer, mientras el delicioso perfume de un hombre la invadía: -“¿Sos vos?”

-“Sí, soy yo. ¿Y vos, sos vos?”

-“Jeje, sí, soy yo”

Se saludaron entre risas, beso en la mejilla casi nervioso, que terminó en esa mirada que confiesa no querer alejarse el uno del otro, y lleva al beso de amantes casi al instante. Sus tetas pegadas al pecho de él, las lenguas conociendo la boca ajena, la respiración acompañando el ritmo del beso… Despegarse, mirarse, y besarse con más furia, con más pasión, hasta casi jadear de la desesperación por el otro… Ese otro tan ansiado, esperado, desconocido, ahora íntimo, deseado con intensidad.

Miran la puerta del café y ella le pide sonriendo pícara: -“Por favor, no me digas de entrar ahí.” –“Ok, hermosa”, responde él mientras toma su mano, la besa y la lleva…

Pide la habitación y suben en el ascensor. Ahí se rozan sus sexos por primera vez a través de las ropas, presionándose mutuamente, él manosea el culo de ella y ella recorre la espalda de él… Tantas veces la leyó contar sus fantasías, sus aventuras, describir sus sensaciones, y ahora es él quien la hace sentir… Tantas veces lo vio exhibirse, lucir su cuerpo, buscar seducir, y ahora es sólo con ella el encuentro… Todo suyo. Toda suya.

Le desprende la camisa, besa su cuello, sus abdominales… Acaricia la cintura del bóxer, que asoma por encima del jean; lo desabrocha. Vuelve a besarlo en la boca mientras su mano degusta esa pija hinchada encerrada bajo la tela, ya húmeda. Magistralmente él le saca la ajustada musculosa y se deshace del corpiño: -“No lo vas a necesitar”, le dice. Y ella responde: -“Porque te tengo a vos” a la vez que aprieta los huevos del muchacho arrancándole un quejido, e imaginando el mar de leche que guardan para ella…

Sus tetas en la boca de él, mordidas, chupadas… Las manos de él que van del culo a las tetas, reconociendo el nuevo territorio, apretando, pellizcando… Ella, enloqueciendo, ya se mueve frotando su concha contra la verga como si lo estuviera cabalgando y aun le falta desvestirlo.

Baja lamiendo, baja hasta sacar el pantalón y el boxer, recorriendo con su lengua el borde de cada músculo de las piernas deliciosas de ese hombre… Sube sobre su cuerpo desnudo, poseída, besando, restregando sus tetas contra él, hasta tener la pija frente a los ojos, para mirarla, lamerla suave mientras lo mira a él, que está en las nubes… La lengua juega alrededor de la cabeza, recorre una a una las venas… Los huevos reciben chupones y masajes con la lengua dentro de la boca… Los labios suben a rodear el glande, bajan rodeando todo el tronco y vuelven a subir… y él se siente volar. Cuando puede contralar que sus ojos no den vueltas, la mira, le dice: -“Era hermoso leerlo, pero sentirlo es mejor”. La chica recuerda vagamente que lo suyo eran los relatos, el anonimato; le sonríe, pero tiene una sola idea en mente, y no es para escribirla: continuar devorando esa verga que cada vez está más lubricada por su saliva y el líquido preseminal, que con tanto placer degusta…


Le toca a ella ser chupada. Él la termina de desnudar. Ella abre sus piernas al placer, sin pudor por mostrar su concha inundada, caliente, enrojecida de la calentura… Él se hunde entre esos labios, tratando de llevar su lengua bien adentro, le da chupones al clítoris, recorre con su boca cada rincón de esa argolla sedienta… Ella ya tiembla. Él sigue su juego, cumpliendo todas sus promesas… Le lame hasta el culo, rodeándolo, presionando con la punta de la lengua; vuelve hacia el clítoris, mueve el botón mágico de un lado a otro con su lengua, lo succiona con sus labios…


-“Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!! Ah… Ah… Aia… Ai… Síííí!!!”


Ella acaricia el cabello de su amante, agradecida…



¿Continuará? ¿Será realidad? ¿Se hará realidad?