Estábamos los dos en la cama, tirados, hablando y fumando un poco. Hacía mucho que no nos veíamos. Las ganas de coger salían por los poros.
Él estaba hermoso, con el torso desnudo, su metro setenta estirados en esa cama de dos plazas, mostrándome que es todo para mí. Su pelo cortito y medio colorado. Esas manos con dedos largos de músico, agarraban el porro con una delicadeza, me los imaginaba recorriéndome y desnudándome.
No aguanté más y le di un beso. Le comí la boca, me correspondió y las lenguas iban a mil por hora buscando su lugar de origen, el cierto, el único. Sus manos recorren mi pelo corto, y mi nuca. No puedo dejar de pensar que quiero ser suya, que me haga lo que quiera, que para eso estoy.
Me subo sobre él, me saco mi vestido con una velocidad, que no lo podía creer. No suelo usar corpiño, y esta vez no fue la excepción. Mis tetas (que son normales, tirando a grandes) quedar a su disposición, a centímetros de su boca, pidiendo a gritos –si pudieran- que se las coman.
Lo entendió perfectamente, me empezó a dar pequeños besos primero, pero después se le desató el que yo conozco, las mordía, las besaba, las apretaba, me hacía retorcer de placer.
Mientras tanto yo me enfocaba en cabalgarlo y en sentir su pija lo más fuerte que pudiera, me libere de su boca, por más que me pesara y decidí bajar por su cuello, eso lo enloquece y lo sé. Me encontré con su olor, con sus primeras gotas de traspiración, cada olor era extremo y me excitaba de sobremanera, yo sabía que estaba lista para ser penetrada, la humedad en mi bombacha me lo decía. Pero no, todavía falta lo mejor.
Seguí bajando por su piel, me encontré con sus tetillas, me encanta ponerlas duras, las mordisqueé apenas, mirándolo a los ojos, entre prometiéndole y advirtiéndole lo que se venía.
Su pecho recibió besos, con un camino de saliva que mi lengua iba dejando llegue a su pantalón, sin más preludios, se lo bajé y encontré debajo su bóxer, el que más me gusta. No le di demasiado tiempo y se lo saqué también. Lo miré a la cara y supe que se lo veía venir.
Su pija estaba ahí, a un movimiento de mi boca, y le pase la lengua por el glande, estaba tibio. Su pija estaba tersa, dura y enorme. No pude resistirme y me la metí en la boca, no me entraba toda pero no por eso me rendí. Algunas arcadas después llegué a mi máximo, sus ojos me lo agradecía, empecé a jugar con sus huevos, se ganaron un par de besos, nunca deje de tocar y chupar su pija hermosa.
Me levanté y me fui a la cocina, volví con hielo. Me lo metí en la boca y volví a hacer el recorrido inicial, su boca, su cuello, su pecho y su pija. Ahora todo tenía otro sabor, y todo se retorcía, por primera vez en mucho tiempo soltó gemidos para mí.
Yo no podía mas con mi calentura, y mientras el hielo se derretía entre mi boca y su pija, y yo me la comía a una velocidad interesante. Me empecé a tocar.
Él es un caballero y no me pudo ver así. Me hizo levantar (yo confundida, no entendía que pasaba), me sacó la bombacha y se puso debajo de mi, con mi concha en su cara y empezó la acción en 69, yo no podía creer la cantidad de sensaciones que me atravesaban, mientras yo le comía la pija con muchas ganas, el me devoraba la concha con paciencia y dedicación deteniéndose en cada rincón. Metía los dedos en mi conchita húmeda y me mordía el clítoris y de repente me di cuenta que estaba jugando con mi ano. Eso me puso a mil, no aguante más y acabe en toda su cara, como un muchacho bueno que es se comió todo lo que había provocado.
Como el hielo se había consumido y después de casi una hora de preciosa dedicación a su pija, decidí que era hora de que me cojan. Me subí a horcadas sobre él y deslice esa pija hasta el fondo de mi cuerpo.
Su cara era de paz y de deseo, empecé una real cabalgata muy fuerte, no me podía contener y acabé de nuevo, no podía parar mis gritos. Sentía el sudor y la transpiración.
Cambiamos de posición, ahora yo abajo, sintiendo todo su peso sobre mí. Completamente excitada, me embestía con fuerza y firmeza, yo no podía para de gemir en sus oídos. Mis manos en su espalda buscaban descargar el placer. Dibujaban caminitos rojos de uñas descontroladas. Hacía calor mucho calor. Su cuerpo vigoroso me estaba haciendo volar de placer.
Le pedí que me coja de espaldas. Me di media vuelta y realmente como un par de perritos, me puso la pija, despacito primero yo ya la sentía enorme, pero ahora al sentirla tan despacio, era otra dimensión era gigante. Sin embargo, no me dolía, me encantaba. Los empujones eran cada vez más rápidos, y se ve que mi culo lo tentó, y empezó a darme pequeños chirlos, y me agarraba las tetas por detrás, como podía. Le pedí a los gritos que me llenara de leche. Quería que acabemos juntos.
El ritmo subió notablemente. Los gemidos y gritos ya podrían despertar a los vecinos. Estábamos en otro nivel no nos importaba nada. Cada vez más rápido y profundo, sentía que no quería parar nunca, quería que me coja así para siempre. Sentí su leche en mi interior y yo lance un grito de placer increíble.
Caímos rendidos el sobre mí. No podíamos decir nada. Solo intentar recupera el aire.
Yo estaba excitada de nuevo. Ya en seguida. El decidió solucionarlo. En esta misma posición, con su pija aun dentro de mí me tocó el clítoris con una maestría, que en pocos movimientos me hizo empapar, un poco más, este momento.
Espero les haya gustado, este relato es en respuesta al primero de lucho,
A los que no me conozcan, les dejo nuestros posts
http://www.poringa.net/posts/poringueras/2030968/2do-post___-Noche-de-fotos-en-un-telo-con-mi-novia.html
http://www.poringa.net/posts/poringueras/2027879/Volvi-con-mi-novia_.html
Besos con hielo, Mica. 😃
Él estaba hermoso, con el torso desnudo, su metro setenta estirados en esa cama de dos plazas, mostrándome que es todo para mí. Su pelo cortito y medio colorado. Esas manos con dedos largos de músico, agarraban el porro con una delicadeza, me los imaginaba recorriéndome y desnudándome.
No aguanté más y le di un beso. Le comí la boca, me correspondió y las lenguas iban a mil por hora buscando su lugar de origen, el cierto, el único. Sus manos recorren mi pelo corto, y mi nuca. No puedo dejar de pensar que quiero ser suya, que me haga lo que quiera, que para eso estoy.
Me subo sobre él, me saco mi vestido con una velocidad, que no lo podía creer. No suelo usar corpiño, y esta vez no fue la excepción. Mis tetas (que son normales, tirando a grandes) quedar a su disposición, a centímetros de su boca, pidiendo a gritos –si pudieran- que se las coman.
Lo entendió perfectamente, me empezó a dar pequeños besos primero, pero después se le desató el que yo conozco, las mordía, las besaba, las apretaba, me hacía retorcer de placer.
Mientras tanto yo me enfocaba en cabalgarlo y en sentir su pija lo más fuerte que pudiera, me libere de su boca, por más que me pesara y decidí bajar por su cuello, eso lo enloquece y lo sé. Me encontré con su olor, con sus primeras gotas de traspiración, cada olor era extremo y me excitaba de sobremanera, yo sabía que estaba lista para ser penetrada, la humedad en mi bombacha me lo decía. Pero no, todavía falta lo mejor.
Seguí bajando por su piel, me encontré con sus tetillas, me encanta ponerlas duras, las mordisqueé apenas, mirándolo a los ojos, entre prometiéndole y advirtiéndole lo que se venía.
Su pecho recibió besos, con un camino de saliva que mi lengua iba dejando llegue a su pantalón, sin más preludios, se lo bajé y encontré debajo su bóxer, el que más me gusta. No le di demasiado tiempo y se lo saqué también. Lo miré a la cara y supe que se lo veía venir.
Su pija estaba ahí, a un movimiento de mi boca, y le pase la lengua por el glande, estaba tibio. Su pija estaba tersa, dura y enorme. No pude resistirme y me la metí en la boca, no me entraba toda pero no por eso me rendí. Algunas arcadas después llegué a mi máximo, sus ojos me lo agradecía, empecé a jugar con sus huevos, se ganaron un par de besos, nunca deje de tocar y chupar su pija hermosa.
Me levanté y me fui a la cocina, volví con hielo. Me lo metí en la boca y volví a hacer el recorrido inicial, su boca, su cuello, su pecho y su pija. Ahora todo tenía otro sabor, y todo se retorcía, por primera vez en mucho tiempo soltó gemidos para mí.
Yo no podía mas con mi calentura, y mientras el hielo se derretía entre mi boca y su pija, y yo me la comía a una velocidad interesante. Me empecé a tocar.
Él es un caballero y no me pudo ver así. Me hizo levantar (yo confundida, no entendía que pasaba), me sacó la bombacha y se puso debajo de mi, con mi concha en su cara y empezó la acción en 69, yo no podía creer la cantidad de sensaciones que me atravesaban, mientras yo le comía la pija con muchas ganas, el me devoraba la concha con paciencia y dedicación deteniéndose en cada rincón. Metía los dedos en mi conchita húmeda y me mordía el clítoris y de repente me di cuenta que estaba jugando con mi ano. Eso me puso a mil, no aguante más y acabe en toda su cara, como un muchacho bueno que es se comió todo lo que había provocado.
Como el hielo se había consumido y después de casi una hora de preciosa dedicación a su pija, decidí que era hora de que me cojan. Me subí a horcadas sobre él y deslice esa pija hasta el fondo de mi cuerpo.
Su cara era de paz y de deseo, empecé una real cabalgata muy fuerte, no me podía contener y acabé de nuevo, no podía parar mis gritos. Sentía el sudor y la transpiración.
Cambiamos de posición, ahora yo abajo, sintiendo todo su peso sobre mí. Completamente excitada, me embestía con fuerza y firmeza, yo no podía para de gemir en sus oídos. Mis manos en su espalda buscaban descargar el placer. Dibujaban caminitos rojos de uñas descontroladas. Hacía calor mucho calor. Su cuerpo vigoroso me estaba haciendo volar de placer.
Le pedí que me coja de espaldas. Me di media vuelta y realmente como un par de perritos, me puso la pija, despacito primero yo ya la sentía enorme, pero ahora al sentirla tan despacio, era otra dimensión era gigante. Sin embargo, no me dolía, me encantaba. Los empujones eran cada vez más rápidos, y se ve que mi culo lo tentó, y empezó a darme pequeños chirlos, y me agarraba las tetas por detrás, como podía. Le pedí a los gritos que me llenara de leche. Quería que acabemos juntos.
El ritmo subió notablemente. Los gemidos y gritos ya podrían despertar a los vecinos. Estábamos en otro nivel no nos importaba nada. Cada vez más rápido y profundo, sentía que no quería parar nunca, quería que me coja así para siempre. Sentí su leche en mi interior y yo lance un grito de placer increíble.
Caímos rendidos el sobre mí. No podíamos decir nada. Solo intentar recupera el aire.
Yo estaba excitada de nuevo. Ya en seguida. El decidió solucionarlo. En esta misma posición, con su pija aun dentro de mí me tocó el clítoris con una maestría, que en pocos movimientos me hizo empapar, un poco más, este momento.
Espero les haya gustado, este relato es en respuesta al primero de lucho,
A los que no me conozcan, les dejo nuestros posts
http://www.poringa.net/posts/poringueras/2030968/2do-post___-Noche-de-fotos-en-un-telo-con-mi-novia.html
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Besos con hielo, Mica. 😃
7 comentarios - Mica, escribiendo en respuesta al post anterior.