Habíamos quedado en una llamada. Ella se quejó que nunca le hacia un llamado con propuestas zarpadas. Nuestros juegos incluían mensajitos, fotos con el celu, y disparadores diversos, pero la llamada no la teníamos entre nuestro arsenal.
- Te voy a llamar entonces. Le prometí.
Cuando encontré el momento justo, el lugar y el tiempo para una llamada, me escabullo y la llamo. Su celular sonó varias veces y me atendió su vocecita siempre entre sonriente y tímida. Solo escuché un suave hola, y me largué en mi discurso, que había medio memorizado. No quería improvisar mucho, debía ser algo sorpresivo, para que no pierda su efectividad.
Salieron mis palabras sin dejar espacio para una respuesta. Tampoco la frase lo requería. Solo escuche un tímido y sexy – ¡ Ayy!
Me pareció que nunca decía Ayy, no era una frase de ella. La voz me quitó todas las dudas. Y además, ¿Quien mas en su celular podría ser?
Sin respirar, ni pensar mucho, seguí adelante con mi rosario de guarangadas. Imaginé que estaba delante de alguien, y no podía contestar. Le escuché una risa nerviosa. La inmobiliaria, la productora, el ex, una mamà del colegio, cualquiera podría estar delante y me calentó mucho que no pueda contestar. Se lo pregunté. – ¿No me podes hablar? Mo hace falta, solo escuchame y ponerte loquita. – Solo recibí una risita por respuesta. Ahí me puse mas especifico, me explayé en los detalles. Con precision quirurgica, le adelante que pensaba hacerle en cuanto la tenga delante.
Ya no fuè una risa normal. Escuche una relamida con la boca cerrada, y hasta se animo a decir, -¡Que bueno! . Pareció estar respondiendo a una pregunta cualquiera. Como si nuevamente discimulara delnate de un extraño.
Estaba resultando muy bien nuestro plan, realmente nos estaba calntando mucho el nuevo jueguito. Podia sentir como respiraba fuerte y ya con mas tranquilidad, me dijo: -Contame mas…
Me pareció que la voz no era de ella, pero la calentura me hizo pasar por eso como si no fuera importante. Era claro que era una mina, y estaba muy tan caliente como yo. Le tire entonces de la lengua, y se animo a decir mas que un monosílabo. No fue la voz, que era identica, fueron las palabras, que sonaban distintas en su boca. Ahí me convencí que era alguien de la familia que había atendido. Sin duda era su hija que hacia pocos días estaba en casa. No fue de intrometida, pero la curiosidad seguro no la dejo ser educada. Mi identificador de llamada, le mostró claramente quien era yo. Y si seguía escuchando era que le agradaba el juego.
Pensar en su hija calentándose con mis guarradas, me puso al palo, en medio de lo que seria un mini contacto hot.
Le mandé, como hacia con la mama, una foto en primer plano de mi verga dura, agresiva y mojada. Me contestó que le encantaba, que estaba esperando tenerla entre sus nalgas. Escucharla e imaginarla diciéndome esas palabrotas, me hacían explotar mis cojones.
Saberla que era ella, y no su mamá me animo a decirle las cosas mas zarpadas que me venían a la mente. Quería contarle lo bien que me atiende su mamá. Las situaciones mas calientes que ella jamás hubiera pensado capaz a su madre, las escuchaba por telefono, justo por quien se las propinaba.
Un suspiro muy caliente se le escapó. La amenace de ir a buscarla y darle en donde la encuentre. Ella, por alguna razón, siguió el juego, y me toreo con que la vaya a buscar y le cumpla mis promesas. Sentía como me latía la punta de la verga, ante ese desafío. – Me dijo, Sentime como me late el corazón, aparentemente se apoyo el celular en en escote, y sentí claramente el corazón galopando para salirse del pecho.
No pasaron muchas horas después del llamado, que tuve que hacerme una pajota. Las imágenes me venían a la mente y me partía el cráneo imaginarla a esa joven mujer alzada como solo la madre puede estarlo.
Nunca hablamos de esa llamada, solo una pregunta. – Al final nunca me hiciste el llamado hot? Que pasa , no te animas?
Tampoco la hija, le paso el recado, de la llamada que tomo para la madre. Todos mantuvieron un hermético secreto. Todos sabían todo. el identificador de llamada, y el registro de una conversación de veintidós minutos, no dejó que el secreto dure mucho. La mama se calentó por días, imaginando que se dijo en esos veintidós minutos, que nadie se anima a sincerarle.
- Te voy a llamar entonces. Le prometí.
Cuando encontré el momento justo, el lugar y el tiempo para una llamada, me escabullo y la llamo. Su celular sonó varias veces y me atendió su vocecita siempre entre sonriente y tímida. Solo escuché un suave hola, y me largué en mi discurso, que había medio memorizado. No quería improvisar mucho, debía ser algo sorpresivo, para que no pierda su efectividad.
Salieron mis palabras sin dejar espacio para una respuesta. Tampoco la frase lo requería. Solo escuche un tímido y sexy – ¡ Ayy!
Me pareció que nunca decía Ayy, no era una frase de ella. La voz me quitó todas las dudas. Y además, ¿Quien mas en su celular podría ser?
Sin respirar, ni pensar mucho, seguí adelante con mi rosario de guarangadas. Imaginé que estaba delante de alguien, y no podía contestar. Le escuché una risa nerviosa. La inmobiliaria, la productora, el ex, una mamà del colegio, cualquiera podría estar delante y me calentó mucho que no pueda contestar. Se lo pregunté. – ¿No me podes hablar? Mo hace falta, solo escuchame y ponerte loquita. – Solo recibí una risita por respuesta. Ahí me puse mas especifico, me explayé en los detalles. Con precision quirurgica, le adelante que pensaba hacerle en cuanto la tenga delante.
Ya no fuè una risa normal. Escuche una relamida con la boca cerrada, y hasta se animo a decir, -¡Que bueno! . Pareció estar respondiendo a una pregunta cualquiera. Como si nuevamente discimulara delnate de un extraño.
Estaba resultando muy bien nuestro plan, realmente nos estaba calntando mucho el nuevo jueguito. Podia sentir como respiraba fuerte y ya con mas tranquilidad, me dijo: -Contame mas…
Me pareció que la voz no era de ella, pero la calentura me hizo pasar por eso como si no fuera importante. Era claro que era una mina, y estaba muy tan caliente como yo. Le tire entonces de la lengua, y se animo a decir mas que un monosílabo. No fue la voz, que era identica, fueron las palabras, que sonaban distintas en su boca. Ahí me convencí que era alguien de la familia que había atendido. Sin duda era su hija que hacia pocos días estaba en casa. No fue de intrometida, pero la curiosidad seguro no la dejo ser educada. Mi identificador de llamada, le mostró claramente quien era yo. Y si seguía escuchando era que le agradaba el juego.
Pensar en su hija calentándose con mis guarradas, me puso al palo, en medio de lo que seria un mini contacto hot.
Le mandé, como hacia con la mama, una foto en primer plano de mi verga dura, agresiva y mojada. Me contestó que le encantaba, que estaba esperando tenerla entre sus nalgas. Escucharla e imaginarla diciéndome esas palabrotas, me hacían explotar mis cojones.
Saberla que era ella, y no su mamá me animo a decirle las cosas mas zarpadas que me venían a la mente. Quería contarle lo bien que me atiende su mamá. Las situaciones mas calientes que ella jamás hubiera pensado capaz a su madre, las escuchaba por telefono, justo por quien se las propinaba.
Un suspiro muy caliente se le escapó. La amenace de ir a buscarla y darle en donde la encuentre. Ella, por alguna razón, siguió el juego, y me toreo con que la vaya a buscar y le cumpla mis promesas. Sentía como me latía la punta de la verga, ante ese desafío. – Me dijo, Sentime como me late el corazón, aparentemente se apoyo el celular en en escote, y sentí claramente el corazón galopando para salirse del pecho.
No pasaron muchas horas después del llamado, que tuve que hacerme una pajota. Las imágenes me venían a la mente y me partía el cráneo imaginarla a esa joven mujer alzada como solo la madre puede estarlo.
Nunca hablamos de esa llamada, solo una pregunta. – Al final nunca me hiciste el llamado hot? Que pasa , no te animas?
Tampoco la hija, le paso el recado, de la llamada que tomo para la madre. Todos mantuvieron un hermético secreto. Todos sabían todo. el identificador de llamada, y el registro de una conversación de veintidós minutos, no dejó que el secreto dure mucho. La mama se calentó por días, imaginando que se dijo en esos veintidós minutos, que nadie se anima a sincerarle.
5 comentarios - Phone call