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Tu me leiste, yo entrege todo mi deseo

Tras todo lo que había sucedido la noche anterior me desperté casi a la hora de comer. Tenia muchas horas de sueño pendientes y el saber que todo estaba nuevamente bajo control me permitió dormir tranquilo. No tenia ninguna prisa por levantarme ya que sabia que lo primero que iba a escuchar era un nuevo sermón acerca de la responsabilidad por parte de mis padres y después de eso tenia por delante varios días de intenso estudio, así que, a pesar de no tener mas ganas de dormir, me quede en la cama esperando a que la comida estuviese en la mesa.

Mi madre no tardo en venir a avisarme. Cuando la oí entrar me hice el dormido para que al menos no me viese tumbado sin hacer nada pero sus primeras palabras ya fueron con la voz en grito recriminándome la hora de mi llegada. Lentamente y simulando que me desperezaba me levante de la cama mientras oía toda su bronca, no había excusa posible. Por un momento pensé en decir que había estado estudiando en una biblioteca nocturna pero en el fondo sabia que no se lo iban a creer así que preferí limitarme a agachar la cabeza y asentir a todo lo que me decía. Cuando llegue a la mesa mi padre esperaba sentado, continuo con la bronca que había iniciado al verme llegar por la mañana y no paro durante toda la comida. Comí todo lo rápido que pude para poder salir de aquella situación pero no pude. Cada gesto que hacia era un motivo para gritar mas fuerte o sacar conclusiones absurdas; que si quería irme rápido porque no quería estar con ellos, que si bebía agua porque tenia resaca y así sucesivamente. Poco a poco me echaron en cara todo lo que hacia mal, aunque no tuviese que ver con lo del día anterior. Como tantas otras veces me dijeron que tenía que ayudar en casa, buscar un trabajo en verano para ganar mi propio dinero, dejar de salir tanto… Hasta que mi padre no tuvo que irse de nuevo a trabajar estuve soportando todos sus gritos estoicamente, y aguantando el enorme dolor cabeza que me producían sin poder tomarme una aspirina por miedo a que pensasen que me dolía la cabeza por haber bebido alcohol.

Cuando por fin pude irme a mi habitación me senté en el escritorio sin ganas de hacer nada. Si ya de por si me costaba mucho ponerme a estudiar el hacerlo con jaqueca hacia que me costase mucho mas, pero no tenia otro remedio. Encendí el ordenador, mientras lo hacia pensaba en la que me esperaba cuando les dijese a mis padres que mi coche se lo había llevado la grúa y aun no había ido a rescatarlo porque no tenia dinero. Iba a ser la gota que colmase el vaso después de la bronca que acababa de tener. Cuando por fin se encendió el ordenador me deleite durante un rato viendo las fotos de Mónica. En las primeras fotos no parecía más que un maniquí, ya que estaba fría e inexpresiva, sin embargo en las fotos que tome tras lograr que fuese consciente de lo que la estaba sucediendo, había un contraste radical entre su cuerpo modelando como una profesional para mi cámara, y su cara de enfado y temor. Era un contraste extraño, pero muy sensual. Según iba mirando las fotos recordaba punto por punto la noche pasada. A cada foto que pasaba Mónica aparecía con menos ropa, hasta finalmente estar posando completamente desnuda, en todas y cada una de las poses que la pedí que pusiese para mi. Al principio las fotos eran eróticas y muy sensuales, pero las últimas que saque antes de que mi móvil se quedase sin batería eran totalmente porno. Lo cierto es que a mi me gustaban mucho mas las primeras, y la única razón por la que la hice posar de manera demasiado picante era para verla humillada, para darla una lección. Fue una lastima que no pudiese sacar mas fotos, ya que el tener alguna en la que apareciese su cara deseosa de hacerme una felación no hubiese estado nada mal.

De repente recordé una sugestión que la había dado durante la sesión y que con todo lo sucedido después yo mismo había olvidado: la de darme 400 € hoy mismo para retirar el coche del deposito. Sin embargo justo al final de la noche la había dicho que no tendría ninguna necesidad de verme hasta que hiciese su último examen por lo que no sabia si me los daría hasta entonces.

Entre lo caliente que me había puesto viendo las fotos y las ganas que tenia por comprobar si iba a darme los 400 €, me entraron unos deseos enormes de estar con ella, mas que los que nunca había tenido hasta ahora, pero mucho me temía que tendría que esperar varios días para verla de nuevo.

Mientras me arrepentía de aquella sugestión que me iba a hacer estar alejado de Mónica al menos una semana, saque todos los apuntes para comenzar a preparar el último de los exámenes que me quedaba por hacer. Fue una tarde provechosa, pude concentrarme al máximo en estudiar a pesar de que creía que solo iba a poder pensar en Mónica. Tras pasar toda la tarde entre libros, sin apenas descansar hice una breve pausa para cenar. Mis padres parecían más calmados aunque sabia que si no pasaba muchos días estudiando y colaborando en casa los reproches volverían en cualquier momento. Nada mas cenar volví a mi habitación a continuar estudiando, sin embargo al percatarme de que ya había memorizado lo que me había propuesto para aquel día decidí dejarlo. Seguro que si fuese capaz de aprovechar esos ratos muertos para adelantar trabajo me iría mucho mejor en la universidad, pero tenia la mala costumbre de dejar todo para el ultimo momento.

Como no quería salir al salón para que mis padres siguiesen pensando que estaba empollando, me quede en la habitación leyendo de nuevo todas aquellas páginas que consulte hace días para aprender todo lo que sabía ahora acerca de la hipnosis. Cuanto mas las releía mas extraño me parecía todo, ya que si en algo todas ellas estaban de acuerdo era en que era imposible forzar a alguien en estado de hipnosis a que hiciese algo que no haría estando despierta. Por un lado podía pensar que era cierto, ya que a lo mejor Mónica en lo mas profundo de su mente deseaba ser mas popular, aunque siempre lo negase rotundamente; pero por otro lado era evidente que no seria capaz de practicar sexo oral de la forma que lo hizo la noche anterior de no ser por una fuerza incontrolable que la obligase a hacerlo.

En un afán por recuperar el buen royo en casa, y ya que no tenia nada mejor que hacer, fui a la cocina a recoger todo. No me dieron ni las gracias por hacerlo, sino más bien se enfadaron porque no seguía estudiando. Cada día tenía más ganas de acabar la carrera y poder independizarme para no tener que soportar los cada vez más frecuentes enfrentamientos que tenia con mis padres. Volví al ordenador y me metí al MSN con la esperanza de que Mónica estuviese conectada, aunque sabía que no iba a ser así ya que debía estar estudiando más que nunca para resarcirse del suspenso del anterior examen. Tal y como pensaba no lo estaba, volví a ver las fotos para tratar de paliar los deseos que tenia de verla pero de nuevo volvieron a mi los remordimientos recordando lo sucedido la noche anterior. Vale que ella se había portado mal intentando delatarme pero la cara de sufrimiento que tenia en alguna de las fotos hacia que el corazón se me encogiese. Casi tenia ganas de pedirla perdón pero ella ni siquiera sabia lo que la había hecho pasar. Las dudas sobre lo que estaba haciendo se hacían cada vez mas intensas y solo se acallaban cuando la excitación o los deseos de venganza nublaban mi juicio.
Como no paraba de darle vueltas a todo sin llegar a ninguna conclusión, me metí en la cama pronto para continuar al día siguiente con los estudios desde primera hora. No fue fácil dormirme, pues una ligera duda de que Mónica pudiese recordar algo apareció entre mis pensamientos, era una duda irracional ya que sabía que todo estaba controlado pero en un intento de disiparla decidí llamarla por teléfono. Encendí mi móvil, ya apagado para evitar llamadas que pudiesen despertarme, y tras marcar su número espere la respuesta. No contesto. Lo intente otra vez y de nuevo fue en balde. Esa pequeña y absurda duda se hizo más grande al no poder hablar con ella. Sabia que probablemente seria la sugestión temporal que yo mismo la di la que la permitía ignorarme, pero ya estaba intranquilo.

Escuche un ruido que me hizo despertar de repente, “ahora que me había quedado dormido” pensé. Era el despertador, ya eran las ocho de la mañana y tenia que comenzar mi jornada de estudio. No sabía a que hora había conseguido conciliar el sueño, pero con la sensación de cansancio que tenía no debía haber sido hacia muchas horas. Fui al baño y me di una ducha de agua fría para despejarme, me di cuenta de que aun llevaba las uñas de Mónica marcadas en mis brazos. Tras secarme me senté a desayunar con mi padre. Tuvimos al fin una conversación normal, estaba alucinando de que por una vez madrugase para estudiar. Lo cierto es que yo mismo estaba sorprendido ya que normalmente apagaba el despertador y me quedaba en la cama más tiempo. En cuanto el se fue a trabajar yo comencé a estudiar. Pensé por un segundo en tratar de hablar de nuevo con Mónica, pero por miedo a preocuparme aun mas si no me contestaba decidí no hacerlo. Mi madre ni siquiera se había levantado de la cama así que la calma era total en casa, por lo que pase unas cuantas horas estudiando sin ninguna distracción.

Me encontraba totalmente concentrado en mis apuntes cuando sonó el timbre de la puerta. Mire el reloj, era la una del mediodía. Me sorprendió no haber escuchado a mi madre en toda la mañana así que pensé que estaba solo en casa. Corrí a ponerme una camiseta para salir a abrir pero de repente escuche a mi madre llamándome a voces. Mientras salía me la cruce por el pasillo.

- Pensaba que no estabas, no has hecho ni un ruido – La dije
- Para una vez que estudias no voy a molestarte – Contesto algo seria
- Ya estamos… – Dije en voz baja viendo que una nueva discusión se avecinaba
- Si, ya estamos – Replico ella mas enfadada aun – Mira a ver que has hecho que tienes al cartero con una carta certificada para ti en la puerta

“Y ahí esta la denuncia por mal aparcamiento” pensé. Mientras firmaba el recibí intentaba inventar una buena excusa que dar a mis padres, ya no solo por la retirada del vehiculo, sino por habérselo ocultado durante dos días; pero si en esos dos días no se me había ocurrido nada necesitaría un milagro para que se me ocurriese justo ahora. Cuando el cartero se fue pude escuchar a mi madre de nuevo desde la cocina:

- ¿Que has hecho para que te lo notifiquen con una carta certificada?
- Aun no la he abierto – Conteste mientras me dirigía hacia mi habitación tratando de ganar tiempo
- ¿Y a que esperas? – Dijo ella metiendo prisa

Ni siquiera la conteste. No había salvación posible. Desde que tengo memoria siempre que en mi casa ha entrado una carta certificada ha sido para notificar denuncias. Solo tenia que comprobar por cuanto dinero me iba a salir el haber tenido que llevar a Mónica hasta su tienda en coche.

Abrí el sobre sacando todo su contenido, me sorprendió que dentro de el hubiese también otro sobre cerrado. Lo deje sobre mi escritorio y comencé a mirar la carta buscando el importe que me iba a tocar pagar. Sorprendido me di cuenta de que el formato no era el de una sanción, ni siquiera estaba escrito a ordenador, así que empecé a leer por el principio:

“Hola:

Te escribo para decirte que no me he olvidado de ti, pero no puedo distraerme ni un minuto porque no llevo muy bien el examen que queda y quiero prepararlo lo mejor posible para que no me pase lo mismo que con el del lunes.

No se si estarás enfadado porque no he dado señales de vida durante un día entero, espero que no sea así y que tu también estés aprovechando para estudiar todo lo posible. ¿Qué tal van las marcas de tu brazo? Ojala se te hayan curado ya porque me da mucha vergüenza haberte hecho eso y no quiero que se te quede marca. Lo siento mucho de verdad.

En cuanto a lo que paso antes de que te hiciese eso me gustaría decirte que para mi fue fantástico, a pesar de cómo acabo. Nunca me había besado con un hombre de esa forma y quizás aun no este preparada para dar el siguiente paso. Supongo que pensaras que soy poco atrevida, pero es que no tengo experiencia a pesar de mi edad y me da mucho respeto el tener relaciones. Si crees que no merece la pena estar conmigo porque no soy mas decidida me gustaría que me lo dijeras, así me quitaría de la cabeza ese beso y seguiríamos siendo amigos. Lo ultimo que quiero es perder nuestra amistad por hacerte sentir incomodo.

Que sepas que tengo unas ganas enormes de acabar el maldito examen para tener mas tiempo que compartir contigo, en cuanto salga el lunes de la clase te llamo por si podemos quedar, ya que estoy deseando que nos veamos.

Bueno, me voy a ir despidiendo que tengo que seguir estudiando. Nos vemos pronto que ya no queda nada para el verano.

Un beso enorme.

Mónica

PD.: Espero no haberte asustado por haberte enviado esta carta certificada urgente, pero es que quería que la recibieses pronto para decirte cuanto antes lo que en ella te escribo y hacerte llegar lo que te envío en el otro sobre.”

Una sensación de alivio recorrió todo mi cuerpo. Pensándolo fríamente me di cuenta de que era imposible que hubiesen tenido tiempo de tramitar la denuncia en tan solo dos días, pero lo ultimo que esperaba era que todavía quedase gente que en lugar de enviar correos electrónicos enviase cartas ordinarias. Me llamo la atención el que Mónica dijese que nunca había tenido relaciones ya que aunque ella no lo recordase, me había confesado como había sido su accidentada primera vez.

Cogí el otro sobre que había dejado sobre el escritorio y lo abrí con cuidado. Contemple emocionado que dentro de él había cuatro billetes de 100 €, tal y como la había pedido, junto con otra carta

“Hola otra vez:

Espero que te haya gustado el contenido de este sobre. El lunes me dijiste que no tenias coche porque se lo había llevado la grúa, así que te doy este dinero para que lo rescates, ya que se que nunca tienes dinero ahorrado.

Te conozco bien y se que jamás lo aceptarías pero piensa que no lo hago por ti, sino por mi, ya que teniendo el coche vendrás mas a verme, así que no hace falta que me lo devuelvas. Quiero que te lo tomes como un regalo, puesto que nunca te he regalado nada y te lo mereces todo.

Un beso

Mónica”

De repente la carta que pensaba que iba a ocasionarme muchos problemas, se había convertido en la solución de todos ellos. Ya tenia el dinero para retirar el coche del deposito así que rápidamente me prepare para ir a por el. Guarde las cartas como recuerdo en uno de mis cajones y cogí el sobre fijándome en el remitente. Ponía claramente que era Mónica pero antes con los nervios no me había dado cuenta.

Según salí de mi habitación fui a la cocina y la enseñe el sobre a mi madre haciéndola ver que no había hecho nada malo. Quizás por el alivio que ella también sintió no me dijo nada por irme dejando los libros aparcados por unas horas. Cogí el autobús con una sonrisa en la boca. No solo me había librado de tener que pedir el dinero a mis padres sino que ni siquiera se enterarían de la denuncia, por si esto fuera poco ya no tenia ninguna duda de que Mónica estaba deseando verme.

Tras pagar 210 € por retirar el coche, me dirigí a una comisaría de policía para pagar la multa. Por la cara que pusieron debía ser la primera persona que quería pagar antes de que la multa fuese enviada pero pude hacerlo, así que tras abonar otros 200 € de sanción ya no tenia nada por lo que preocuparme. Volví algo desilusionado a casa pues pensaba que me sobraría algo del dinero que tan generosamente me había regalado Mónica, pero no fue así.

El resto del día, así como de la semana, fue pura monotonía. Apenas salía de casa más que para despejarme del estudio y poder fumar sin escuchar a mi madre diciéndome que tenía que dejarlo. Un par de veces llame a Mónica para intentar ver que tal la iba pero ni contestaba el teléfono ni me devolvía las llamadas. No debí ser tan tajante con la sugestión que la di ya que aunque no iba a quedar con ella para poder estudiar, al menos me hubiese gustado poder escucharla por teléfono. Lo cierto es que la echaba bastante en falta.

Los días pasaron rápidamente, siempre me sucede igual cuando tengo un examen: Cuanto mas tiempo necesito para estudiar mas rápido se me pasan las horas. Así que cuando quise darme cuenta estaba sentado frente al último control que me quedaba por hacer. Tome aire y pensando que daba igual que tal me fuese, porque aun en el peor de los casos no tendría que volver a ese aula en tres meses, comencé a escribir tan rápido como las lecciones venían a mi cabeza. Un par de horas mas tarde salía de la clase mas contento que triste dirigiéndome hacia la cafetería con el resto de mis amigos, todos nosotros habíamos acabado el curso por lo que nos disponíamos a celebrarlo como se merece.

Antes de llegar a la cafetería me desvié por un momento hacia el tablón de anuncios para enterarme de a que hora era el examen de “Física de la Naturaleza”, el ultimo que Mónica tenia que hacer y que creía recordar también era ese lunes. Por desgracia no era por la mañana, sino por la tarde y aunque tenia muchas ganas de estar con ella preferí irme a comer con mis amigos y comenzar la fiesta desde bien temprano. Al fin y al cabo tenia todo el verano para estar con Mónica.

La fiesta fue increíble, a final de curso siempre lo son. Todos estábamos eufóricos por las vacaciones y aun mas por el alcohol que llevábamos bebiendo desde por la mañana. Todo era perfecto pero como era frecuente desde su cambio de look acabo saliendo el tema de Mónica. No tardaron mucho tiempo en empezar a quedarse conmigo después del plantón de la discoteca y aunque sabia que no debía haber dicho nada, defendí mi relación con ella contando que nos habíamos besado. Nadie me creyó y las burlas fueron a más. Fue en ese momento cuando mi móvil sonó y puede escuchar por fin la voz de Mónica después de tanto tiempo. Hice un gesto a mis amigos haciéndoles ver que era ella y me aleje del grupo para hablar tranquilo, sin embargo ellos no hicieron otra cosa que gritar más alto para que siguiese escuchándoles

- Hola – Dije cuando por fin me separe lo suficiente para escucharla
- Hola, ¿Qué tal? ¿Qué tal tu examen? – Pregunto ella
- Bueno…, ¿a ti que tal te ha ido? – Pregunte yo
- Muy bien, ha merecido la pena el esfuerzo – Respondió

Los dos nos quedamos callados. Yo sabía que Mónica tendría unas ganas enormes de estar conmigo, y no sabia como decirla que me iba a ir con mis amigos dejándola de lado. Por su parte ella estaría esperando alguna respuesta a la carta que me escribió pero la daría vergüenza preguntarme acerca de eso, mas aun cuando seguro que pensaba que me arrepentía de ese beso por como acabó.

Varios de mis amigos se levantaron para comprobar si realmente era Mónica con la que hablaba. Casi me vino hasta bien para romper ese momento difícil de la conversación, así que la dije que la llamaría en un momento porque estaba ocupado. Parecía que no me iban a dejar en paz, no se creían que fuese ella y comenzaron a incitarme para que se uniese a nuestra fiesta. Me negué rotundamente ya que me exponía a que la poca capacidad de Mónica para relacionarse acabase haciendo que me quedase solo con ella y no pudiese disfrutar de la fiesta, pero mi negativa hizo que las burlas fuesen a más. Quizás fue la falta de lucidez que produce el alcohol, o quizás fue mi orgullo lo que hizo que tras varios comentarios me dejase convencer y accediese a llamarla para que viniese con nosotros, pero en el fondo sabia que me estaba equivocando, que Mónica no se adaptaría a mis amigos y muchos menos siendo ella la única de todos que no había probado ni una copa en todo el día, o en toda su vida…

Me aleje de nuevo del grupo y marque el número de Mónica. Me costaría convencerla para que viniese con mis amigos pues no eran de su agrado, pero no tendría mas remedio que aceptar para compensarme por la vez que me dejo tirado, así que no me preocupaba el que se negase, sino el como actuaría delante de toda la gente que durante toda la carrera la había tratado tan mal.

- Hola otra vez Mónica – Salude de nuevo
- Hola – Contesto ella esperando respuesta por mi parte
- Veras, ya se que tenias muchas ganas de verme y que querrás hablar conmigo a solas, pero es que estoy con mis amigos celebrando el fin de curso y…
- No te preocupes, no pasa nada – Dijo notablemente desilusionada – ya nos veremos otro día… si quieres – Continuó temerosa de que estuviese enfadado con ella por lo de su arañazo
- Si quiero verte hoy, solo quería saber si te venias con nosotros.
- Bueno, es que… no se, no conozco a nadie y ya sabes como soy, que no me van esas cosas…
- Bueno Mónica a mi si que me conoces, así que ya conoces a alguien.
- Ya, pero salir a celebrar el fin de curso cuando he suspendido una no me parece bien…
- Esa excusa no me vale – La interrumpí – Yo se que suspendo dos porque no me he presentado y del resto vete a saber y aun así estoy aquí.
- Además, no me negaras que estáis bebiendo y yo odio el alcohol. Va a parecer que os estoy cuidando
- ¿Tanto se me nota que he bebido? – Reí tratando de evitar esa excusa, pues yo también pensaba lo que Mónica acababa de decir.
- Bueno un poco – Rió ella también
- Si que es verdad que hemos bebido y seguiremos bebiendo, no te voy a engañar, pero me haría mucha ilusión que vinieses para conocer a mis amigos. Además me debes una noche de fiesta recuérdalo – Se lo dije entre risas, pero por mucho que traté de evitarlo sonó a chantaje. De todas formas tenia que convencerla pues no podía quedar otra vez mal delante de todo mi grupo, me jugaba muchas horas de vacile.
- Joer – Protesto ella – Me pones entre la espada y la pared. ¿Seguro que no te importa que vaya?
- Seguro, sino no te lo diría
- ¿No lo haces por cumplir? – Insistió ella. Después de tantos años ocultando su amistad a mis amigos la debía parecer raro que quisiese presentárselos. Además en su día la di una sugestión para que no se acercase cuando estuviese con ellos, por lo que estaría extrañada por mi cambio de actitud. Aun no era consciente de que ya no era el patito feo sino una mujer que cualquiera querría tener a su lado.
- No lo hago por cumplir Mónica, en serio. Iremos a cenar ahora al centro, al restaurante del parque y luego nos quedaremos por allí bebiendo. Llámame cuando llegues al restaurante. ¿Vale?
- Es que estoy en la facultad, pensaba que estabas aquí he visto tu coche – Dijo ella como pensando que trataba de mentirla
- No Mónica. He dejado el coche allí porque llevo desde que salí del examen bebiendo y no quería conducir.
- Ah vale, perdona. De todas formas pasare por casa y cenare allí, nos vemos después en el parque si no te importa
- Vale. Me parece bien, llámame cuando llegues por si no sabes en que parte del parque estamos. Y muchas gracias por lo de la multa
- No tiene importancia, no ha sido nada – Dijo quitándose merito
- Ponte guapa – Conteste riendo, pues solo la idea de que apareciese hecha un adefesio me espantaba
- Si – Rió ella nerviosa – Nos vemos luego
- Nos vemos luego – Respondí aliviado porque por fin me iba a librar de las burlas de mis amigos

Me dirigí de nuevo con mis amigos y anuncie que Mónica vendría después de cenar, lejos de callar las bocas de todos ellos las especulaciones porque de nuevo me dejaría tirado fueron el tema de conversación. Lo cierto es que ya no me importaba, me preocupaba más como seria la noche con Mónica al lado.

Seguimos de bar en bar toda la tarde hasta que llegamos al restaurante, allí regamos la cena con otra buena dosis de alcohol por lo que no hace falta decir que estábamos realmente borrachos. Mi intención había sido dejar de beber para dar una buena imagen delante de Mónica y poder reaccionar si se metían con ella pero después de tantas copas ya casi ni me acordaba de que habíamos quedado.

Una vez terminada la cena salimos al parque y como siempre nos sentamos a beber. El tiempo iba pasando y me extrañaba que Mónica no llamase, había pasado ya la media noche y el transporte publico iba a dejar de funcionar por lo que no tendría manera de llegar donde estábamos si no se daba prisa. No hacia más que mirar el reloj y mis amigos debieron darse cuenta de ello porque empezaron a preguntar por mi “amiga”.

Al menos esa vez no tuvieron tiempo de recriminarme nada porque al instante, una de mis amigas, anuncio que estaba viendo a Mónica andando por el parque. Sin duda nos estaba buscando por lo que, mientras miraba a mis amigos para ver su cara al descubrir que no les había mentido, me levante y fui a encontrarme con ella. Torpemente camine por el parque siguiéndola. No nos había visto y se estaba alejando de donde estábamos. Se podía decir que me estaba costando tanto andar en línea recta como mirar al frente para buscarla. Finalmente opte por llamarla a voces

- ¡¡¡MONICA!!! – Grite
- ¡¡ Hola!! – Dijo ella a lo lejos dándose la vuelta y acercándose
A pesar de que estaba lejos y mi visión no estaba en su mejor momento me di cuenta de que se había tomado al pie de la letra el “ponte guapa” que horas antes la había dicho. Estaba claro que después de unos días sin vernos, y tras lo accidentado de nuestra última quedada quería causar la mejor impresión posible. Me alegró descubrir que mi sugestión aun funcionaba y que gracias a ella, Mónica estaba más impresionante que nunca y lista para conocer a mis amigos sin miedo a que se riesen de ella por su vestuario. Ya solo faltaba por ver si seria capaz de entablar amistad con ellos…

Según Mónica se acercaba observe su caminar, cada vez lo hacia de forma mas sensual, mas espectacular. Los tacones parecían ya una extensión de sus pies pues los lucia con una naturalidad y elegancia propias de una modelo. Me encantaba como movía sus caderas al caminar, como avanzaba con sus largas y bien torneadas piernas con paso firme. Estaba claro que estaba cambiando, que a pesar de su timidez poco a poco iba estando más segura de si misma.

En cuanto pude ver su cara me di cuenta de que venia sonriendo, pero era una media sonrisa, no estaba feliz del todo. El plan que la había propuesto para aquella noche difería mucho de lo que ella tenía pensado y aunque sonriese por volver a verme después de nuestro beso, estaba nerviosa por lo que la esperaba cuando nos uniésemos al resto del grupo. No pude evitar que me recorriese un sentimiento de arrepentimiento por lo que la había hecho pasar la ultima vez que la vi. Esa carita tan angelical, que sin apenas estar maquillada la dejaba tan hermosa y con ese aspecto de niña buena, hacia que me sintiese como un monstruo. Era increíble que con esa inocencia fuese capaz de hacerme lo que hizo.

Estaba tan absorto en esos pensamientos de culpabilidad que mi gesto debió volverse serio provocando que Mónica dejase de sonreír y se mostrase preocupada. Aunque el realmente preocupado era yo. Si en un primer momento temía que Mónica apareciese mal vestida ahora mi temor era todo lo contario. Mónica estaba tan elegante que desentonaba con el lugar donde estábamos: Un simple parque. Además aunque mis amigos no tendrían ninguna pega por esto, mis amigas, muchísimo más informales que la nueva Mónica, iban a sentir envidia de tanta elegancia y la iban a atacar a la minima de cambio.

Según Mónica se acercaba observe su vestuario más detenidamente. Lucia un vestido sin mangas, con un escote en forma de pico que llegaba justo hasta el comienzo de sus pechos. El escote junto a los tirantes, dejaba al aire toda la parte superior de su busto que lucia un bonito collar de pedrería. Su vestimenta, de color azul, casi negro, estaba decorada con dibujos en colores más claros que le daban aun más elegancia. Quizás fuese porque el vestido se asemejaba un poco a un kimono el que la diese un aire de asiática. La tela, muy ligera y vaporosa para contrarrestar el calor que hacia en esa época del año, se ceñía a su piel perfectamente, como un guante, acariciando todo su cuerpo hasta sus caderas donde comenzaba a ensancharse ligeramente hasta llegar a medio muslo. En uno de los laterales había un corte en la tela que hacia que al caminar dejase toda su pierna al aire haciéndola estar aun más sexy. Al final de sus largas piernas calzaba unas sandalias con tacón y unos cordones en color azul que rodeaban varias veces su gemelo antes de acabar atadas con unos broches que parecían de joyería.

Parecía increíble que con tanta sencillez pudiese estar tan elegante y guapa pero así era. Cuando estaba a punto de llegar donde yo estaba me fije en que, a pesar de que no llevaba casi maquillaje, se había acordado de usar el pintalabios rojo que la regale hace ya tiempo y eso me hizo sonreír de nuevo. La verdad es que estaba muy cambiada, debía haber ido a la peluquería porque si bien llevaba el pelo largo, liso y suelto como otras veces, en esta ocasión el flequillo lo llevaba todo hacia delante tapando su frente. La quedaba realmente bien.

- ¿Hola? – Dijo ella reclamando mi atención, pues me había quedado con la mirada perdida
- Hola – Dije y me acerque para saludarla

Mientras lo hacia pose mi mano en su espalda para darla dos besos y me di cuenta de que gran parte estaba al aire. Estaba impresionante.

- ¿No nos veías?
- No – Dijo tímidamente mirando al grupo a lo lejos – Pero te iba a llamar ahora para ver donde estabas
- Ya pensaba que no ibas a venir, como es tan tarde
- Si, me entretuve cenando en casa, pero ya estoy aquí. Veo que no me mentías cuando decías que habías bebido – Comento en tono acusador
- Bueno, es uno de los mejores momentos del año, es normal – Me defendí – He comprado algo de bebida para ti
- Ya sabes que yo no bebo alcohol – Se justificó
- Nunca es tarde para empezar – Conteste riendo
- No insistas que no voy a beber – Por mirada que me lanzo me di cuenta que debía estar aun mas bebido de lo que yo mismo me pensaba
- Vale Mónica, no te insisto más. Oye, muchas gracias por lo del dinero, no tenias que haberte molestado
- No es nada, ya te dije en la carta que lo hago por mí – Dijo sonriendo y esperando contestación a lo que realmente la importaba de esa carta: que pensaba yo del beso.
- Prometo que te devolveré hasta el ultimo euro – Replique eludiendo ese tema ya que en el estado en el que me encontraba seria incapaz de hablar sobre ello coherentemente
- No hace falta que me devuelvas nada, sino no seria un regalo. Por cierto – Dijo mientras me agarraba de la mano para ver mi brazo – ¿Sigues teniendo marca del arañazo? – Pregunto volviendo a recordar ese momento del que prefería no tratar ahora
- Si, ya se me ha curado, no te preocupes. Ven que te voy a presentar a todos – Dije cambiando de tema para que no pudiese seguir hablando de lo mismo

Mónica se quedo clavada en el sitio. Sabía que tendría que venir conmigo pero estaba aterrada. No me di cuenta de que no me seguía hasta que di varios pasos por lo que me detuve y volví donde estaba ella.

- Venga Mónica, que son buenos chicos – Era absurdo tratar de convencerla con eso cuando la habían estado criticando desde que comenzamos en la universidad
- Es que no se si ha sido buena idea venir…
- No digas tonterías. Lo pasaremos bien, tu estate conmigo y no te preocupes por los demás – Dije mientras la agarraba por la cintura empujándola suavemente para que me siguiese

No pude resistirme a echar una mirada hacia su espalda al agarrarla. Como había sentido antes la llevaba casi descubierta. Además el vestido marcaba su trasero de forma que lo hacia mas bonito que nunca. Pude notar al tocar su cintura que estaba temblando, aquella noche se iba a enfrentar cara a cara con lo que siempre había temido: las reuniones de amigos.

Mónica caminaba temerosa, andando despacio. La seguridad en sus pasos había desaparecido y caminaba a pasos cortos para tratar de no enseñar su pierna. A medida que nos acercábamos se iba poniendo más seria y casi tenía que impedirla con mi brazo que se volviese atrás. Cuando estábamos a punto de llegar la dije al oído:

- Estate tranquila, siempre tratan bien a las princesas

Me miro y saco la mejor de sus sonrisas. Eso me permitió presentar a todos a una Mónica sonriente, en lugar de una Mónica temerosa que hubiese causado mala impresión desde el principio. Los primeros minutos fueron muy tensos. Todos la miraban. Tal y como me imaginaba, a mis amigos se les caía la baba y eso a Mónica la encantaba, pero mis amigas la miraban por encima del hombro. La estuvieron preguntando por la carrera, los exámenes y la tienda, pero ella contestaba prácticamente con monosílabos, por lo que parecía más un interrogatorio que una conversación. Sin embargo en cuanto las chicas se dieron cuenta de que ya no eran el centro de atención empezaron a hablar de la “antigua” Mónica y del cambio que había sufrido. Entre ese ataque y las pocas ganas de charlar que tenía ella en menos de media hora ya parecía que ni estaba con nosotros. Se limito a escuchar y a sonreír si alguien hacia un comentario gracioso pero nada más. De vez en cuando algún amigo trataba de arrancarla algunas palabras pero viendo que era imposible hasta ellos comenzaron a ignorarla.

La verdad es que estaba muy desilusionado. Sabia que era muy complicado pero mantenía una pequeña esperanza de que pudiese integrarse con todos mis amigos y formar parte del mismo grupo. Nada más lejos de la realidad. No hacia mas que mirar la hora y se la notaba mucho que quería irse de ahí cuanto antes. Ni siquiera hablaba conmigo porque parecía darla vergüenza que nos escuchasen. Después de un par de horas en los que yo había dejado de beber para estar al mismo nivel que Mónica empecé a arrepentirme de haberla dicho que fuese. En ese momento no estaba disfrutando ni de la fiesta, ya que estaba pendiente de Mónica, ni de Mónica, ya que parecía otra estatua del parque. La ofrecí de nuevo bebida para tratar de animarla pero volvió a negarse rotundamente, ni siquiera los intentos por convencerla de mis amigos lo hicieron así que decidí empezar a pasar yo también de ella y disfrutar la noche. Por la hora que era sabia que no tardaríamos en ir a la discoteca y casi tenia una botella entera, por lo que pensé ahogar mis preocupaciones por que Mónica estuviese a gusto en alcohol.

Bebí todo lo rápido que pude, quizás demasiado rápido porque una hora después cuando nos levantamos para ir a la discoteca la botella estaba prácticamente vacía. Lo cierto es que me vino bien hacerlo porque pude olvidarme de Mónica y ser uno más en la fiesta, sin ninguna preocupación. No tardamos mucho en llegar al sitio que habíamos elegido para continuar la noche, una bonita discoteca en el centro de la ciudad, de las que hay que poner cara de seriedad para entrar. El alcohol me había subido tanto que tenia miedo de que no me dejasen entrar pero finalmente no me pusieron ninguna pega. Una vez dentro el ambiente era muy bueno, excelente para ser lunes teniendo en cuenta que para algunas facultades todavía quedaban exámenes por hacer. Fuimos a recoger la copa que regalaban con la entrada y nos pusimos a bailar durante un buen rato.

Cuando mejor me lo estaba pasando uno de mis amigos me pregunto por mi acompañante. Ni siquiera sabia donde se había quedado pero lo que estaba claro es que no estaba con nosotros bailando. Mire por toda la sala hasta que la encontré apoyada en una pared leyendo algo en su teléfono móvil. Estuve un rato observándola, intentaba pasar desapercibida aunque su belleza se lo impedía. De vez en cuando algún tío se la acercaba pero en menos de un suspiro se los quitaba de encima. Le hice una seña a mi amigo y al darse cuenta de que llevaba todo el rato apoyada en la pared empezaron a comentar entre todos lo aburrida que era. Fui donde ella decidido a sacarla a bailar, a pesar de que no soy un gran bailarín, pero de nuevo fue imposible animarla. Me quede un rato con ella, aunque no recuerdo de que hablamos, solo se que como no quería hacer nada volví con mis amigos a tomar otra ronda.

Creo recordar, ya que después de tantas copas no recuerdo todo con claridad, que a esas alturas de la noche empecé a sentirme algo enfadado por la actitud de Mónica. Parecía que no quería divertirse, que no quería conocer a mis amigos, así que no me dio ninguna lastima que se quedase totalmente sola y aburrida. Nada mas acabar la copa que habíamos pedido fuimos de nuevo a bailar, el calor allí dentro entre toda la gente se hacia insoportable y mi cabeza no soportaba tanto alcohol. El equilibrio comenzó a fallarme y el estomago parecía que me iba a salir por la boca. Estaba totalmente borracho. Discretamente y procurando no empujar a nadie salí del centro de la discoteca buscando un lugar mas tranquilo. A pesar de que no quería que nadie me viese tan mal Mónica debió darse cuenta de que me alejaba de entre todas mis amistades y fue a preguntarme donde iba. Tras explicarla lo que me sucedía me acompaño al servicio para vomitar y luego fuimos al último piso de la discoteca, donde la música era mucho mas tranquila y había unas camas con cortinas que daban una cierta intimidad. Allí podría reponerme un poco antes de bajar de nuevo para rematar lo que quedaba de noche.

El sonido de mi teléfono móvil me despertó. La cabeza me retumbaba y estaba totalmente desorientado. Parecía que un tren me había pasado por encima. Ni siquiera hice intención de descolgar, me puse boca abajo con la intención de seguir durmiendo pues ya no tenia ganas de más fiesta. Todo estaba oscuro y la música no sonaba, deben estar cerrando pensé. Sin embargo algo no cuadraba, no recordaba que la cama donde me acosté fuese así. Me senté extrañado en la cama y busque mi teléfono ¡Era casi la hora de comer del martes! Con la luz del móvil ilumine la habitación donde me encontraba hasta dar con el interruptor. No había duda, esa era la habitación de Mónica.

No recordaba absolutamente nada de lo que había sucedido desde que me tumbe en la cama de la discoteca hasta que llegue a casa de Mónica. Supuse que estaba tan mal que me habría llevado ella hasta allí para que no me viesen mis padres en ese estado. Pero, ¿Dónde estaba Mónica? ¿Qué la habrían dicho sus padres al verme llegar así? Levante la persiana de la habitación y me percate de que me había dejado una nota:

“Hola:

Si te despiertas antes de que llegue no te preocupes, estoy trabajando en la tienda. Llegare sobre las 14:30. Entretente con lo que quieras, estas solo en casa.

Un beso”

Nada mas leerlo me dirigí a la cocina a beber agua, estaba deshidratado. La resaca era monumental y aun me costaba caminar. Cogí mi teléfono móvil y ví la llamada perdida, era un amigo. Le llame esperando que el pudiese aclararme algo de lo que sucedió por la noche. Nada mas descolgar le oí reírse a carcajada limpia. Le hice saber que no recordaba nada de lo que había pasado y me dijo que con todo lo que había bebido no le extrañaba nada. Me contó que después de desaparecer para “aliviar” mí estomago, seguimos bailando, pero que prefería que me lo contase Mónica. Se despidió preguntándome por la resaca de Mónica lo cual me extraño mucho porque no la había visto beber nada en toda la noche. Después de hablar con el tenia aun mas dudas que antes.

Mónica tardaría una media hora en llegar así que aproveche para darme una ducha y despejarme. Llame a mi casa para que estuviesen tranquilos, aunque ya eran conscientes de que la fiesta de fin de curso siempre se alargaba hasta el día siguiente por lo que no les extraño. Estaba despidiéndome de mis padres cuando escuche la puerta abrirse. Ví llegar por el pasillo a Mónica que aun estaba vestida con la ropa de la noche anterior y traía una cara de sueño que se mezclaba con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Cómo he llegado hasta aquí? – Pregunte riéndome yo también
- Tampoco te creas que lo recuerdo yo muy bien – Contesto Mónica acompañando mi carcajada
- Yo lo ultimo que recuerdo es que me encontraba fatal en la discoteca y subiste conmigo a la planta de arriba para que se me pasase – Dije para ir recordando la noche
- Si, después de que devolvieses en el baño – Apunto ella riendo
- ¿Y luego?

El teléfono fijo de Mónica sonó y fue a contestar. Por lo que pude escuchar eran sus padres. No quería encontrármelos así que la pregunte por ellos disimuladamente

- ¿Cómo así estas sola en casa?
- Pues es que mi tío lleva ingresado desde el viernes, ha vuelto a ponerse enfermo
- Vaya Mónica lo siento, me lo tenias que haber dicho – Dije amistosamente
- Es que como he estado tan liada con el ultimo examen no he tenido tiempo ni de llamarte y ayer no quise decírtelo para no fastidiarte la noche – Se excusó ella
- Deberías habérmelo dicho, para esas cosas importantes están los amigos ¿no?
- Si – Respondió mirándome a los ojos agradecida
- ¿Y tú hermana? – Pregunte para saber si teníamos la casa para nosotros
- Mi hermana fue conmigo al pueblo para estar con mi tío el fin de semana, y me acaban de decir mis padres que ha vuelto, pero se va a quedar en casa de su novio
- No sabia que te habías ido al pueblo
- Si, he vuelto para hacer el examen y atender la tienda, sino habría vuelto allí – Explicó – Bueno, y por que tenia también muchas ganas de verte – Dijo sincerándose
- Muchas gracias Mónica. Yo también tenia ganas de estar contigo – Respondí- ¿Y cuando volverás al pueblo? – temía que no pudiese pasar el verano con ella porque no estuviese siquiera en la ciudad
- No lo se. Otros veranos pasaba todo el verano allí pero como esta la tienda recién abierta y mis padres tienen que estar con mi tío me quedare yo atendiéndola hasta que mejore – Explico
- Vaya, ¿Te vas a pasar todo el verano trabajando? – Pregunte
- Al principio si, porque además hay muchísimo trabajo. Pero estamos pensando en contratar a alguien para que me ayude. así podré estudiar también para la asignatura que voy a suspender.
- Carolina también podrá ayudarte con la tienda – Comente sabiendo que su hermana jamás la ayudaría
- Ya sabes como es Carolina, no va a aparecer por la tienda en todo el verano. Además como la tienda va tan bien a mis padres no les importa contratar alguna dependienta. Prefieren hacerlo que discutir con mi hermana. Pero hasta que la contraten me tocara a mi trabajar mañana y tarde – Dijo con cara de pena porque no la iba a quedar apenas tiempo para ella
- Bueno, al menos os va bien, es buena señal que tengáis que trabajar mucho
- Si. La verdad es que nos va fenomenal, en pocos días ha cogido algo de fama la ropa y viene gente de muchos sitios de la ciudad a comprar, y suele ser gente que deja mucho dinero – Dijo alegrando la cara, pues la tienda estaba muy mal hasta que la modernizaron
- Ya me alegro. Y no te preocupes por tener que pasar muchas horas allí, iré a verte muchos días
- ¿En serio? Muchas gracias – Dijo agradecida
- ¿A que hora abres a la tarde?
- A las 18:00. Venga vamos a comer que traigo muchísima hambre – Dijo dirigiéndose a la cocina para preparar algo para los dos

Mientras cocinaba me estuvo hablando de la enfermedad de su tío. Parecía que iba a ir para largo por lo que no iba a poder pasar mucho tiempo en verano con ella fuera de la tienda. Entre el tiempo que iba a pasar estudiando para mis recuperaciones y el horario que iba a tener Mónica nos íbamos a ver más bien poco.

Nos pasamos toda la comida hablando sobre los problemas que tenían para atender la tienda al no estar sus padres. Yo aun tenía muchas preguntas sobre lo que había pasado la noche anterior pero no quería desviar el tema de conversación porque la vi realmente preocupada y se estaba desahogando conmigo. No fue hasta después de recoger la mesa cuando Mónica me dijo riendo:

- Me voy a duchar otra vez para ver si así se me quita el sueño, aun no he dormido nada
- ¿Qué aun no has dormido? – Pregunte extrañado – ¿Hasta tan tarde estuvimos de fiesta?
- Si, creo que nos pasamos bebiendo – Reflexiono ella
- Pero si yo no te vi beber nada – Dije
- Será que no te acuerdas – Río Mónica
- ¿Qué paso después de subir a las camas? – Pregunte intentando enterarme por fin de lo sucedido
- Pues estabas fatal – Relató Mónica – así que subimos arriba y para que se te pasase el dolor de estomago te tumbaste en una de las camas. Pero debías estar tan cansado que te quedaste dormido.
- No fastidies. Joer Mónica, ya lo siento. Mira que quedarme dormido… – Dije disculpándome
- No te preocupes. Si yo estaba también muy aburrida, no hace falta ser un lince para darse cuenta de que no había conectado con tus amigos, asíque prefería estar allí que ningún ligón me molestaba, que estar abajo…
- Bueno, ya iras conociendo a mis amigos, seguro que os acabáis llevando bien… – La corte defendiendo a mis amigos
- Déjame acabar – Río ella dando a entender que tenia algo importante que contar – El caso es que como te habías quedado dormido y no tenia nada que hacer me tumbe a tu lado y también me quede dormida
- Vaya dos fiesteros estamos hechos – Reí – ¿Y como nos despertamos?
- Pues después de estar dormida casi una hora, me desperté y vi que seguías allí sin moverte ni nada y me asuste. Cuando subimos estabas tan mal que pensaba que te había pasado algo así que te desperté para ver como estabas, y estabas mucho mejor. Te levantaste y me dijiste que te encontrabas bien y que querías seguir de fiesta…
- Encima de que me cuidas voy y te digo eso cuando tú no querías…
- Pero me vas a dejar acabar – Me corto Mónica de nuevo – El caso es que según despertaste bajaste de nuevo con tus amigos y yo volví a mi pared a leer…
- ¿Estabas leyendo? – Pregunte extrañado
- Si, llevo libros en el móvil. Al rato me dio por miraros, estuve un buen rato haciéndolo y no te vi entre tus amigos por lo que me di una vuelta por la discoteca para encontrarte. Te vi en la barra con algunos de ellos, estabas otra vez bebiendo y fui a decirte que pararas. Aunque ya no te dolía el estomago seguías muy borracho y no había manera de quitarte la bebida por lo que te dije que quería probarla y me la bebí entera para que tu no lo hicieras.
- O sea que bebiste tu también, que pena de no acordarme – Reí vacilándola un poco
- La verdad es que llevabas toda la noche bebiendo y sentía algo de curiosidad por conocer el sabor. Lo que no sabia es que me iba a poner así por beber medio vaso
- La falta de costumbre – La explique – La solución es beber mas a menudo – Dije riendo de nuevo
- El caso es que al beberme eso me entraron ganas de beber mas e imagínate – Dijo dando a entender siguió bebiendo bastante mas
- Vamos que acabaste como yo – Dije a carcajadas
- No tanto como tu, pero acabe mal – Sentencio
- Bueno, acabarías mal pero al final te lo pasaste bien ¿no?
- Si, tus amigos son geniales y al final se portaron muy bien conmigo. Te sigo contando. Después de beber varias copas fuimos los amigos con los que estabas en la barra, tú y yo a unas mesas que había al fondo de la sala y estuvimos hablando un buen rato. Seria por el alcohol pero se sinceraron mucho conmigo y reconocieron que se había portado fatal desde que me vieron por primera vez. Me pidieron disculpas y quedamos todos como amigos. Bueno, con todos no, porque ya me dijeron que tus amigas no me aguantaban…
- Eso es que te tienen envidia porque te llevaste a todos los chicos – La comente
- Eso me dijeron tus amigos, pero me da igual, porque tampoco necesito llevarme bien con todo el mundo – Dijo ella a sabiendas de que nunca haría amistad con mis amigas, pues eran muy distintas entre ellas – El caso es que después de echarnos unas risas me empecé a fijar en tus amigas que parecían estar pasándoselo muy bien bailando así que propuse que fuésemos a bailar
- ¿En serio? ¿Seguro que lo dijiste tú, o lo dijo alguno de mis amigos para presumir de pareja de baile? Porque no tuviste ganas de moverte en toda la noche…
- Seguro que lo dije yo – Contesto riendo al notar que me puse algo celoso – A esas horas todavía recuerdo casi todo , aunque esta claro que lo de bailar fue fruto de alcohol porque me daba mucha vergüenza hacerlo hasta que bebí. Y eso…, estuvimos el resto de la noche bailando y bebiendo. ¡Ah! y solo baile contigo no te pongas celoso – Dijo mostrando una sonrisa – Después más o menos sobre las 9:00 comenzaron a cerrar la discoteca así que tus amigos se fueron al metro y yo cogí un taxi para que nos llevase a casa. Imagine que no querías ir a la tuya en este estado.
- Hiciste bien porque si me llegan a ver así me matan – Conteste agradeciéndola el gesto
- Al llegar a casa te acosté en mi cama y yo me pegue una ducha para quitarme el olor a alcohol. No iba a tener tiempo de acostarme porque tenia que abrir la tienda así que hice algo de tiempo en el ordenador mientras desayunaba y me fui a trabajar. Bueno, antes de irme te deje una nota para que no te asustases al despertar – Dijo riendo – Y en resumen esa fue nuestra noche.
- Ojala me acordase de algo – Recé
- Pues si, porque al principio me aburrí mucho pero acabo siendo genial – Dijo ella – Lo dicho, voy a ducharme para quitarme el sueño, ponte en el salón si quieres

Mientras ella se duchaba me puse a ver la televisión. Era el primer día de vacaciones y no tenia nada que hacer por lo que no me iría a casa hasta que Mónica tuviese que entrar a trabajar. Me encantaba esa sensación de tener todo el verano por delante, aunque fuese un verano de estudio, al menos no tendría que madrugar hasta varios meses después. Llame a mi amigo para decirle que ya me había enterado de cómo había trascurrido la noche y me contó que se lo pasaron genial con Mónica. Punto por punto fue repitiendo la historia que ella me había contado y me confirmo que hizo migas con todos menos con las mujeres. Solo hubo una cosa que no me entere de boca de Mónica: su formal de bailar. Me contaron que bailaba muy bien a pesar de su aparente timidez, que lo hacia de manera muy sensual y desenfadada. Debí pasarme más de la mitad del tiempo agarrándola desde atrás por la cintura mientras ella movía su trasero contra mí. Según me dijeron bailaba igual que la mas provocativa de mis amigas, con la diferencia que ella bailaba con todos y Mónica solo lo hacia conmigo. Lastima de no acordarme… Me despedí de mi amigo con la certeza de que podría llevar a Mónica con ellos todas las veces que quisiese a partir de ahora, porque tanto ella como ellos, se lo acabaron pasando en grande.

Resultaba curioso que, el alcohol en diez minutos, hubiese sacado a la Mónica mas divertida, mientras que yo con la hipnosis, no lo había logrado en las casi cuatro semanas que habían pasado desde esa primera sesión en la que trate que mi amiga se sintiese mas relajada.

Mire la hora. Aun no habían dado las 16:00 y estaba realmente somnoliento. Me daba vergüenza echarme la siesta por lo que hice un esfuerzo para esperar despierto a Mónica. Llevaba más de doce horas con ella pero todavía teníamos una conversación pendiente: La de nuestro beso. Sospechaba que ella no iba a sacarla de nuevo después de mis intentos por evitarla así que tendría que ser yo el que lo hiciese.

Cuando Mónica termino vino al salón y se sentó a ver la televisión conmigo. La ducha no parecía haberla servido para mucho pues seguía con cara de tener mucho sueño. Me encanto comprobar como a pesar de acabar de salir del baño y estar en su propia casa seguía llevando sus sandalias de tacón y el vestido.

- He estado hablando con un amigo y me ha dicho que se lo pasaron genial contigo – Dije para sacar tema de conversación antes de que se quedase dormida en el sofá
- ¿No me creías o que? – Pregunto ella irónica
- Si, pero siempre viene bien otro punto de vista – Reí – Y así me he enterado de que bailas muy bien, que no me habías dicho nada
- Lo dicen por cumplir, es la primera vez que bailo, así que es imposible que lo haga bien – Argumento ella
- Me han dicho que lo hacías muy bien en serio – Insistí
- Pues te han mentido – Contesto riendo
- No sabes las ganas que tengo de volver a salir de fiesta contigo, pero sin beber para acordarme de todo

A pesar de mis intentos de seguir hablando para que no quedase dormida la conversación no era nada interesante por lo que poco a poco sus ojos se iban cerrando. Por mucho apuro que me diese tenia que dejar de dar vueltas e ir directo al tema de conversación que quería abordar.

- Mónica, antes de que te duermas me gustaría hablar sobre… – Yo mismo me notaba nervioso, no sabia que la iba a decir ya que por un lado la veía como una niña inocente que apenas sabia besar, mientras que por el otro sabia que era capaz de hacer cosas tremendamente atrevidas, aunque ni siquiera fuese consciente de ello.
- De que querías hablarme – Respondió Mónica sabedora del tema que iba a tratar, mientras se sentaba apoyada sobre su pierna para girarse y mirarme a la cara.
- Pues ayer cuando nos vimos… cuando te agradecí lo del dinero…
- Si – Dijo animándome a seguir
- Creo que… supongo que… querrías hablar del resto de la carta, de nuestro beso y todo eso

Pensaba que se sentiría incomoda hablando sobre aquello ya que nunca antes se había visto en esa situación, sin embargo de manera muy decidida y con una sonrisa en la boca me miro a los ojos y dijo:

- No te preocupes, no volverá a pasar, no quiero volver a hacerte daño

No entendía nada. No lo decía ni triste ni apenada sino mas bien todo lo contrario. En ese momento estaba yo más nervioso que ella. Mientras yo intentaba estar serio ella parecía tomárselo a broma.

- No me hiciste daño, y tampoco es que no quiera que vuelva a pasar, es que a lo mejor fui demasiado deprisa y tu no querías eso y bueno, que no se que decir porque…

Me tenía desconcertado, tanto que no era capaz de decir nada que tuviese sentido. Ella me miraba, se sonreía y ni siquiera contestaba. Solo me miraba a los ojos como riéndose de mi falta de acierto al intentar explicar lo que sentía. Fue entonces cuando de la misma manera que sucedió hace unos días, pero con mucha más decisión, se acerco lentamente hacia mí y junto sus labios con los míos.

Estaba tan nervioso que no percibí que ni me estaba escuchando, es mas no me di cuenta de que se estaba acercando hasta que me calló con su boca. Nada mas hacerlo se retiro aun riéndose.

- Mo…, Mónica, ¿Pero no decías que esto no iba a volver a pasar? ¿Qué no querías hacerme daño?- Dije sin salir de mi asombro
- Bueno, he dicho que no quería hacerte daño otra vez – Comento mientras agarraba mi brazo para ver la escasa marca que quedaba de sus uñas, dando a entender que ese era el daño al que se refería – No que “esto” no volviese a pasar

De nuevo y rápidamente se lanzo a mi boca y repitió el beso que me había dado antes, apartándose de nuevo sin quitar ese rostro sonriente y decidido tan poco corriente en ella. El corazón me palpitaba a mil por hora, ¿acaso me estaba dando a entender que ya estaba preparada? Pero ¿Cómo podía ser así si no habíamos tenido ni una sola cita más a solas desde aquel día? No entendía nada. La anterior vez que nos besábamos fue algo incomodo, inocente y ahora Mónica desprendía una picardía que se escapaba a mi entendimiento. Ya no sabia ni que decir ni como actuar, no quería presionarla a hacer nada pero tampoco quería que se sintiese rechazada.

Me encontraba perdido entre esos pensamientos cuando Mónica se acerco más a mí y apoyándose en mi hombro me beso por tercera vez. Esta vez fue distinto, ya no buscaba un beso furtivo, robado, como los de antes, sino que se quedo esperando ser correspondida. Casi por instinto la devolví el beso, no quería propasarme con ella lo mas mínimo, ni siquiera estaba a gusto con la situación pero estaba siendo ella la que llevaba toda la iniciativa así que simplemente me deje llevar.

En cuanto Mónica se percato de que estaba reaccionando a su acercamiento comenzó a abrir ligeramente su boca esperando que hiciese lo propio. No tardamos mucho tiempo en estar jugando lengua con lengua. Mónica me besaba apasionadamente, lo hacia de forma sincera, sin ningún tipo de pudor o vergüenza. Sin apenas separarse de mi boca fue acercándose mas aun, paso su brazo por mi espalda para dejar de besarme de lado y colgándose prácticamente de mi cuello lo empezó a hacer de frente.

Sus besos cada vez eran más excitantes, me besaba con mucha fuerza, tanta que mi cabeza se echaba hacia atrás y tenía que esforzarme para recuperar mi posición. No daba crédito a lo que estaba sucediendo. No quería seguir mas pero Mónica casi me obligaba, su lengua se metía en mi boca una y otra vez lamiéndola y recorriéndola toda ella. Tan solo me daba un respiro cuando deseaba evitar mi nariz para besarme ladeando su cabeza desde otro ángulo, o cuando se paraba para mordisquear mis labios.

La intensidad de ese interminable beso ya había superado con creces la del anterior y sin embargo seguía manteniéndome frío, pensaba que por muy atrevida que estuviese siendo Mónica, acabaría yéndome a casa con nuevos arañazos si conseguía encenderme. Así que para evitarlo mis manos estaban quietas, y no hacia más que resistir los ataques que me lanzaba con su boca.

A pesar de mi pasividad Mónica seguía abrazándome sin darme siquiera un respiro. Después de un tiempo se dio cuenta de que no la respondía con la misma pasión por lo que sin dejar de abrazarme separo su cabeza de la mía ligeramente para mirarme a la cara y decir algo ofendida:

- ¿Qué te pasa?
- No me pasa nada, es solo que después de lo del otro día no quiero que te sientas obligada a…
- No me siento obligada a nada – Dijo recuperando la misma mirada lasciva que tenia antes de preguntarme – Lo hago porque quiero

De nuevo volvió a lanzarse a por mí en un segundo intento de continuar con lo que había empezado. Pero de nuevo se encontró con mi firme intención de no seguir con aquello. Estaba convencido que en el fondo no quería hacerlo por lo que tenia que acabar cuanto antes. Sus brazos me abrazaban fuertemente e hice un intento por soltarme que la sentó mal. De nuevo se puso seria y soltándome pregunto de nuevo

- En serio, dime que te pasa
- Que creo que haces esto a disgusto solo por…

No me dejo terminar la frase. No tenia ninguna gana de hablar de lo que estaba pasando por lo que paso su brazo de nuevo por mi cuello y apoyando la otra en mi rodilla empezó a besarme por el cuello.

- Mónica en serio para – Dije sin obtener respuesta mientras ella subía lamiendo mi cuello en dirección a mi oreja.

La pedí en varias ocasiones que se detuviese pero estaba decidida a que la besase de la misma manera que ella lo hacia. Cuando llego a mi oreja empezó a mordisquearme, la escuchaba una ligera sonrisa que me tenía desconcertado. ¿Cómo podía estar tan decidida? De repente y para mi total sorpresa comenzó a acariciar mi muslo con la mano que tenia apoyada en mi rodilla y me dijo suavemente al oído:

- Voy a demostrarte que lo hago porque quiero

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