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Hermanas enfiestadas

Necesitaba salir, distraerme, y por eso acepté la invitación de mi hermana para ir a cenar.
A mi hijo (mayor de 18 años) no le gustó nada, estaba cada vez peor, me celaba todo el tiempo, quería saber adónde iba, con quién, a qué hora iba a volver…
-Mirá cómo vas vestida, parece que salís de levante -me reprochó.
-Soy tu madre, no tu amante -le recordé.
Debo hablar un poco de mi hermana. Hemos tenido una extraña relación de amor odio a lo largo de nuestras vidas. Ella es dos años menor que y bastante distinta a mí. Mucho más activa sexualmente, y mucho más precoz. Yo me casé joven pero virgen, para entonces ella ya había pasado por varias camas.
Somos muy amigas, no tenemos secretos, nos contamos todo. Ella es insegura, y competitiva conmigo. Lo peor que me hizo fue acostarse con mi ex marido cuando estábamos casados. Ni siquiera estoy segura de que lo haya hecho por gusto, creo que lo hizo para demostrarle a él que ella coje mejor que yo.
Para entonces mi ex marido ya se había revelado como un verdadero cerdo. Cuando le reproché que se haya acostado con mi hermana me contestó cínicamente:
-Todo hombre tiene dos fantasías: cojerse a una madre y a su hija, y cojerse a dos hermanas. Quedate tranquila, tu vieja se va a salvar.
Estuve años sin hablarme con mi hermana por ese motivo. Discutimos muy fuerte, nos tratamos mutuamente de puta, pero el tiempo cura las heridas. Cuando me divorcié, y por cierto que mi divorcio fue muy traumático, ella estuvo a mi lado. Desde entonces volvimos a ser como antes, amigas y confidentes.
Ahora está divorciada también, no tiene problemas de dinero ni para conseguir hombres. Para lo que tiene problemas es para que le duren. Quiere una relación duradera pero los tipos sólo la buscan para tener sexo. Y mi hermana establece vínculos con ellos a través del sexo, convencida de que si los complace en todo no la abandonarán, lo cual para mí es un error.
Mi hermana me llevó a un restaurante exclusivo. Durante la cena charlamos de todo y nos reímos bastante. El malbec que tomamos contribuyó a entonarnos, salimos del restaurante un poco mareadas. Mi hermana, incorregible, hasta coqueteó con el mozo. Tiene con qué, es muy atractiva, y esa noche llevaba un vestido corto que le quedaba muy bien.
Decidimos ir al boliche y allí nos encontramos por casualidad con un antiguo novio que ella había tenido en la secundaria. Estaba en compañía de un amigo, y nos pusimos a bailar los cuatro.
Era tan evidente que mi hermana estaba interesada en él que se lo dije disimuladamente al oído.
-Pará un poco, parecés regalada.
-No sabés cómo me gustaba cuando era pendeja. Y todavía está re bueno -me contestó.
Seguimos bailando, y en determinado momento me dí cuenta que la había perdido de vista.
-¿Adónde se fue mi hermana? -le pregunté al tipo que estaba bailando conmigo.
-Se fue con mi amigo, pero no te preocupes, ahora vuelven.
El tipo con el que yo estaba no me interesaba particularmente y yo no estaba en plan de levante, pero era buena onda y me divertía bailando con él.
En efecto mi hermana reapareció al rato con dos tragos y una gran sonrisa. Estaba decididamente borracha. Me pasó uno de los vasos, me tomó de la mano y fuimos hasta unos asientos.
-¿Qué pasa? -le pregunté.
Ella no podía parar de reír. Logró recomponerse un poco, pegó su boca a mi oído y me dijo:
-Se la comí toda en el baño.
Al principio no entendí pero enseguida me dí cuenta. Tenía aliento a alcohol y a semen.
Cuando ella descubrió, por la expresión de mi rostro, que yo había entendido, tuvo una risita infantil.
-Boluda, me siento una colegiala -gritó.
-Estás re loca -reí.
-Este tipo fue novio mío pero éramos muy chicos, nunca pasó nada. Y fijate qué casualidad, a los dos nos había quedado esa fantasía desde aquella época.
-Y bueno… felicitaciones por la fantasía cumplida.
Brindamos, y ella me dijo:
-Le regalé mi bombacha.
-¿Qué hiciste qué?
Abrió ligeramente las piernas para que pudiera ver bajo su falda.
-Boluda, estás en concha -exclamé.
Largó otra carcajada.
-Por otra fantasía cumplida -gritó y volvimos a brindar.
En eso aparecieron su ex novio y el amigo.
-¿Vamos a tomar la última copa a mi casa? -propuso el tipo.
Yo no tenía muchas ganas pero mi hermana me insistió tanto que acepté.
Al salir del boliche, el aire fresco de la madrugada me golpeó. Ahí cobré consciencia de que yo había tomado mucho también. En realidad los cuatro estábamos bastante borrachos, nos reíamos de cualquier cosa.
Mi hermana y su ex novio se sentaron en la parte de atrás del auto. El tipo que estaba conmigo era el que menos había bebido así que se encargó de manejar, yo ocupé el asiento del acompñante a su lado.
Fuimos escuchando música y charlando. De pronto él miró por el espejo retrovisor y me comentó:
-Estos dos siguen recuperando el tiempo perdido.
Giré la vista hacia atrás. Mi hermana le estaba haciendo otra mamada a su ex novio.
No supe qué decir. Las cosas estaban tomando un rumbo que me inquietaba.
El tipo manejaba y miraba alternativamente por el retrovisor y me miraba a mí, atento a mi reacción. También espiaba sin disimulo mi escote. El aire frío había endurecido mis pezones, que se marcaban en la tela del vestido.
Descaradamente se acomodó el bulto en el pantalón.
-Imposible permanecer indiferente con el espectáculo que están dando ahí atrás, ¿no? -dijo.
La verdad era que mi hermana estaba para cualquier cosa, nunca antes la había visto lanzada así. Y como obviamente una no es de madera, yo también me estaba contagiando su excitación.
Llegamos a la casa, bajamos del auto, y nadie encontraba las llaves para abrir la puerta. Mi hermana estaba con el vestido subido, colgada del cuello de su ex novio, que tenía la pija afuera del pantalón y le manoseaba el culo. Todos reíamos, por la borrachera, los nervios y la excitación.
Las llaves aparecieron y pudimos entrar. Ellos se fueron directamente a la habitación, yo me quedé con el otro tipo que se dedicó a preparar unos tragos.
Mi hermana es bastante escandalosa cuando tiene sexo. Al rato escuchamos sus gritos.
-Así… así hijo de puta… cojeme toda… así… ahhh… qué bien me la ponés…
Yo me quedé en el living. La situación me ponía un tanto incómoda.
El tipo me ofreció un trago con una sonrisa.
-Parece que somos testigos de una reconciliación -dijo divertido.
Nos sentamos en un sillón del living. Los gritos de mi hermana me estaban enloqueciendo. La conozco, hacía tanto escándalo para demostrarme cuánto podía gozar, qué tan buena era en la cama.
Sentí envidia. Me moría de ganas de estar en su lugar, porque el tipo me gustaba mucho a mí también. En cambio su amigo no me resultaba atractivo.
-¿Vos sos distinta a tu hermana, no? -me preguntó.
-Sí, somos distintas.
-Está a la vista. Vos sos más hermosa.
Me sonó un poco cursi, y eso me desmotivaba.
Él en cambio estaba muy caliente. Me dio un beso, y metió una mano entre mis muslos.
-¿Podríamos imitarlos, no? -dijo.
Yo lo dejé hacer. Mientras a mi hermana se la cojían en la habitación, a mí me cojió en el sillón. Fue un polvo corto, sin sacarnos la ropa y bastante insatisfactorio para mí porque el tipo acabó muy rápido.
En eso mi hermana apareció en el living, completamente desnuda, sólo llevaba puestos sus zapatos de taco alto. Tenía el rostro desencajado, las tetas transpiradas, la parte interna de los muslos empapada.
-Necesito un trago -dijo, y tomó mi vaso.
Me quedé de una pieza. He visto desnuda a mi hermana antes, pero nunca en medio de un acto sexual. Y ella tampoco me ha visto a mí en las condiciones en las que yo estaba con la falda levantada y la concha llena de semen.
No sé si ella registró el espectáculo que estaba dando. Bebió de mi vaso con avidez. El tipo a mi lado la comía con los ojos.
Que paradoja, pensé. A este tipo le gusta mi hermana, y a mí me gusta el tipo que está con mi hermana.
El ex novio no tardó en aparecer, también desnudo y con una espléndida erección.
-¿Seguimos mi amor? -le dijo.
Ella tomó otro trago y le convidó.
-¿A vos te da para seguir? -lo desafió riendo.
-Por supuesto.
Se besaron.
Después él dijo dirigiéndose a nosotros:
-¿Quieren sumarse chicos?
Mi hermana le dio una palmadita en la pija.
-Sos puerquito eh.
-¿Por qué? Podemos pasarla bien los cuatro.
-Vos te querés cojer a mi hermana, puerquito.
El corazón se me saltaba del pecho. Jamás había pensado en la posibilidad de compartir la cama con mi hermana.
-Yo digo que la pasemos bien, nada más -rió el tipo.
Pero mi hermana estaba molesta. Eran típicos en ella los cambios súbitos de humor.
-¿Qué te pasa, no te alcanza conmigo? ¿Es porque no te quise dar el culo? Bueno, te lo doy. ¿Querés hacerme el culo? Vamos, a ver si me lo hacés bien -dijo de mal modo.
Era otra típica actitud de mi hermana. En el fondo es una mujer insegura, que no admite competencia, menos si la competencia era yo. Y que sólo sabe enganchar a los tipos por el sexo.
Veía venirse una tormenta, y decidí evitarla. Así que me puse de pie.
-Me voy -dije.
-No che, no es para que nadie se ponga mal -dijeron ellos.
-No, mejor me voy -insistí.
Para confirmar mis presunciones, mi hermana me abrazó y me susurró al oído:
-No me lo robes, por favor. No me robes a este tipo porque me gusta mucho.
-Quedate tranquila, me voy de verdad -le contesté.
Su ex novio se metió y dijo:
-Vamos, un beso entre las hermanas. Esta es una noche de reconciliación.
Más tranquila, mi hemana recuperó la sonrisa pero dijo “no, no, no”.
-¡Un beso, un beso, un beso! -cantaban ellos.
-No, no -repitió ella.
Me llamó la atención su negativa. Yo, en cambio, sí quería besarla.
Las mujeres en general no me atraen, pero mi hermana… verla desnuda, oliendo a sexo, recién cojida por el tipo que me gusta… y yo excitada y mal cojida… era demasiado.
Ellos seguían gritando “un beso, un beso”. Mi hermana me dijo:
-Dale, decíles vos que no, a ver si te hacen caso.
Pero yo, que he cruzado todos los límites, tenía otra idea.
-¿Y por qué no? -le pregunté.
Ella tuvo una reacción que no esperaba, se puso agresiva.
-¿Estás loca? Somos hermanas, trola de mierda.
Se produjo un silencio. Me empujó y se fue dando largos pasos hacia el baño.
-Cójanse los dos a esa trola si tanto les gusta -gritó.
Me dieron ganas de llorar. El ex novio me dijo:
-No le hagas caso, le pegó mal la bebida.
Yo estaba tan aturdida que no podía creer lo que había pasado.
Me acomodé el vestido y busqué mi cartera. El ex novio me detuvo.
-No, esperá, no te vayas, voy a hablar con ella.
-Es inútil -dije.
-Esto fue culpa mía, dejame que lo arregle.
Había algo en su mirada que he visto en otros hombres. Ese tipo tenía más ganas de enfiestarnos a mi hermana y a mí que de cualquier otra cosa en el mundo.
Y por supuesto, él había tomado nota de que yo había querido besar a mi hermana.
-No te vayas, dame un minuto -insistió.
Me dio un ligero beso en los labios y fue hasta el baño. Se paró en la puerta y empezó a hablarle para tratar de convencerla de que saliera.
Me quedé en el living junto al otro tipo, que también tenía la idea de la fiesta en la cabeza: se había quitado los pantalones. Su miembro, aun en erección, era pequeño. Con razón casi ni lo había sentido cuando me penetró.
-¿Por qué no te ponés cómoda vos también? -dijo.
Me pareció patético. Mi mente estaba puesta en mi hermana y su ex novio.
Fui también hasta el baño y me paré en la puerta.
-Qué difícil se puso tu hermana, no hay caso, no quiere salir -me dijo el ex novio.
-Dejala tranquila, ya se le va a pasar y va a salir sola.
El tipo bajó la voz:
-Haceme la gamba, dale, ayudame a convencerla.
Miró hacia el living, donde estaba su amigo, y con voz más baja aún me dijo:
-¿Si nos quedamos solos ustedes dos y yo será mejor? Le puedo decir a mi amigo que se vaya…
Confirmado, el tipo se moría por enfiestarse con nosotras. Yo le puse los pies sobre la tierra.
-No quiero desilusionarte, pero no creo que esta noche se dé lo que tenés en mente.
-No te vayas, haceme el aguante -me rogó.
-Otra vez será -insistí.
-¿Te puedo llamar? -me preguntó.
Yo golpeé la puerta y le dije a mi hermana:
-Ya podés salir, me estoy yendo.
Unos segundos después mi hermana abrió. Se notaba que había llorado.
Se abrazó a su ex novio y le dio un beso de lengua.
-¿Te la cojiste? -le preguntó, aludiendo obviamente a mí.
-No, no mi amor, para nada.
-Cojeme a mí nada más. Vamos a la cama, te doy el culo, te doy todo, haceme lo que quieras.
Fueron a la habitación. El otro tipo se ofreció a llevarme a casa. Cuando íbamos en el auto me tiró onda, me habló de lo caliente que estaba. Yo también estaba caliente pero no pensaba entregarme a él.
Entré sigilosamente a mi casa, pensando que mi hijo estaría durmiendo. Pero lo encontré en mi cama, desnudo, mirando una porno en la notebook. Ni se molestó en cubrirse.
-¿Cómo te fue? -me preguntó.
-Bien. Tu tía te manda saludos -contesté cansada.
Deliberadamente me desnudé delante de él, me metí en la cama y me puse de costado dándole la espalda como para dormir. Mi hijo cerró la compu y la dejó sobre la mesa de luz.
Cerré los ojos. Pensé que en ese mismo momento, a mi hermana se la estaban metiendo por el culo. Igual que a mí.
Continuará

10 comentarios - Hermanas enfiestadas

comodinxxx
muy lindo relato.. me qude con las ganas de seguir leyendo.. espero el siguiente
ana_41h
Interesantísimo!...Y muy estimulante 🙎‍♂️ 🙎‍♂️
dico77
Muy buen relato, me gusta la manera en que se relata la historia 😃
drsexrg
que buen arranque... ya voy para la segunda parte...
roblemax
muy copado man,,,, el final espectacular