You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

La fantasía de mi amigo (Segunda Parte)

La fantasía de mi amigo (Segunda Parte)
- ¿Y? -insistía mi amigo- ¡Es para hoy!
Nos miramos a los ojos y en ellos no habia otra cosa que no fuera fuego, fuego encendido y ardiendo. El deseo nublaba nuestra mirada. El deseo animal, pasional, irreflexivo, crudo. No habia mas remedio que apagar semejante sed.
Lentamente fui acercando mis labios a los suyos. Esos rojos, sensuales y jugosos labios de mujer. Empecé besándoselos suavemente, hasta que ella atrajo mi cuerpo contra el suyo. Sentí sus erectos pezones contra mi pecho cuando nos abrazamos.
Llevado por la pasion, le introduje la lengua hasta las amigdalas. Ella me correspondió mordiendo fuertemente mis labios. A esas alturas de las circunstancias, ya nos encontrábamos rodando por la cama. Mientras en nuestras bocas se desataba un duelo de lenguas, el resto de nuestros cuerpos no permanecían inactivos. En efecto, las manos iban y venían de una parte a otra.
Ora, mis ávidas manos aferraban con fuerza los exuberantes pechos. Ora, mis inquietos dedos se adentraban debajo de la faldita para perderse en las profundidades de aquella exigua tanga. Las manos de la joven tampoco estaban quietas: agarraban con firmeza el formidable bulto que mi erecto pene hacia en el pantalon.
La habitación parecía dar vueltas a mi alrededor y todo parecía teñirse de color rojo. Segundo a segundo el calor aumentaba en nuestros cuerpos. La lengua de la diosa hacía estragos en mi cuerpo, ora se introducia en mis orejas, ora se deslizaba por mi cuello. Loco de deseo, me arroje sobre ella y le baje el vestido a la altura de los senos. Entonces esas soberbias bolas de carne aparecieron ante mis ojos en todo su esplendor y magnificencia. No podía creer que fueran reales. Ella me sonrió y un hilillo de saliva se deslizó por la comisura de sus labios. Eso fue lo que bastó para que me arrojara sobre sus pechos.
Mis dedos estrujaban y pellizcaban cada centimetro de esa gloriosa carne. Mi lengua lamió toda esa generosa extensión de piel y se detenía especialmente en sus turgentes pezones, chupándolos y mordiéndolos. Notaba los estremecimientos de placer de la hembra con cada cosa que le hacía
Al rato, el vestido rojo yacía descuidadamente en el piso. Mientras tanto, los dos que estabamos arriba de la cama no perdíamos el tiempo. Mis dedos se adentraron en la brevísima tanga y buscaron las profundidades femeninas. El interior de la chica parecía una caldera hirviendo y ni hablar de lo mojada que estaba. No parecía dejar de fluir liquido vaginal. ¡Era impresionante aquello! Asi que mis incansables dedos prosiguieron su sensual recorrido hasta que descubrieron el clitoris y empezaron a jugar con él. La chica convulsionaba enérgicamente con cada caricia que le daba.
Eso me dio una idea: le saqué de una la diminuta tanga, para luego contemplar extasiado su depilada vulva. Ella me miró con ojos inyectados de deseo. Literalmente me arrojé encima de esa vagina caliente. Mi lengua subía y bajaba sobre sus labios; para luego perderse en su interior. La punta de mi lengua jugaba con su erecto clítoris hasta enloquecerla aún más de placer. Llevado por la calentura, hasta llegue a succionarle salvaje y ruidosamente la vagina. Cuando levanté la vista me enloqueció lo que vi: la cabellera desgreñada de la joven, su respiración agitada haciendo subir y bajar ferozmente los suculentos senos. La mirada de la pendeja era la de un animal en celo.Se abalanzó sobre mi y no tardó en desnudarme. Luego empezó a recorrer mi cuerpo con su aspera lengua.
Me enloqueció cuando su lengua jugueteó con mis tetillas, pero me llevó al delirio cuando llegó a mi verga. No atacó directamente, sino que empezo por otra parte. Sentí como su lengua se hundía una y otra vez en mi ano, para luego subir lentamente hasta mis bolas. Alli se entretuvo otro buen rato haciendome delirar de gusto. Por fin, su lengua lamió el tronco de mi pija una y otra vez.De arriba hacia abajo y viceversa. Con sus habilidades, pronto logró que el cuero de mi prepucio se corriera dejando expuesto a un hinchado pero sensible glande. Sentía como si me agarrara la electricidad con cada lamida. Empecé a desvariar.
Y finalmente lo hizo: se introdujo todo mi erguido falo en su hambrienta boca.¡Aquello era la locura total! Con cada embestida de su boca, mi miembro se hundia cada vez mas en su boca hasta que finalmente quedaron solo mis testiculos afuera.
Ya no di mas y me dispuse a darle el mejor espectáculo a mi amigo. La acosté rápidamente debajo mio, con las piernas bien abiertas y lo más cerca posible de nuestro fantasioso espectador para que apreciara, como si fuera en un film porno, como iba a penetrarla. Ella me lanzó una de esas miradas calientes que tanto me excitaban, así que no lo dudé y la penetré violentamente. Ella dio un respingo, pero pronto se adecuó a mis embestidas. Transpirábamos a mares pero no nos importaba. Sentí como sus uñas se clavaban fieramente en mi espalda; pero eso no hacía más que aumentar mi placer. Me hundí en ella muy salvajemente una y otra vez. Ella gemía como un animal herido y yo... bueno, digamos que casi pierdo la voz tanto gritar.
Finalmente cambiamos de posición, pero siempre cuidando que nuestro anfitrion viera todo. Me acosté y ella se subió encima mio. Me imagine mentalmente la escena que estaría viendo mi amigo: mi duro falo entrando y saliendo como poseído de esa mojada vagina. El sonido de mis huevos golpeando con fuerza las feminas carnes, el colosal culo de la mujer completamente expuesto.
Pero yo no me podía quejar: podía ver los sexuales gestos de la mujer mientras hacía el amor. Podía sentirla como se estrechaba contra mi cuerpo con cada movimiento. Llevada por la pasión, varias veces entrelazaba su lengua con la mia. Ademas, el sexy vaivén de sus pechos en movimiento ejercía un efecto hipnótico en mi.
Luego de asegurarme que la chica habia terminado ( y me consta que lo hizo varias veces), me apresuré yo también a aliviar esa presión que sentía en mis testículos y parecía consumir mi órgano. Respiré aliviado cuando hube eyaculado: parecia un semental, no paraba de bombear nunca.
Transpirados nos recostamos uno al lado de la otra. Nuestro amigo se acercó satisfecho: habia cumplido su tan ansiada fantasia y terminado varias veces a juzgar por su aspecto.
Mi amigo quedo tan encantado con nuestra "actuación" que me prometió que, para nuestro proximo encuentro, se nos uniria a la fiesta. Lo cual tambien ocurrió... pero esa es otra historia.
pechos

9 comentarios - La fantasía de mi amigo (Segunda Parte)

Alexander_King
Buen relato, gracias por compartir.
amarte
buenas!
no puedo creer lo bien que redactas la historia después de cojer bastante...me volví a calentar pero mi marido me dejo escribir...somos swinger y nos gustaría que podamos hacer algo así... que ya lo hicimos pero si después lo contas acá y de esa forma seria maravilloso.
escribinos
xxxdios
excelente... avisame si escribis otro +7
patyjuan69
nitido!!!! excelente me gusto un chingo, avisame a mi tambien cuando saques el del trio te invito a leer los mios....juan
goditicahot
quiero la tercera parteeeeeee!!!!!
me encanto leerte!

penetracion