Son ya las 5 de la tarde y hace mucho calor el día de hoy. El cielo luce totalmente despejado, aunque corre una exquisita brisa fresca de vez en cuando. Me encuentro en el primer piso de mi casa, esta vez tengo que terminar de pintar un muro de la casa de blanco, parece que será una tarea muy extenuante. Para ello me puse ropa holgada y cómoda además de fresca para no manchar las prendas que llevaba puestas. Me puse un conjunto de pijama que era de mi hermana, es de color aguamarina, es muy ajustado y corto por lo que cuando me miré al espejo me di cuenta de que me veía muy sexy, sobretodo por el short que dejaba ver mis nalgas si me agachaba. También puse un colchón en el suelo para tirarme a descansar de vez en cuando. Entonces comencé a pintar, parecía bastante fácil si no fuera porque no podía alcanzar la parte más alta de la pared. Mientras pintaba escuché que afuera me llamaba alguien, era una voz masculina. La reconocí de inmediato, era la voz de Luis. Me asomé por la ventana, ya que no podía salir descalzo y en estas fachas a la calle, cuando lo vi estaba tan guapo y varonil como siempre, es tan alto y en tan buena forma, me excita mucho el sólo verlo, es un hombre muy apuesto.
— ¿Estás ocupado? Estaba aburrido así que quise venir a pasar el rato contigo—Preguntó él mientras sujetaba su genial bicicleta con una mano y con la otra se frotaba la cabeza en forma de duda de una manera que lo hacía ver tan sensual.
—Lo que pasa es que estoy pintando mi casa, bueno exactamente una pared, pero si quieres puedes entrar.
—Si, claro, entro por la puerta trasera ¿verdad?
—Si, apresúrate.
—Está bien.
Entonces abrió la reja y le dio la vuelta a la casa para luego abrir la puerta trasera e ingresar. Lo fui a recibir, me sentí feliz de llevar puestas unas prendas tan sensuales y femeninas a pesar de ser un chico. Cuando lo intercepté inmediatamente me di cuenta que se detuvo unos segundos a contemplarme.
—Hola Alex, ¿Y esa ropa?, parece que tienes mucho calor—Dijo Luis con su usual tono calmado.
—Lo que pasa es que quería estar lo más cómodo para pintar, además es muy fresca y me queda bien ¿No lo crees?—No demoré en dejar entrever un tono coqueto, y es que no puedo evitarlo pues él me excita mucho.
—Tienes razón—no sé si se refería a que la ropa era fresca o a que le gustaba como me veía.
Entró y se sentó en una silla a mirar como yo pintaba, esta vez voy a desplegar toda mi sensualidad para lograr atraerlo, así sea lo último que haga. Lo primero que hice fue agacharme y alzar mis nalgas que quedaron al desnudo para recoger un poco de pintura con mi brocha, me alegré mucho al ver que miraba embobado mi trasero. Sé que tengo un lindo culo, pues lo tengo grande e igual al de una chica. Inmediatamente seguí pintando donde había quedado, y recordé que no alcanzaba la parte más alta de la pared así que fui a coger una silla. Me subí en ella, estaba puesta frente a él, así que esta era una nueva oportunidad para coquetearle, cuando me alcé para pintar la polera dejó al descubierto mi cintura, estoy muy delgado y sexy por lo que noté como se inquietó, entonces antes de que pudiera acabar de pintar se paró de la silla para decir algo.
—No es necesario que uses una silla, me tienes a mí—Tenía razón, él es un hombre muy alto por ello no tendría problemas para pintar esa parte, además yo podría coquetearle más intensamente de esa manera. Luego vino y se paró a mi lado, yo me baje de la silla.
—Es cierto, eres un hombre muy alto Luis—Dije en un tono coqueto mientras acaricié su cabello para demostrar lo dicho. Entonces tomó la brocha sensualmente de mi mano, me arrinconó entre la muralla y él, podía sentir su cuerpo pegado al mío, entonces alcanzó fácilmente la parte alta de la pared, y fue que se me ocurrió una estupenda idea. Me giré hacia su cuerpo y apoyé mis manos en su pecho calido, grande y fuerte.
—Si me vas a ayudar, mejor ponte más cómodo, la ropa se mancha fácilmente—Concluí mientras tomaba sutilmente la parte baja de su polera y la subía cuidadosamente. Mientras él me miraba con unos ojos cálidos e inclinaba su cabeza hacia mí, casi podía sentir su aliento devorándome. Con un alzamiento de sus brazos musculosos terminé de sacarle la polera para dejar al descubierto un torso perfecto. Su abdomen es plano y con musculatura desarrollada y un sendero de vellos tan varoniles que venían de sus exquisitas partes íntimas. El pecho era de un macho recio, desarrollado y varonil. Sus hombros eran tan masculinos y fuertes. Sus brazos eran musculosos y venosos, peludos y tan exquisitos. Su dorso era gigante propio de un macho como él. La escena me hizo excitarme al extremo.
—Me voy a quitar los zapatos también—Se agachó para quitarse los zapatos. Tiene unos pies grandes de hombre. Se arremangó el pantalón hasta la rodilla y dejó ver sus musculosas y peludas piernas de macho. Luego de eso me agaché a coger otra brocha y al hacerlo sentí rozar su cuerpo con mis nalgas, eso me excito mucho.
—Entonces tú pintas arriba y yo abajo—Se me pegó por detrás y comenzó a pintar con la mano derecha, mientras que su izquierda aferró la mía, su mano era tan cálida y grande. Mientras pintábamos comencé a juguetear con nuestros pies. Sus pies se sentían tan bien mientras frotaban los míos, tan cálidos y de macho. Al frotar sus piernas sentía su dureza y los pelos me excitaban al acariciar mis sedosas y suaves piernas. Se apoyó en mi hombro mientras pintaba y sentir su aliento en mi cuello me excitaba muchísimo, era exquisito.
—Descansemos en el colchón—Dije luego de darme vuelta y quedar rodeado por su cuerpo masculino mientras apoyaba mis palmas en su pecho duro.
—Está bien—Se tendió de una forma muy sexy, con sus piernas abiertas de una forma muy varonil y sus brazos tras su cabeza como almohada. Yo me estiré a su lado de la forma más sexy que pude, como tomando sol en la playa. Entonces comencé descaradamente a acariciar sus pectorales. Eran tan musculosos y duros como la roca, me excitaba tanto hacerlo y estaban tan calientes. Luego él me acarició el cabello con sus manotas de macho, se sentía tan bien. Luego deslicé suavemente mi pequeña mano hacia su abdomen caliente, estaba tan duro y podía palpar los músculos, acaricié los pelos tan masculinos y eso me excitó mucho.
—Mejor sentémonos, ven—Entonces aferró mi mano con la suya y me condujo hacia la única silla que había. Se sentó y tomó mi cintura para sentarme sobre sus musculosas piernas. La situación era muy excitante. Al rato me bajé y me reposé en el suelo junto a sus piernas apoyado sobre su entrepierna. Me abracé de una pierna y comencé a acariciarla. Su pantorrilla era tan firme y peluda, acaricié con lujuria los pelos y me hacían desearlo más y más, mientras frotaba mi barbilla en su muslo.
—Volvamos a pintar—Me recordó y volvimos a pintar en la misma posición que estábamos antes, a estas alturas la excitación era insoportable.
—Parece que terminamos—Dije extenuado. Entonces volvimos al colchón y nos acostamos de nuevo, pero ésta vez él comenzó a coquetearme. Yo me acosté de espaldas a él y metió sus manos de hombre en mi cintura y comenzó a acariciar mi abdomen de una forma tan sensual. Luego se paró y se untó pintura en los dedos, al darme vuelta me manchó traviesamente la cara, entonces me abalance sobre él mientras reía. Soplé su oreja y soltó una risa sexy, entonces me aferró con su fuerza de macho recio y con su mano izquierda acarició mis pezones bajo la holgada polera, me reí pero en realidad quería gemir de placer. Entonces me soltó y aproveché de manchar su cuello y su pecho y también. Una vez que terminó nuestra guerra nos reímos.
—Mejor vayamos a enjuagarnos antes que la pintura se seque—Dijo sensualmente mirándome cálidamente y con lujuria. Entonces fuimos al lavabo y me quitó la polera mientras estaba detrás de mí aferrándome. Abrió la llave y con agua fresca comenzó a frotar mis pezones para quitar la pintura, yo me excité mucho y tomé agua también y froté sus mejillas, su cuello y su pecho con lujuria, el luego frotó mi cara con dulzura.
—Parece que me tengo que ir—Dijo Luis
—Ay no, no quiero estar solo, me aburro. Además mamá no estará hasta el viernes de la próxima semana y hoy es domingo. Imagínate—Le dije con tono tierno.
— ¿Tu mamá no está? ¿Qué te parece si me quedo hoy contigo, me invitas a dormir aquí?—Asentí con una enorme sonrisa y le di un abrazo muy tierno. Luego al despedirse de mí en la puerta trasera me dio un beso en la mejilla mientras me tomaba por la cintura. Esta noche definitivamente Luis me va a hacer el amor.
Se acercaban las ocho de la noche, cuando golpearon la puerta de atrás. Me asomé a ver quién era por la ventana y confirmé mis expectativas: era el delicioso Luis; el macho mas recio que he conocido y que me tiene loco. Ésta vez me cambié el atuendo, me puse una polera súper-ajustada de color negro con motivos rojos muy femenina, y unos jeans pitillos que hacen lucir mi hermoso culito, pues pretendo deslumbrarlo.
Bajé rápidamente las escaleras para abrirle la puerta.
— ¡Que bien que llegaste! Te estaba esperando, pasa—Tomé su mano coquetamente, es tan cálida y tan grandota.
—Me demoré porque se me ocurrió pasar a comprar algunas cosas al supermercado, sé que te gusta lo dulce—Me acarició tiernamente el cabello, por lo que me sonrojé, aunque no me avergonzó dejar que se diera cuenta.
— ¡Que rico, trajiste pastelitos! Muchas gracias, es muy lindo de tu parte, ven siéntate a comer—Entonces volví a tomar su mano y lo llevé hacia la mesa, luego serví los pastelitos y me senté junto a él.
—Que linda polera, te queda muy bien, estás muy lindo—Al decir eso casi me hace explotar de la alegría, naturalmente disimulé, pero tenía que devolverle el cumplido.
—Tu estás igual de lindo como siempre, estás más alto Luis, además estás muy fuerte—Extendí mi mano y acaricié su musculoso brazo.
—Gracias, ¿y no tienes más deberes con tu casa, algún otro muro que pintar?
—Ja, ja. No te preocupes, por ahora basta con ese—Señalé la muralla que pintamos esa tarde.
—No fue ninguna molestia, después de todo la pasamos muy bien ¿no?—Aclaró tiernamente y luego acarició mi mejilla sonrojada.
—Claro, me encanta estar contigo—no podía desperdiciar la oportunidad de demostrarle que me encanta y presentía que él siente lo mismo por mí, estaba seguro.
—A mi también me encanta estar contigo, eres una persona encantadora—Definitivamente es un hombre fascinante, sus palabras me excitaban demasiado.
—Por qué no me ayudas a lavar los trastos.
—Seguro.
—Ponlos en el lavabo, yo voy por el lava lozas—Agarré el lava lozas y me puse frente al lavabo a fregar los platos, cuando de pronto sentí su gran cuerpo de hombrezote aferrarme.
—Terminaremos más rápido si te ayudo—Dijo dulcemente. Durante ciertos momentos nuestras manos se encontraban entre el agua fresca, él siempre sonreía y me abrazaba más y más, ese momento era mágico.
—Terminamos, ¿Qué te parece si vamos a ver televisión?
—Genial, vamos—ésta vez él fue quien tomó mi mano y me llevó con prisa al segundo piso.
Llegamos a la habitación, él se sentó en la cama mientras que yo encendía la televisión, me percaté cómo miraba mis glúteos, me sonrojé pero me sentía muy feliz por ello.
—Sabes qué, mejor me pongo el pijama inmediatamente. Me preocupé de elegir un conjunto infartante, una blusita hiper-apretada de color crema, era muy suave y sexy. Por otro lado la parte inferior era negra y prácticamente se encajaba en mis nalgas, haciendo lucir mi precioso culito a la vista de aquel primor. Me apresuré en entrar en la habitación para que me viera.
—hmmm… creo que… eh… cierto, olvidé traer pijama—Había quedado embobado con mi sensualidad, era mi oportunidad de coquetear, me subí a la cama junto a donde él estaba sentado.
—No importa, duerme con ropa interior, de todas formas ésta será una noche muy calurosa Luis—Entonces tomé sensualmente su polera por abajo y la comencé a desprender lentamente de su hermoso cuerpo develando gradualmente un torso de macho recio musculoso y desarrollado como siempre, me permití el placer de acariciar su pecho, ésta vez sentí el latir de su corazón, estaba más cálido que de costumbre. Luego él se sacó el pantalón y quedó sólo con unos exquisitos boxers puestos, eran rojos y su gran trozo de pene sobresalía de su entrepierna a pesar de no estar erecto.
Quedamos recostados sobre las colchas ya que no teníamos frío, al parecer ambos estábamos fogosos esa noche. Su figura es tan varonil y lujuriosa cuando se coloca con las piernas abiertas y los codos sosteniendo su cuerpo mientras alza la cabeza. Mientras miraba la TV, quise acariciarlo pues me vuelve loco su cuerpo de macho recio y como nada me detenía lo intenté con la mayor dulzura.
—Tus manos son muy pequeñas y suaves, me gustan tus caricias Alex—Dijo muy dulce y sensualmente, lo adoro. Entonces me rodeó con su gran brazo musculoso, yo comencé a hacerle cariño, los pelos son muy agradables y los músculos son tibios y duros.
—Eres muy bueno Luis, ¿sabes una cosa? Me agradas mucho y eres muy… honesto y simpático y… bueno…
—Te quiero, te quiero Alex, eres muy especial—Por unos segundos permanecí sin aliento, espero que se refiera a lo que yo quiero.
—Si, yo también te quiero… mucho—mi voz temblaba.
—Lo sé, es por eso que vine hasta aquí Alex, tienes que saber que tú me gustas, eres el niño más hermoso que he conocido—Entonces me tomó con su fuerza descomunal por la cintura y me besó con pasión entre sus brazos, puede sentir como latía su corazón, casi parecía querer escapar de su pecho musculoso.
Luego nos quitamos la ropa para quedar completamente desnudos, escurrí mi mano con desesperación por debajo de su ropa interior para encontrarme con un enorme y duro trozo de pene erecto y caliente, encendió por completo mi interior. Lo lamí con fiereza, su sabor era tan bueno y me llenaba por completo la boca, y los masculinos gemidos de placer de Luis me estremecían, mi culo estaba inquieto por ser domado por ese enorme pedazo de carne. Entonces me colocó en cuatro patas, en la posición de perrito y me abrazó acercando su calido y gran cuerpo de hombretón sobre mi frágil cuerpecito suave. Puede sentir íntegramente el calor, la dureza y los pelos de todo su cuerpo, en especial de las piernas, era una sensación tan buena.
—Eres una delicia Alex, tu culito va a ser mío—Susurró a mi oído y acto seguido enterró su gigantesco pene en lo más profundo de mi ser.
— ¡Ahhhhhh Luis mi amor, eres tan macho. Puedo sentir tu verga gigante, es tan dura y calida, me gusta mucho, que grande!
— ¡Ooooggghhh Alex, tu culito es muy estrecho, es muy rico se siente muy bien! ¿Te gusta mi pene?, ¡te voy a hacer sentir muy bien, ya verás mi amor!
Entonces me penetró una deliciosa eternidad, su pene embestía mi cuerpo con su dureza extrema y me proporcionaba extremo placer, es lo mejor que puede haber sentido jamás.
—Ahh que pene tan rico y tan caliente mi amor.
—Ohh mi amor, que rico… ohhh creo que estoy apunto de acabar.
— ¡Yo también mi amor!
— Te voy a llenar con mi semen, te voy a llenar el culito con leche de tu papi.
— ¡Ahhhh Luis!
— ¡Alex, ohhhh oghhhh oh oh!
— ¡Aaaah por dios Luis, papi, siento todo tu esperma caliente correr por dentro mío, es lo mejor que he sentido jamás, eres el mejor…. Aaaaaaaaaaaaaaa!—Entonces acabé en el mayor orgasmo imaginable, mi culo casi explotó en un incontenible ataque espasmódico mientras retenía dentro una increíble cantidad de semen de macho caliente y podía percibir los palpitos del gran pene dentro de mi culo y sus gemidos de placer aumentaban el mío. Finalmente terminamos acurrucados abrazados con pasión, Luis aferrándome entre su gran cuerpo de macho recio y dándome calor y cobijo durante esa noche de placer.
— ¿Estás ocupado? Estaba aburrido así que quise venir a pasar el rato contigo—Preguntó él mientras sujetaba su genial bicicleta con una mano y con la otra se frotaba la cabeza en forma de duda de una manera que lo hacía ver tan sensual.
—Lo que pasa es que estoy pintando mi casa, bueno exactamente una pared, pero si quieres puedes entrar.
—Si, claro, entro por la puerta trasera ¿verdad?
—Si, apresúrate.
—Está bien.
Entonces abrió la reja y le dio la vuelta a la casa para luego abrir la puerta trasera e ingresar. Lo fui a recibir, me sentí feliz de llevar puestas unas prendas tan sensuales y femeninas a pesar de ser un chico. Cuando lo intercepté inmediatamente me di cuenta que se detuvo unos segundos a contemplarme.
—Hola Alex, ¿Y esa ropa?, parece que tienes mucho calor—Dijo Luis con su usual tono calmado.
—Lo que pasa es que quería estar lo más cómodo para pintar, además es muy fresca y me queda bien ¿No lo crees?—No demoré en dejar entrever un tono coqueto, y es que no puedo evitarlo pues él me excita mucho.
—Tienes razón—no sé si se refería a que la ropa era fresca o a que le gustaba como me veía.
Entró y se sentó en una silla a mirar como yo pintaba, esta vez voy a desplegar toda mi sensualidad para lograr atraerlo, así sea lo último que haga. Lo primero que hice fue agacharme y alzar mis nalgas que quedaron al desnudo para recoger un poco de pintura con mi brocha, me alegré mucho al ver que miraba embobado mi trasero. Sé que tengo un lindo culo, pues lo tengo grande e igual al de una chica. Inmediatamente seguí pintando donde había quedado, y recordé que no alcanzaba la parte más alta de la pared así que fui a coger una silla. Me subí en ella, estaba puesta frente a él, así que esta era una nueva oportunidad para coquetearle, cuando me alcé para pintar la polera dejó al descubierto mi cintura, estoy muy delgado y sexy por lo que noté como se inquietó, entonces antes de que pudiera acabar de pintar se paró de la silla para decir algo.
—No es necesario que uses una silla, me tienes a mí—Tenía razón, él es un hombre muy alto por ello no tendría problemas para pintar esa parte, además yo podría coquetearle más intensamente de esa manera. Luego vino y se paró a mi lado, yo me baje de la silla.
—Es cierto, eres un hombre muy alto Luis—Dije en un tono coqueto mientras acaricié su cabello para demostrar lo dicho. Entonces tomó la brocha sensualmente de mi mano, me arrinconó entre la muralla y él, podía sentir su cuerpo pegado al mío, entonces alcanzó fácilmente la parte alta de la pared, y fue que se me ocurrió una estupenda idea. Me giré hacia su cuerpo y apoyé mis manos en su pecho calido, grande y fuerte.
—Si me vas a ayudar, mejor ponte más cómodo, la ropa se mancha fácilmente—Concluí mientras tomaba sutilmente la parte baja de su polera y la subía cuidadosamente. Mientras él me miraba con unos ojos cálidos e inclinaba su cabeza hacia mí, casi podía sentir su aliento devorándome. Con un alzamiento de sus brazos musculosos terminé de sacarle la polera para dejar al descubierto un torso perfecto. Su abdomen es plano y con musculatura desarrollada y un sendero de vellos tan varoniles que venían de sus exquisitas partes íntimas. El pecho era de un macho recio, desarrollado y varonil. Sus hombros eran tan masculinos y fuertes. Sus brazos eran musculosos y venosos, peludos y tan exquisitos. Su dorso era gigante propio de un macho como él. La escena me hizo excitarme al extremo.
—Me voy a quitar los zapatos también—Se agachó para quitarse los zapatos. Tiene unos pies grandes de hombre. Se arremangó el pantalón hasta la rodilla y dejó ver sus musculosas y peludas piernas de macho. Luego de eso me agaché a coger otra brocha y al hacerlo sentí rozar su cuerpo con mis nalgas, eso me excito mucho.
—Entonces tú pintas arriba y yo abajo—Se me pegó por detrás y comenzó a pintar con la mano derecha, mientras que su izquierda aferró la mía, su mano era tan cálida y grande. Mientras pintábamos comencé a juguetear con nuestros pies. Sus pies se sentían tan bien mientras frotaban los míos, tan cálidos y de macho. Al frotar sus piernas sentía su dureza y los pelos me excitaban al acariciar mis sedosas y suaves piernas. Se apoyó en mi hombro mientras pintaba y sentir su aliento en mi cuello me excitaba muchísimo, era exquisito.
—Descansemos en el colchón—Dije luego de darme vuelta y quedar rodeado por su cuerpo masculino mientras apoyaba mis palmas en su pecho duro.
—Está bien—Se tendió de una forma muy sexy, con sus piernas abiertas de una forma muy varonil y sus brazos tras su cabeza como almohada. Yo me estiré a su lado de la forma más sexy que pude, como tomando sol en la playa. Entonces comencé descaradamente a acariciar sus pectorales. Eran tan musculosos y duros como la roca, me excitaba tanto hacerlo y estaban tan calientes. Luego él me acarició el cabello con sus manotas de macho, se sentía tan bien. Luego deslicé suavemente mi pequeña mano hacia su abdomen caliente, estaba tan duro y podía palpar los músculos, acaricié los pelos tan masculinos y eso me excitó mucho.
—Mejor sentémonos, ven—Entonces aferró mi mano con la suya y me condujo hacia la única silla que había. Se sentó y tomó mi cintura para sentarme sobre sus musculosas piernas. La situación era muy excitante. Al rato me bajé y me reposé en el suelo junto a sus piernas apoyado sobre su entrepierna. Me abracé de una pierna y comencé a acariciarla. Su pantorrilla era tan firme y peluda, acaricié con lujuria los pelos y me hacían desearlo más y más, mientras frotaba mi barbilla en su muslo.
—Volvamos a pintar—Me recordó y volvimos a pintar en la misma posición que estábamos antes, a estas alturas la excitación era insoportable.
—Parece que terminamos—Dije extenuado. Entonces volvimos al colchón y nos acostamos de nuevo, pero ésta vez él comenzó a coquetearme. Yo me acosté de espaldas a él y metió sus manos de hombre en mi cintura y comenzó a acariciar mi abdomen de una forma tan sensual. Luego se paró y se untó pintura en los dedos, al darme vuelta me manchó traviesamente la cara, entonces me abalance sobre él mientras reía. Soplé su oreja y soltó una risa sexy, entonces me aferró con su fuerza de macho recio y con su mano izquierda acarició mis pezones bajo la holgada polera, me reí pero en realidad quería gemir de placer. Entonces me soltó y aproveché de manchar su cuello y su pecho y también. Una vez que terminó nuestra guerra nos reímos.
—Mejor vayamos a enjuagarnos antes que la pintura se seque—Dijo sensualmente mirándome cálidamente y con lujuria. Entonces fuimos al lavabo y me quitó la polera mientras estaba detrás de mí aferrándome. Abrió la llave y con agua fresca comenzó a frotar mis pezones para quitar la pintura, yo me excité mucho y tomé agua también y froté sus mejillas, su cuello y su pecho con lujuria, el luego frotó mi cara con dulzura.
—Parece que me tengo que ir—Dijo Luis
—Ay no, no quiero estar solo, me aburro. Además mamá no estará hasta el viernes de la próxima semana y hoy es domingo. Imagínate—Le dije con tono tierno.
— ¿Tu mamá no está? ¿Qué te parece si me quedo hoy contigo, me invitas a dormir aquí?—Asentí con una enorme sonrisa y le di un abrazo muy tierno. Luego al despedirse de mí en la puerta trasera me dio un beso en la mejilla mientras me tomaba por la cintura. Esta noche definitivamente Luis me va a hacer el amor.
Se acercaban las ocho de la noche, cuando golpearon la puerta de atrás. Me asomé a ver quién era por la ventana y confirmé mis expectativas: era el delicioso Luis; el macho mas recio que he conocido y que me tiene loco. Ésta vez me cambié el atuendo, me puse una polera súper-ajustada de color negro con motivos rojos muy femenina, y unos jeans pitillos que hacen lucir mi hermoso culito, pues pretendo deslumbrarlo.
Bajé rápidamente las escaleras para abrirle la puerta.
— ¡Que bien que llegaste! Te estaba esperando, pasa—Tomé su mano coquetamente, es tan cálida y tan grandota.
—Me demoré porque se me ocurrió pasar a comprar algunas cosas al supermercado, sé que te gusta lo dulce—Me acarició tiernamente el cabello, por lo que me sonrojé, aunque no me avergonzó dejar que se diera cuenta.
— ¡Que rico, trajiste pastelitos! Muchas gracias, es muy lindo de tu parte, ven siéntate a comer—Entonces volví a tomar su mano y lo llevé hacia la mesa, luego serví los pastelitos y me senté junto a él.
—Que linda polera, te queda muy bien, estás muy lindo—Al decir eso casi me hace explotar de la alegría, naturalmente disimulé, pero tenía que devolverle el cumplido.
—Tu estás igual de lindo como siempre, estás más alto Luis, además estás muy fuerte—Extendí mi mano y acaricié su musculoso brazo.
—Gracias, ¿y no tienes más deberes con tu casa, algún otro muro que pintar?
—Ja, ja. No te preocupes, por ahora basta con ese—Señalé la muralla que pintamos esa tarde.
—No fue ninguna molestia, después de todo la pasamos muy bien ¿no?—Aclaró tiernamente y luego acarició mi mejilla sonrojada.
—Claro, me encanta estar contigo—no podía desperdiciar la oportunidad de demostrarle que me encanta y presentía que él siente lo mismo por mí, estaba seguro.
—A mi también me encanta estar contigo, eres una persona encantadora—Definitivamente es un hombre fascinante, sus palabras me excitaban demasiado.
—Por qué no me ayudas a lavar los trastos.
—Seguro.
—Ponlos en el lavabo, yo voy por el lava lozas—Agarré el lava lozas y me puse frente al lavabo a fregar los platos, cuando de pronto sentí su gran cuerpo de hombrezote aferrarme.
—Terminaremos más rápido si te ayudo—Dijo dulcemente. Durante ciertos momentos nuestras manos se encontraban entre el agua fresca, él siempre sonreía y me abrazaba más y más, ese momento era mágico.
—Terminamos, ¿Qué te parece si vamos a ver televisión?
—Genial, vamos—ésta vez él fue quien tomó mi mano y me llevó con prisa al segundo piso.
Llegamos a la habitación, él se sentó en la cama mientras que yo encendía la televisión, me percaté cómo miraba mis glúteos, me sonrojé pero me sentía muy feliz por ello.
—Sabes qué, mejor me pongo el pijama inmediatamente. Me preocupé de elegir un conjunto infartante, una blusita hiper-apretada de color crema, era muy suave y sexy. Por otro lado la parte inferior era negra y prácticamente se encajaba en mis nalgas, haciendo lucir mi precioso culito a la vista de aquel primor. Me apresuré en entrar en la habitación para que me viera.
—hmmm… creo que… eh… cierto, olvidé traer pijama—Había quedado embobado con mi sensualidad, era mi oportunidad de coquetear, me subí a la cama junto a donde él estaba sentado.
—No importa, duerme con ropa interior, de todas formas ésta será una noche muy calurosa Luis—Entonces tomé sensualmente su polera por abajo y la comencé a desprender lentamente de su hermoso cuerpo develando gradualmente un torso de macho recio musculoso y desarrollado como siempre, me permití el placer de acariciar su pecho, ésta vez sentí el latir de su corazón, estaba más cálido que de costumbre. Luego él se sacó el pantalón y quedó sólo con unos exquisitos boxers puestos, eran rojos y su gran trozo de pene sobresalía de su entrepierna a pesar de no estar erecto.
Quedamos recostados sobre las colchas ya que no teníamos frío, al parecer ambos estábamos fogosos esa noche. Su figura es tan varonil y lujuriosa cuando se coloca con las piernas abiertas y los codos sosteniendo su cuerpo mientras alza la cabeza. Mientras miraba la TV, quise acariciarlo pues me vuelve loco su cuerpo de macho recio y como nada me detenía lo intenté con la mayor dulzura.
—Tus manos son muy pequeñas y suaves, me gustan tus caricias Alex—Dijo muy dulce y sensualmente, lo adoro. Entonces me rodeó con su gran brazo musculoso, yo comencé a hacerle cariño, los pelos son muy agradables y los músculos son tibios y duros.
—Eres muy bueno Luis, ¿sabes una cosa? Me agradas mucho y eres muy… honesto y simpático y… bueno…
—Te quiero, te quiero Alex, eres muy especial—Por unos segundos permanecí sin aliento, espero que se refiera a lo que yo quiero.
—Si, yo también te quiero… mucho—mi voz temblaba.
—Lo sé, es por eso que vine hasta aquí Alex, tienes que saber que tú me gustas, eres el niño más hermoso que he conocido—Entonces me tomó con su fuerza descomunal por la cintura y me besó con pasión entre sus brazos, puede sentir como latía su corazón, casi parecía querer escapar de su pecho musculoso.
Luego nos quitamos la ropa para quedar completamente desnudos, escurrí mi mano con desesperación por debajo de su ropa interior para encontrarme con un enorme y duro trozo de pene erecto y caliente, encendió por completo mi interior. Lo lamí con fiereza, su sabor era tan bueno y me llenaba por completo la boca, y los masculinos gemidos de placer de Luis me estremecían, mi culo estaba inquieto por ser domado por ese enorme pedazo de carne. Entonces me colocó en cuatro patas, en la posición de perrito y me abrazó acercando su calido y gran cuerpo de hombretón sobre mi frágil cuerpecito suave. Puede sentir íntegramente el calor, la dureza y los pelos de todo su cuerpo, en especial de las piernas, era una sensación tan buena.
—Eres una delicia Alex, tu culito va a ser mío—Susurró a mi oído y acto seguido enterró su gigantesco pene en lo más profundo de mi ser.
— ¡Ahhhhhh Luis mi amor, eres tan macho. Puedo sentir tu verga gigante, es tan dura y calida, me gusta mucho, que grande!
— ¡Ooooggghhh Alex, tu culito es muy estrecho, es muy rico se siente muy bien! ¿Te gusta mi pene?, ¡te voy a hacer sentir muy bien, ya verás mi amor!
Entonces me penetró una deliciosa eternidad, su pene embestía mi cuerpo con su dureza extrema y me proporcionaba extremo placer, es lo mejor que puede haber sentido jamás.
—Ahh que pene tan rico y tan caliente mi amor.
—Ohh mi amor, que rico… ohhh creo que estoy apunto de acabar.
— ¡Yo también mi amor!
— Te voy a llenar con mi semen, te voy a llenar el culito con leche de tu papi.
— ¡Ahhhh Luis!
— ¡Alex, ohhhh oghhhh oh oh!
— ¡Aaaah por dios Luis, papi, siento todo tu esperma caliente correr por dentro mío, es lo mejor que he sentido jamás, eres el mejor…. Aaaaaaaaaaaaaaa!—Entonces acabé en el mayor orgasmo imaginable, mi culo casi explotó en un incontenible ataque espasmódico mientras retenía dentro una increíble cantidad de semen de macho caliente y podía percibir los palpitos del gran pene dentro de mi culo y sus gemidos de placer aumentaban el mío. Finalmente terminamos acurrucados abrazados con pasión, Luis aferrándome entre su gran cuerpo de macho recio y dándome calor y cobijo durante esa noche de placer.
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