Autofoto.. autoexploración
En esta ocasión quisiera compartir otra experiencia real.
Había decidido experimentar con fotos eróticas a mi misma, no tengo a nadie que pueda hacer de fotógrafo de modo que debí arreglarmelas con mi cámara y mi trípode, la primera intención fue solo sacarme fotos sensuales con alguna prenda que resaltara mis contornos, pero se me ocurrió ir más allá y empecé a animarme a fotografiarme los pechos, el diferentes ángulos, utilicé algunas prendas como tops de encaje que no usaba por quedarme muy justos, pero el encaje dejaba ver mis pezones y me parecio muy sensual, me gustaba posar y esperar a que se dispare el obturador, me sentía sensual, y fuí por más, me quité toda la ropa y me observé en el espejo buscando mis mejores ángulos, eso es algo que nunca había hecho tan concientemente o no más que para ver cómo me quedaba determinada ropa. Busqué entre mis cajones todo lo que pueda servir de complemento, pañuelos, remeras ajustadas, minifaldas, tops de encajes, ropa interior sugestiva, no tenía mucho realmente pero supe arreglarmelas de todos modos, experimenté con una minifalda escosesa acompañada de una tanga blanca semi-transparente; usé una remera que llevaba en la espalda una abertura que permitia ver la piel, me la puse al revés de modo que mis pechos quedaban por fuera, me pareció original y me saqué unas fotos con ella; empecé a darme cuenta de que no sólo me estaba gustando mucho esa actividad sino que explorar mi cuerpo de un modo diferente, me provocaba excitación, empecé a sentirme deseosa, y no quise desaprovechar la ocasión, me fotografié la vagina de varias maneras, con las piernas cerradas, podia verse mi triángulo púbico, me gustaba la simetría; con las piernas abiertas, separando los labios, se veía rosada, se notaba mi excitación y la humedad que me brotaba al manipularme; probé diferentes poses, jugué con unos guantes largos negros que tenía, lo que daba un estilo especial a la imágen; recordé que tenía un consolador y también jugué con él, me excitaba penetrarme con él, me hacía desear un pene y aunque no tenía en ese momento, me moría de ganas de sacarme fotos con un pene cogiendome (espero algpun día sacarme una foto así); de todos modos me calentaba la preparación, tocarme para que brote mi miel y se vea en las fotos, me saqué muchas fotos y de a tantos filtraba las que no me gustaban y dejaba las mas lindas, incluso me sorprendí de lo bien que habían salido algunas, pasé algunas horas probando de todo y aún tengo ideas para próximas sesiones. No sólo usé mi cuarto como escenario, también el sillón del comedor y el baño, allí experimenté con una remera musculosa blanca que, mojada, dejaba ver mis pechos, el efecto del agua cayendo sobre mi cuerpo fue muy bueno y jugar con el jabón suave recorriendo mi cuerpo lubricado era muy provocador. La experiencia no sólo resultó entretenida y productiva, sino que también me provocaba mucha excitación, tocarme y verme de un modo que nunca me había visto marcó un comienzo y es algo que haría todo el tiempo; me había dejado tan caliente que necesité masturbarme para descargar toda la excitación, aprovechando que me encontraba en el baño me posicioné en el ángulo de la bañera, con las piernas a cada lado, abiertas a merced de mi mano, al primer tacto sentí el ardor de la calentura, el agua de mi cuerpo se mezclaba con mi miel, mis pezones endurecidos se traslucían bajo la remera mojada y mis dedos jugueteaban con los pliegues de mi vagina rozando mi clítoris ardiente de placer, me gustaba sentirlo duro como una pequeña canica y sensible a cada pasada de mis dedos, mi mano empapada de miel se abria paso entre los labios de mi vagina buscando la entrada al placer extremo, metía mis dedos de a dos o tres, no podía evitar que se me escapen jadeos de gozo, jugé con mi consolador ya que llegaba más profundo que mi mano, sólo deseaba sentir un pene que me cogiera, gozaba con cada metida y mi mente no podía dejar de fantasear con un tipo que me cogiera como una puta, finalmente no pude más y llegué al orgasmo, aunque no tan ideal como el de una verdadera cogida, pero fue suficiente para que mi cuerpo se estremeciera y mi vagina expulsara pequeños chorros de miel que resbalaba por la pendiente de la bañera, no me contuve de largar todo lo que me saliera con cada pulso de mi orgasmo. Fue un final explosivo para toda una tarde de exploración.
En esta ocasión quisiera compartir otra experiencia real.
Había decidido experimentar con fotos eróticas a mi misma, no tengo a nadie que pueda hacer de fotógrafo de modo que debí arreglarmelas con mi cámara y mi trípode, la primera intención fue solo sacarme fotos sensuales con alguna prenda que resaltara mis contornos, pero se me ocurrió ir más allá y empecé a animarme a fotografiarme los pechos, el diferentes ángulos, utilicé algunas prendas como tops de encaje que no usaba por quedarme muy justos, pero el encaje dejaba ver mis pezones y me parecio muy sensual, me gustaba posar y esperar a que se dispare el obturador, me sentía sensual, y fuí por más, me quité toda la ropa y me observé en el espejo buscando mis mejores ángulos, eso es algo que nunca había hecho tan concientemente o no más que para ver cómo me quedaba determinada ropa. Busqué entre mis cajones todo lo que pueda servir de complemento, pañuelos, remeras ajustadas, minifaldas, tops de encajes, ropa interior sugestiva, no tenía mucho realmente pero supe arreglarmelas de todos modos, experimenté con una minifalda escosesa acompañada de una tanga blanca semi-transparente; usé una remera que llevaba en la espalda una abertura que permitia ver la piel, me la puse al revés de modo que mis pechos quedaban por fuera, me pareció original y me saqué unas fotos con ella; empecé a darme cuenta de que no sólo me estaba gustando mucho esa actividad sino que explorar mi cuerpo de un modo diferente, me provocaba excitación, empecé a sentirme deseosa, y no quise desaprovechar la ocasión, me fotografié la vagina de varias maneras, con las piernas cerradas, podia verse mi triángulo púbico, me gustaba la simetría; con las piernas abiertas, separando los labios, se veía rosada, se notaba mi excitación y la humedad que me brotaba al manipularme; probé diferentes poses, jugué con unos guantes largos negros que tenía, lo que daba un estilo especial a la imágen; recordé que tenía un consolador y también jugué con él, me excitaba penetrarme con él, me hacía desear un pene y aunque no tenía en ese momento, me moría de ganas de sacarme fotos con un pene cogiendome (espero algpun día sacarme una foto así); de todos modos me calentaba la preparación, tocarme para que brote mi miel y se vea en las fotos, me saqué muchas fotos y de a tantos filtraba las que no me gustaban y dejaba las mas lindas, incluso me sorprendí de lo bien que habían salido algunas, pasé algunas horas probando de todo y aún tengo ideas para próximas sesiones. No sólo usé mi cuarto como escenario, también el sillón del comedor y el baño, allí experimenté con una remera musculosa blanca que, mojada, dejaba ver mis pechos, el efecto del agua cayendo sobre mi cuerpo fue muy bueno y jugar con el jabón suave recorriendo mi cuerpo lubricado era muy provocador. La experiencia no sólo resultó entretenida y productiva, sino que también me provocaba mucha excitación, tocarme y verme de un modo que nunca me había visto marcó un comienzo y es algo que haría todo el tiempo; me había dejado tan caliente que necesité masturbarme para descargar toda la excitación, aprovechando que me encontraba en el baño me posicioné en el ángulo de la bañera, con las piernas a cada lado, abiertas a merced de mi mano, al primer tacto sentí el ardor de la calentura, el agua de mi cuerpo se mezclaba con mi miel, mis pezones endurecidos se traslucían bajo la remera mojada y mis dedos jugueteaban con los pliegues de mi vagina rozando mi clítoris ardiente de placer, me gustaba sentirlo duro como una pequeña canica y sensible a cada pasada de mis dedos, mi mano empapada de miel se abria paso entre los labios de mi vagina buscando la entrada al placer extremo, metía mis dedos de a dos o tres, no podía evitar que se me escapen jadeos de gozo, jugé con mi consolador ya que llegaba más profundo que mi mano, sólo deseaba sentir un pene que me cogiera, gozaba con cada metida y mi mente no podía dejar de fantasear con un tipo que me cogiera como una puta, finalmente no pude más y llegué al orgasmo, aunque no tan ideal como el de una verdadera cogida, pero fue suficiente para que mi cuerpo se estremeciera y mi vagina expulsara pequeños chorros de miel que resbalaba por la pendiente de la bañera, no me contuve de largar todo lo que me saliera con cada pulso de mi orgasmo. Fue un final explosivo para toda una tarde de exploración.
5 comentarios - Autoexploración
Mas de uno nos postularemos para las fotos!!!!