Esa noche dio mil vueltas por Las Cañitas para estacionar el auto. Eran varias ex compañeras del secundario que se reunían cada tanto, pero cada vez mas seguido en ese barrio, incomodo para estacionar.
Ahora con autito nuevo, no quería dejarlo tirado en cualquier lado. Dio vueltas, hasta que recordó el sitio para estacionar, en Remonta y Veterinaria. Se dirigió hacia la calle sin salida, esperó lo que parecía una cola, y alguien de manera poco ortodoxa, le recibió el auto, le dio un papelito, y se lo llevo. Quedo un poco aterrada de donde estaba dejando el auto. El sitio, parecía una isla en medio de la ciudad. Pero todos lo dejaban ahí, al menos la desesperación de la cuarta vuelta manzana, no dejaba alternativa.
…..
Un milico, había logrado ese predio, en connivencia con un General del edificio Libertad. Ambos se dividían los ingresos en partes iguales, restados los gastos de cada noche. Era una vaca lechera. Cada día cobraban mas, y metían mas y mas autos. Para no dejar entrar mucha gente en el área militar, se les ocurrió lo de los pibes. Unos bandidos, indocumentados, que manejaban bastante mal y cobraban peor. No podían quejarse, ya que de pretender algo mas, con seguridad los molían a palos.
La recompensa la obtenían como podían. Una moneda aquí, otra en otro auto, un billete caído en un auto, y hasta algún celular o chuchería electrónica, compensaban la magra paga.
Pasaban las horas, escarbando los autos y pajeándose mentalmente con las señoras que venían a dejar el auto. En el proceso de recepción del auto, se enardecían mirándoles las gambas, las lolas, todo era objeto de sus miradas. Con tan poca plata en los bolsillos, pagarse una puta, para estos pibes era un imposible. Y menos aun poder seducir alguien.
………
A los pocos minutos estaba en los brazos de sus amigas, hablando y escuchando al mismo tiempo, algo que solo con mucha practica se puede lograr. Rápidamente llegaron al tema preferido de las últimas reuniones. Sin darse cuenta, estaban a los gritos hablando coger, de chupar y de alguna otra preferencia. La mesa de al lado, de unos pibes bastante mas jóvenes, las observaban en silencio, para no perderse ni un gesto, ni un comentario. Registraban todo, y levantaban calentura con cada risotada de las minas.
La rubia había observado que tenia algunos ojos de la mesa contigua, posados cada tanto sobre los muslos que dejaba ver su vestido corto. Cuando sintió que no la veía nadie, cubierta por la mesa, se subió aun mas el vestido, dejando ver toda la pierna, casi hasta la ingle.
En la próxima excursión de los ojos vecinos, los tendría a sus pies. Esa trampa la calentó. Aunque se olvidó de estar atenta, el alcohol no le permitía concentrarse.
…….
Los pibes le abrieron la puerta, y al estirar su pierna izquierda para bajar, el vestido corto se le subió y dejo ver su impecable depilado y su tanga oscura. No lo había notado, si no fuera por los ojos del negro que le tomaba las llaves del auto pretendía hacer un ademán de cortesía.
La rubia se incorporó y no le presto atención al detalle, pero la mirada clavada en sus piernas, sin casi poderle ver el rostro al morocho, la entretuvo mas de lo que el tramite requería. –Heey, acá tenés, mostrandoles las llaves, cuidalo que es nuevito… El negro contesto con un movimiento de la boca, sin sonido, y sin sacar su mirada de las caderas.
………
El pibe de la mesa de al lado, había hecho varios intentos, estirones de cuello, en la intención de arrancar una conversación con la rubia, solo había podido murmurar algo entre la música fuerte, pero la rubia por mas voluntad que le pusiera, no hubiera podido darle bola.
El chabón intento un ultimo recurso, estiro su mano entre las sombras y el respaldo de la silla y llego a la espalda. Algo le decía que esa rubia estaba muy caliente, y si lograba llevarla a unos grados mas, haría lo que quisiera con ella. Le apoyo la palma en la espalda, sin que nadie lo percibiera, y arrancò como un ademan para acercarla y hablarle. La rubia le dio a entender con la mirada, que no podia atenderlo, pero nada parecio decir de la mano. El pibe la dejó y comenzó a franelearla. El la observó y ella sonreía, los dos sabían que pasaba, pero nadie podía hacer mas que eso. Ella no podía mostrar lo puta que estaba últimamente con sus amigas de toda la vida. Dejo que la mano la calentara, le desabrochara el corpiño y le masajeara la nuca. Bajo por la columna y le estacionò la mano donde pudo. Ella sentada muy derechita, apretaba su concha contra el asiento, pero esa pose dejaba el culo, muy expuesto. Toda mojada, la mano no tuvo inconvenientes en deslizarse y entrar donde la dejaron. Uno primero y dos dedos se abrieron paso en el borde del culo. Ella miraba a sus amigas y se reía, paraba el culo dejando entrar mas y mas esos dos dedos. Casi se sentó sobre ellos y los presionaba suavemente con sus esfínteres. Al pibe ni lo miraba, no tenia interés en verlo, solo quería calentarlo hasta que explote.
De pronto un grito interrumpió la conversación, el pibe saco su mano de las caderas, sin alejarlas mucho, en la esperanza de volver a la carga. La Rubia, transpirada de borrachita y alzada como la habían puesto, se percató que dejo el I-pod a merced de los negros del estacionamiento.
………..
Estaban en el fondo de la fila de mas de cincuenta autos, mirando como la ultima mina le dejaba un auto a su compañero y este corria para hacer todo el trabajo. El grupo hacia rato que no trabajaba y solo recorria el magro botin de la noche, solo uno habia logrado manotear un I Pod, esperaba solamente cobrar los pesos del jornal, y rajar antes que lo descubran.
Caminando con dificultad por los tacos en el piso de pasto, la ven venir a la silueta de la rubia, y rapidamente se dieron cuenta que era la de la tanga, la que le habian manoteado el ipod. – Si me la chupa, se lo devuelvo, pero si no, ni en pedo.
Al tenerlos cerca, la rubia les grito, aunque quebrada la voz por tanto vino y calentura porque no. – Me dijo el de la garita, que Uds estacionaron el auto, quien tiene mi I Pod, se atropellò apreguntar.
- Como sabes que lo tenemos nosotros? Pregunto el mas oscuro de todos.
- Porque en mi auto no esta, y uds me lo acomodaron, no se acuerdan de mi? Intento un tono mas amigable.
- Si que nos acordamos, contestó uno, sin moverse de donde estaba. Vos sos la de las lindas piernas, y mejor tanga. La rubia no pudo ocultar su cara roja de calentura, que traia del bar, y que se acrecentaba con estos vagos incitandola.
- La rubia los desafio, Si los mando revisar, y les encuentro el I Pod los mando meter presos. Esto es un predio militar, no les conviene hacerse los boludos.
- Sin terminar la frase, y ante el desafio, el mas alto, se le acerco y muy cerca de la cara le dijo, - Revisame. Vas a ver que no tengo nada.
- La rubia sentia su estomago rebotar, y la cola le latia, de miedo y calentura. Le metiola mano en el bolsillo del jean, y dijo: -Aca no hay nada, y a ver…en el otro, y la posición incomoda al entrarle al bolsillo, le permitio tocarle la verga. La rubia disfruto por un instante, pero le dijo mirandolo a los ojos. Mi IPod es mas duro.
- El pibe, no reaccionò y otro se puso en la fila, la tomò por los hombros y le dijo,: Ahora vas a ver que yo tampoco soy ladron. Vereemos.. respondio y le metio la mano entre el pantalón y saco el IPod, que estaba dentro del calzon, junto con la verga parada. La rubia olvido el IPod, y abraola verga. Lo desafio y tirandole como si fuera un palo, le hizo unos masajes torpes. La verga se termino de endurecer en su mano y asomo su cabeza por sobre el jean. El negro, se acerco al oido, y le dijo muy despacio: Ahora no te vas a llevar el aparato hasta que todos nos quedemos tranquilos…la tomo con fuerza de los pelos y le acerco la boca a la verga, doblandola al medio y dejando su vestido corto y tanga a la vista de todo el grupo.
- Mantuvieron un silencio, que permitió claramente escuchar las chupeteadas. El grupo escuchaba y se calentaba, la rubia tragaba la verga hasta el fondo sin poder escapar. No por la violencia, sino por la calentura que se lo impedia. Los que esatan atrás, se acomodaron, y uno, mas gordo, los empujo a todos, y les dijo. Esto no se hace a lo bestia. Esto se empieza asi.
- Y la rubia sacaba su culo del alcance de estos bestias. El gordo la aferro de las nalgas, como quien sostiene un ristro frente a si. Y estirando la lengua, la rubia sintio como le cogia el culo con su gruesa lengua. Entraba casi como si fuera una pija. El culo se le mojaba de la saliva del gordo y de su jugo que no paraba de lubricarla.
- Cuando no pudo el gordo con su mandíbula dislocada, se corrió. La rubia lo miro, y el pobre gordo tenia un pito infantil. Intento cogerla, pero ni para empezar tenia el pobre. Los que esperaban su turno, lo sacaron casi a patadas, y el mas pijudo tomo su posición. Le arrimo la verga a la boca, se la hizo chupar ala fuera y cuando estaba muy parada, se la hundió toda en el culo.
- La rubia trato de sacudirlo con algún espasmo, pero pronto los movimientos se hicieron ondulantes y el esfínter se apretaba al separarse de la pija y se relajaba para permitirle volver a entrar. Lo estaba pajeando con el culo.
- En la cara ya varios le habían enlechado el escote, pocos lograron terminarle la lengua. Aunque la obligaron a que les chupe a todos las vergas hasta dejarlas brillantes.
- Se termino de coger al ultimo de los valet parking, que por alguna timidez espero su turno religiosamente. Lo hizo terminar como si de un muñeco se tratara, le arranco y el IPod de la mano del gordo que lo sujetaba con los ojos cerrados y se dirigió de regreso al bar.
- Ahora mas tranquila, podría sentarse a terminar la conversación con sus amigas.
Ahora con autito nuevo, no quería dejarlo tirado en cualquier lado. Dio vueltas, hasta que recordó el sitio para estacionar, en Remonta y Veterinaria. Se dirigió hacia la calle sin salida, esperó lo que parecía una cola, y alguien de manera poco ortodoxa, le recibió el auto, le dio un papelito, y se lo llevo. Quedo un poco aterrada de donde estaba dejando el auto. El sitio, parecía una isla en medio de la ciudad. Pero todos lo dejaban ahí, al menos la desesperación de la cuarta vuelta manzana, no dejaba alternativa.
…..
Un milico, había logrado ese predio, en connivencia con un General del edificio Libertad. Ambos se dividían los ingresos en partes iguales, restados los gastos de cada noche. Era una vaca lechera. Cada día cobraban mas, y metían mas y mas autos. Para no dejar entrar mucha gente en el área militar, se les ocurrió lo de los pibes. Unos bandidos, indocumentados, que manejaban bastante mal y cobraban peor. No podían quejarse, ya que de pretender algo mas, con seguridad los molían a palos.
La recompensa la obtenían como podían. Una moneda aquí, otra en otro auto, un billete caído en un auto, y hasta algún celular o chuchería electrónica, compensaban la magra paga.
Pasaban las horas, escarbando los autos y pajeándose mentalmente con las señoras que venían a dejar el auto. En el proceso de recepción del auto, se enardecían mirándoles las gambas, las lolas, todo era objeto de sus miradas. Con tan poca plata en los bolsillos, pagarse una puta, para estos pibes era un imposible. Y menos aun poder seducir alguien.
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A los pocos minutos estaba en los brazos de sus amigas, hablando y escuchando al mismo tiempo, algo que solo con mucha practica se puede lograr. Rápidamente llegaron al tema preferido de las últimas reuniones. Sin darse cuenta, estaban a los gritos hablando coger, de chupar y de alguna otra preferencia. La mesa de al lado, de unos pibes bastante mas jóvenes, las observaban en silencio, para no perderse ni un gesto, ni un comentario. Registraban todo, y levantaban calentura con cada risotada de las minas.
La rubia había observado que tenia algunos ojos de la mesa contigua, posados cada tanto sobre los muslos que dejaba ver su vestido corto. Cuando sintió que no la veía nadie, cubierta por la mesa, se subió aun mas el vestido, dejando ver toda la pierna, casi hasta la ingle.
En la próxima excursión de los ojos vecinos, los tendría a sus pies. Esa trampa la calentó. Aunque se olvidó de estar atenta, el alcohol no le permitía concentrarse.
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Los pibes le abrieron la puerta, y al estirar su pierna izquierda para bajar, el vestido corto se le subió y dejo ver su impecable depilado y su tanga oscura. No lo había notado, si no fuera por los ojos del negro que le tomaba las llaves del auto pretendía hacer un ademán de cortesía.
La rubia se incorporó y no le presto atención al detalle, pero la mirada clavada en sus piernas, sin casi poderle ver el rostro al morocho, la entretuvo mas de lo que el tramite requería. –Heey, acá tenés, mostrandoles las llaves, cuidalo que es nuevito… El negro contesto con un movimiento de la boca, sin sonido, y sin sacar su mirada de las caderas.
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El pibe de la mesa de al lado, había hecho varios intentos, estirones de cuello, en la intención de arrancar una conversación con la rubia, solo había podido murmurar algo entre la música fuerte, pero la rubia por mas voluntad que le pusiera, no hubiera podido darle bola.
El chabón intento un ultimo recurso, estiro su mano entre las sombras y el respaldo de la silla y llego a la espalda. Algo le decía que esa rubia estaba muy caliente, y si lograba llevarla a unos grados mas, haría lo que quisiera con ella. Le apoyo la palma en la espalda, sin que nadie lo percibiera, y arrancò como un ademan para acercarla y hablarle. La rubia le dio a entender con la mirada, que no podia atenderlo, pero nada parecio decir de la mano. El pibe la dejó y comenzó a franelearla. El la observó y ella sonreía, los dos sabían que pasaba, pero nadie podía hacer mas que eso. Ella no podía mostrar lo puta que estaba últimamente con sus amigas de toda la vida. Dejo que la mano la calentara, le desabrochara el corpiño y le masajeara la nuca. Bajo por la columna y le estacionò la mano donde pudo. Ella sentada muy derechita, apretaba su concha contra el asiento, pero esa pose dejaba el culo, muy expuesto. Toda mojada, la mano no tuvo inconvenientes en deslizarse y entrar donde la dejaron. Uno primero y dos dedos se abrieron paso en el borde del culo. Ella miraba a sus amigas y se reía, paraba el culo dejando entrar mas y mas esos dos dedos. Casi se sentó sobre ellos y los presionaba suavemente con sus esfínteres. Al pibe ni lo miraba, no tenia interés en verlo, solo quería calentarlo hasta que explote.
De pronto un grito interrumpió la conversación, el pibe saco su mano de las caderas, sin alejarlas mucho, en la esperanza de volver a la carga. La Rubia, transpirada de borrachita y alzada como la habían puesto, se percató que dejo el I-pod a merced de los negros del estacionamiento.
………..
Estaban en el fondo de la fila de mas de cincuenta autos, mirando como la ultima mina le dejaba un auto a su compañero y este corria para hacer todo el trabajo. El grupo hacia rato que no trabajaba y solo recorria el magro botin de la noche, solo uno habia logrado manotear un I Pod, esperaba solamente cobrar los pesos del jornal, y rajar antes que lo descubran.
Caminando con dificultad por los tacos en el piso de pasto, la ven venir a la silueta de la rubia, y rapidamente se dieron cuenta que era la de la tanga, la que le habian manoteado el ipod. – Si me la chupa, se lo devuelvo, pero si no, ni en pedo.
Al tenerlos cerca, la rubia les grito, aunque quebrada la voz por tanto vino y calentura porque no. – Me dijo el de la garita, que Uds estacionaron el auto, quien tiene mi I Pod, se atropellò apreguntar.
- Como sabes que lo tenemos nosotros? Pregunto el mas oscuro de todos.
- Porque en mi auto no esta, y uds me lo acomodaron, no se acuerdan de mi? Intento un tono mas amigable.
- Si que nos acordamos, contestó uno, sin moverse de donde estaba. Vos sos la de las lindas piernas, y mejor tanga. La rubia no pudo ocultar su cara roja de calentura, que traia del bar, y que se acrecentaba con estos vagos incitandola.
- La rubia los desafio, Si los mando revisar, y les encuentro el I Pod los mando meter presos. Esto es un predio militar, no les conviene hacerse los boludos.
- Sin terminar la frase, y ante el desafio, el mas alto, se le acerco y muy cerca de la cara le dijo, - Revisame. Vas a ver que no tengo nada.
- La rubia sentia su estomago rebotar, y la cola le latia, de miedo y calentura. Le metiola mano en el bolsillo del jean, y dijo: -Aca no hay nada, y a ver…en el otro, y la posición incomoda al entrarle al bolsillo, le permitio tocarle la verga. La rubia disfruto por un instante, pero le dijo mirandolo a los ojos. Mi IPod es mas duro.
- El pibe, no reaccionò y otro se puso en la fila, la tomò por los hombros y le dijo,: Ahora vas a ver que yo tampoco soy ladron. Vereemos.. respondio y le metio la mano entre el pantalón y saco el IPod, que estaba dentro del calzon, junto con la verga parada. La rubia olvido el IPod, y abraola verga. Lo desafio y tirandole como si fuera un palo, le hizo unos masajes torpes. La verga se termino de endurecer en su mano y asomo su cabeza por sobre el jean. El negro, se acerco al oido, y le dijo muy despacio: Ahora no te vas a llevar el aparato hasta que todos nos quedemos tranquilos…la tomo con fuerza de los pelos y le acerco la boca a la verga, doblandola al medio y dejando su vestido corto y tanga a la vista de todo el grupo.
- Mantuvieron un silencio, que permitió claramente escuchar las chupeteadas. El grupo escuchaba y se calentaba, la rubia tragaba la verga hasta el fondo sin poder escapar. No por la violencia, sino por la calentura que se lo impedia. Los que esatan atrás, se acomodaron, y uno, mas gordo, los empujo a todos, y les dijo. Esto no se hace a lo bestia. Esto se empieza asi.
- Y la rubia sacaba su culo del alcance de estos bestias. El gordo la aferro de las nalgas, como quien sostiene un ristro frente a si. Y estirando la lengua, la rubia sintio como le cogia el culo con su gruesa lengua. Entraba casi como si fuera una pija. El culo se le mojaba de la saliva del gordo y de su jugo que no paraba de lubricarla.
- Cuando no pudo el gordo con su mandíbula dislocada, se corrió. La rubia lo miro, y el pobre gordo tenia un pito infantil. Intento cogerla, pero ni para empezar tenia el pobre. Los que esperaban su turno, lo sacaron casi a patadas, y el mas pijudo tomo su posición. Le arrimo la verga a la boca, se la hizo chupar ala fuera y cuando estaba muy parada, se la hundió toda en el culo.
- La rubia trato de sacudirlo con algún espasmo, pero pronto los movimientos se hicieron ondulantes y el esfínter se apretaba al separarse de la pija y se relajaba para permitirle volver a entrar. Lo estaba pajeando con el culo.
- En la cara ya varios le habían enlechado el escote, pocos lograron terminarle la lengua. Aunque la obligaron a que les chupe a todos las vergas hasta dejarlas brillantes.
- Se termino de coger al ultimo de los valet parking, que por alguna timidez espero su turno religiosamente. Lo hizo terminar como si de un muñeco se tratara, le arranco y el IPod de la mano del gordo que lo sujetaba con los ojos cerrados y se dirigió de regreso al bar.
- Ahora mas tranquila, podría sentarse a terminar la conversación con sus amigas.
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