Mi amigo el profe de ed física (Parte III y última)

Links a la primera y segunda parte (por si se las perdieron)

http://www.poringa.net/posts/relatos/1972118/Mi-amigo-el-profe-de-ed-fisica-_Parte-I_.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/1972572/Mi-amigo-el-profe-de-ed-fisica-_Parte-II_.html

El estallido final.

Extasiada por ese intenso orgasmo que logre cabalgando a ese hermoso hombre, me dejé caer a su lado. La lujuria ya se había apoderado de mi, estaba completamente entregada a los antojos de mi amigo.
Abri mis piernas para recibirlo, era increíble como nos entendíamos sin decirnos una palabra, Pablo se ubico sobre mi, y lentamente comenzó a penetrarme. Mis manos acariciaban su espalda, mis piernas abrazaban su cadera que se movía con una cadencia deliciosa.
Sentía su pene entrando y saliendo con una suavidad exquisita. El placer me enloquecía, al punto que comencé a pedirle que lo hiciera con mas fuerza. Él, decidido a complacerme, sin dudarlo comenzó a subir el ritmo, embestía sobre mi con toda su fuerza, nuestros cuerpos comenzaron a sudar intensamente, mis uñas se clavaban es su espalda y mis gemidos comenzaban a transformase en gritos de placer.
Estaba gozando tanto que ya había perdido la noción del tiempo y del lugar, aunque tampoco me importaba, lo único que quería en ese momento era disfrutar.
Volví a acabar sobre él, pero esta vez fue tan intenso que casi me desmayo. Pablo tuvo que detenerse un instante porque estaba a punto de acabar y no quería.
Fueron unos pocos segundos en los que solo nos besamos y acariciamos nuestros cuerpos empapados de sudor.

Luego de unos instantes le pedí que me hiciera la cola, sorprendida por la naturalidad con que se lo pedí, ni esperé que él aceptara. Me dí vuelta y levanté mi colita dejando mi cabeza sobre la almohada.
Pablo se colocó detras de mí y comenzó a hacer su trabajo. El placer que sentí cuando comenzó a lamer mi ano fue indescriptible, sentía ganas de que me penetrara inmediatamente.
Poco después, las ansias me ganaron y le rogué: - Por favor ponemela ya!!
La sensación de sentir primero la punta de su pene erecto y caliente empujando para entrar hizo que casi acabara nuevamente, finalmente su cabeza entró toda. Me ardía bastante, pero el placer de sentirme su perra era más poderosa y en ese momento juro que me transformé como nunca. Por lo general soy muy romántica en la cama, pero en ese momento me salió la puta que todas levamos adentro y comencé a decirle groserías, a pedir que me matara, que me rompiera la cola y ese tipo de cosas.
Al parecer dió resultado porque casi de inmediato Pablo comenzó a penetrarme con más fuerza, su pene entraba completamente en mi cola, sus testículos rebotaban contra mi vagina, yo, extasiada de placer comencé a provocarlo diciéndole cosas como que me cojiera como un hombre. Herido en su orgullo me tomo del cabello y empezó a penetrarme con una brutalidad impresionante.
Mis gritos eran muy fuertes, él ya había comenzado a insultarme, me trataba como una puta barata y eso me volvía loca.
Comencé a masturbarme, a jugar con mis tetas, estaba delirando de placer. No podía creer lo que estaba haciendo, una hora antes estaba bailando en un boliche y ahora estaba desnuda en una cama, completamente entregada a un hombre con el que me había reencontrado después de muchos años.

Volví a acabar, pero esta vez él no se detuvo. Seguía embistiendo contra mí, penetrando duro y profundo mi cola. Me dijo casi gritando: -Ya acabaste de nuevo puta de mierda?-, Y eso me hizo estallar de placer, comencé a pedirle que me acabara, quería sentirlo estallando dentro de mi cola.
-Estoy a mi perra, sentí como te lleno yegua!-, dijo y casi de inmediato sentí un intenso chorro de semen caliente llenando mi colita, luego otro y otro, habrán sido cuatro o cinco acabadas intensísimas.
Lentamente fue sacando su pene y enseguida sentí como su semen comenzó a escurrirse entre mis nalgas. Mis piernas finalmente se rindieron y quedé completamente exhausta en su cama, agotada y llena de semen.
Pablo me abrazo y casi de inmediato nos quedamos dormidos, relajados como nunca.