Link a la primera parte:
http://www.poringa.net/posts/relatos/1972118/Mi-amigo-el-profe-de-ed-fisica-_Parte-I_.html
La lujuria…
Salimos del boliche abrazados y ansiosos por llegar a su departamento. La espera del taxi se hizo eterna, cuando al fin conseguimos uno nos subimos de inmediato y luego de indicarle al taxista nuestro destino, proseguimos con lo que habíamos empezado en la pista de baile. Sin preocuparnos por la presencia del extraño al volante, nos dejamos llevar por nuestra excitación. Las manos de ambos buscaban desesperadamente la piel del otro y cuando el roce se lograba, el placer era recompensado con un suave gemido.
Finalmente llegamos a destino, descendimos del auto y entramos al edificio. Eran las cinco de la mañana y todo estaba tranquilo. Ingresamos al ascensor y mientras subíamos volvimos a atacarnos. Esta vez, como estábamos solos, no nos preocupamos, y nuestras manos buscaron la piel del otro cuerpo con mayor libertad. Sentí su mano derecha bajar suavemente por mi pierna, luego mi vestido comenzó a subir y sus dedos buscaron mi entrepierna. Al principio me avergonzó que notara que ya estaba húmeda de la excitación, pero al parecer eso le gustó porque dijo algo que no comprendí. Comenzó a jugar con sus dedos en mi clítoris sobre mi tanga ya húmeda, confieso que el placer era tanto que ni sabía donde estaba.
Cuando el ascensor se detuvo, abrimos la puerta y fuimos rápidamente a su departamento, apenas se cerró la puerta detrás nuestro, nos sentimos lo suficientemente libres como para desatar toda nuestra lujuria. Casi de inmediato nuestros cuerpos estaban completamente desnudos, no parabamos de acariciarnos y besarnos.
Pablo me levantó con sus brazos musculosos, me llevó a su habitación, suavemente me deposito sobre su cama y supe que lo mejor estaba por empezar. Me beso apasionadamente, primero la boca, luego mi cuello, mi pecho, se detuvo unos instantes para lamer mis pequeños pezones que hacía mucho ya estaban duros. Continuó bajando, sentí su lengua jugar en mi ombligo y continuar bajando. Besó mis muslos, mi pubis, poco a poco fue acercándose a mi vagina que ya se estremecía por sentir su lengua.
El instante en el que por fin sentí su lengua recorriendo mi vagina fue sublime. Sus labios succionaron con una suavidad deliciosa mi clítoris hinchado y húmedo, su lengua comenzó a penetrar mi vagina y mis manos inevitablemente se enredaron entre sus cabellos. Sentía un placer inmenso, no podía ni quería contenerlo, estaba decidida a entregarme por completo a ese hermoso hombre que estaba conmigo.
Poco fue el tiempo que pasó hasta que llegué a mi primer orgasmo. Sin dejar de lamer mi conchita, me miró a los ojos y se sonrió. En ese momento casi le supliqué que me dejara chupársela, quería devolverle todo el placer que me había dado.
Fue así que él se acostó a mi lado, yo me coloqué sobre el e hice lo mismo que había hecho conmigo, lo besé apasionadamente y comencé a recorrer su hermoso y fibroso cuerpo con mi lengua. Mi ansiedad era tanta que en seguida estaba entre sus piernas, su pene estaba completamente erecto, de un tamaño normal y con una cabeza hermosa, grande y dura. Comencé lamiendo desde la base, lentamente hasta llegar a su frenillo. Mi lengua jugaba con la punta de su pene, eso lo enloquecía. Después volví a bajar y me dediqué a lamer sus testículos, quise chuparlos, meterlos en mi boca, pero eran muy grandes.
Después de eso tomé su pija con mi mano y suavemente fui introduciéndola en mi boca. Mis labios rodearon ese hermoso pedazo de carne dura y caliente. Succione suavemente hasta sentir como rozaba el fondo de mi paladar, aguanté un par de segundos y la liberé completamente húmeda de mi saliva. Noté en la expresión de su rostro el placer inmenso que le estaba provocando y eso me animó a ir por más. Seguí chupando su hermoso pene con el mayor esmero que jamás había puesto en un pete, hasta que él me pidió que me detuviera porque estaba a punto de acabar y no quería hacerlo sin antes penetrarme.
No lo dudé ni un segundo, sin dejarlo moverse me acomodé sobre él, tomé su pene con mi mano derecha y empecé a frotarlo suavemente por mi vagina, enseguida lo acomodé y suavemente fui bajando, haciendo que entrara poco a poco hasta el fondo. El placer que sentimos tanto él como yo, fue indescriptible.
Continué subiendo y bajando lentamente hasta encontrar el ritmo perfecto. La lubricación era ideal por lo que fui subiendo el ritmo poco a poco, hasta yo me sorprendía de la habilidad con la que movía mis caderas. El goce era tanto que empezamos a gemir, y a buscar la forma de aumentar el placer. Pablo tomó mis pechos con sus manos y mientras yo seguía cabalgándolo, comenzó a estrujarlos y a pellizcar mis pezones. Eso era algo que me encantaba, siempre me excitó muchísimo que jueguen con mis pezones. Le pedí que me los lamiera y con una habilidad increíble complació mi deseo.
Yo estaba cada vez más excitada, sentía un placer tan grande que no podía contener. Sentir ese hermoso pene entrando y saliendo de mi, era algo sublime. Intenté tanto como pude contenerme para extender el éxtasis, pero no pude evitarlo, en poco tiempo estallé en un orgasmo más intenso aun que el primero, me estremecí sobre él, que gozaba sintiendo como acababa sobre su pene…
Continuará…
(Si les gustó, recomienden este post a sus conocidos y comenten así tendré ganas de continuar con esta historia).
http://www.poringa.net/posts/relatos/1972118/Mi-amigo-el-profe-de-ed-fisica-_Parte-I_.html
La lujuria…
Salimos del boliche abrazados y ansiosos por llegar a su departamento. La espera del taxi se hizo eterna, cuando al fin conseguimos uno nos subimos de inmediato y luego de indicarle al taxista nuestro destino, proseguimos con lo que habíamos empezado en la pista de baile. Sin preocuparnos por la presencia del extraño al volante, nos dejamos llevar por nuestra excitación. Las manos de ambos buscaban desesperadamente la piel del otro y cuando el roce se lograba, el placer era recompensado con un suave gemido.
Finalmente llegamos a destino, descendimos del auto y entramos al edificio. Eran las cinco de la mañana y todo estaba tranquilo. Ingresamos al ascensor y mientras subíamos volvimos a atacarnos. Esta vez, como estábamos solos, no nos preocupamos, y nuestras manos buscaron la piel del otro cuerpo con mayor libertad. Sentí su mano derecha bajar suavemente por mi pierna, luego mi vestido comenzó a subir y sus dedos buscaron mi entrepierna. Al principio me avergonzó que notara que ya estaba húmeda de la excitación, pero al parecer eso le gustó porque dijo algo que no comprendí. Comenzó a jugar con sus dedos en mi clítoris sobre mi tanga ya húmeda, confieso que el placer era tanto que ni sabía donde estaba.
Cuando el ascensor se detuvo, abrimos la puerta y fuimos rápidamente a su departamento, apenas se cerró la puerta detrás nuestro, nos sentimos lo suficientemente libres como para desatar toda nuestra lujuria. Casi de inmediato nuestros cuerpos estaban completamente desnudos, no parabamos de acariciarnos y besarnos.
Pablo me levantó con sus brazos musculosos, me llevó a su habitación, suavemente me deposito sobre su cama y supe que lo mejor estaba por empezar. Me beso apasionadamente, primero la boca, luego mi cuello, mi pecho, se detuvo unos instantes para lamer mis pequeños pezones que hacía mucho ya estaban duros. Continuó bajando, sentí su lengua jugar en mi ombligo y continuar bajando. Besó mis muslos, mi pubis, poco a poco fue acercándose a mi vagina que ya se estremecía por sentir su lengua.
El instante en el que por fin sentí su lengua recorriendo mi vagina fue sublime. Sus labios succionaron con una suavidad deliciosa mi clítoris hinchado y húmedo, su lengua comenzó a penetrar mi vagina y mis manos inevitablemente se enredaron entre sus cabellos. Sentía un placer inmenso, no podía ni quería contenerlo, estaba decidida a entregarme por completo a ese hermoso hombre que estaba conmigo.
Poco fue el tiempo que pasó hasta que llegué a mi primer orgasmo. Sin dejar de lamer mi conchita, me miró a los ojos y se sonrió. En ese momento casi le supliqué que me dejara chupársela, quería devolverle todo el placer que me había dado.
Fue así que él se acostó a mi lado, yo me coloqué sobre el e hice lo mismo que había hecho conmigo, lo besé apasionadamente y comencé a recorrer su hermoso y fibroso cuerpo con mi lengua. Mi ansiedad era tanta que en seguida estaba entre sus piernas, su pene estaba completamente erecto, de un tamaño normal y con una cabeza hermosa, grande y dura. Comencé lamiendo desde la base, lentamente hasta llegar a su frenillo. Mi lengua jugaba con la punta de su pene, eso lo enloquecía. Después volví a bajar y me dediqué a lamer sus testículos, quise chuparlos, meterlos en mi boca, pero eran muy grandes.
Después de eso tomé su pija con mi mano y suavemente fui introduciéndola en mi boca. Mis labios rodearon ese hermoso pedazo de carne dura y caliente. Succione suavemente hasta sentir como rozaba el fondo de mi paladar, aguanté un par de segundos y la liberé completamente húmeda de mi saliva. Noté en la expresión de su rostro el placer inmenso que le estaba provocando y eso me animó a ir por más. Seguí chupando su hermoso pene con el mayor esmero que jamás había puesto en un pete, hasta que él me pidió que me detuviera porque estaba a punto de acabar y no quería hacerlo sin antes penetrarme.
No lo dudé ni un segundo, sin dejarlo moverse me acomodé sobre él, tomé su pene con mi mano derecha y empecé a frotarlo suavemente por mi vagina, enseguida lo acomodé y suavemente fui bajando, haciendo que entrara poco a poco hasta el fondo. El placer que sentimos tanto él como yo, fue indescriptible.
Continué subiendo y bajando lentamente hasta encontrar el ritmo perfecto. La lubricación era ideal por lo que fui subiendo el ritmo poco a poco, hasta yo me sorprendía de la habilidad con la que movía mis caderas. El goce era tanto que empezamos a gemir, y a buscar la forma de aumentar el placer. Pablo tomó mis pechos con sus manos y mientras yo seguía cabalgándolo, comenzó a estrujarlos y a pellizcar mis pezones. Eso era algo que me encantaba, siempre me excitó muchísimo que jueguen con mis pezones. Le pedí que me los lamiera y con una habilidad increíble complació mi deseo.
Yo estaba cada vez más excitada, sentía un placer tan grande que no podía contener. Sentir ese hermoso pene entrando y saliendo de mi, era algo sublime. Intenté tanto como pude contenerme para extender el éxtasis, pero no pude evitarlo, en poco tiempo estallé en un orgasmo más intenso aun que el primero, me estremecí sobre él, que gozaba sintiendo como acababa sobre su pene…
Continuará…
(Si les gustó, recomienden este post a sus conocidos y comenten así tendré ganas de continuar con esta historia).
6 comentarios - Mi amigo el profe de ed física (Parte II)
Saludosss
mmmmm, no te lo tomes a mal, pero que bueno que te dejé con "la japi dura", jajaja.... es la intención de escribir estas cosas 😉 .
En la semana prometo escribir la tercera y última parte. Prometo que será más lujuriosa, caliente y excitante que esta...
Besitosss!!!!
Ahi te mande un MP con mi MSN, agregame que quiero hablar con vos, besotes!!
😉 😉