JUGANDO EN EL ELEVADOR
by Mr. Owl
Me llamo Lucero y esta es la historia
Cuando recién cumplía mis 18 años me mude a mi nuevo apartamento, por fin había encontrado un buen lugar para vivir después de haber dejado la casa de mis padres. El lugar era espacioso, tenía buena luz, quedaba cerca de mi nueva escuela, elevador funcional y aunque quedaba en el piso 12 estaba bien para mí, sin embargo solo tenía algunos vecinos para nada ruidosos.
Al parecer en el edificio no vivía ningún chico lindo ni nada por el estilo, solo una pareja de viejecitos y otras personas, pero no había nadie que me llamara la atención.
La primera noche fue algo espeluznante de pasar, pues nunca había dormido tan lejos de mi familia y con lo temerosa que soy fue algo difícil de atravesar, pero al fin lo logré sin siquiera llorar. Ya era mayor de edad pero aún me sentía desprotegida, pero este cambio me hizo madurar de una manera estupenda.
Aunque anteriormente había tenido muchos novios, ya llevaba casi un año sin tener a un galán en mi vida, hecho que no me molestaba tanto, pues soy muy juguetona y me gusta experimentar.
El segundo día que dormí en mi nuevo departamento me dispuse a prepararme algo de desayunar, la mesa que había comprado quedaba bastante grande para la cocina, así que debía rodearla para poder alcanzar ciertos condimentos. Esta mesa tenía una forma cuadrada y debido al espacio tan pequeño por fuerza tenía que rozarla. Mientras intentaba pasar, una de las puntas toca accidentalmente mi vagina y fue una sensación realmente placentera, de esta forma me olvidé por completo del desayuno y comencé a masturbarme con esa esquina. Cada vez me frotaba con más rapidez. El líquido que salía de mi conchita se impregnaba en la ropa que traía puesta mojándome en demasía.
Después de la pequeña travesurilla matutina. Me dispuse a dirigirme a la escuela.
Después de una larga jornada de estudio, regresé abatida a mi casa. El elevador del edificio estaba muy bonito, aunque se veía viejo. Este tenía una pequeña banquita forrada con terciopelo que ya estaba desgastado, los botones eran muy lindos. Pero lo que llamó poderosamente mi atención, fue una palanca con una gran esfera roja que se encontraba a un costado de los botones a una menor altura. Cuando subía para llegar a mi apartamento, abordó uno de los inquilinos más antiguos del lugar, Don Raúl se hacía llamar, el cual me saludo muy amablemente dándome la bienvenida. Sabiendo que el señor tenía bastante tiempo ocupando este mismo elevador, le pregunte acerca de esa palanca.
A lo que cordialmente me respondió, que era la palanca para la salida de emergencia, al accionarla la pequeña puerta del techo se abriría. Ya que estábamos hablando del tema, me advirtió que en el piso 6, el ascensor da un salto no muy brusco, pero era normal y no debía asustarme. Aclarada mi duda, el señor se bajo un varios pisos antes que yo.
Lo primero que hice al llegar a mi casa, fue llamar a mis amigos para que conocieran mi departamento, pero a la vez quería que vinieran muchos chicos para que me bajaran esta calentura que tenía desde hace rato.
Después de contactar a varios de mis amigos, la cita en mi casa se pactó a las 7 de la noche todos acordaron traer algo de alcohol y cosas así.
Limpie todo a la perfección, me vestí bastante linda y solo quedaba esperar a mis invitados. Un poco más tarde, cerca de las 7:30, llegaron mis amigos. Todas mis amigas traían a sus novios y no había nada para mí, pues los chicos que vinieron tenían novia y los pocos que sobraban no me parecían bastante atractivos.
Se fue adentrando la noche, eran aproximadamente las 12:00 am. El alcohol nos jugaba una mala pasada. Todos estábamos borrachos para esa hora y acordaron retirarse a sus respectivas casas. Así que decidí acompañarlos hasta la salida del edificio, yo no me encontraba bien, estaba decepcionada por la velada pues yo les había pedido a mis amigas que trajeran a alguien para que yo tuviera algo de diversión. Pero no fue así.
Ya que partieron, regresé al elevador para intentar dormir después de esta desilusionante noche. Entonces me encontraba sola en el ascensor, ebria y caliente. Fue entonces cuando miré aquella palanca, que para lo alcoholizada que me encontraba, me pareció buena idea intentar alguna travesura. Apreté el botón para subir hasta mi piso, se cerraron las puertas, con mi vestido limpié aquel pedazo de metal y me incliné direccionando mi vagina hacía esa cosa. Debo decir que no creí que mi vagina fuera tan estrecha, pues la palanca no entraba, tuve que lubricarla para que esta ingresara. Me tomó un momento para introducirla, me dolía bastante pues aquella esfera roja estaba grande, pero el hacer esto en un lugar público me hacía casi desmayar del placer. Pero por fin entró casi completa.
Apenas el elevador iba a llegar al segundo piso cuando se detuvo, al parecer alguien iba a entrar, me invadió una gran desesperación mientras me trataba de sacar eso de mi conchita. Sin éxito me paré, acomodé mi vestido para que no se notara y fingí estar recargada en la pared con ese instrumento muy adentro de mí. La persona que iba a subir era el mismo señor que había conocido antes, yo no sabía qué hacer pues estaba segura que me descubriría en una de mis travesuras.
- Hola niña, como estas. ¿Veo que tuviste una pequeña fiesta verdad?- Me dijo
- Sí, así es. ¿Y usted que hace tan tarde por acá?- Le contesté lo más normal que podía
- Lo que pasa es que en la tarde olvidé cerrar la puerta de la azotea y eso haré- Me explicó
Sentía que la vagina me punzaba y me ofrecí a cerrar la puerta para que este señor se fuera y me dejara sacármela. Don Raúl se negó pues no quería que una jovencita como yo se cansara pues él era todo un caballero.
El tiempo pasaba y yo seguía con la bola metida en mí, el señor se preocupo por mi estado, pues por causa del alcohol me veía muy mal además de que estaba sudando por el hecho de ser descubierta.
De pronto el señor me dijo:
- Mira aquí viene el sexto piso. Cuidado con el temblor-
Antes de que me acabara de decir la frase el elevador se movió un tanto brusco como si le hubieran dado un golpe desde abajo, obviamente eso hizo que saltáramos y con este aparato dentro de mi no pude evitar soltar un pequeño grito, pues la palanca había entrado un poco más. Mis piernas se debilitaban y el señor noto de inmediato mi estado y se ofreció a llevarme hasta la entrada de mi casa. Y así nos pasamos el resto de los pisos, con el señor tomándome por el brazo para que no me fuera a desmayar. Yo lo mantenía distante para que no se diera cuenta de mi problema.
Por fin de varios pisos, por fin llegamos al mío. Don Raúl me tomaba del brazo mientras las puertas del ascensor se abrían, el me jalaba para salir, pero yo aún me encontraba atorada ahí. Le dije que mejor lo ayudaba a cerrar la puerta, pero él insistió en dejarme en la puerta de mi apartamento. Así que me jalo con más fuerza obligando a que la palanca abandonara mi cuerpo de una forma bastante brusca y dolorosa, mis piernas no resistieron más y me caí. Don Raúl me levantó y me dejó en mi puerta diciéndome:
- Te dije que sentías mal, por eso te acompañé hasta aquí-
- Muchas gracias- Contesté y me fui a dormir
Al día siguiente tenía un fuerte dolor en la vagina, así que no fui a la escuela pues no me sentía cómoda, no tenía ganas de hacer nada así que fui a comprarme el desayuno afuera. Al entrar al edificio Don Raúl iba saliendo y me pregunto cómo me sentía a lo que contesté que bien.
- ¿Te divertiste anoche verdad?- Me Dijo
- Sí un poco, la fiesta estuvo divertida- Respondí
- No, yo me refiero a la diversión del ascensor, debiste ver como dejaste la pobre palanquita- Me Dijo
Me quedé muda y no le respondí nada, seguí mi camino hacía dentro del edificio, mientras el reía de una forma muy inocente.
FIN
Autor: Mr. Owl
Genero: Masturbación,En Público
Porcentaje de Realismo: 40%
3 comentarios - Jugando en el Elevador