Relato enviado por una lectora de esta página:
Hola José, digamos que mi nombre es Ana, y lo que te cuento me sucedió cuando tenía 18 años.
La verdad es que no puedo olvidarlo por más que quiero, admito que he leído cientos de relatos y a cada que puedo más me caliento. No puedo olvidar a mi hermano Noé, no sé si es amor u obsesión pero no sé qué hacer. Lo peor es que no puedo hacer nada!!!
Mira te cuento:
Yo no era la típica muchacha que nadie pela ni mucho menos, tenía novio y me quería mucho. De hecho, yo siempre pensé que él sería el primer hombre de mi vida pero no fue así.
Aquella noche habíamos llegado mi novio y yo del cine. Veníamos bastante calientes debido a que de regreso a casa yo le había estado excitando manoseándole la pierna y acariciando su pecho. Él me lo hizo saber y me propuso que nos metiéramos a mi cuarto a follar.
-No Daniel. No quiero que mi primera vez sea en mi habitación…- le dije un poco arrepentida de haberlo estado excitando pues sabía cómo se ponía cuando yo no quería.
-Entonces cuando y donde? A cada que te pregunto siempre sales con lo mismo…- me reprochó.
-tenme paciencia Daniel. Me da un poco de miedo…
Aquella noche me limité a practicarle sexo oral en su auto. Tenía semanas que había “aprendido” a mamársela y eso parecía gustarle bastante. No así a mí que el sabor de su semen se me hacía agridulce. Sin embargo, Daniel ya no se conformaba con eso y quería que hiciéramos el amor por primera vez. Quedé en avisarle cuando estuviera lista y volví a pedirle paciencia, cosa que comprendió mejor estando ya menos excitado.
Al entrar a mi casa yo me sentía sumamente excitada. Haberle chupado el pene a mi novio me había puesto empapada de ahí abajo y no sabía cómo bajarme la excitación. Pensé que con un baño bien frío tendría pero no fue así. Saliendo del baño seguía igual de excitada y ni tiempo tuve de ponerme ropa interior debajo de mi bata de dormir cuando fui directo a la habitación de mi madre en busca de algo que había visto el otro día: un vibrador.
Sabía que mamá guardaba uno en su alcoba porque la otra noche, hurgando a escondidas, sin querer lo había visto. Claro, era comprensible que mi madre, siendo madre soltera, buscara la manera de saciar sus necesidades.
En eso estaba, buscando en la habitación de mamá cuando de pronto un fuerte ruido me tomó por sorpresa. Parecía venir de la planta baja así que salí a toda prisa de la habitación de mamá y fui a ver que sucedía.
-Ana… ayúdame….- parecía ser la voz de mi hermano quien seguramente volvía de una de sus borracheras.
Al verlo así de borracho no pude evitar reclamarle su estado:
-Cómo es posible Noé… es apenas miércoles y ya estás tomado! Mañana tienes que trabajar, recuerdas?
Mi hermano se tambaleaba y pedía mi ayuda para mantener el equilibrio. Corrí a ayudarle antes de que se le ocurriera subir las escaleras en ese estado y, al hacerlo, mi hermano paso su brazo por encima de mí para apoyarse.
-A donde me llevas???- preguntó.
-A dormir… te llevaré hasta tu cuarto antes de que mamá llegue de trabajar y te vea en este estado.
Imagínate la escena en ese momento. Yo solamente traía puesta mi bata de dormir (sin pantaletas ni brassier debajo) y luchaba por ayudarle a mantener el paso a mi hermano quien parecía no poner nada de su parte y se recargaba en mí con todo su peso.
Mientras subíamos por las escaleras, la mano de mi hermano se posó muy cerca de mi seno. Pensé en removerla pero era tal la presión de su cuerpo que prefería seguir adelante hasta llegar a la cima por temor a que se me fuera a caer mi hermano por las escaleras en el intento.
Su misma mano se aferraba de vez en cuando de mi bata de dormir y, sin querer, fue haciendo que se me bajara lo suficiente como para liberar mi seno. Ambos nos percatamos de ello pero ninguno dijo nada hasta que llegamos a la cima.
Llena de vergüenza, me apresuré a taparme el seno que había estado libre durante más de 5 escalones mientras mi hermano apenas y balbuceaba algo que no entendía.
-Vamos a tu cuarto…- le dije y esta vez, tomándolo del brazo, lo lleve hasta su habitación donde de inmediato se desplomó sobre su cama.
Realmente se veía patético tirado boca arriba en ese estado. Los ojos permanecían completamente cerrados mientras sus piernas y brazos abiertos mostraban el desgaste de la noche alcohólica.
Pensé en retirarme a mi habitación cuando en su pantalón noté que tenía algo rojo. Parecía sangre. De inmediato supuse que se había peleado y busque algún rasgo de la batalla en su cara pero estaba intacta.
No podía dejarle con el pantalón así de sucio así que comencé a quitarle los zapatos para después hacer lo mismo con su pantalón. Si mamá lo veía en ese estado y con la sangre en su pantalón, seguramente le iría muy mal y lejos de todo mi hermano me caía súper bien como para verlo castigado o maltratado por mi madre.
Después de estar batallando con su ropa durante varios minutos, al fin conseguí bajarle el pantalón de un solo jalón. Lo miré esperando ver su bóxer pero mi sorpresa fue mayúscula al percatarme de que no había nada debajo. Mi hermano no usaba bóxer!!!
Ahí estaba yo con el corazón saliéndoseme del pecho mientras veía la imagen de mi hermano desnudo de cintura hacia abajo. Lo peor de todo era que su pene lucía enorme y erecto!!! Sus testículos eran 2 enormes bolsas que adornaban el pene que debía ser el doble de tamaño que el de mi novio!
Yo siempre había tenido la creencia de que cuando un hombre toma tanto no se le paraba pero aquella noche mi hermano me demostró lo contrario.
Mi primera reacción fue cubrirlo con su sábana pero mi hermano había caído encima de ellas y eso sería imposible.
Permanecí inmóvil durante varios segundos mientras mi hermano dormía profundamente sin que su cosa disminuyera de tamaño.
Me preguntaba que se sentiría que un pene tan grande me penetrara y mi concha se humedecía incluso más que cuando mi novio y yo habíamos fajado en el auto.
Luego comparé su pene con el vibrador de mamá y supe que el molde no podía compararse tampoco.
-Qué demonios estoy haciendo…?- pensé y me reproché pero lejos de retirarme tomé asiento a lado de mi hermano y miré fijamente su pene. Quería mirarlo más a detalle.
El único sonido de la habitación eran los ligeros ronquidos de mi hermano combinados con mi agitada respiración. En mi mente pensaba: que daño le hago con solo tocarla? Y es que la situación me estaba volviendo loca. Era muchísima tentación. Su pene tenía dimensiones nunca antes vistas y no sabía si las si volvería a ver.
Con mi mano temblando me fui acercando a su pene centímetro a centímetro hasta que hice contacto con la piel de su pene.
Mi lado salvaje y sexual se apoderó de mí y terminé sujetándoselo fuertemente con la mano al tiempo que temerosa lo veía dormir.
Mi instinto sexual se había apoderado completamente de mi ser y ahora me dedicaba a subir y bajarle el pellejo de su punta y, sin darme cuenta, con la otra mano comencé a acariciarle sus testículos.
Mis pensamientos ya no eran propios. Lo único que quería era seguir experimentando hasta donde fuera posible y satisfacerme de una buena vez por todas y para ello estaba dispuesta a dar cualquier paso.
Soltando su pene, me puse de pie y dejé caer mi bata quedando completamente desnuda frente a mi adormilado hermano. Una vez más tomé posesión de mi deseado objeto sexual y comencé a masturbarlo descaradamente hasta que de su punta comenzó a salir una gota de líquido pre seminal. Fue entonces que acerqué mi rostro a su pene y la olí. Tenía un olor muy parecido al de mi novio y me pregunté si sabría igual. No tuve que quedarme con la duda pues de una lengüetada saboree el sabor más rico y apetecible que hasta entonces había probado.
No me gusto, me encantó y por ende comencé a pasar toda mi lengua por todo lo largo de su pene en busca de más. Luego de eso abrí la boca y me hundí su enorme falo hasta donde pude para comenzar a mamarle justo como lo hacía con mi novio.
No sé cuánto tiempo pasé chupándoselo pero ni los ligeros gemidos de mi hermano ni el miedo a que mamá llegara en cualquier momento me detenían. Sabía que en cualquier momento estallaría dentro de mi boca y saborearía su rico sabor pero lo caliente de mi vagina me pedía a gritos que esta vez pensara también en mí.
Supe que era hora del último movimiento. Saqué su pene de mi boca y me subí encima de su cuerpo hasta dejar su pene a la altura de mi vagina. Lo miré al rostro y dije:
-Si tan solo supieras lo que estas a punto de hacer Noé…- tome su pene en mi mano y, dirigiéndolo hacia mi vagina, comencé a dejarme caer hundiéndomelo dentro lentamente.
-AAAAAAAUUUUUGHHHHHHHHHHHHHHHHH….- no pude evitar gemir al sentir como el pene de mi hermano a pesar de su gran tamaño se abría paso sin ninguna dificultad hasta toparse con la barrera de mi himen. Un sentoncito más fuerte y finalmente se rompió la barrera.-HMMMMMMMMMGGGHHHHHHHHHHHH…- Gemí con fuerza y me quede quieta hasta que el dolor pasara.
Mi hermano seguía inconsciente pero su rostro había cambiado a una expresión de placer parecida a la de mi novio cuando se la chupo.
Segundos después comencé a subir y bajar lentamente sin lograr meterme todo su pene. La sensación era de puritito placer y a cada sentón que daba me entraba más y más de su pene.
Vaya que mi hermano es un aguantador pues estoy segura que fueron más de 15 minutos los que le cabalgué a toda clase de ritmos hasta que su pene estalló dentro de mí.
Fue tan delicioso sentir como mi vagina era inundada por tanto semen que me desplomé en su pecho. Luego besé sus labios y lentamente me bajé del pene que yacía flácido en mi interior. Fui por una toalla y limpié su pene. Había rastros de mi sangre y de su semen por todas partes; incluso hasta en sus testículos los cuales también limpié.
Luego de eso tomé conciencia de lo que había hecho y me sentí mal. Temí que mi hermano se fuera a despertar así que salí a toda prisa de su habitación rumbo a la mía luego de haberlo vestido con su misma ropa.
Al llegar a mi cuarto me metí bajo las sábanas y cerré los ojos mientras pensaba y analizaba todo lo que había pasado desde que mi novio me dejo en mi casa.
A la mañana siguiente me sentía de maravilla. Era como si fuera otra. Me sentía más mujer y bastante complacida. Llamé a mi novio y le dije que estaba lista para ser suya esa misma tarde. Quedamos y luego me baje a desayunar donde al toparme con mi hermano éste parecía actuar como cualquier hombre con cruda matutina. Nos saludamos y de inmediato pensé en su pene: un verdadero placer que jure no probar jamás a pesar de lo mucho que me había gustado.
Esa tarde en el hotel más lujoso de mi ciudad mi novio me “desvirgo” lo mejor que pudo. El escenario era memorable. Realmente se había esforzado mi novio para hacer de mi primera vez la más digna. Lo único malo fue que faltó la herramienta indispensable: el pene de mi hermano. El cual extrañé y lloré en silencio durante toda la follada.
Mi novio no supo complacerme como mi hermano lo había hecho la noche anterior. Tuve que fingir gemidos que no sentía ni siquiera un poco y en mi mente estaba presente mi hermano en todo momento.
Me pregunté que se sentiría hacer el amor con mi hermano despierto y me estremecí.
Creo que desde aquél día no puedo dejar de pensar en él y, aunque sigo teniendo relaciones con mi novio, disfruto más masturbarme pensando en mi hermano. Tengo miedo de decirle lo que siento a mi hermano o lanzarme sin descaro. Supongo que esperare hasta que vuelva a llegar borracho y se presente la misma situación. Tú qué opinas, en verdad tengo solución??
Hola José, digamos que mi nombre es Ana, y lo que te cuento me sucedió cuando tenía 18 años.
La verdad es que no puedo olvidarlo por más que quiero, admito que he leído cientos de relatos y a cada que puedo más me caliento. No puedo olvidar a mi hermano Noé, no sé si es amor u obsesión pero no sé qué hacer. Lo peor es que no puedo hacer nada!!!
Mira te cuento:
Yo no era la típica muchacha que nadie pela ni mucho menos, tenía novio y me quería mucho. De hecho, yo siempre pensé que él sería el primer hombre de mi vida pero no fue así.
Aquella noche habíamos llegado mi novio y yo del cine. Veníamos bastante calientes debido a que de regreso a casa yo le había estado excitando manoseándole la pierna y acariciando su pecho. Él me lo hizo saber y me propuso que nos metiéramos a mi cuarto a follar.
-No Daniel. No quiero que mi primera vez sea en mi habitación…- le dije un poco arrepentida de haberlo estado excitando pues sabía cómo se ponía cuando yo no quería.
-Entonces cuando y donde? A cada que te pregunto siempre sales con lo mismo…- me reprochó.
-tenme paciencia Daniel. Me da un poco de miedo…
Aquella noche me limité a practicarle sexo oral en su auto. Tenía semanas que había “aprendido” a mamársela y eso parecía gustarle bastante. No así a mí que el sabor de su semen se me hacía agridulce. Sin embargo, Daniel ya no se conformaba con eso y quería que hiciéramos el amor por primera vez. Quedé en avisarle cuando estuviera lista y volví a pedirle paciencia, cosa que comprendió mejor estando ya menos excitado.
Al entrar a mi casa yo me sentía sumamente excitada. Haberle chupado el pene a mi novio me había puesto empapada de ahí abajo y no sabía cómo bajarme la excitación. Pensé que con un baño bien frío tendría pero no fue así. Saliendo del baño seguía igual de excitada y ni tiempo tuve de ponerme ropa interior debajo de mi bata de dormir cuando fui directo a la habitación de mi madre en busca de algo que había visto el otro día: un vibrador.
Sabía que mamá guardaba uno en su alcoba porque la otra noche, hurgando a escondidas, sin querer lo había visto. Claro, era comprensible que mi madre, siendo madre soltera, buscara la manera de saciar sus necesidades.
En eso estaba, buscando en la habitación de mamá cuando de pronto un fuerte ruido me tomó por sorpresa. Parecía venir de la planta baja así que salí a toda prisa de la habitación de mamá y fui a ver que sucedía.
-Ana… ayúdame….- parecía ser la voz de mi hermano quien seguramente volvía de una de sus borracheras.
Al verlo así de borracho no pude evitar reclamarle su estado:
-Cómo es posible Noé… es apenas miércoles y ya estás tomado! Mañana tienes que trabajar, recuerdas?
Mi hermano se tambaleaba y pedía mi ayuda para mantener el equilibrio. Corrí a ayudarle antes de que se le ocurriera subir las escaleras en ese estado y, al hacerlo, mi hermano paso su brazo por encima de mí para apoyarse.
-A donde me llevas???- preguntó.
-A dormir… te llevaré hasta tu cuarto antes de que mamá llegue de trabajar y te vea en este estado.
Imagínate la escena en ese momento. Yo solamente traía puesta mi bata de dormir (sin pantaletas ni brassier debajo) y luchaba por ayudarle a mantener el paso a mi hermano quien parecía no poner nada de su parte y se recargaba en mí con todo su peso.
Mientras subíamos por las escaleras, la mano de mi hermano se posó muy cerca de mi seno. Pensé en removerla pero era tal la presión de su cuerpo que prefería seguir adelante hasta llegar a la cima por temor a que se me fuera a caer mi hermano por las escaleras en el intento.
Su misma mano se aferraba de vez en cuando de mi bata de dormir y, sin querer, fue haciendo que se me bajara lo suficiente como para liberar mi seno. Ambos nos percatamos de ello pero ninguno dijo nada hasta que llegamos a la cima.
Llena de vergüenza, me apresuré a taparme el seno que había estado libre durante más de 5 escalones mientras mi hermano apenas y balbuceaba algo que no entendía.
-Vamos a tu cuarto…- le dije y esta vez, tomándolo del brazo, lo lleve hasta su habitación donde de inmediato se desplomó sobre su cama.
Realmente se veía patético tirado boca arriba en ese estado. Los ojos permanecían completamente cerrados mientras sus piernas y brazos abiertos mostraban el desgaste de la noche alcohólica.
Pensé en retirarme a mi habitación cuando en su pantalón noté que tenía algo rojo. Parecía sangre. De inmediato supuse que se había peleado y busque algún rasgo de la batalla en su cara pero estaba intacta.
No podía dejarle con el pantalón así de sucio así que comencé a quitarle los zapatos para después hacer lo mismo con su pantalón. Si mamá lo veía en ese estado y con la sangre en su pantalón, seguramente le iría muy mal y lejos de todo mi hermano me caía súper bien como para verlo castigado o maltratado por mi madre.
Después de estar batallando con su ropa durante varios minutos, al fin conseguí bajarle el pantalón de un solo jalón. Lo miré esperando ver su bóxer pero mi sorpresa fue mayúscula al percatarme de que no había nada debajo. Mi hermano no usaba bóxer!!!
Ahí estaba yo con el corazón saliéndoseme del pecho mientras veía la imagen de mi hermano desnudo de cintura hacia abajo. Lo peor de todo era que su pene lucía enorme y erecto!!! Sus testículos eran 2 enormes bolsas que adornaban el pene que debía ser el doble de tamaño que el de mi novio!
Yo siempre había tenido la creencia de que cuando un hombre toma tanto no se le paraba pero aquella noche mi hermano me demostró lo contrario.
Mi primera reacción fue cubrirlo con su sábana pero mi hermano había caído encima de ellas y eso sería imposible.
Permanecí inmóvil durante varios segundos mientras mi hermano dormía profundamente sin que su cosa disminuyera de tamaño.
Me preguntaba que se sentiría que un pene tan grande me penetrara y mi concha se humedecía incluso más que cuando mi novio y yo habíamos fajado en el auto.
Luego comparé su pene con el vibrador de mamá y supe que el molde no podía compararse tampoco.
-Qué demonios estoy haciendo…?- pensé y me reproché pero lejos de retirarme tomé asiento a lado de mi hermano y miré fijamente su pene. Quería mirarlo más a detalle.
El único sonido de la habitación eran los ligeros ronquidos de mi hermano combinados con mi agitada respiración. En mi mente pensaba: que daño le hago con solo tocarla? Y es que la situación me estaba volviendo loca. Era muchísima tentación. Su pene tenía dimensiones nunca antes vistas y no sabía si las si volvería a ver.
Con mi mano temblando me fui acercando a su pene centímetro a centímetro hasta que hice contacto con la piel de su pene.
Mi lado salvaje y sexual se apoderó de mí y terminé sujetándoselo fuertemente con la mano al tiempo que temerosa lo veía dormir.
Mi instinto sexual se había apoderado completamente de mi ser y ahora me dedicaba a subir y bajarle el pellejo de su punta y, sin darme cuenta, con la otra mano comencé a acariciarle sus testículos.
Mis pensamientos ya no eran propios. Lo único que quería era seguir experimentando hasta donde fuera posible y satisfacerme de una buena vez por todas y para ello estaba dispuesta a dar cualquier paso.
Soltando su pene, me puse de pie y dejé caer mi bata quedando completamente desnuda frente a mi adormilado hermano. Una vez más tomé posesión de mi deseado objeto sexual y comencé a masturbarlo descaradamente hasta que de su punta comenzó a salir una gota de líquido pre seminal. Fue entonces que acerqué mi rostro a su pene y la olí. Tenía un olor muy parecido al de mi novio y me pregunté si sabría igual. No tuve que quedarme con la duda pues de una lengüetada saboree el sabor más rico y apetecible que hasta entonces había probado.
No me gusto, me encantó y por ende comencé a pasar toda mi lengua por todo lo largo de su pene en busca de más. Luego de eso abrí la boca y me hundí su enorme falo hasta donde pude para comenzar a mamarle justo como lo hacía con mi novio.
No sé cuánto tiempo pasé chupándoselo pero ni los ligeros gemidos de mi hermano ni el miedo a que mamá llegara en cualquier momento me detenían. Sabía que en cualquier momento estallaría dentro de mi boca y saborearía su rico sabor pero lo caliente de mi vagina me pedía a gritos que esta vez pensara también en mí.
Supe que era hora del último movimiento. Saqué su pene de mi boca y me subí encima de su cuerpo hasta dejar su pene a la altura de mi vagina. Lo miré al rostro y dije:
-Si tan solo supieras lo que estas a punto de hacer Noé…- tome su pene en mi mano y, dirigiéndolo hacia mi vagina, comencé a dejarme caer hundiéndomelo dentro lentamente.
-AAAAAAAUUUUUGHHHHHHHHHHHHHHHHH….- no pude evitar gemir al sentir como el pene de mi hermano a pesar de su gran tamaño se abría paso sin ninguna dificultad hasta toparse con la barrera de mi himen. Un sentoncito más fuerte y finalmente se rompió la barrera.-HMMMMMMMMMGGGHHHHHHHHHHHH…- Gemí con fuerza y me quede quieta hasta que el dolor pasara.
Mi hermano seguía inconsciente pero su rostro había cambiado a una expresión de placer parecida a la de mi novio cuando se la chupo.
Segundos después comencé a subir y bajar lentamente sin lograr meterme todo su pene. La sensación era de puritito placer y a cada sentón que daba me entraba más y más de su pene.
Vaya que mi hermano es un aguantador pues estoy segura que fueron más de 15 minutos los que le cabalgué a toda clase de ritmos hasta que su pene estalló dentro de mí.
Fue tan delicioso sentir como mi vagina era inundada por tanto semen que me desplomé en su pecho. Luego besé sus labios y lentamente me bajé del pene que yacía flácido en mi interior. Fui por una toalla y limpié su pene. Había rastros de mi sangre y de su semen por todas partes; incluso hasta en sus testículos los cuales también limpié.
Luego de eso tomé conciencia de lo que había hecho y me sentí mal. Temí que mi hermano se fuera a despertar así que salí a toda prisa de su habitación rumbo a la mía luego de haberlo vestido con su misma ropa.
Al llegar a mi cuarto me metí bajo las sábanas y cerré los ojos mientras pensaba y analizaba todo lo que había pasado desde que mi novio me dejo en mi casa.
A la mañana siguiente me sentía de maravilla. Era como si fuera otra. Me sentía más mujer y bastante complacida. Llamé a mi novio y le dije que estaba lista para ser suya esa misma tarde. Quedamos y luego me baje a desayunar donde al toparme con mi hermano éste parecía actuar como cualquier hombre con cruda matutina. Nos saludamos y de inmediato pensé en su pene: un verdadero placer que jure no probar jamás a pesar de lo mucho que me había gustado.
Esa tarde en el hotel más lujoso de mi ciudad mi novio me “desvirgo” lo mejor que pudo. El escenario era memorable. Realmente se había esforzado mi novio para hacer de mi primera vez la más digna. Lo único malo fue que faltó la herramienta indispensable: el pene de mi hermano. El cual extrañé y lloré en silencio durante toda la follada.
Mi novio no supo complacerme como mi hermano lo había hecho la noche anterior. Tuve que fingir gemidos que no sentía ni siquiera un poco y en mi mente estaba presente mi hermano en todo momento.
Me pregunté que se sentiría hacer el amor con mi hermano despierto y me estremecí.
Creo que desde aquél día no puedo dejar de pensar en él y, aunque sigo teniendo relaciones con mi novio, disfruto más masturbarme pensando en mi hermano. Tengo miedo de decirle lo que siento a mi hermano o lanzarme sin descaro. Supongo que esperare hasta que vuelva a llegar borracho y se presente la misma situación. Tú qué opinas, en verdad tengo solución??
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