Después de la marcha de Oleg y Natasha, mi vida diaria quedó bastante trastocada. En realidad, habían ocupado un lugar mas importante de lo que yo misma había valorado, y como consecuencia de su partida, quedé muy triste y abatida durante semanas. Sólo el plateado obsequio que me dejaron, mitigaba mis largas horas de soledad, haciendo mas llevadera su ausencia.
Les echaba de menos. Sobre todo, cuando llegaba la noche y el timbre de mi puerta no sonaba. Incluso tuve que comprar una botella de vodka y en la soledad de mi pisito, volvía a tomar mis poleos con vodka a los que me había aficionado. Después, tomaba el vibrador plateado y me iba con él a la cama, donde me masturbaba lentamente, recreando las dulces escenas de sexo que durante tantos meses, Oleg y Natasha me habían hecho vivir en su compañía.
Por las mañanas, la cruda realidad de mi soledad me despertaba.
Una mañana, al salir a hacer unas compras, me encontré con mi casero en la puerta.
-Hola, Candela… -dijo.
-Hola… -respondí.
-Vine a revisar el piso de Oleg,… bueno, ya sabes…
-¿Es que lo va a alquilar…?
-Sí, en cuanto tenga algún solicitante.
La idea de volver a tener un vecino como Oleg, me produjo un estremecimiento en mi interior.
Mi casero me miró con curiosidad. Creo que notó mi emoción.
-¡Buen chico este Oleg! ¿verdad…?
-¿Ehhh..? sí, claro… ¡buen chico!
Creo que mi casero adivinó que entre Oleg y yo, hubo algo más que una relación de vecindad.
-Bueno, pues a ver si conseguimos que vuelvas a tener un buen vecino, como tú mereces… Claro, que si tú quisieras, yo mismo me vendría de vecino… je,je,je…
Don Antonio, mi casero, comenzaba a babear…
-Ay, don Antonio, ¡que cosas tiene usted…!
-No me llames de usted, por favor… llámame Toni, si no te importa.
-Está bien Toni… (Se me hacía difícil el tratamiento, pero si él lo prefería…)
-Claro, mejor así… -me miró de arriba a abajo- ¡si tuviera algunos años menos!… -suspiró.
-Vamos, Toni, no me diga… ¡seguro que a su mujer la tiene bien contenta…!
¡Ojala fuera así, Candela… pero la verdad, a veces la vida se hace tan difícil…!
-¿Difícil?... Me sorprende, Toni. Cualquiera diría que usted, vamos, que tú –corregí-… ¿Por qué dice eso…? –Bueno, no tengo derecho a meterme donde no me importa…
-No, si así me desahogo… bueno, si no te importa a ti…
Presentí que se iba a confesar conmigo.
-Verás… Yo… Mi mujer…
-Espera. Mejor vamos adentro.
Volví a abrir la puerta de mi pisito, y le invité a entrar.
Nos sentamos en los sillones de la salita.
Toni carraspeó.
-Verás… Creo que eres una persona de mente abierta. Eres joven, independiente…vamos, creo que no me equivoco al pensar que tú entenderás lo que te voy a contar…
-Claro, Toni… a mí me puedes contar todo lo que quieras… -dije.
-Es que… ¿conoces lo que es la dominación sexual?
-Pues… no mucho, la verdad. -(En realidad, no tenía ni idea, pero presentía que me iba a enterar inmediatamente…)
-Es una forma diferente de vivir la sexualidad entre dos personas. En realidad tiene dos facetas. Una de ellas es la dominante, es decir la que desempeña el papel de amo (ó ama), y la otra persona adopta el papel de esclava ó sumisa.
-Entiendo… -no, no entendía nada. En alguna ocasión leí algo parecido a eso, pero me parecieron cosas raras, extrañas.
-Como puedes entender, para poder disfrutar de este juego sexual, se necesitan dos personas… cada una de ellas desempeña su papel. Papel con el cual disfruta y se llega a alcanzar el clímax sexual… el orgasmo.
-Ya veo… ¿quieres decir que tú…?
-Así es… pero a mi mujer, esto no le gusta, le repele…
-Claro, a nadie le gusta sentirse dominada, pobrecilla… sobre todo, si no lo siente…
-No, no… El sumiso, soy yo… -dijo.
-¿Cómo…? –traté de acomodar mi cerebro.
-Que en este caso, ella tendría que hacer el papel de Ama, pero no quiere hacerlo, porque lo encuentra humillante, deleznable. No entiende que es un juego que se desarrolla durante un tiempo para el disfrute, y luego, se olvida…
-Pero… ¿qué tiene que hacer ella…?
-Pues… lo que se le ocurra. Es cuestión de imaginación. Se exploran terrenos nuevos, y se va incorporando a los juegos aquello que resulta más placentero para ambos…
¡Vaya sorpresa…! Don Antonio, en el papel de sumiso… mmmm…
Traté de imaginarle en el papel. Nunca lo hubiera sospechado de él. Claro que estas cosas, siempre te parecían alejadas de tu entorno, lejos de tu vida. Eran de esas cosas que ocurrían en otros países, en donde son muy raros para las cosas del sexo entre otras.
Sentí un espasmo en mi vagina, y una repentina humedad. Sin duda, la confidencia de Toni, me había sorprendido, pero mayor fue mi sorpresa, al sentir que me estaba excitando con el relato de la misma…
-Pues si que lo siento, Toni…
-Yo… había pensado… si tú…
-¿Yo…? ¿Yo, qué…?
Agachó la cabeza, mirando al suelo.
-Si tú querrías ser mi Ama…. -dijo, sin levantar la vista del suelo.
¿Cóoomo…? ¿Que yo sea tu Ama…?
-Pero, si yo no sabría… es decir, no sé que se hace… ¿A ver Toni, lo estas diciendo en serio? ¿De verdad quieres que sea tu Ama...?
Por toda respuesta, Toni movió su cabeza afirmativamente, sin levantar la cara, sin mirarme.
Mi coño estaba mojadísimo y palpitando de emoción. ¿Tendría condiciones para ser Ama, y ni siquiera lo sabía…? ¡Ufff…! Aquello estaba resultando toda una revelación.
-Mira, Toni… no quiero complicarme la vida, ni complicártela a ti… seguramente sería un error…
-Candela… por favor… me ha costado mucho abrirme a ti. Me gustas como Ama, sólo deseo complacerte y ser tu esclavo… no lo lamentarás, te lo prometo.
-Pero Toni, si alguien se entera…
-Nadie se enterará, si tú no lo dices. Yo desde luego, no lo haré…
-Toni, déjame pensarlo…
-Lo comprendo… -dijo incorporándose. –Solo te pido que lo pienses, que yo sólo deseo ser tu siervo, y a través de ello, sentir mi sexualidad realizada. No hay muchas oportunidades para poder hacerlo realidad… pero si tú quieres, seré el mejor de los esclavos para ti…
¡Joder!... ¡otro chorro de líquidos salió de mi vagina y se depositó en mis bragas! Me estaba excitando saber que Toni se ofrecía a mí con tanto fervor…
Creo que en ese momento, supe que sería el Ama de Toni, pues sólo pensarlo me tenía el coño encharcado, aunque disimulé mi entusiasmo interior.
Mira, Toni… si quieres probamos, pero no prometo nada. Si no me gusta, lo dejamos sin más. No quiero malos rollos, esto lo hago por ti, así que procura que me guste… ¿entendido?
Sí Ama… -dijo.
Otro chorrito de líquido se me escapó del coño… ya empezaba a escurrirme muslo abajo…mmm,.. Mi cerebro se había puesto a trabajar en el nuevo papel de Ama, mucho más, cuando Toni me dijo:
-No te defraudaré, Ama. Quiero que me pongas a prueba. Ordéname algo, lo que sea, y yo lo cumpliré, de verdad…
-Está bien. En prueba de tu sumisión, mañana, quiero que vengas con el sexo completamente depilado… me lo mostrarás. Si lo has hecho, puede que tengas premio… De lo contrario, se termina el juego, ¿entendido…?
¡Uffff… como me estaba gustando el papel de Ama…!
A Toni, se le iluminaron los ojos. De verdad, creo que mi petición fue demasiado para la primera vez, pero a él parecía haberle tocado la lotería.
-Ahora, márchate. Mañana veremos como te has portado.
-Ama…
-¿Qué quieres…?
-¿Puedo besar tus zapatos?
Ufff… Esto iba a ser más excitante de lo que pensaba…
-No, no puedes. Si mañana has cumplido tendrás tu premio.
-Por hoy, creo que ya vas bien servido… -dije a la vez que miré su bragueta que estaba como una tienda de campaña…
-Sí Ama…como tú dispongas…
Abrí la puerta del piso, y dejé que Toni saliera. Después de cerrar tras él, me fui a mi dormitorio. Me desnudé. Mis bragas estaban empapadas. Las acerqué a mi nariz, apreciando un intenso olor a hembra en celo. Las deposité sobre la mesita, mientras se me ocurría que ese, iba a ser el regalo que le haría a Toni, si cumplía. Saqué el vibrador del estuche, puse en marcha el motor, y seguidamente, me lo introduje hasta el fondo de mi coño, mientras me dejaba caer de espaldas jadeando como perra en celo. Estaba muy excitada, mucho. Mi coño rebosaba de flujos, que ahora manaban sin dificultad alguna, mojando mi ano también. Cambié de orificio, saboreando el placer que me obsequiaba el plateado instrumento, mientras lo metía y sacaba de forma lenta pero acompasada. La otra mano, se ocupó de acariciar mi clítoris, alternando con breves, pero intensas caricias con dos dedos al interior de mi coño. Mis ojos, se cerraron.
Traté de imaginar que cosas podría ordenar a Toni. Me excitaba saber que lo iba a tener a mi merced, y que podría convertirlo en mi esclavo sexual.
Me estaba masturbando mientras pensaba en algunas escenas que había podido leer en alguna ocasión, pero no me parecieron que fueran demasiado reales. Seguramente tendrían más de fantasías que otra cosa. En cualquier caso, estaba decidida a probar, aunque tuviera que ingeniarme las situaciones y las escenas. Toni, tendría que disculparme por la falta de experiencia, así que dejé de preocuparme por el tema, y me concentré en mi próximo orgasmo, que ya estaba de camino.
Una vez más, recordé como Oleg me follaba el culo, mientras Natasha me comía mi coño, y yo, se lo comía a ella, mientras me atrapaba un violento orgasmo. Saqué mi vibrador y lo dejé caer sobre la cama, mientras mis piernas se cerraban atrapando el placer que emanaba de mi coño y de mi culo. Temblaba de puro placer. Me hice un ovillo sobre mí misma, hasta que dejé de jadear y de tener espasmos. Me dormí. No hay mejor sedante que un buen orgasmo, y aquél lo había sido gracias a la excitación previa que había tenido con la conversación con Toni.
Desperté después de unos quince minutos. Me duché, me vestí y arreglé, y salí otra vez para hacer las compras.
Al día siguiente, cuando desperté, lo primero que me vino a la cabeza, fue la cita con Toni.
No habíamos quedado a ninguna hora concreta, así que me dediqué a la rutina habitual, esperando que de un momento a otro, sonase el timbre de la puerta.
A eso de las once, el timbre sonó. Miré por la mirilla, y vi a Toni, con un ramo de flores en su mano derecha, y una bolsa grande en la izquierda. Abrí la puerta, e invité a pasar a Toni.
-Hola, Candela… -Me ofreció las flores, mientras una sonrisa se dibujaba en su cara. Al cerrar la puerta, su actitud, cambió por completo.
-Ama… Aquí está tu esclavo, para servirte… -dijo adoptando el papel de sumiso de inmediato.
¡Joder…! Esa actitud me afectaba enormemente. Me recorrieron varias pequeñas descargas desde mi coño…
Enseguida, comprendí que él esperaba que yo comenzara también a interpretar mi papel de Ama.
-Veamos… -dije poniendo cara de circunstancias…
-¿Has cumplido lo ordenado, esclavo…?
-Sí mi Ama…
Toni comenzó a soltarse el cinturón.
-Espera, esclavo… vamos a hacerlo bien…
Le conduje a mi dormitorio, donde me ofreció la bolsa que traía.
-Es un regalo para ti… -dijo.
Tomé la bolsa, y saqué lo que contenía. Quedé perpleja. Un corsé de látex negro, un antifaz, unos guantes largos, unas botas con largos tacones y altas a medio muslo también negras, además de una fusta, y otros accesorios.
-Me gustaría que te lo pusieras, -dijo.
-Está bien. En ese caso, espérame en la salita.
-Sí Ama… -Dócilmente, salió sin decir nada más.
Comencé a ponerme el disfraz. La verdad, si le hubiera dictado las tallas, no me habrían quedado mejor. Me miré al espejo del armario. Estaba impresionante. Mis pechos sobresalían por encima de las cazoletas del corsé mostrando casi totalmente los pezones, dando impresión de ser mucho más voluminosos que en la realidad. Mis piernas lucían realmente estilizadas dentro de las ceñidas botas, que se acoplaban perfectamente a su contorno, al igual que los largos guantes procuraban una visión realmente distinguida de mis brazos, haciéndolos más largos. Me dí vuelta, y miré mi culo enfundado dentro del látex. Impresionante, realmente estaba de infarto.
Pensé que a Toni, le daría un telele cuando me viera. Recogí mi pelo en un pequeño moño, y me puse el antifaz. Ahora, sí estaba tremenda. Cogí la fusta, y delante del espejo, golpeé varias veces mi mano izquierda con ella, en postura de autoridad. Hasta se me mojó el coño de nuevo, sólo con verme en el espejo de esa guisa.
-¡Esclavo…! ¡Ya puedes ir desnudándote…! –grité desde el dormitorio, mientras me recostaba sobre la cama.
¡Ya lo estoy, mi Ama…!
¡Está bien, ahora quiero que vengas aquí, como un perro…!
Toni apareció en la puerta del dormitorio, completamente desnudo.
-¿Es que no sabes como andan los perros…? ¡A cuatro patas!
Toni, se echó a cuatro patas sobre el suelo. Le rodeé, observando su cuerpo desnudo. La verdad, no estaba nada mal el maduro. Tenía un cuerpo agradecido a pesar de los años, y se conservaba bien. Aún se le podían ver algunos músculos en sus brazos y piernas, que le hacían ciertamente atractivo. Pero había llegado la hora de ver si había sido obediente. Me situé detrás de él, y pude ver que dos gruesas pelotas colgaban detrás de un pene grande, aunque un tanto morcillón todavía.
Toqué con la fusta sus testículos. Estaban completamente depilados. Parece que había cumplido con su promesa.
-¡En pié, esclavo…! ¡Quiero ver como te quedó el sexo depilado…!
Efectivamente, estaba absolutamente depilado. Su polla, al poder verme, comenzó a erguirse. Sus ojos estaban próximos a salirse de sus órbitas. Ni en los mejores sueños, habría imaginado poder disfrutar de una visión como la que tenía ante sus ojos. Su excitación, crecía por momentos.
-Ama… ¿cuál será mi regalo…?
-Mmmm… Déjame pensar… Quizá te gustaría poder tocarme… Pero no, no te dejaré.
Su cara hizo una mueca de disgusto, pero sólo dijo…
-Sí, mi Ama, lo que tú ordenes.
-Por otra parte… -dije tomando su polla en mi mano- tienes una bonita verga… Quizás te gustaría que te la mamase, ¿verdad…?
-Sí mi Ama, me encantaría…
-Pues hoy… creo que es demasiado premio para lo que has hecho. No lo haré…
-Como tú digas, mi Ama…
Desde atrás, metí la fusta entre sus glúteos, haciendo que al salir por delante rozara sus gordas pelotas y su polla semirrecta. Se estremeció. No cabía la menor duda, de que lo estaba disfrutando.
-Pero para que yo vea que realmente eres mi perro, te voy a poner un collar. Ven, siéntate en la cama…
Tomé un collar de cuero que había entre las cosas de la bolsa, y se lo ceñí al cuello. Tomé el lazo del mismo en mi mano, y tironeando del mismo, dije:
-¡Ahora sí, pórtate como un perro…!
Inmediatamente, se echó al suelo a cuatro patas, y comenzó a lamer mis botas, desde el empeine, hasta las rodillas, como un auténtico perro. A cada vuelta que daba, se le veía como crecía de tamaño el grueso cipote, que colgaba entre sus muslos. Yo aprovechaba para acariciarlo con mis manos, dando pequeños apretones sobre él y sobre sus testículos, que él agradecía con más y más lametones, mientras seguía tironeándole con el lazo del collar.
Al parecer era su número preferido, pues ya era tal su excitación que pensé que sería hora de darle su premio, y hacerle alcanzar su orgasmo.
Tomé en mi mano las bragas que me había quitado la noche anterior, y que había guardado en la mesita de noche
-Ahora perrito,… ¡vamos a por el premio…!
Le acerqué a la nariz las bragas, y aspiró hondamente los aromas que atesoraba. Cerró los ojos, y creí que se corría en ese instante.
¡Ah no, perrito… tendrás que trabajar para conseguirlas…!
Las arrojé al otro extremo de la habitación. Inmediatamente, hizo ademán de gatear hacia ellas, pero entonces me subí sobre sus caderas, y tiré del collar fuertemente con el fin de dificultar realmente el desplazamiento, y comencé a cabalgarlo frotando mi coño intensamente sobre sus espaldas, de manera que le costó bastante llegar a ellas, mientras la temperatura de mi coño, y de su polla subía muchos grados…
Cuando faltaban apenas unos centímetros para alcanzarlas, me corrí sobre sus espaldas, y solté el lazo. Entonces Toni alcanzó las bragas con su boca, y aplastándolas entre su cara y el suelo, se corrió en el suelo, entre sus rodillas, jadeando como un verdadero perro.
Nos costó unos minutos recuperar el aliento a ambos. Había sido toda una experiencia totalmente nueva para mí. Me había gustado. Y a Toni, parecía que también le había gustado mucho.
Nos duchamos, y nos sentamos ya relajados a tomar un refresco en la salita.
-Ya ves… -dijo- algunas personas tenemos un gusto diferente a la mayoría. No somos ni peores, ni mejores. Simplemente somos diferentes. ¿Es tan difícil entender esto…?
-Realmente desconocía esta faceta. Pero tengo que reconocer que, si bien no va a ser mi preferida, no la descartaré en el futuro de mi vida sexual.
-Te agradezco tu comprensión, y te estaré eternamente agradecido por haberme proporcionado uno de los mejores orgasmos de mi vida. Aunque espero de corazón que éste no sea el último…
-Claro que no, Toni. Te prometo que tendremos muchos más, si tú lo quieres…
-Ahora, me tengo que marchar… -dijo levantándose.
Al llegar a la puerta, antes de abrirla, sacó mis bragas del bolsillo y aspiró profundamente con los ojos cerrados. Su boca emitió un sonido de ¡Hummm!... como si evocara en su memoria la batalla que se había librado minutos antes. Estoy segura, que muchas mas veces repetiría la acción, de la misma manera que otras personas lo hacían con un perfume.
Bueno, es que para él, debía ser un perfume…
Continuará… 🤤
Se agradecen comentarioosss!!!
Les echaba de menos. Sobre todo, cuando llegaba la noche y el timbre de mi puerta no sonaba. Incluso tuve que comprar una botella de vodka y en la soledad de mi pisito, volvía a tomar mis poleos con vodka a los que me había aficionado. Después, tomaba el vibrador plateado y me iba con él a la cama, donde me masturbaba lentamente, recreando las dulces escenas de sexo que durante tantos meses, Oleg y Natasha me habían hecho vivir en su compañía.
Por las mañanas, la cruda realidad de mi soledad me despertaba.
Una mañana, al salir a hacer unas compras, me encontré con mi casero en la puerta.
-Hola, Candela… -dijo.
-Hola… -respondí.
-Vine a revisar el piso de Oleg,… bueno, ya sabes…
-¿Es que lo va a alquilar…?
-Sí, en cuanto tenga algún solicitante.
La idea de volver a tener un vecino como Oleg, me produjo un estremecimiento en mi interior.
Mi casero me miró con curiosidad. Creo que notó mi emoción.
-¡Buen chico este Oleg! ¿verdad…?
-¿Ehhh..? sí, claro… ¡buen chico!
Creo que mi casero adivinó que entre Oleg y yo, hubo algo más que una relación de vecindad.
-Bueno, pues a ver si conseguimos que vuelvas a tener un buen vecino, como tú mereces… Claro, que si tú quisieras, yo mismo me vendría de vecino… je,je,je…
Don Antonio, mi casero, comenzaba a babear…
-Ay, don Antonio, ¡que cosas tiene usted…!
-No me llames de usted, por favor… llámame Toni, si no te importa.
-Está bien Toni… (Se me hacía difícil el tratamiento, pero si él lo prefería…)
-Claro, mejor así… -me miró de arriba a abajo- ¡si tuviera algunos años menos!… -suspiró.
-Vamos, Toni, no me diga… ¡seguro que a su mujer la tiene bien contenta…!
¡Ojala fuera así, Candela… pero la verdad, a veces la vida se hace tan difícil…!
-¿Difícil?... Me sorprende, Toni. Cualquiera diría que usted, vamos, que tú –corregí-… ¿Por qué dice eso…? –Bueno, no tengo derecho a meterme donde no me importa…
-No, si así me desahogo… bueno, si no te importa a ti…
Presentí que se iba a confesar conmigo.
-Verás… Yo… Mi mujer…
-Espera. Mejor vamos adentro.
Volví a abrir la puerta de mi pisito, y le invité a entrar.
Nos sentamos en los sillones de la salita.
Toni carraspeó.
-Verás… Creo que eres una persona de mente abierta. Eres joven, independiente…vamos, creo que no me equivoco al pensar que tú entenderás lo que te voy a contar…
-Claro, Toni… a mí me puedes contar todo lo que quieras… -dije.
-Es que… ¿conoces lo que es la dominación sexual?
-Pues… no mucho, la verdad. -(En realidad, no tenía ni idea, pero presentía que me iba a enterar inmediatamente…)
-Es una forma diferente de vivir la sexualidad entre dos personas. En realidad tiene dos facetas. Una de ellas es la dominante, es decir la que desempeña el papel de amo (ó ama), y la otra persona adopta el papel de esclava ó sumisa.
-Entiendo… -no, no entendía nada. En alguna ocasión leí algo parecido a eso, pero me parecieron cosas raras, extrañas.
-Como puedes entender, para poder disfrutar de este juego sexual, se necesitan dos personas… cada una de ellas desempeña su papel. Papel con el cual disfruta y se llega a alcanzar el clímax sexual… el orgasmo.
-Ya veo… ¿quieres decir que tú…?
-Así es… pero a mi mujer, esto no le gusta, le repele…
-Claro, a nadie le gusta sentirse dominada, pobrecilla… sobre todo, si no lo siente…
-No, no… El sumiso, soy yo… -dijo.
-¿Cómo…? –traté de acomodar mi cerebro.
-Que en este caso, ella tendría que hacer el papel de Ama, pero no quiere hacerlo, porque lo encuentra humillante, deleznable. No entiende que es un juego que se desarrolla durante un tiempo para el disfrute, y luego, se olvida…
-Pero… ¿qué tiene que hacer ella…?
-Pues… lo que se le ocurra. Es cuestión de imaginación. Se exploran terrenos nuevos, y se va incorporando a los juegos aquello que resulta más placentero para ambos…
¡Vaya sorpresa…! Don Antonio, en el papel de sumiso… mmmm…
Traté de imaginarle en el papel. Nunca lo hubiera sospechado de él. Claro que estas cosas, siempre te parecían alejadas de tu entorno, lejos de tu vida. Eran de esas cosas que ocurrían en otros países, en donde son muy raros para las cosas del sexo entre otras.
Sentí un espasmo en mi vagina, y una repentina humedad. Sin duda, la confidencia de Toni, me había sorprendido, pero mayor fue mi sorpresa, al sentir que me estaba excitando con el relato de la misma…
-Pues si que lo siento, Toni…
-Yo… había pensado… si tú…
-¿Yo…? ¿Yo, qué…?
Agachó la cabeza, mirando al suelo.
-Si tú querrías ser mi Ama…. -dijo, sin levantar la vista del suelo.
¿Cóoomo…? ¿Que yo sea tu Ama…?
-Pero, si yo no sabría… es decir, no sé que se hace… ¿A ver Toni, lo estas diciendo en serio? ¿De verdad quieres que sea tu Ama...?
Por toda respuesta, Toni movió su cabeza afirmativamente, sin levantar la cara, sin mirarme.
Mi coño estaba mojadísimo y palpitando de emoción. ¿Tendría condiciones para ser Ama, y ni siquiera lo sabía…? ¡Ufff…! Aquello estaba resultando toda una revelación.
-Mira, Toni… no quiero complicarme la vida, ni complicártela a ti… seguramente sería un error…
-Candela… por favor… me ha costado mucho abrirme a ti. Me gustas como Ama, sólo deseo complacerte y ser tu esclavo… no lo lamentarás, te lo prometo.
-Pero Toni, si alguien se entera…
-Nadie se enterará, si tú no lo dices. Yo desde luego, no lo haré…
-Toni, déjame pensarlo…
-Lo comprendo… -dijo incorporándose. –Solo te pido que lo pienses, que yo sólo deseo ser tu siervo, y a través de ello, sentir mi sexualidad realizada. No hay muchas oportunidades para poder hacerlo realidad… pero si tú quieres, seré el mejor de los esclavos para ti…
¡Joder!... ¡otro chorro de líquidos salió de mi vagina y se depositó en mis bragas! Me estaba excitando saber que Toni se ofrecía a mí con tanto fervor…
Creo que en ese momento, supe que sería el Ama de Toni, pues sólo pensarlo me tenía el coño encharcado, aunque disimulé mi entusiasmo interior.
Mira, Toni… si quieres probamos, pero no prometo nada. Si no me gusta, lo dejamos sin más. No quiero malos rollos, esto lo hago por ti, así que procura que me guste… ¿entendido?
Sí Ama… -dijo.
Otro chorrito de líquido se me escapó del coño… ya empezaba a escurrirme muslo abajo…mmm,.. Mi cerebro se había puesto a trabajar en el nuevo papel de Ama, mucho más, cuando Toni me dijo:
-No te defraudaré, Ama. Quiero que me pongas a prueba. Ordéname algo, lo que sea, y yo lo cumpliré, de verdad…
-Está bien. En prueba de tu sumisión, mañana, quiero que vengas con el sexo completamente depilado… me lo mostrarás. Si lo has hecho, puede que tengas premio… De lo contrario, se termina el juego, ¿entendido…?
¡Uffff… como me estaba gustando el papel de Ama…!
A Toni, se le iluminaron los ojos. De verdad, creo que mi petición fue demasiado para la primera vez, pero a él parecía haberle tocado la lotería.
-Ahora, márchate. Mañana veremos como te has portado.
-Ama…
-¿Qué quieres…?
-¿Puedo besar tus zapatos?
Ufff… Esto iba a ser más excitante de lo que pensaba…
-No, no puedes. Si mañana has cumplido tendrás tu premio.
-Por hoy, creo que ya vas bien servido… -dije a la vez que miré su bragueta que estaba como una tienda de campaña…
-Sí Ama…como tú dispongas…
Abrí la puerta del piso, y dejé que Toni saliera. Después de cerrar tras él, me fui a mi dormitorio. Me desnudé. Mis bragas estaban empapadas. Las acerqué a mi nariz, apreciando un intenso olor a hembra en celo. Las deposité sobre la mesita, mientras se me ocurría que ese, iba a ser el regalo que le haría a Toni, si cumplía. Saqué el vibrador del estuche, puse en marcha el motor, y seguidamente, me lo introduje hasta el fondo de mi coño, mientras me dejaba caer de espaldas jadeando como perra en celo. Estaba muy excitada, mucho. Mi coño rebosaba de flujos, que ahora manaban sin dificultad alguna, mojando mi ano también. Cambié de orificio, saboreando el placer que me obsequiaba el plateado instrumento, mientras lo metía y sacaba de forma lenta pero acompasada. La otra mano, se ocupó de acariciar mi clítoris, alternando con breves, pero intensas caricias con dos dedos al interior de mi coño. Mis ojos, se cerraron.
Traté de imaginar que cosas podría ordenar a Toni. Me excitaba saber que lo iba a tener a mi merced, y que podría convertirlo en mi esclavo sexual.
Me estaba masturbando mientras pensaba en algunas escenas que había podido leer en alguna ocasión, pero no me parecieron que fueran demasiado reales. Seguramente tendrían más de fantasías que otra cosa. En cualquier caso, estaba decidida a probar, aunque tuviera que ingeniarme las situaciones y las escenas. Toni, tendría que disculparme por la falta de experiencia, así que dejé de preocuparme por el tema, y me concentré en mi próximo orgasmo, que ya estaba de camino.
Una vez más, recordé como Oleg me follaba el culo, mientras Natasha me comía mi coño, y yo, se lo comía a ella, mientras me atrapaba un violento orgasmo. Saqué mi vibrador y lo dejé caer sobre la cama, mientras mis piernas se cerraban atrapando el placer que emanaba de mi coño y de mi culo. Temblaba de puro placer. Me hice un ovillo sobre mí misma, hasta que dejé de jadear y de tener espasmos. Me dormí. No hay mejor sedante que un buen orgasmo, y aquél lo había sido gracias a la excitación previa que había tenido con la conversación con Toni.
Desperté después de unos quince minutos. Me duché, me vestí y arreglé, y salí otra vez para hacer las compras.
Al día siguiente, cuando desperté, lo primero que me vino a la cabeza, fue la cita con Toni.
No habíamos quedado a ninguna hora concreta, así que me dediqué a la rutina habitual, esperando que de un momento a otro, sonase el timbre de la puerta.
A eso de las once, el timbre sonó. Miré por la mirilla, y vi a Toni, con un ramo de flores en su mano derecha, y una bolsa grande en la izquierda. Abrí la puerta, e invité a pasar a Toni.
-Hola, Candela… -Me ofreció las flores, mientras una sonrisa se dibujaba en su cara. Al cerrar la puerta, su actitud, cambió por completo.
-Ama… Aquí está tu esclavo, para servirte… -dijo adoptando el papel de sumiso de inmediato.
¡Joder…! Esa actitud me afectaba enormemente. Me recorrieron varias pequeñas descargas desde mi coño…
Enseguida, comprendí que él esperaba que yo comenzara también a interpretar mi papel de Ama.
-Veamos… -dije poniendo cara de circunstancias…
-¿Has cumplido lo ordenado, esclavo…?
-Sí mi Ama…
Toni comenzó a soltarse el cinturón.
-Espera, esclavo… vamos a hacerlo bien…
Le conduje a mi dormitorio, donde me ofreció la bolsa que traía.
-Es un regalo para ti… -dijo.
Tomé la bolsa, y saqué lo que contenía. Quedé perpleja. Un corsé de látex negro, un antifaz, unos guantes largos, unas botas con largos tacones y altas a medio muslo también negras, además de una fusta, y otros accesorios.
-Me gustaría que te lo pusieras, -dijo.
-Está bien. En ese caso, espérame en la salita.
-Sí Ama… -Dócilmente, salió sin decir nada más.
Comencé a ponerme el disfraz. La verdad, si le hubiera dictado las tallas, no me habrían quedado mejor. Me miré al espejo del armario. Estaba impresionante. Mis pechos sobresalían por encima de las cazoletas del corsé mostrando casi totalmente los pezones, dando impresión de ser mucho más voluminosos que en la realidad. Mis piernas lucían realmente estilizadas dentro de las ceñidas botas, que se acoplaban perfectamente a su contorno, al igual que los largos guantes procuraban una visión realmente distinguida de mis brazos, haciéndolos más largos. Me dí vuelta, y miré mi culo enfundado dentro del látex. Impresionante, realmente estaba de infarto.
Pensé que a Toni, le daría un telele cuando me viera. Recogí mi pelo en un pequeño moño, y me puse el antifaz. Ahora, sí estaba tremenda. Cogí la fusta, y delante del espejo, golpeé varias veces mi mano izquierda con ella, en postura de autoridad. Hasta se me mojó el coño de nuevo, sólo con verme en el espejo de esa guisa.
-¡Esclavo…! ¡Ya puedes ir desnudándote…! –grité desde el dormitorio, mientras me recostaba sobre la cama.
¡Ya lo estoy, mi Ama…!
¡Está bien, ahora quiero que vengas aquí, como un perro…!
Toni apareció en la puerta del dormitorio, completamente desnudo.
-¿Es que no sabes como andan los perros…? ¡A cuatro patas!
Toni, se echó a cuatro patas sobre el suelo. Le rodeé, observando su cuerpo desnudo. La verdad, no estaba nada mal el maduro. Tenía un cuerpo agradecido a pesar de los años, y se conservaba bien. Aún se le podían ver algunos músculos en sus brazos y piernas, que le hacían ciertamente atractivo. Pero había llegado la hora de ver si había sido obediente. Me situé detrás de él, y pude ver que dos gruesas pelotas colgaban detrás de un pene grande, aunque un tanto morcillón todavía.
Toqué con la fusta sus testículos. Estaban completamente depilados. Parece que había cumplido con su promesa.
-¡En pié, esclavo…! ¡Quiero ver como te quedó el sexo depilado…!
Efectivamente, estaba absolutamente depilado. Su polla, al poder verme, comenzó a erguirse. Sus ojos estaban próximos a salirse de sus órbitas. Ni en los mejores sueños, habría imaginado poder disfrutar de una visión como la que tenía ante sus ojos. Su excitación, crecía por momentos.
-Ama… ¿cuál será mi regalo…?
-Mmmm… Déjame pensar… Quizá te gustaría poder tocarme… Pero no, no te dejaré.
Su cara hizo una mueca de disgusto, pero sólo dijo…
-Sí, mi Ama, lo que tú ordenes.
-Por otra parte… -dije tomando su polla en mi mano- tienes una bonita verga… Quizás te gustaría que te la mamase, ¿verdad…?
-Sí mi Ama, me encantaría…
-Pues hoy… creo que es demasiado premio para lo que has hecho. No lo haré…
-Como tú digas, mi Ama…
Desde atrás, metí la fusta entre sus glúteos, haciendo que al salir por delante rozara sus gordas pelotas y su polla semirrecta. Se estremeció. No cabía la menor duda, de que lo estaba disfrutando.
-Pero para que yo vea que realmente eres mi perro, te voy a poner un collar. Ven, siéntate en la cama…
Tomé un collar de cuero que había entre las cosas de la bolsa, y se lo ceñí al cuello. Tomé el lazo del mismo en mi mano, y tironeando del mismo, dije:
-¡Ahora sí, pórtate como un perro…!
Inmediatamente, se echó al suelo a cuatro patas, y comenzó a lamer mis botas, desde el empeine, hasta las rodillas, como un auténtico perro. A cada vuelta que daba, se le veía como crecía de tamaño el grueso cipote, que colgaba entre sus muslos. Yo aprovechaba para acariciarlo con mis manos, dando pequeños apretones sobre él y sobre sus testículos, que él agradecía con más y más lametones, mientras seguía tironeándole con el lazo del collar.
Al parecer era su número preferido, pues ya era tal su excitación que pensé que sería hora de darle su premio, y hacerle alcanzar su orgasmo.
Tomé en mi mano las bragas que me había quitado la noche anterior, y que había guardado en la mesita de noche
-Ahora perrito,… ¡vamos a por el premio…!
Le acerqué a la nariz las bragas, y aspiró hondamente los aromas que atesoraba. Cerró los ojos, y creí que se corría en ese instante.
¡Ah no, perrito… tendrás que trabajar para conseguirlas…!
Las arrojé al otro extremo de la habitación. Inmediatamente, hizo ademán de gatear hacia ellas, pero entonces me subí sobre sus caderas, y tiré del collar fuertemente con el fin de dificultar realmente el desplazamiento, y comencé a cabalgarlo frotando mi coño intensamente sobre sus espaldas, de manera que le costó bastante llegar a ellas, mientras la temperatura de mi coño, y de su polla subía muchos grados…
Cuando faltaban apenas unos centímetros para alcanzarlas, me corrí sobre sus espaldas, y solté el lazo. Entonces Toni alcanzó las bragas con su boca, y aplastándolas entre su cara y el suelo, se corrió en el suelo, entre sus rodillas, jadeando como un verdadero perro.
Nos costó unos minutos recuperar el aliento a ambos. Había sido toda una experiencia totalmente nueva para mí. Me había gustado. Y a Toni, parecía que también le había gustado mucho.
Nos duchamos, y nos sentamos ya relajados a tomar un refresco en la salita.
-Ya ves… -dijo- algunas personas tenemos un gusto diferente a la mayoría. No somos ni peores, ni mejores. Simplemente somos diferentes. ¿Es tan difícil entender esto…?
-Realmente desconocía esta faceta. Pero tengo que reconocer que, si bien no va a ser mi preferida, no la descartaré en el futuro de mi vida sexual.
-Te agradezco tu comprensión, y te estaré eternamente agradecido por haberme proporcionado uno de los mejores orgasmos de mi vida. Aunque espero de corazón que éste no sea el último…
-Claro que no, Toni. Te prometo que tendremos muchos más, si tú lo quieres…
-Ahora, me tengo que marchar… -dijo levantándose.
Al llegar a la puerta, antes de abrirla, sacó mis bragas del bolsillo y aspiró profundamente con los ojos cerrados. Su boca emitió un sonido de ¡Hummm!... como si evocara en su memoria la batalla que se había librado minutos antes. Estoy segura, que muchas mas veces repetiría la acción, de la misma manera que otras personas lo hacían con un perfume.
Bueno, es que para él, debía ser un perfume…
Continuará… 🤤
Se agradecen comentarioosss!!!
3 comentarios - relatos ke me cuenta una amiga