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Un cuento "Pilar"

Algunos dicen que esto historia no puede ser verdad pero bueno, que crean lo que quieran.

Lo que paso esa tarde no tuvo parangón entre mis recuerdos, y por eso paso a relatarles esas sensaciones.

Ocurrió algún día, de algún año, combinamos con ella para pasar juntos esa tarde que debíamos estar en la oficina pero lejos de allí. La recogí de su casa y nos encaminamos a Pilar donde almorzamos.

Tarde de mucho sol y calor sofocante, típico para la época, aunque poco a poco se fue nublando. Mientras le sacaba los champiñones, que no le gustaban, de su porción de pizza y ella me servía cerveza cada vez que mi vaso se veía vacío, hablamos largo y tendido de diversos temas.

Al rato, emprendimos el regreso, con dirección al sitio donde tácitamente habíamos convenido tener un rato de intimidad. Por allí el sol brillaba a más no poder, eran las 15.10, y llegamos a ese hotel de arquitectura posmoderma. Solicite aquella habitación, la 4, donde ya antes habíamos estado y cuyo decorado ya nos era familiar y de nuestro gusto.

Entramos al room, y saludamos a Batmann y Batichica, que continuaban asomados de un retiro que hay en el techo, tal cual los habíamos dejado la ultima vez. Sobre el sillón el cuadro de Jessica Rabbit estaba torcido, tal vez consecuencia de algún encuentro furtivo o solamente un descuido del servicio de limpieza. Después de ajustar pequeñas minucias, entendiéndose estas como iluminación, música, y aire acondicionado, estaba todo listo para el show de la vida, como diría Jacques Cousteau.

Entre apasionados besos y susurros al oído, nos fuimos despojando paulatinamente de nuestras prendas de vestir. Mi lengua y la de ella no dejaron de examinar cada centímetro cuadrado de nuestros respectivos cuerpos.

Mi miembro exuberante inundó su boca, pasando entre medio de sus senos, los cuales mostraban unos pezones erectos y a punto de explotar. Su fellatio fue profundo, tomando fuertemente el pene con su mano, y estimulándolo con sucesivos movimientos sincronizados cuan reloj suizo y como si quisiera medir su tamaño a través de la distancia que recorría su brazo.

Jugueteo un largo rato con mi pene, mientras hacia movimientos semi circulares con su cabeza, para acomodar su largo pelo que le incomodaba. Suavemente la tome de la cintura y la recosté de espaldas sobre la blanca y brillante cama, por efecto de la lámpara de luz negra que había encendida sobre nosotros.

Con el sólo roce de mis manos sobre sus muslos su cuerpo interpreto el mensaje y abrió suavemente las piernas para dejar camino a que mi lengua juguetee en su intimidad femenina, pocos minutos después sus jugos corporales llenaban mi boca cuan bramoso río montañoso después de un deshielo.

Entonces me acaricio la pierna pidiendo poder acomodar mi pene nuevamente a la altura de su boca y practicamos así por largos minutos un "69". Luego gire mi cuerpo, sobre tomando como eje imaginario su ombligo, abriendo y levantado sus piernas, a la espera de lo que acontecería instantes más tarde, una lenta y profunda penetración. Sintiéndola y gozándola milímetro a milímetro. El pene se habría entre sus carnes perfectamente lubricas, haciendo sentir su grosor y su temperatura.. Nuestros cuerpos ardían más allá de los vanos intentos de un aire acondicionado funcionando a pleno.

Nuestras caras de placer sublime al comenzar con ese lento, continuo y profundo bamboleo, hubiesen sido difíciles de describir. Continuamos así por largos minutos, interminables, se podría decir que habíamos detenido el tiempo y que flotábamos a la deriva por el espacio.

Poco después y de un solo movimiento giramos y quedando ella en la parte superior. Comenzó con una larga cabalgata, que sería la envía del mismísimo John Wayne. Primero lento y a medida que pasaban los minutos fue haciendo de una intensidad tal como nunca había vivido. Allí llegó el tiempo de la fusión de las almas, ese momento donde mi miembro se hizo más grande y duro aún, y ella sintiendo esa inmensidad y calor en su interior aceleró más el ritmo para acabar en conjunto.

Los minutos siguientes fueron los del regreso a este planeta, la teletransportación hacia el cuerpo.

Tuvimos un largo rato mientras el hidromasaje se llenaba, para inmediatamente sumergimos en él, sólo con el fin de sentir el calor del agua y las burbujas, que nos harían recordar como era la vida con nuestros cuerpos. En esa situación nos dimos un profundo beso y le susurre al oído algunas palabras para que recuerde el perfume del ambiente, el vapor de agua, la situación y el tiempo sublime que estábamos viviendo. Esa era la manera en que se fijaría ese momento definitivamente en nuestra memoria.

A las 18.30 vimos de nuevo el sol.

2 comentarios - Un cuento "Pilar"

rudy2000
muy bueno!! te felicito van 10+
ricalu85
lo guardo en favoritos, despues me paso :Ftetas