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La Pulsera (4ta. parte)

LA PULSERA 4
Su último día en la playa debía ser memorable. El día estaba nublado, y eso le permitió vestirse con un pantaloncito y una remera, y debajo el conjunto que había comprado. El macho que le tocara en suerte hoy, iba a flipar cuando ella se desnudara.
El riesgo, el sexo sin límites, la situación , había pulido su figura que había perdido un par de kilos que tenía de mas la semana anterior. Se veía y se sentía una verdadera comehombres. Al mirarse al espejo veía una puta hecha y derecha y la imagen realmente le gustaba.
Lo ocurrido había hecho que valorara a su esposo de otra manera. Demostró que tenía fantasías y era capaz de cualquier cosa. Esta situación le había permitido verlo desde otro lugar que la rutina que los consumía desde hacía años.A partir de estas vacaciones nada volvería a ser igual.
Néstor pasó a buscar a su esposo como siempre. Pero al rato él volvió.
- Querida, hoy no va a haber volley.
¿ Qué pasó? preguntó
- Dos muchachos están ocupados hoy, y no vendrán hasta tarde
Sintió como su entrepierna se mojaba. Los muy hijos de puta iban a aprovechar el último día para recibir cada uno lo suyo, y la iban a gozar entre dos.
- ¿ Y que tienen que hacer?, preguntó inocente
- Mira, nadie quiso contar nada, pero parece que Roberto y Pedro tiene una cita doble. Esta noche te cuento.
Mas sintió que se mojaba. Estaba ardiendo, y rezaba porque su esposo no notara su excitación.
- En fin , los muchachos me invitaron a navegar un rato en un velero de uno de ellos, así que si no te molesta me gustaría ir, ya que es nuestro último día.
- Mi amor, ve y disfruta tu día, y luego me cuentas.
- Que esperas que te cuente? ¿ Mi día o el de los ausentes? preguntó con picardía.
- Todo mi amor, pero no te hagas ideas raras que después te duele todo, le dijo sonriendo
- No me parece que te quejes de mis fantasías, dijo
- Para nada mi amor, ve y luego charlamos.
Se alejó y se reunió con los otros cuatro muchachos que la saludaron desde lejos con la mano.
- ¡ Volvemos tarde! ¡ No te aburras! le gritaban los muy cerdos
Cuando se alejaron, se dirigió de prisa al balneario, y subió la escalera como una exhalación. Se detuvo frente a la puerta para recuperar el aire, y en un impulso entró en la habitación. Todo estaba muy oscuro. Entre el día nublado y las ventanas que habían sido metódicamente tapadas no se veía nada. Se quedó en medio del salón sin saber donde estaba la perilla de la luz.
- Acercate a la cama, le dijo una voz.
Ella obediente, tratando de no golpearse cumplió con la orden. Cuando se acercó, unas manos comenzaron a palpar su cuerpo. Juguetearon con sus pechos, con su cintura,con sus hombros, para terminar perdiéndose entre sus piernas. Habilmente le quitó su remera y su pantaloncito, quedando solo con el conjunto especialmente comprado para esa ocasión. Aceleró sus caricias mientras comentaba lo buena que estaba, y como la iba a llenar de leche. Ella por toda respuesta se dejaba hacer, mientras su excitación ya era más que evidente.
- Ya estás mojada perra, y hacés bien. Hoy es tu día. Vas a gozar como nunca antes en tu vida.
- Ya se lo que me tienen preparada. Se que van a ser dos
- No. vamos a ser tres, pero tú tranquila y goza. Vamos a empezar despacio, dijo esa voz en la oscuridad.
Una mano tomo la suya y la hizo subir a la cama. Alguien que ella no veía comenzó a besarla y acariciarla. Ya estaba excitada antes, ahora ya era todo descontrol. buscó el sexo de su pareja y metió su mano bajo un slip capturándolo, para comenzar a masturbarlo. El se sacó la prenda para darle más libertad y ella lo engulló por completo de una sola vez. Pudo su amante arrodillarse y ella siguió chupando quedando en cuatro patas. Notó como una de sus manos acariciaba su vagina por encima de su tanga y unos dedos inquisidores corrieron la parte trasera de su conjunto y entraron en ella y en su culo. Apenas si pudo gemir ya que su boca estaba ocupada.
Su pareja la obligó a acercarse a a cabecera de la cama, y una vez allí , habilmente, la esposó a los barrotes. Nunca le había pasado así que tardó un segundo en reaccionar, para cuando quiso hacerlo, una mordaza había tapado su boca y le impedía gritar.
- Vamos a jugar un juego, preciosa, no te asustes, que solo queremos que disfrutes.
Se levantó y corrió un poco la cortina, dejando entrar algo de luz a la habitación.
Cuando él la vio semidesnuda, se enloqueció.
- Pero que facha que tienes con esa ropa. eres toda una puta de categoría, le dijo acercándose.
Pudo ver a su pareja. Era moreno, de su estatura mas o menos, algo menor a 30 años. Bronceado. Cuando se acercó a ella pudo ver que tenía unos hermosos ojos verdes y una barba de un par de días como notó cuando se besaron.
Ella se limitó a escuchar. Era lo único que podía hacer.
- Ahora te voy a poseer al estilo perrito , y me voy a vaciar dentro tuyo. Cuando yo haya terminado , otro ocupará mi lugar, y al final el plato de despedida. ¿ Estás de acuerdo? ¿ Quieres probar algo distinto? ¿ Quieres sentirte sometida?
Ella afirmó con la cabeza y se acomodó para comenzar la sesión.
- Bueno, pero para que sea mas morboso, no te voy a desnudar, le dijo.
El, despacio se ubicó en su grupa y corrió su tanga y despacio la penetró. Comenzó un pistoneo agradable y placentero que la llevó a un orgasmo dulce y sensual que fue acompañado por un orgasmo del macho profundo y que la llenó por completo.
- Que dulce que eres nena, que placer.
Luego de unos minutos se retiró de ella
- Bueno, ahora quédate tranquila y prepárate para disfrutar de las próximas sensaciones. Pero para lo que sigue, el anonimato es fundamental, dijo volviendo a correr la cortina y dejando la habitación totalmente oscura. Ella quedó allí, atenta a lo que ocurriría. La puerta se abrió y él se fue dejándola sola.
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La barra de hombres caminaba por la playa.
Néstor llevaba la voz cantante.
- Mira Gustavo, no lo tomes a mal pero no vamos a ir a navegar. Tenemos otro plan
- Bueno, te escucho, dijo Gustavo.
- Como es tu último día, y has sido tan atento, queremos hacerte un obsequio muy especial. Todos los días te hemos contado nuestras aventuras con diversas mujeres.
- Si, a cual mas excitante debo reconocer, acotó Gustavo.
- Bueno, la verdad es que no eras diversas mujeres, sino una sola
- No te creo. No puede una mujer ser tan puta, contestó.
- es cierto que es una mujer casada de vacaciones, y que le gusta hacerlo todos los días de manera diferente. Por eso las diferentes experiencias que te contamos. Hoy como sabes había una sesión doble, ya que ella quería ser penetrada por dos machos, pero de una manera muy especial.
- cuenta, cuenta, dijo Gustavo comenzando a excitarse.
Verás. Hoy quería sentirse sometida, así que nos pidió que la esposaramos a la cama, y que la poseyeramos sin preámbulos, y en total oscuridad para no saber ella quien era el que la sometía y a la vez para que el macho no supiera quien era la hembra.
- Pero esta mujer está totalmente sacada, comentó Gustavo sin poder disimular su calentura.
Como sea, hoy era el turno de Pedro y Roberto, pero como te has portado tan bien con nosotros, te ofrecemos que te unas al grupo, le dijo Néstor con toda la frialdad del mundo. El muy desvergonzado le ofrecía a Gustavo que abusara de su propia mujer. Todos los del grupo, por dentro, no podían aguantarse ante semejante situación.
- Claro que ni no quieres, no hay problema, alguno de nosotros irá en tu lugar, ya que le comentamos a la señora que iban a ser tres en lugar de dos y la idea le encantó. No sabes que pedazo de puta que es esta mujer. Su marido debe ser un tarado de primer orden. Lo mas lindo es que la tía esta rebuena, y es un gusto poseerla, agrego ricky, dando otra vuelta de tuerca al plan.
- El problema es que yo estoy casado, y no quisiera tener problemas, dijo Gustavo haciendo que dudaba, pero claramente esperando que insisteran.
- Vamos Gus, que nadie fuera de este grupo lo sabrá. Ni siquera la dama a la que vas a penetrar, y mucho menos tu mujercita que está por allí pasando el rato hasta que regrese el hombre de su vida. Lo único que quizás esta noche no estés para satisfacerla, completó Andrés.
- No habría problemas, porque le digo que estoy cansado con la navegación y ya está. La verdad que me gustaría probar. Hace años que no estoy con otra mujer, agregó Gustavo.
- Vamos, no dirás que eres fiel, lo desafió Néstor.
- Una sola vez engañé a mi esposa con una compañera de trabajo, pero fue algo del momento. Desde que me casé que solo tengo relaciones con mi esposa, afirmó Gustavo.
- Bueno, como sea, decide que vas a hacer, definió Néstor.
- La verdad que para no desairarlos por el regalo, voy a aceptar, dijo el marido engañado.
- Perfecto, esperemos que vuelva Pedro y será tu turno, dijeron.
Unos minutos después Pedro los alcanzó.
- Y ¿ Qué tal?, preguntó Gustavo desesperado.
No lo vas a creer. La esposé a la cama en cuatro patas y le dejé la ropa interior puesta. Después me desnudé, me coloqué detrás de ella y corriendole la tanga se la puse hasta los huevos. Le eché un polvo espectacular. Ahora está esperando al siguiente, dijo mirando a Gustavo.
- Pues vamos, dijo éste.
Y se dirigieron hacia el balneario. Entraron por el frente diciéndole que era para evitar que su esposa que estaba en la playa lo viera, y a él le pareció bien.
Lo llevaron hasta la planta alta y se quedaron en el pasillo esperándolo mientras él entraba a la habitación. Las miradas entre los jóvenes eran imposibles de explicar. Se estaban divirtiendo como nunca con esta situación.
Gustavo les agradeció una vez más el regalo y entró.

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Raquel seguía con sus muñecas esposadas y la cadena pasaba a través de uno de los parantes del respaldo de la cama. Estaba acostaba boca abajo, pensando como había llegado a esta situación y a la vez, satisfecha de la forma en que la rutina habia desaparecido de su vida.
Sintió que la puerta se abría, y rápidamente retomó su posición de rodillas.
Alguien se acercó a la cama despacio, y en la oscuridad tropezó con ella.
Tanteó con sus manos y tocó uno de sus pies. La mano que la había descubierto subíó por su pierna y llegó a sus caderas. La palmeó ruidosamente. Ella gimió apagadamente, por la mordaza que cubría su boca.
Notó movimientos y el roce de la ropa le indicó que quien fuera se estaba desnudando.
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Al entrar al cuarto, no se veía nada. Caminó con sus manos adelante tratando de ubicarse en el lugar, y tropezó con un mueble. Al tocarlo descubrió que era una cama. Se apoyó en ella y encontró un pie. Comenzó a subir por esa pierna hasta llegar a unas caderas redondas y llenas que lo calentaron aún mas. Le dió una palmada que sonó como un disparo. La dueña de esas caderas gimió suavemente.
Parado al lado de la cama procedió a desnudarse. Se quitó toda la ropa, se colocó un preservativo y despacio, subió a la grupa de la hembra que lo esperaba.
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Al momento, el movimiento de la cama señaló que su visitante había subido a ella. Se colocó entre sus piernas y acarició su sexo a través de la tanga que tenía colocada. y que estaba empapada con sus jugos y los de su amante anterior. Sintió que su nueva pareja olió su entrepierna y suspiró excitado.
Una mano corrió hacia un costado su ropa interior y una verga dura se apoyó en su sexo.
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La acarició y sintió que la tanga estaba empapada. Recordó que otra verga había pasado ya por el lugar y esto lo excitó aún mas. Nunca había compartido una mujer, ni tampoco había tenido sexo con una prostituta de este calibre. Su nariz buscó el sexo de la ramera y disfrutó del olor del semen de macho mezclado con las secreciones de ella.
Se acomodó detrás tomándola de las caderas, como si hiciera puntería. Corrió la tanga hacia un costado, y una verga dura como hacía tiempo que no tenía se apoyó entre los labios vaginales de ella.
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- Ahí va, señora, dijo una voz muy conocida para ella, que la hizo estremecerse. Y no se preocupe, uso preservativo. Su marido jamás se enterará del polvo que voy a echarle, Una contracción involuntaria hizo que su vagina se ajustara y la penetracion le dolió un poco. Los muy hijos de puta habían traido a su esposo. El empujó un poco mas y la penetró.
- Que ajustada que estás perra, le dijo clavándola hasta el fondo. Una vez dentro la tomó de las caderas y comenzó un lento vaivén. Ella escondió la cara en la almohada para evitar que él la reconociera, pero el interpretó el cambio de posición, como que era para facilitar la penetración y aceleró sus embestidas.
- Ahh, que caliente que eres, le decía su marido mientras la penetraba.
Ella fue tranquilizándose y lo morboso de la situación la excitó sobremanera. En unos minutos quedó al borde del orgasmo y comenzaron unas contracciones que no pasaron desapercibidas a su macho.
- ¡ Ahh, perra! ¡ Estás gozando!, que puta que eres, ojalá mi esposa fuera como tú, comentó el sin dejar de penetrarla. Mientras ella seguía gozando.
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Cuando la penetró, sintió que la vagina le apretaba la verga como si fuera un guante. Esto le gustó, y empujó más a fondo, hasta penetrarla por completo.
La muy puta bajó la cabeza hasta la almohada dejando una mejor posición para que el pudiera clavarla hasta el fondo, y así lo hizo. esta mujer era muy, pero muy puta, y realmente disfrutaba serlo.
No pasó mucho para que sintiera como ella llegaba al climax, y entonces cambió los planes.
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De pronto, se detuvo y sacándola, arrancó el condón y empezó a presionar en su trasero.
- Quiero vaciarme dentro tuyo, y sino será por delante, pues que sea por detrás. Ella se aflojó para seguir gozando y despacio él se introdujo en su ano. Cuando llegó al fondo se quedó allí. Una media docena de bombeos y se puso como loco.
- No aguanto más, te voy a regar toda, le dijo y de inmediato comenzó a vaciar sus huevos, y ella sintió el semen correr dentro de su cuerpo.
Cuando terminó, desensilló y comenzó a vestirse.
- Sra. muchas gracias, ha sido una nueva experiencia e inolvidable. Nunca imaginé que pudiera existir semejante puta, le dijo. La puerta se abrió y él se retiró.
Quedó tirada en la cama, recuperando el aliento.
Un rato después, la puerta volvió a abrirse. Su tercer compañero estaba ya con ella. Estaba cansada pero dispuesta a disfrutar de todo lo que quisieran darle.
- Bueno zorrita, las vacaciones se terminan y esta es la despedida, le dijo.
Se acercó y liberó una de sus muñecas, dejándola encadenada a la cama pero con una mano libre. También le quitó la mordaza.
Ella giró poniéndose de costado para dejar descansar sus rodillas.
- Uds. son demasiado morbosos. ¿ Cómo se atreven a traer a mi esposo? Si me hubiera reconocido todo se hubiera perdido.
- Es tan calentón que sabíamos que no te reconocería. No sabés como nos hemos divertido con los muchachos, cuando nos describía con pelos y señales lo que te había hecho y lo puta que eras.
Se dirigió a la ventana y la corrió por completo.
La claridad de la tarde ingresó a raudales, y le costó unos segundos ver con claridad.
De espaldas a ella, entre la ventana y la cama, un hombre se estaba desnudando despacio. se sacó su remera dejando a la vista una espalda ancha y poderosa que le gustó.
El short cayó y un trasero musculoso quedó ante sus ojos. También le gustó lo que veía.
Despacio, ya totalmente desnudo, se dio vuelta.
Cabello negro, ojos marrones, bronceado, buenos brazos, un adbomen sin grasa, pero hasta allí llegó la revisión. Entre las piernas vio el aparato más descomunal que hubiera soñado. Ni en las pornos que a veces miraba con sus amigas había visto semejante verga. no podía ser cierto. de inmediato el temor la invadió. Ella no podría soportar eso dentro de su cuerpo.
- Bueno perra, ponte en cuatro, le ordenó. Ella obedeció de inmediato. El se acercó y su cuerpo se acopló a su espalda.
- Tienes una mano libre, puedes tocar la herramienta que te va a cambiar la vida, le dijo con soberbia. Bajó su mano a su encuentro y casi se desmaya. Esa verga llegaba casi hasta su ombligo y era imposible abarcarla con su mano. No era una verga. Era una máquina de destrozar mujeres.
- No por favor, es demasiado.
- Tu tranquila, que tengo experiencia en acomodar esta barra de carne en putitas casadas como tú le dijo el que estaba a su espalda , además tu maridito te ha preparado bastante. Y ahora quedate flojita y goza.
Colocó la cabeza del monstruo entre sus labios vaginales. Les costó dilatarse lo suficiente para abarcarla. Cuando la cabeza comenzó a abrirse paso le pareció que la desgarraban toda.
- Yo no participé del sorteo, sabes, quedé para el final porque después de mi, por unos cuantos días nadie podría cogerte. Lo bueno que te va a quedar la vagina para recibir cualquier pedazo de verga, de ahora en adelante, le dijo, mientras palmo a palmo el monstruo la perforaba.
- Espera, despacio, por favor, rogaba ella
- Son 23 centímetros de largo por 6 de diámetro. para acomodarla bien necesito hembras como tú, bien experimentadas, seguía diciendo mientras la iba poseyendo sin remedio.
Nunca se sintió tan llena. Un espejo a su derecha, le mostraba la escena. Veía como esa verga iba entrando despacio en su cuerpo. Cuando él notó que ella miraba la sacó toda. Ella sintió como si descorcharan una botella y se sintió vacía. Por el espejo pudo verla en todo su esplendor. Ella no podía acomodar ese pedazo. Ninguna mujer podría.
El la miró sonriente y despacio comenzó a penetrarla nuevamente. Esta vez nada podía evitar que la partieran en pedazos. es mas, no quería evitarlo. Una vez en la vida una mujer se merecía ser poseída por semejante pedazo. Se aflojó todo lo que pudo, y dejó que su macho dirigiera.
- eso, así, flojita que vas a ver lo que es una penetración, le decía mientras presionaba.
El monstruo de iba desenrrollando en su interior. Llegaba hasta el fondo de su cuerpo, y con un ultimo empellón de sus riñones vio como estaba toda dentro de su cuerpo.
¡Hay, por mi madre! ¡ Que llena que estoy! ¡ me va a salir por la boca! ¡ deja de empujar!, suplicó
- Ya está putita, te la comiste toda. Yo sabía que eras capaz, dijo el animal. Retrocedió unos diez centímetros y volvió a entrar. La sometió totalmente.
Ella empezó a gozar y los orgasmos se mezclaban con el dolor. La resistencia del macho la sorprendieron. Durante 15 minutos la bombeó sin prisa, pero sin pausa. Al final la sacó dejándola sin aliento.
Se retiró. Por el espejo ella vio la herramienta completa. Era increible que hubiera podido acomodarla. Pero las sorpresas no terminaban. El apoyó su arma en su agujero trasero.
-¡ No, ni se te ocurra, me vas a desgarrar, gritó
- Tranquila, que tu maridito ya abrió el camino, solo te pondré lo que estes dispuesta a soportar, le dijo, además para que valga aún mas la pena, tu trasero está lubricado con el semen del cornudo, así que va a ser doble el gozo. romperte el culo y que tu maridito me ayude. ¿ No te excita, pregunto?. Y la verdad que si la excitaba.
Realmente la complacencia de su ano la sorprendió. Con un poco de esfuerzo la cabeza traspasó su esfinter. La sensación era indescriptible. Una vez que la cabeza entró todo fue coser y cantar.
Cuando empezó el mete y saca, ella ya estaba agotada. No podía más. No le quedaban fuerzas ni siquiera para seguir acabando. Lloraba de felicidad. Casi inconsciente se dio cuenta que debía acelerar el final antes de desmayarse, y entonces su mano se perdió entre sus piernas y tomo posesión de los huevos de su macho, comenzando a apretarlos, para acelerar el climax. Y lo consiguió. Con un rugido, él no aguantó mas. Salio de su cuerpo contenieńdose y se acercó a su rostro. El gesto fue claro y ella abrió su boca y trató de tragar esa vara. Una parte por supuesto. la cabeza y un poco más. Cuando la acomodó en su boca, como si esa fuera la señal, él comenzó a vaciarse. 5, 6, 7 chorros abundantes y espesos entraron en su boca. Tuvo que soltarla por temor a ahogarse. 2 ó 3 chorros mas embarraron su cara y su cabello. Se sintió la puta mas puta de la historia. Y la mujer mas satisfecha.
- ¡ Ahh, que perra de lujo! hacía tiempo que no encontraba una puta como tú le decía el mientras se masturbaba para terminar de vaciarse. Cuando hubo terminado, se la puso nuevamente en la boca para que la limpiera, cosa que ella hizo a conciencia.
En unos minutos el se recuperó. La desencadenó, la besó en los labios, se vistió y se fue como había venido.
Raquel sentía como si la hubiera atropellado un tren, y era bastante aproximado a lo que le había pasado.
Media hora le costó recuperarse. Se dio una ducha para sacarse de encima los lamparones de semen que la manchaban. Luego se vistió, y bajó a la playa.
La anciana observadora, la llamó. ella se acercó.
- ¿ Sabes querida?, desde hace 40 años vengo siempre a esta playa, y algunas veces me acuerdo de mi juventud, dijo la vieja, dando toda la sensación de estar gagá. Raquel la escuchaba como entre sueños.
- ¿ Sí señora? Me alegro por Ud. contestó para no ser descortés.
- Cuando tenía tu edad, una vez, decidí jugar con fuego. yo era feliz en mi matrimonio pero tenía la idea de que había cosas que no había vivido. Una tarde, discutí con mi esposo y me fui de la playa dejándolo solo.
- Buenos, todos los matrimonios tienen problemas, contestó Raquel tratando de terminar la conversación e irse al hotel.
- En el camino encontré cuatro jóvenes que estaban caminando por la playa, y que al verme llorando trataron de consolarme. Me llevaron hasta una casa de playa que había aquí cerca y allí me dieron algo para tomar.
- Muy atentos los jovenes, dijo Raquel por decir algo.
- Durante las tres horas siguientes me penetraron de todas las formas posibles. Yo no imaginaba que se pudieran hacer tantas cosas en la cama, en el suelo, sobre la mesa, y por tantos lugares a la vez. ¿ y sabes querida? Mi expresión al final era la misma que tienes tu ahora, completó. Disfruta este momento, pero luego vuelve con tu esposo que es quien realmente te quiere, dijo y volvió a encerrarse en su libro.
Raquel quedó allí helada. La vieja sabía todo lo que había pasado. Se había dado cuenta a pesar de lo anónimo que todo parecía. Se levantó, saludo y se fue al hotel.
Allí se dio un baño de inmersión con agua tibia y sales aromáticas y se sintió medianamente recuperada.
Cuando su esposo regresó ella estaba en el bar tomando un refresco.
- hola mi amor. ¿ Que tal la navegación?, le pregunto inocente.
- Muy divertido. la pasé muy bien, pero estoy agotado. Voy a ducharme y me recostaré un rato.
- Está bien, descansa un poco.
-Ahh, antes que me olvide, tengo un regalo para tí, dijo y metiendo su mano en el bolsillo, saco un pequeño paquete.
Ella lo abrió y dentro encontró una pulsera de plata con seis dijes.
- ¿ Y esto? preguntó
- Es un regalo de los muchachos del voley para tí. Como te separaron de mí todos estos días , quieren agradecer lo comprensiva y complaciente que fuiste con ellos. Esperan que la uses, pero no se si es tu estilo, dijo Gustavo
Ella se la colocó y la miró. Era su premio y su recuerdo por haber sido comprensiva y complaciente. Su esposo jamás sabría cuan complaciente había sido.
- La voy a usar, si eso te hace feliz y te trae recuerdos, le dijo y lo besó en la mejilla.
Al día siguiente volvieron a su casa y a las obligaciones. Pasaron varios días hasta que pudieron estar solos y tranquilos, lo cual fue una suerte para ella, ya que estaba en carne viva con su última experiencia y necesitó varios días para recuperarse.
Esa noche, cenaron solos , tomaron unas copas, y luego el ambiente se hizo íntimo y sensual.
Tuvieron sexo y su esposo estaba orgulloso de la forma en que le había abierto la vagina y el culo en las vacaciones. Podían tener relaciones por cualquier agujero sin problemas.
La historia de la señora de familia que en las vacaciones le gusta encadenarse y ser penetrada por varios hombres, impulsó unas sesiones de sexo salvaje. Las hazañas de Roberto, el dueño del monstruo revienta mujeres, los motivó para mas de un polvo. Por supuesto el nunca contó que había participado de esa experiencia, y ella jamás le contó quien era esa señora de familia, tan puta.
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Terminó su café, le dio otro par de vueltas a su pulsera y se dirigió a su casa. Esa noche tenía invitados a cenar. Su esposo la llamó esa mañana para avisarle que sus compañeros de voley estaban en la ciudad, y querían pasar a saludarlos, y el los invitó cenar en su casa. Le rogó que los atendiera bien. Y bueno, se sacrificaría y los atendería, pero esa atención amerita contarse con más detalles....

5 comentarios - La Pulsera (4ta. parte)

jeanpierre3
muy bueno, excelente el giro que tomó la historia!
lamorbosa
NOOOO , me muero , me encanto! muy buen final .
nictrato
muy buena la historia
ricalu85
Buen Post, me seguis?Confieso que he probado... (Relato)