Eran las vacaciones de siempre. El mecanismo era que los hombres de la casa salian unos dias antes, para lleguar antes y trabajar en acondicionar la casa en el Uruguay. Las mujeres de la familia salian mas tarde, dos y a veces tres dias después. La mamà hacia rato que venia sufriendo ese matrimonio, y sus disfunciones sexuales. La hija tampoco la pasaba bien cuando todos los hombres de la casa se encontraban presentes, y ese fin de año se le ocurrio que esos dias de mujeres solas en casa, tendria la oportunidad de disfrutar la libertad.
A las apuradas, la hija preparo una reunion con sus pocas amigas, y se abocaron a la faena de invitar los prohibidos de siempre. Los que nunca les dejaron invitar, esta vez serian bienvenidos. La mamà nunca fue un problema, tampoc estaba muy al tanto de lo que sucederia. Solo sabia que un pre o una reunion sucederia esa noche. Aunque estaban solas en casa, nunca imagino que podria pasar.
La hija y sus amigas, en su entusiasmo, no se percataron de organizar las invitaciones y balancear la reunión. Todas dieron rienda suelta a su imaginación e invitaron los mas salvajes amigotes y sus conocidos. Por Facebook, era una invitación general con la foto de las cinco amigas organizadoras, si asi se las puede llamar.
La fiesta era de solo esas cinco chicas, e infinidad de señores, ninguna otra mujer asistió, y no era muy difícil de imaginarlo, ya que ninguna se preocupó por invitar mujeres. La mamá como era habitual en esos casos, se refugió en el interior de su casa, y no presto mucha atención, las chicas recibían a los invitados en el jardín y organizaban como podían la marea de hombres que se presentaban. Entornando el portón de entrada, dejaban pasar según la cara del visitante, el único requisito que creyeron importante, era que sean atractivos. Y así fueron llenando la casa. Los pibes tampoco imaginaban que en la fiesta urgente, solo habría pocas mujeres, aunque por pocas, no menos interesantes.
La madre comenzó a sentir algunos tonos fuera de lugar, espió por la ventana y vio que algunos grandulones, ya estaban bebidos, probablemente habían llegado en pedo, y se estaban pasando de la raya con las chicas.
La mamá, al ver la escena, se asustó pero también se inquietó con esos hombres que poblaban su casa desprotegida de los varones del hogar. No pudo evitar tocarse, al ver dos chicos que apretaban a una de las chicas como sanguchito, los chicos estaban vestidos solo con los jeans y dejaban ver sus físicos de rugbiers. Hacia ya años que la vida sexual de la mamá era fuertemente complementada por tremendas pajas, que llenaban lo que su marido dejaba pendiente. Por la ventana, la mamá llego a mojarse, pero sin dejar de asustarse por el desmadre de la situación. Juntó fuerzas y convoco a su hija a un rincón del jardín. – Mamá, no tengo idea como contener estas bestias! La mayoría esta en pedo. Y casi llorando la hija, le pidió que vea que podía hacer. La mamà tenia dos problemas entonces, una fiesta descontrolada y una concha desmadrada de ansiedad. No sabia como iba a expulsar unos pibes, cuando en realidad lo que quería era que la ayuden en tanta necesidad que pasaba esos años.
El jardín, tiene sus rincones, y en el fondo, detrás de la casa, se habían juntado muchos, y parecía que eran los mas belicosos, ya habían tirado varios a la pileta y se disponían a tirar a una de las chicas.
La mamà llego a atajarla con sus manos, arrojándose encima del grupo, y sin gritar mucho, tratando de persuadirlos amigablemente, les indicaba que la dejen, que estaba fresco para la pileta a la noche.
Con la misma delicadeza que ella lo intentó, la tomaron por los brazos firmemente, y la corrieron de donde se encontraba. La madre sintió esas manos contra uno de sus pezones. Los dedos de esa mano, le pellizcaban el pezón sin querer, contra el borde de su propio brazo. Sintió como la electricidad que ya reconocía, le invadía el estomago, y no pudo levantar la voz. Los mismos brazos no la dejaban y ella se dejaba sujetar, sintiendo sus labios latir contra la costura del jean. Como suspendida, la llevaron hacia un rincón, primero en la intención de que les permita hacer sus maldades a los rugbiers, pero al ver que ese pezón se ponía duro como madera, el grandulón se percato de lo que tenia entre brazos. La mujer también y no tenia fuerzas ni voluntad para evitarlo. Su calentura acumulada había tomado el control y estaba permitiendo que cualquier cosa sucediera.
El muchacho la dio vuelta y le acerco la espalda y el culo, contra su cuerpo, dejando la mujer expuesta de frente al resto del grupo que se había percatado también de la maniobra. La mujer permanecía roja de excitación, y sus ojos delataban su voluntad pasiva.
Un borrachín se le acerco en ese estado, y aprovechando la intimidad que daba ese rincón del jardín, y olvidando que era un muchacho bien conocido de la familia, aunque en pedo, le lamió el escote y la camisa, que a esa altura ya estaba mojada de sudor nervioso.
La lengua ancha pasó su lamido desde casi el pezón hasta el cuello y la oreja. La mujer no supo contener el suspiro de satisfacción. El gemido resultó como una invitación para los que no se habían percatado.
El que estaba detrás sosteniéndola, la balanceaba como si de papel se tratara, y le refregaba el culo contra su verga, que comenzaba a incorporarse. La rubia inclino su cabeza en señal de impotencia, y el gordo le mordisqueo la nuca y le refregó su olor a vodka por todo su cuello.
Se escuchaban algunos llamados de la hija, pero no era muy fuertes, la música tapaba todo, y nadie tenia en ese rincón interés de perderse siquiera un segundo de esta sesión.
La arrinconaron entre algunos mas, y le dieron de tomar un poco de gin. La rubia lo tomo como si fuera agua. Y sin terminar el vaso, sintió como le forcejeaban el jean en dirección a sus pies. Le desataron la bragueta, corrieron un poco la tanga, y de rodillas, el mas desconocido de los que estaba presente, hundió su lengua entre los labios ya empapados de la madre. Ella solo cerró los ojos y se entregó mansamente, incluso si la hija la veía, tenia la excusa, de que la estaban forzando. Esa idea de la violencia la perturbaba y la autorizaba a la vez a permitirlo todo.
Mientras se sentían muchos chapuzones en la pileta, sus ojos cerrados fuertemente, intentaban buscar fuerzas para pensar que podría hacer en esa situación. Pero la calentura nunca la dejó pensar claramente. Antes que se diera cuenta, otra lengua se incrustaba en su culo desnudo. Primero recorriendo las nalgas, y luego penetrándola como si fuera una pija. Esas dos lenguas por delante y por detrás la extasiaban a ella y a los pocos que la rodeaban. La inclinaron como pudieron y le acercaron una verga a la boca, que tragó con pasión. A medida que le cambiaban las pijas de la boca, la comenzaban a forcejear por detrás. Sentía como la pija que intentaba penetrarla, se abría paso entre sus nalgas. La sacudían con tal violencia, que casi no podía controlar ningún músculo de su cuerpo. Pensó si la viera su hija en ese estado, y no le importo. La excito mas aun. También llegó a pensar que muchos de los que estaban en esa fiesta, de alguna manera la conocían, o al menos la ubicaban y sabían quien era. Todos vendrían por su ración de sexo el día de mañana, y eso la volvió loca de lujuria. Sintió su espalda caliente de semen, y su boca con gusto a jean y a las vergas que había tragado. Logro que su cometido inicial de salvar la chica de la pileta, fuera su salvación. Se fue acercando a la pileta, fría, y se dejó caer en el agua helada, que pareció hervir al contacto con su piel. No podría reconocer siquiera uno de los que la sometieron, pero al menos no fue contra su voluntad.
A las apuradas, la hija preparo una reunion con sus pocas amigas, y se abocaron a la faena de invitar los prohibidos de siempre. Los que nunca les dejaron invitar, esta vez serian bienvenidos. La mamà nunca fue un problema, tampoc estaba muy al tanto de lo que sucederia. Solo sabia que un pre o una reunion sucederia esa noche. Aunque estaban solas en casa, nunca imagino que podria pasar.
La hija y sus amigas, en su entusiasmo, no se percataron de organizar las invitaciones y balancear la reunión. Todas dieron rienda suelta a su imaginación e invitaron los mas salvajes amigotes y sus conocidos. Por Facebook, era una invitación general con la foto de las cinco amigas organizadoras, si asi se las puede llamar.
La fiesta era de solo esas cinco chicas, e infinidad de señores, ninguna otra mujer asistió, y no era muy difícil de imaginarlo, ya que ninguna se preocupó por invitar mujeres. La mamá como era habitual en esos casos, se refugió en el interior de su casa, y no presto mucha atención, las chicas recibían a los invitados en el jardín y organizaban como podían la marea de hombres que se presentaban. Entornando el portón de entrada, dejaban pasar según la cara del visitante, el único requisito que creyeron importante, era que sean atractivos. Y así fueron llenando la casa. Los pibes tampoco imaginaban que en la fiesta urgente, solo habría pocas mujeres, aunque por pocas, no menos interesantes.
La madre comenzó a sentir algunos tonos fuera de lugar, espió por la ventana y vio que algunos grandulones, ya estaban bebidos, probablemente habían llegado en pedo, y se estaban pasando de la raya con las chicas.
La mamá, al ver la escena, se asustó pero también se inquietó con esos hombres que poblaban su casa desprotegida de los varones del hogar. No pudo evitar tocarse, al ver dos chicos que apretaban a una de las chicas como sanguchito, los chicos estaban vestidos solo con los jeans y dejaban ver sus físicos de rugbiers. Hacia ya años que la vida sexual de la mamá era fuertemente complementada por tremendas pajas, que llenaban lo que su marido dejaba pendiente. Por la ventana, la mamá llego a mojarse, pero sin dejar de asustarse por el desmadre de la situación. Juntó fuerzas y convoco a su hija a un rincón del jardín. – Mamá, no tengo idea como contener estas bestias! La mayoría esta en pedo. Y casi llorando la hija, le pidió que vea que podía hacer. La mamà tenia dos problemas entonces, una fiesta descontrolada y una concha desmadrada de ansiedad. No sabia como iba a expulsar unos pibes, cuando en realidad lo que quería era que la ayuden en tanta necesidad que pasaba esos años.
El jardín, tiene sus rincones, y en el fondo, detrás de la casa, se habían juntado muchos, y parecía que eran los mas belicosos, ya habían tirado varios a la pileta y se disponían a tirar a una de las chicas.
La mamà llego a atajarla con sus manos, arrojándose encima del grupo, y sin gritar mucho, tratando de persuadirlos amigablemente, les indicaba que la dejen, que estaba fresco para la pileta a la noche.
Con la misma delicadeza que ella lo intentó, la tomaron por los brazos firmemente, y la corrieron de donde se encontraba. La madre sintió esas manos contra uno de sus pezones. Los dedos de esa mano, le pellizcaban el pezón sin querer, contra el borde de su propio brazo. Sintió como la electricidad que ya reconocía, le invadía el estomago, y no pudo levantar la voz. Los mismos brazos no la dejaban y ella se dejaba sujetar, sintiendo sus labios latir contra la costura del jean. Como suspendida, la llevaron hacia un rincón, primero en la intención de que les permita hacer sus maldades a los rugbiers, pero al ver que ese pezón se ponía duro como madera, el grandulón se percato de lo que tenia entre brazos. La mujer también y no tenia fuerzas ni voluntad para evitarlo. Su calentura acumulada había tomado el control y estaba permitiendo que cualquier cosa sucediera.
El muchacho la dio vuelta y le acerco la espalda y el culo, contra su cuerpo, dejando la mujer expuesta de frente al resto del grupo que se había percatado también de la maniobra. La mujer permanecía roja de excitación, y sus ojos delataban su voluntad pasiva.
Un borrachín se le acerco en ese estado, y aprovechando la intimidad que daba ese rincón del jardín, y olvidando que era un muchacho bien conocido de la familia, aunque en pedo, le lamió el escote y la camisa, que a esa altura ya estaba mojada de sudor nervioso.
La lengua ancha pasó su lamido desde casi el pezón hasta el cuello y la oreja. La mujer no supo contener el suspiro de satisfacción. El gemido resultó como una invitación para los que no se habían percatado.
El que estaba detrás sosteniéndola, la balanceaba como si de papel se tratara, y le refregaba el culo contra su verga, que comenzaba a incorporarse. La rubia inclino su cabeza en señal de impotencia, y el gordo le mordisqueo la nuca y le refregó su olor a vodka por todo su cuello.
Se escuchaban algunos llamados de la hija, pero no era muy fuertes, la música tapaba todo, y nadie tenia en ese rincón interés de perderse siquiera un segundo de esta sesión.
La arrinconaron entre algunos mas, y le dieron de tomar un poco de gin. La rubia lo tomo como si fuera agua. Y sin terminar el vaso, sintió como le forcejeaban el jean en dirección a sus pies. Le desataron la bragueta, corrieron un poco la tanga, y de rodillas, el mas desconocido de los que estaba presente, hundió su lengua entre los labios ya empapados de la madre. Ella solo cerró los ojos y se entregó mansamente, incluso si la hija la veía, tenia la excusa, de que la estaban forzando. Esa idea de la violencia la perturbaba y la autorizaba a la vez a permitirlo todo.
Mientras se sentían muchos chapuzones en la pileta, sus ojos cerrados fuertemente, intentaban buscar fuerzas para pensar que podría hacer en esa situación. Pero la calentura nunca la dejó pensar claramente. Antes que se diera cuenta, otra lengua se incrustaba en su culo desnudo. Primero recorriendo las nalgas, y luego penetrándola como si fuera una pija. Esas dos lenguas por delante y por detrás la extasiaban a ella y a los pocos que la rodeaban. La inclinaron como pudieron y le acercaron una verga a la boca, que tragó con pasión. A medida que le cambiaban las pijas de la boca, la comenzaban a forcejear por detrás. Sentía como la pija que intentaba penetrarla, se abría paso entre sus nalgas. La sacudían con tal violencia, que casi no podía controlar ningún músculo de su cuerpo. Pensó si la viera su hija en ese estado, y no le importo. La excito mas aun. También llegó a pensar que muchos de los que estaban en esa fiesta, de alguna manera la conocían, o al menos la ubicaban y sabían quien era. Todos vendrían por su ración de sexo el día de mañana, y eso la volvió loca de lujuria. Sintió su espalda caliente de semen, y su boca con gusto a jean y a las vergas que había tragado. Logro que su cometido inicial de salvar la chica de la pileta, fuera su salvación. Se fue acercando a la pileta, fría, y se dejó caer en el agua helada, que pareció hervir al contacto con su piel. No podría reconocer siquiera uno de los que la sometieron, pero al menos no fue contra su voluntad.
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