Pasaron varios días, casi semanas calculo, hasta que logramos urdir un buen plan. En las clases la mirábamos y no le hacíamos nada, solo la mirábamos, no le ofrecíamos ninguna pista. Como si nosotros ya supiéramos la suerte que le esperaba y ella inquieta, aterrorizada y alzada, presentía lo que se vendría.
Nosotros en realidad, no lo teníamos muy definido, solo algún intercambio de opiniones, pero todas ellas eran a cual mas zarpada.
Nuestro primer intento de volver sobre ella, fue fallido, pero nos dio alguna enseñanza. No nos percatamos que en cualquier estado y a cualquier hora del dia, no funcionaria. Aunque la sabíamos reputona, irrefrenable, tenia sus limites. En un pasillo del colegio, cerca de los baños, ella no nos vio, ya que hacia días nos evitaba, incluso acercase. Al pensar que nosotros no estábamos cerca, se dirigió al baño de profesores, y nosotros como un rallo entramos con ella, aunque no todos, pero éramos tres los que nos animamos. Finalmente, y asida fuertemente de una brazo, entramos los cuatro al baño de damas, un cubo pequeño donde no teníamos mucha movilidad. Afuera el bullicio del recreo. Ella nos amenazó, nos dijo que si no la dejábamos en paz, gritaría, nos amonestaría y hasta nos expulsarían del cole. Aunque nada de eso paso, logró quitarnos la calentura, por un momento al menos.
Cuando casi estábamos convencidos que debíamos desistir de nuestro ataque, al mas inquieto de nuestro trío, se le ocurrió una prueba. Le dijo: - Solo queremos chequear algo y nos vamos. Metió su mano por debajo de la falda y corriendo la tanga, la hundió entre los labios. Estaban muy mojados, tanto que inundaban el culo también. – Ahhh no!! Respondió casi con indignación. ¡Pero nos echas y acá abajo nos reclaman! Y sin sacar la mano de la concha, se agacho como pudo en el bañito, y le recorrió todo el culo con la lengua. Ella respondió con un suspiro enorme, pero siguió en su intento por desalentarnos. La lengua se le instaló en el culo. Y ella con sus manos trataba de echarnos, de empujarnos. Los empujones bajaban por el pecho, abdomen, y no se detuvieron en la bragueta. Váyanse chicos, imploraba. No termino de solicitar piedad, que tenia mi verga en la boca, y comenzaba a endurecerse adentro de ella. La otra verga, aunque en manos de su dueño, también comenzaba a endurecerse. Parecía seguir echándonos, incluso con la verga ahogándola. La lengua en el culo, no la dejaba reaccionar, estaba obnubilada. Tragaba las dos vergas que tenia delante, alternativamente. Cuando sintió que la lengua dejaba su culo, saco sus manos para separarse, y sin poder evitarlo, la verga de atrás se le metió sin miramientos en el orto. Suspiraba y se columpiaba suavemente dejando entrar y salir casi toda la pija en el culo. Cuando tenia las vergas la tiendo cerca de su cara al limite de estallarle la leche en el rostro, se incorporo, saco la pija de su culo con la decisión que nunca le habíamos visto y se fue ella del baño, dejándonos a los tres en condiciones inexplicables. Como pudimos salimos de ahí, de a uno, y nos sumamos al recreo que curiosamente seguía en su bullicio. No fueron mas que unos segundos, comentamos en ese momento.
La mañana siguiente, ya con la dotación completa de la banda de pequeños delincuentes sexuales, y la calentura a limites insostenibles, concluimos que necesitaría alguna ayuda la profe para poder liberar el monstruo que llevaba dentro.
Una botella de vodka, tres cuartos completa, fue la solución que nos vino a la mente. Eran unos minutos antes de las siete, y la vimos venir por la vereda que siempre usaba para llegar segura al cole. Aunque era delante de todos, nos abalanzamos sobre ella, fingiendo una consulta escolar, que a la vista lejana parecía muy académica, pero que su dialogo no se condice con una charla profesor-alumno. Forzada en su debilidad, no pudo evitar que la lleváramos casi en el aire entre todos. No fuimos muy lejos, a setenta metros del cole, una casa que tenia algo así como un porche en la entrada, fue suficiente para nuestros planes. En esa entrada, siempre nos juntábamos previamente a entrar al cole. Era una casa que estaba desocupada, y nos daba refugio todas las mañanas a los que llagábamos temprano, pero sin ganas de entrar.
A esa hora, ya se habían ido todos los alumnos del porche, la atoramos entre todos y ella se resistía con fiereza. Le clavo las uñas a mas de uno, araño a otro, yo me salve de un mordisco. Nada de eso nos desalentó en lo mas mínimo, al contrario, verla peleando como una leona, era de lo mas sexy que le conocíamos. Tenia los pelos aun mojados de la ducha matinal, y la ropa olía a enjuague. Casi al limite de romperle un diente, le arrimamos el vodka a los labios, le sostuvimos la boca y le dimos de tomar largos tragos. Ella intentaba sacarlos por la boca a medida que se los volcabamos, pero la posición que en le sujetamos la cabeza, solo permitia que el agua ardiente entre en su garganta. Una mano en su nalga, iba separando la tanga y con su cola mojada, la masajeaba a modo de hacerle mas suave la emborrachada. La dejamos respirar, por un momento, se liio la boca de la bebida y sin dejar mas de un segundo, volvimos a sujetarla y darle lo que quedaba de la botella transparente. Tragò todo, sobria no tenia fuerzas casi para defenderse, menos aun en ese estado. La sentamos cuando el mareo la empezaba a dominar. La sentamos en el antepecho de la ventana, y luego de varios respiros profundos, intento incorporarse. Dio unos pasos, la dejabamos hacer y luego la traimos al antepecho. Ella repetia una y otra vez elintento de fuga, pero cada vez con menos decisión y entereza. Cuando en el cuarto o quinto intento, la volvimos a poner en su sitio, los ojitos ya los tenia muy nublados. El que la acomodo en la ventana, ya no la solto, la sostuvo y le masajeo las nalgas mojadas de su propia calentura. Le besamos la lengua borracha, varios , todos, ella trataba de decirnos algo en su ultima linea de defensa. La lengua parecia anudada por el alcohol. Si dejar el porche, que a esa hora,luego de la entrada de todos los alumnos al cole, ya era un desierto, nos fue bastante facil disimular lo que estabamos haciendo. Los mas grandes se pusieron entre la vereda y la casa, y los que quedamos atrás, sosteniamos a la borrachita que no paraba de decirnos cosas, pedirnos, y parecia suplicar algo. Todos estabamos muy convencidos de lo que teniamos que hacer. Le sacamos la tanga delicadamente, se la mostramos y la guardamos en uno de nuestros bolsillos. Ella, al grito de noooo!, se abalanzo para recuperarla, pero cayo de rodillas en su intento. Asii te queriamos tener! Respondimos. Le corrimos la falda suavemente y el primero en enterarle la verga en el orto, fui yo. Suspiro como solo ella lo hace. Fuete, sin limites. El suspiro hizo calentar tanto a todos, que nos desesperamos por adelantar el turno. La boca ya mezclaba el gusto a vodka con el de las vergas de los alumnos que iban pasando. Nadie aguantaba mas dedos o tres tragos sin acabar. En esos dias, el solo pensar algo asi, nos hacia terminar en la mano, a la tercer sacudida, mas aun la boca ardiente que se engullia esas pijas a tragos profundos.
Logramos contener por algunos minutos la catarata de leche, de nuestros primeros impulsos y nos dispusimos a continuar la faena. La balanceábamos así en cuatro patas como se encontraba, tomándola de los pelos, y empujándole la verga contra el fondo de la garganta. El que estaba de turno en su culo, aprovechaba el balanceo, pero en sentido inverso. Cuando salía de su boca, le entraba duro en el culo, y en el regreso, golpeaba el final e su boca. Así, hasta ablandar esas vergas inexpertas. El reemplazo no se hacia esperar, y hasta que todos se quedaron exhaustos y sin mas esperanzas de producir un ultimo espasmo, no abandonaron la tarea.
Nosotros en realidad, no lo teníamos muy definido, solo algún intercambio de opiniones, pero todas ellas eran a cual mas zarpada.
Nuestro primer intento de volver sobre ella, fue fallido, pero nos dio alguna enseñanza. No nos percatamos que en cualquier estado y a cualquier hora del dia, no funcionaria. Aunque la sabíamos reputona, irrefrenable, tenia sus limites. En un pasillo del colegio, cerca de los baños, ella no nos vio, ya que hacia días nos evitaba, incluso acercase. Al pensar que nosotros no estábamos cerca, se dirigió al baño de profesores, y nosotros como un rallo entramos con ella, aunque no todos, pero éramos tres los que nos animamos. Finalmente, y asida fuertemente de una brazo, entramos los cuatro al baño de damas, un cubo pequeño donde no teníamos mucha movilidad. Afuera el bullicio del recreo. Ella nos amenazó, nos dijo que si no la dejábamos en paz, gritaría, nos amonestaría y hasta nos expulsarían del cole. Aunque nada de eso paso, logró quitarnos la calentura, por un momento al menos.
Cuando casi estábamos convencidos que debíamos desistir de nuestro ataque, al mas inquieto de nuestro trío, se le ocurrió una prueba. Le dijo: - Solo queremos chequear algo y nos vamos. Metió su mano por debajo de la falda y corriendo la tanga, la hundió entre los labios. Estaban muy mojados, tanto que inundaban el culo también. – Ahhh no!! Respondió casi con indignación. ¡Pero nos echas y acá abajo nos reclaman! Y sin sacar la mano de la concha, se agacho como pudo en el bañito, y le recorrió todo el culo con la lengua. Ella respondió con un suspiro enorme, pero siguió en su intento por desalentarnos. La lengua se le instaló en el culo. Y ella con sus manos trataba de echarnos, de empujarnos. Los empujones bajaban por el pecho, abdomen, y no se detuvieron en la bragueta. Váyanse chicos, imploraba. No termino de solicitar piedad, que tenia mi verga en la boca, y comenzaba a endurecerse adentro de ella. La otra verga, aunque en manos de su dueño, también comenzaba a endurecerse. Parecía seguir echándonos, incluso con la verga ahogándola. La lengua en el culo, no la dejaba reaccionar, estaba obnubilada. Tragaba las dos vergas que tenia delante, alternativamente. Cuando sintió que la lengua dejaba su culo, saco sus manos para separarse, y sin poder evitarlo, la verga de atrás se le metió sin miramientos en el orto. Suspiraba y se columpiaba suavemente dejando entrar y salir casi toda la pija en el culo. Cuando tenia las vergas la tiendo cerca de su cara al limite de estallarle la leche en el rostro, se incorporo, saco la pija de su culo con la decisión que nunca le habíamos visto y se fue ella del baño, dejándonos a los tres en condiciones inexplicables. Como pudimos salimos de ahí, de a uno, y nos sumamos al recreo que curiosamente seguía en su bullicio. No fueron mas que unos segundos, comentamos en ese momento.
La mañana siguiente, ya con la dotación completa de la banda de pequeños delincuentes sexuales, y la calentura a limites insostenibles, concluimos que necesitaría alguna ayuda la profe para poder liberar el monstruo que llevaba dentro.
Una botella de vodka, tres cuartos completa, fue la solución que nos vino a la mente. Eran unos minutos antes de las siete, y la vimos venir por la vereda que siempre usaba para llegar segura al cole. Aunque era delante de todos, nos abalanzamos sobre ella, fingiendo una consulta escolar, que a la vista lejana parecía muy académica, pero que su dialogo no se condice con una charla profesor-alumno. Forzada en su debilidad, no pudo evitar que la lleváramos casi en el aire entre todos. No fuimos muy lejos, a setenta metros del cole, una casa que tenia algo así como un porche en la entrada, fue suficiente para nuestros planes. En esa entrada, siempre nos juntábamos previamente a entrar al cole. Era una casa que estaba desocupada, y nos daba refugio todas las mañanas a los que llagábamos temprano, pero sin ganas de entrar.
A esa hora, ya se habían ido todos los alumnos del porche, la atoramos entre todos y ella se resistía con fiereza. Le clavo las uñas a mas de uno, araño a otro, yo me salve de un mordisco. Nada de eso nos desalentó en lo mas mínimo, al contrario, verla peleando como una leona, era de lo mas sexy que le conocíamos. Tenia los pelos aun mojados de la ducha matinal, y la ropa olía a enjuague. Casi al limite de romperle un diente, le arrimamos el vodka a los labios, le sostuvimos la boca y le dimos de tomar largos tragos. Ella intentaba sacarlos por la boca a medida que se los volcabamos, pero la posición que en le sujetamos la cabeza, solo permitia que el agua ardiente entre en su garganta. Una mano en su nalga, iba separando la tanga y con su cola mojada, la masajeaba a modo de hacerle mas suave la emborrachada. La dejamos respirar, por un momento, se liio la boca de la bebida y sin dejar mas de un segundo, volvimos a sujetarla y darle lo que quedaba de la botella transparente. Tragò todo, sobria no tenia fuerzas casi para defenderse, menos aun en ese estado. La sentamos cuando el mareo la empezaba a dominar. La sentamos en el antepecho de la ventana, y luego de varios respiros profundos, intento incorporarse. Dio unos pasos, la dejabamos hacer y luego la traimos al antepecho. Ella repetia una y otra vez elintento de fuga, pero cada vez con menos decisión y entereza. Cuando en el cuarto o quinto intento, la volvimos a poner en su sitio, los ojitos ya los tenia muy nublados. El que la acomodo en la ventana, ya no la solto, la sostuvo y le masajeo las nalgas mojadas de su propia calentura. Le besamos la lengua borracha, varios , todos, ella trataba de decirnos algo en su ultima linea de defensa. La lengua parecia anudada por el alcohol. Si dejar el porche, que a esa hora,luego de la entrada de todos los alumnos al cole, ya era un desierto, nos fue bastante facil disimular lo que estabamos haciendo. Los mas grandes se pusieron entre la vereda y la casa, y los que quedamos atrás, sosteniamos a la borrachita que no paraba de decirnos cosas, pedirnos, y parecia suplicar algo. Todos estabamos muy convencidos de lo que teniamos que hacer. Le sacamos la tanga delicadamente, se la mostramos y la guardamos en uno de nuestros bolsillos. Ella, al grito de noooo!, se abalanzo para recuperarla, pero cayo de rodillas en su intento. Asii te queriamos tener! Respondimos. Le corrimos la falda suavemente y el primero en enterarle la verga en el orto, fui yo. Suspiro como solo ella lo hace. Fuete, sin limites. El suspiro hizo calentar tanto a todos, que nos desesperamos por adelantar el turno. La boca ya mezclaba el gusto a vodka con el de las vergas de los alumnos que iban pasando. Nadie aguantaba mas dedos o tres tragos sin acabar. En esos dias, el solo pensar algo asi, nos hacia terminar en la mano, a la tercer sacudida, mas aun la boca ardiente que se engullia esas pijas a tragos profundos.
Logramos contener por algunos minutos la catarata de leche, de nuestros primeros impulsos y nos dispusimos a continuar la faena. La balanceábamos así en cuatro patas como se encontraba, tomándola de los pelos, y empujándole la verga contra el fondo de la garganta. El que estaba de turno en su culo, aprovechaba el balanceo, pero en sentido inverso. Cuando salía de su boca, le entraba duro en el culo, y en el regreso, golpeaba el final e su boca. Así, hasta ablandar esas vergas inexpertas. El reemplazo no se hacia esperar, y hasta que todos se quedaron exhaustos y sin mas esperanzas de producir un ultimo espasmo, no abandonaron la tarea.
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