Mi nombre es Daniela, Dana para los que me conocen. Soy Paraguaya, de tez blanca y cabello negro. Mido 158cm, peso 51 kg y mis medidas son 99-59-85. Soy una chica orgullosa de sus tetas. Se los cuento para que tengan una imagen mía en todos los relatos que iré posteando; si les gusta este, claro. Sin más preámbulo, este el cuentito de mi primera vez por el culo.
Invierno en Encarnación del Paraguay. Viernes 17:15hs, apenas llegaba de mi trabajo cuando encontré una nota que me había dejado mi mejor amiga y compañera de cuarto. En ella me comentaba que esa noche iría a “dormir” con su novio a un motel (claro que no le creí eso) y que nos veríamos al día siguiente. Salí a comprar unas cosas, totalmente resignada a estar sola en un aburrido departamento; en ese momento, a mis 19, no tenía pareja para aprovechar el abandono de mi amiga con una buena cogida.
Caminaba por el pasillo en el que se encontraba mi habitación cuando se me rompió la bolsa donde llevaba mis compras, me ofusque aún más y ya estaba hasta dispuesta a dejarlo todo tirado en medio del camino, pero de pronto, la puerta frente a la que me había ocurrido esa desgracia se abrió. Era el profe de secundaria que vivía a escasos metros de mi habitación.
>Daniela< me dijo, ya nos conocíamos pues él se había portado muy amablemente desde que llegamos al edificio y nos había brindado su ayudada un par de veces.
>Déjame ayudarte< me ofreció al tiempo que ya se agachaba a tomar algunas de las cosas. En esa posición, estando yo agachada, el escote se me notaba sobremanera. Lo vi mirándome las tetas y el dije:
> ¿Te gustan?<
>Disculpa< me dijo, notoriamente avergonzado. La timidez de un hombre de ya 26 años con un aspecto muy viril me excito demasiado. Lo guie hasta mi habitación y le enseñe la mesa donde colocó las cosas y yo dejé las mías también. El quería irse, pero lo convencí a que se quedara a tomar una coca, como agradecimiento mío por su ayuda. Me saqué los abrigos que llevaba y solo me dejé una blusa algo trasparente que dejaba ver mi sostén.
Ahí estábamos los dos, hablando de trivialidades, mientras yo trataba de maquinar un plan para ponerlo a mil y que se lanzara encima. Apreté los brazos debajo de las tetas, para que estas rebosaran. Noté que miró de nuevo, pero desvió la mirada de una. Yo siempre hacia eso y los amantes que había tenido antes no se aguantaban y se abalanzaban sobre mis tetas. Ya me estaba enfadando, estaba a punto de echarlo cuando tomé el vaso de coca y no sé cómo, pero se me resbaló y se derramó encima de mi pecho, incluso mojó algo de mis pantalones. Ahí mismo se me prendió el foco y me saqué toda la ropa, me acerque a él.
>Bebe< le ordené. Él se quedó mirándome un rato, así que ya sin paciencia alguna, tomé su cabeza y la pegué entre mis tetas y luego las apreté con mis manos contra sus cachetes. El ya entró en calor y me tomó de la colita con sus dos manos mientras me limpiaba la coca que tenia derramada en las tetas, al rato me sacó el sostén y comenzó a chupar y morder mis tetas y pezones. Yo gemía de placer, es mi punto débil, lo admito y solo empeoró cuando me empezó a manosear la conchita. Me vine en abundancia, era la primera vez que me manoseaban tan rico. Me sacó la bombacha y me limpio los jugos, los que pudo, pues yo me mojaba más y más. Me dejó sacarle la ropa y pajearle un poquito su venosa pija, pero me quedé con las ganas de hacerle el pete, ya que él me tiró en las camas y se subió mis piernas a los hombros antes de yo pudiera meterme su pija en la boca. Empezó a taladrarme con intensidad, yo cerré los ojos para gozar más de lo rico que me estaba cogiendo. Un par de minutos después abrí los ojos para ver cómo estaba él, tenía una carita de gozo tremenda y la boquita abierta, me dio mucho morbo. Lo agarré de la nuca con mis dos manos y le di un buen beso de lengua. Paró su embestida para bajarme las piernas y ponerlas alrededor de su cintura, en esa posición comenzó de nuevo el intenso meneo a la vez que me comía las tetas y de vez en cuando la boca, el cuello o la orejita. Yo me vine otra vez después de varios espasmos, el de nuevo bajó a comerme la concha y a probar mis jugos.
Nos besamos un rato antes de que él me pusiera en cuatro para cogerme de nuevo en esa posé, sentí que me perforaba el vientre, me vine como loca una vez más y el otra vez bajo a por mis jugos.
>¿Te gustan?<pregunté.
>Si, sobre todo esto…<me dijo antes de empezar a meterme la lengua en el culito.
>Para, ahí no< decía yo al principio, dos minutos después yo misma empujaba para que me entrara más lengua en la cola. El entendió que ya estaba gozando y pues me mando el primer dedo, entraba bien y resbalaba aun mejor en mi interior, luego me metió el segundo al tiempo que con la otra mano me masturbaba, me estaba volviendo loca. Al rato se detuvo, tomó una almohada y la puso bajo mi pancita. Trajo la botella de coca y se la derramó encima de la pija, luego en mi culito, incluso me lo abrió un poquito para que me entrara algo de líquido. Me comió el rabo un rato más y luego me apuntó con su barra de carne.
La punta ya entró con algo de dificultad, pero lo peor fue cuando empezó a empujar el resto. Sentí que me partía en dos, era muy grande para una virgen anal como lo era yo. Yo gritaba como una loca, pero en ningún momento le pedí que parara. Al rato la tuve toda dentro y el empezó a moverse, lento, aunque sea algo de piedad me tuvo. Yo mordía la otra almohada mientras. A los diez minutos incluso babeaba del placer que sentía mientras él me penetraba. El se dio cuenta de esto y se inclinó para besarme y limpiarme la saliva que me escurría.
>Que puta eres, mira que disfrutar tanto de tu primera culeada<
>Ya cállate y cógeme<le ordené. El me hizo caso y comenzó a cogerme con más y más fuerza. Yo alternaba gritos y gemidos, me viene dos veces en medio de la culeada y luego el me lleno de leche. Al acabar me sacó la pija y puso su mano bajo mi cola.
>Empuja<me ordenó. Yo hice caso y expulse toda su lechita. Al rato tuve su mano enfrente de mí. Me ofreció a que bebiera y yo accedí con gusto.
Esa fue mi primera culeada, de tantas que he tenido.
Si les gustó, seguiré relatándoles mis experiencias y si no, pues, gracias por leerlo jeje.
Bye.
Invierno en Encarnación del Paraguay. Viernes 17:15hs, apenas llegaba de mi trabajo cuando encontré una nota que me había dejado mi mejor amiga y compañera de cuarto. En ella me comentaba que esa noche iría a “dormir” con su novio a un motel (claro que no le creí eso) y que nos veríamos al día siguiente. Salí a comprar unas cosas, totalmente resignada a estar sola en un aburrido departamento; en ese momento, a mis 19, no tenía pareja para aprovechar el abandono de mi amiga con una buena cogida.
Caminaba por el pasillo en el que se encontraba mi habitación cuando se me rompió la bolsa donde llevaba mis compras, me ofusque aún más y ya estaba hasta dispuesta a dejarlo todo tirado en medio del camino, pero de pronto, la puerta frente a la que me había ocurrido esa desgracia se abrió. Era el profe de secundaria que vivía a escasos metros de mi habitación.
>Daniela< me dijo, ya nos conocíamos pues él se había portado muy amablemente desde que llegamos al edificio y nos había brindado su ayudada un par de veces.
>Déjame ayudarte< me ofreció al tiempo que ya se agachaba a tomar algunas de las cosas. En esa posición, estando yo agachada, el escote se me notaba sobremanera. Lo vi mirándome las tetas y el dije:
> ¿Te gustan?<
>Disculpa< me dijo, notoriamente avergonzado. La timidez de un hombre de ya 26 años con un aspecto muy viril me excito demasiado. Lo guie hasta mi habitación y le enseñe la mesa donde colocó las cosas y yo dejé las mías también. El quería irse, pero lo convencí a que se quedara a tomar una coca, como agradecimiento mío por su ayuda. Me saqué los abrigos que llevaba y solo me dejé una blusa algo trasparente que dejaba ver mi sostén.
Ahí estábamos los dos, hablando de trivialidades, mientras yo trataba de maquinar un plan para ponerlo a mil y que se lanzara encima. Apreté los brazos debajo de las tetas, para que estas rebosaran. Noté que miró de nuevo, pero desvió la mirada de una. Yo siempre hacia eso y los amantes que había tenido antes no se aguantaban y se abalanzaban sobre mis tetas. Ya me estaba enfadando, estaba a punto de echarlo cuando tomé el vaso de coca y no sé cómo, pero se me resbaló y se derramó encima de mi pecho, incluso mojó algo de mis pantalones. Ahí mismo se me prendió el foco y me saqué toda la ropa, me acerque a él.
>Bebe< le ordené. Él se quedó mirándome un rato, así que ya sin paciencia alguna, tomé su cabeza y la pegué entre mis tetas y luego las apreté con mis manos contra sus cachetes. El ya entró en calor y me tomó de la colita con sus dos manos mientras me limpiaba la coca que tenia derramada en las tetas, al rato me sacó el sostén y comenzó a chupar y morder mis tetas y pezones. Yo gemía de placer, es mi punto débil, lo admito y solo empeoró cuando me empezó a manosear la conchita. Me vine en abundancia, era la primera vez que me manoseaban tan rico. Me sacó la bombacha y me limpio los jugos, los que pudo, pues yo me mojaba más y más. Me dejó sacarle la ropa y pajearle un poquito su venosa pija, pero me quedé con las ganas de hacerle el pete, ya que él me tiró en las camas y se subió mis piernas a los hombros antes de yo pudiera meterme su pija en la boca. Empezó a taladrarme con intensidad, yo cerré los ojos para gozar más de lo rico que me estaba cogiendo. Un par de minutos después abrí los ojos para ver cómo estaba él, tenía una carita de gozo tremenda y la boquita abierta, me dio mucho morbo. Lo agarré de la nuca con mis dos manos y le di un buen beso de lengua. Paró su embestida para bajarme las piernas y ponerlas alrededor de su cintura, en esa posición comenzó de nuevo el intenso meneo a la vez que me comía las tetas y de vez en cuando la boca, el cuello o la orejita. Yo me vine otra vez después de varios espasmos, el de nuevo bajó a comerme la concha y a probar mis jugos.
Nos besamos un rato antes de que él me pusiera en cuatro para cogerme de nuevo en esa posé, sentí que me perforaba el vientre, me vine como loca una vez más y el otra vez bajo a por mis jugos.
>¿Te gustan?<pregunté.
>Si, sobre todo esto…<me dijo antes de empezar a meterme la lengua en el culito.
>Para, ahí no< decía yo al principio, dos minutos después yo misma empujaba para que me entrara más lengua en la cola. El entendió que ya estaba gozando y pues me mando el primer dedo, entraba bien y resbalaba aun mejor en mi interior, luego me metió el segundo al tiempo que con la otra mano me masturbaba, me estaba volviendo loca. Al rato se detuvo, tomó una almohada y la puso bajo mi pancita. Trajo la botella de coca y se la derramó encima de la pija, luego en mi culito, incluso me lo abrió un poquito para que me entrara algo de líquido. Me comió el rabo un rato más y luego me apuntó con su barra de carne.
La punta ya entró con algo de dificultad, pero lo peor fue cuando empezó a empujar el resto. Sentí que me partía en dos, era muy grande para una virgen anal como lo era yo. Yo gritaba como una loca, pero en ningún momento le pedí que parara. Al rato la tuve toda dentro y el empezó a moverse, lento, aunque sea algo de piedad me tuvo. Yo mordía la otra almohada mientras. A los diez minutos incluso babeaba del placer que sentía mientras él me penetraba. El se dio cuenta de esto y se inclinó para besarme y limpiarme la saliva que me escurría.
>Que puta eres, mira que disfrutar tanto de tu primera culeada<
>Ya cállate y cógeme<le ordené. El me hizo caso y comenzó a cogerme con más y más fuerza. Yo alternaba gritos y gemidos, me viene dos veces en medio de la culeada y luego el me lleno de leche. Al acabar me sacó la pija y puso su mano bajo mi cola.
>Empuja<me ordenó. Yo hice caso y expulse toda su lechita. Al rato tuve su mano enfrente de mí. Me ofreció a que bebiera y yo accedí con gusto.
Esa fue mi primera culeada, de tantas que he tenido.
Si les gustó, seguiré relatándoles mis experiencias y si no, pues, gracias por leerlo jeje.
Bye.
22 comentarios - Primer anal con el profe de secundaria.
sobre todo xq soy profe!