Restando tan solo una semana para el cumpleaños de Jorgelina, comenzamos hablar que iba hacer para su fiesta, nada más y nada menos que sus 40 años. Mi relación con ella es la mejor, ya que con su hijo jugamos seguido partidos de fútbol, asi que de vez en cuando vamos a cenar la comida tan rica que nos sirve jorgelina. Tan solo hace 1 año que la conozco, pero fue lo suficiente como para darnos cuenta que entre nosotros algo pasaba. Recuerdo la primera vez que me descubrio viendole la cola, obviamente ¿quien no fanteseo con garchar con una veterana?, seguro que la mayoría, así que, una vez más, empece a imaginarla mientras que ella sacaba el pollo con papas que había hecho. Ese día estaba con un vestido bien ajustado, no quiero olvidarme que ya hacía dos meses que empezaba el gimnasio y no es poca cosa, sinceramente era una potra y su marido, un típico ejecutivo que transita la calle Florida, no la valoraba como se debe, así que mis miradas empezaron a jugar un roll importantísimo y próximamente las suyas. Estaba tan embobado que recien reaccione cuando ella me miró y se río. Yo morí de vergüenza y en esa cena realmente no la pase nada bien. En ese momento, supe que adntro de ella se escondía una perra indomable, quería tener un domador de tigres y que la sepa domesticar, se notaba eso en su mirada.
Pasaron varias semanas hasta que yo volví a cenar en su casa, esta vez ella estaba más sencilla y yo trataba de disimularlo mejor, aunque realmente ella ya olfateaba mi calentura, se sienta al lado de su hijo, cruzando sus piernas y sus brazos, haciendo presión en sus pechos para que se levanten y formen un escote más pronunciado en su pijama rosa con puntitos violetas oscuros. Obviamente, no dejaba de mirar cada vez que quería prestar atención a lo que ella decía yo me desconcentraba con sus tetas. Ella me miraba de imprevisto y reía, yo era su complice, pero un complice mentiroso, porque reía de nervios y tambíen porque creía saberlas todas, pero me faltaba demasiado. Ella volvía hablar y yo volvía desesperarme por esos senos, que me llamaban a gritos para que los bese. Yo volví a mi casa, al palo como era de costumbre y me dormí dedicandole una a Jorgelina.
Yo seguí yendo a su casa y continuaba mirandola, pero cada vez con menos disimulo, solamente el mínimo para que ni mi amigo y mucho menos su marido, se den cuenta. Una noche, justamente faltando una semana para su cumpleaños, decido ir a tomar una cerveza al jardín. No pude evitar asomar la cabeza apenas sentí que ella nadaba en su pileta sola. La miro, ella me ve y comenzamos hablar...
Jorgelina: Ey, ¿qué haces ahí parado?, ¿querés venir?
Yo: No, Jorgy, ando medio depre, viste, además no quiero despertar a nadie
Jorgelina: Quedate tranquilo que nadie se va a despertar, son las dos am y mañana todos trabajan, cruza por esta pared y hablamos
Yo: Bueno dale y de paso compartimos una cerveza...
Cruce la medianera que nos separaba y la conversación siguió...
Jorgelina: Bueno, decime, ¿que paso?
Yo: Muchos quilombos con la flia, mi novia, realmente lo que quisiera es un abrazo, pero un abrazo sentido, que sea de verdad, alguien que me sepa querer por lo que soy y no por lo que dicen
Jorgelina: Ey, tontuelo. Vení dale, aguantate el frio nada más...
Jorgelina me abraza, yo fingia un llanto mientras que apoyaba mi cabeza en sus tetotas. Me abrazo un tiempo más, yo muy tímido la abrazo con mucha fuerza, le agradezco y disimulando un impulso, la beso, ella con su malla ajustadita lo sigue pero puedo percatar un nerviosismo. Lamentablemente nuestra emoción se corta y sin dudarlo le pido perdón, no sabía lo que hacia, ella trata de calmarme, me dice que no había problema, eran impulsos, yo me río y le digo, "bueno podría tener esos impulsos más seguido", " ¿qué mentiste?", dice ella sorprendida, "bueno es que... ¿ Que carajo estas tomando que estas tan buena?", respondó con cara diabólica, "Ja, Ja, el gimnasio me incentiva, ¿no te das cuenta?", contesta entre risas picaronas. La charla continúo y ambos nos ibamos soltando de a poco. Cuando quisimos darnos cuenta eran las 4: 30 am, así que nos despedimos con un beso en el cachete y nos fuímos a dormir cada uno a su cama, aunque yo me quede despierto un rato más pensando en ella y seguramente Jorgelina en mí.
Días previos a esto, por primera vez voy a su casa pero para hablar con ella, obviamente no había nadie en su casa. Retomamos una vieja charla que habíamos empezado la noche anterior, refiriendonos a su cumpleaños y que iba hacer...
Yo: Bueno, ¿decidiste que vas hacer el domingo?
Jorgelina: Si, primero les pedí a todos que me dejen ir de shopping a la mañana y a la tarde vuelvo tranquila y dejo que me sorprendan...
Yo: Genial, yo tengo un regalo enorme para vos, pero tenes que sí o sí, pasarlo a buscar a la mañana, obviamente que nadie sepa.
Jorgelina: Bueno no hay problema, yo doy una vuelta cuando veo que tus viejos se van a trabajar yo te mando un sms y me abrís...
Por suerte, llegó el día me levante, me bañe, hice un buen desayuno y prepare la táctica, sabia que tenía una sola oportunidad podía fracasar, como ser exitosa. Sin más preambulos, las aujas del reloj anuncian las 10 am, mis viejos se van, segundos más tarde suena mi celular, como todos suponen era Jorgelina. "Hola, ¿donde esta mi regalito, pequeño?", dice ella riendose, " vení tapate los ojos, esta en la cocina", le digo mientras nos dirijiamos al lugar, Jorgelina abre sus ojos y se sorprende, "¿Qué es esto?", " Nada como no puedo hacerte una cena se me ocurrió", le digo, agachando la cabeza, se ríe y comienza a desgustar su plato, le pido que se tape los ojos, ella lo hace y empece a besarla y a tocar de una sus tetas, ella saca mi mano y corta el beso, esta vez parecía no gustarle, "¿ pero que haces?, puedo ser tu mama pendejo", me lo dice en forma alterada y enojada, "bueno pero no lo sos, vení para acá", le respondó, agarrandola bien fuerte de sus caderas, sin darle escapatoria, le toco bien fuerte las tetas y se las aprieto, ella da un síntoma de placer y lo sigo haciendo, pero con besos y diciendole, "¿Y?, ¿te gusta el regalo?, ahora vas a tener esta si queres", ella no respondía yo seguía chupandole las tetas y lentamente acercaba mi mano a su concha, tocando sus muslos bien marcados y su empanada depilada al cien por ciento. Le cole los dedos, estaba bastante mojada, se los hice chupar, ella los chupo con mucho disfrute y goce. "Ay, si, meteme los dedos, dale", me decía con los ojos cerrados, me agache, ella sube una pierna a mi hombro y comienzo a chuparle la concha, dandolé lengüetazos fuertes y rápidos. Pasaron unos mínutos, Jorgelina me levanta, ella se arrodilla, me baja el pantalón y con mucho frenesí me empieza a chupar la pija, realmente era una experta, sus años no venían solos, me la puso muy dura. Sin dudarlo, la subo a la mesa, abro sus piernas y entro sin asco alguno, bien fuerte, al punto de escucharla gritar y tirar su cabeza para átras con los ojos cerrados, esa veterana gozaba con mis embestidas, eso me insentivaba aún más. Paso un rato, estoy por acabar y le pregunto si acababa adentro o afuera, ella respondió, "¡Adentro pendejo!, ¡Conmigo, siempre adentro!", yo reí, acabé un gran lechazo en su conchita y seguí unos segundos más adentro, pero bien hasta el fondo, para que la sienta. Salgo, ella estaba bastante agitada y continúaba tocandose sus tetas y pellizcando sus pezones. La dí vuelta, le pregunte si podia, ella asintió con su cabeza y no lo dude, escupí un par de veces en su cola, después en mi pija y la metí suavemente, " Aaaahh,¡ Ay!, ¡Si!", aumente mi ritmo, ella me empujaba para que entre aún más, entraba hasta el fondo bien duro para que la sienta, cada vez más fuerte y cada vez más gritos y gemídos, debes en cuando un comentario entre cortado, " ¡Si, si no pares nene!". Llegaba el momento de acabar, le daba sin miedo de lastimarla, parecía que le iba a desgarrar el culo y mi pija se hinchaba más y más. "Falta poco nena, falta poco", le susurro al oído, y apunto de acabar, le digo, agitado...
"Que los cumpla feliz, que los cumpla feliz que los cumpla mi Jorgelina que los cumpla feliz"... "Agg... Aaah... ¡si pendejo, así. Toda adentro!"...
FIN...
Comentar no cuesta nada, alimentan mis historias y las ganas de contarlas...
Pasaron varias semanas hasta que yo volví a cenar en su casa, esta vez ella estaba más sencilla y yo trataba de disimularlo mejor, aunque realmente ella ya olfateaba mi calentura, se sienta al lado de su hijo, cruzando sus piernas y sus brazos, haciendo presión en sus pechos para que se levanten y formen un escote más pronunciado en su pijama rosa con puntitos violetas oscuros. Obviamente, no dejaba de mirar cada vez que quería prestar atención a lo que ella decía yo me desconcentraba con sus tetas. Ella me miraba de imprevisto y reía, yo era su complice, pero un complice mentiroso, porque reía de nervios y tambíen porque creía saberlas todas, pero me faltaba demasiado. Ella volvía hablar y yo volvía desesperarme por esos senos, que me llamaban a gritos para que los bese. Yo volví a mi casa, al palo como era de costumbre y me dormí dedicandole una a Jorgelina.
Yo seguí yendo a su casa y continuaba mirandola, pero cada vez con menos disimulo, solamente el mínimo para que ni mi amigo y mucho menos su marido, se den cuenta. Una noche, justamente faltando una semana para su cumpleaños, decido ir a tomar una cerveza al jardín. No pude evitar asomar la cabeza apenas sentí que ella nadaba en su pileta sola. La miro, ella me ve y comenzamos hablar...
Jorgelina: Ey, ¿qué haces ahí parado?, ¿querés venir?
Yo: No, Jorgy, ando medio depre, viste, además no quiero despertar a nadie
Jorgelina: Quedate tranquilo que nadie se va a despertar, son las dos am y mañana todos trabajan, cruza por esta pared y hablamos
Yo: Bueno dale y de paso compartimos una cerveza...
Cruce la medianera que nos separaba y la conversación siguió...
Jorgelina: Bueno, decime, ¿que paso?
Yo: Muchos quilombos con la flia, mi novia, realmente lo que quisiera es un abrazo, pero un abrazo sentido, que sea de verdad, alguien que me sepa querer por lo que soy y no por lo que dicen
Jorgelina: Ey, tontuelo. Vení dale, aguantate el frio nada más...
Jorgelina me abraza, yo fingia un llanto mientras que apoyaba mi cabeza en sus tetotas. Me abrazo un tiempo más, yo muy tímido la abrazo con mucha fuerza, le agradezco y disimulando un impulso, la beso, ella con su malla ajustadita lo sigue pero puedo percatar un nerviosismo. Lamentablemente nuestra emoción se corta y sin dudarlo le pido perdón, no sabía lo que hacia, ella trata de calmarme, me dice que no había problema, eran impulsos, yo me río y le digo, "bueno podría tener esos impulsos más seguido", " ¿qué mentiste?", dice ella sorprendida, "bueno es que... ¿ Que carajo estas tomando que estas tan buena?", respondó con cara diabólica, "Ja, Ja, el gimnasio me incentiva, ¿no te das cuenta?", contesta entre risas picaronas. La charla continúo y ambos nos ibamos soltando de a poco. Cuando quisimos darnos cuenta eran las 4: 30 am, así que nos despedimos con un beso en el cachete y nos fuímos a dormir cada uno a su cama, aunque yo me quede despierto un rato más pensando en ella y seguramente Jorgelina en mí.
Días previos a esto, por primera vez voy a su casa pero para hablar con ella, obviamente no había nadie en su casa. Retomamos una vieja charla que habíamos empezado la noche anterior, refiriendonos a su cumpleaños y que iba hacer...
Yo: Bueno, ¿decidiste que vas hacer el domingo?
Jorgelina: Si, primero les pedí a todos que me dejen ir de shopping a la mañana y a la tarde vuelvo tranquila y dejo que me sorprendan...
Yo: Genial, yo tengo un regalo enorme para vos, pero tenes que sí o sí, pasarlo a buscar a la mañana, obviamente que nadie sepa.
Jorgelina: Bueno no hay problema, yo doy una vuelta cuando veo que tus viejos se van a trabajar yo te mando un sms y me abrís...
Por suerte, llegó el día me levante, me bañe, hice un buen desayuno y prepare la táctica, sabia que tenía una sola oportunidad podía fracasar, como ser exitosa. Sin más preambulos, las aujas del reloj anuncian las 10 am, mis viejos se van, segundos más tarde suena mi celular, como todos suponen era Jorgelina. "Hola, ¿donde esta mi regalito, pequeño?", dice ella riendose, " vení tapate los ojos, esta en la cocina", le digo mientras nos dirijiamos al lugar, Jorgelina abre sus ojos y se sorprende, "¿Qué es esto?", " Nada como no puedo hacerte una cena se me ocurrió", le digo, agachando la cabeza, se ríe y comienza a desgustar su plato, le pido que se tape los ojos, ella lo hace y empece a besarla y a tocar de una sus tetas, ella saca mi mano y corta el beso, esta vez parecía no gustarle, "¿ pero que haces?, puedo ser tu mama pendejo", me lo dice en forma alterada y enojada, "bueno pero no lo sos, vení para acá", le respondó, agarrandola bien fuerte de sus caderas, sin darle escapatoria, le toco bien fuerte las tetas y se las aprieto, ella da un síntoma de placer y lo sigo haciendo, pero con besos y diciendole, "¿Y?, ¿te gusta el regalo?, ahora vas a tener esta si queres", ella no respondía yo seguía chupandole las tetas y lentamente acercaba mi mano a su concha, tocando sus muslos bien marcados y su empanada depilada al cien por ciento. Le cole los dedos, estaba bastante mojada, se los hice chupar, ella los chupo con mucho disfrute y goce. "Ay, si, meteme los dedos, dale", me decía con los ojos cerrados, me agache, ella sube una pierna a mi hombro y comienzo a chuparle la concha, dandolé lengüetazos fuertes y rápidos. Pasaron unos mínutos, Jorgelina me levanta, ella se arrodilla, me baja el pantalón y con mucho frenesí me empieza a chupar la pija, realmente era una experta, sus años no venían solos, me la puso muy dura. Sin dudarlo, la subo a la mesa, abro sus piernas y entro sin asco alguno, bien fuerte, al punto de escucharla gritar y tirar su cabeza para átras con los ojos cerrados, esa veterana gozaba con mis embestidas, eso me insentivaba aún más. Paso un rato, estoy por acabar y le pregunto si acababa adentro o afuera, ella respondió, "¡Adentro pendejo!, ¡Conmigo, siempre adentro!", yo reí, acabé un gran lechazo en su conchita y seguí unos segundos más adentro, pero bien hasta el fondo, para que la sienta. Salgo, ella estaba bastante agitada y continúaba tocandose sus tetas y pellizcando sus pezones. La dí vuelta, le pregunte si podia, ella asintió con su cabeza y no lo dude, escupí un par de veces en su cola, después en mi pija y la metí suavemente, " Aaaahh,¡ Ay!, ¡Si!", aumente mi ritmo, ella me empujaba para que entre aún más, entraba hasta el fondo bien duro para que la sienta, cada vez más fuerte y cada vez más gritos y gemídos, debes en cuando un comentario entre cortado, " ¡Si, si no pares nene!". Llegaba el momento de acabar, le daba sin miedo de lastimarla, parecía que le iba a desgarrar el culo y mi pija se hinchaba más y más. "Falta poco nena, falta poco", le susurro al oído, y apunto de acabar, le digo, agitado...
"Que los cumpla feliz, que los cumpla feliz que los cumpla mi Jorgelina que los cumpla feliz"... "Agg... Aaah... ¡si pendejo, así. Toda adentro!"...
FIN...
Comentar no cuesta nada, alimentan mis historias y las ganas de contarlas...
13 comentarios - Mi vecina la cuarentona...