Hola a todos! Éste es mi primer relato para esta comunidad. Los hechos son absolutamente reales salvo los nombres empleados.
Cuando cursaba la secundaria me hice amigo de Marcelo, unos de mis compañeros de aula quien vivía cerca de casa. Casi siempre él estaba en mi casa o yo en la suya escuchando música, estudiando o charlando.
Mi amigo tenía (y tiene) una hermana que se llama Marta. Era muy linda, tenía unos ojos hermosos y un cuerpo muy bien
formado, tal es así que cuando iba a su casa no podía dejar de verla de arriba a abajo.
A medida que pasaba el tiempo yo comencé una amistad también con Marta quien no solamente era muy amable conmigo sino que sus miradas hacia mí me hacían pensar que ella estaba interesada por la amistad y algo más.
Llegamos a un punto en que salíamos ella y yo solos (mi amigo ya no estaba en el medio) y la relación era casi como de novios. No llegamos a serlo porque yo era muy corto de carácter y pensaba (qué tonto!) que si me declaraba ella me iba a rechazar y lo nuestro llegaría a su fin. Lo que no sabía era que Marta estaba muerta por mí pero ella esperaba mi declaración de amor.
Ella me esperó pero luego de un tiempo apareció con un novio (lógico, se cansó de esperarme) y yo sentí como una puñalada en mi corazón. Ahora sí que perdí a Marta! Todo por mi culpa!
A partir de ese día sentí que ya no iba a ser mía, que nuestra relación llegaba a su fin, que no saldría más con ella, y sentí una gran angustia y dolor, sobre todo por mi estupidez.
Al pasar el tiempo dejamos de vernos. Yo me puse de novio con una mujer que actualmente es mi esposa, me enteré que Marta se había casado y se había mudado, y mi amigo también se casó y se había mudado. No la ví más a Marta pero siempre la tuve en mi memoria y en mi corazón como aquel amor que no se dió.
Han pasado 25 años desde esa época.
Un día me entero de lo que es Facebook y me registré para ver si encontraba antiguos compañeros de la secundaria. A Marcelo no lo encontré pero sí a otros, y en un momento pensé si estaría Marta. Así que la busqué, y la encontré! Como no estaba seguro si era ella (no tenía puesta una foto) decidí dejarle un mensaje con mis datos y algunos otros relacionados con nuestro pasado para que ella supiera quien era yo. Si era ella pensé que tal vez contestaría.
Dos días después recibo un mail de ella, efectivamente era la Marta que yo conocía. El corazón me latía como nunca! Así que comenzamos a intercambiar mails y luego a chatear, yo desde mi trabajo y ella desde su casa o desde un ciber (cuando sus hijos estaban en su casa).
En una de nuestras sesiones de chat la conversación se puso algo melancólica entre nosotros y (palabra va, palabra viene) le dije "Te amo", a lo cual ella contesta "Buenísimo, porque yo también te amo".
En ese momento me quedé petrificado, mi corazón iba a diez mil por hora y vinieron a mi mente todos los recuerdos que tenía entre ella y yo. Entonces le pregunté si quería que nos reuniéramos a tomar un café y ella aceptó. Fijamos fecha, hora y lugar.
El día del encuentro yo estaba en el bar muy ansioso (había llegado unos minutos antes) y pensaba si la iba a reconocer y si ella me reconocería (habían pasado 25 años). De repente apareció ella, estaba prácticamente igual a pesar del tiempo que había transcurrido. Sus piernas bien torneadas, sus pechos grandes, su cola firme y redonda. Ella me reconoció sin ningún problema.
Estuvimos hablando más de dos horas, de su vida, de la mía, de nuestros problemas conyugales, de nuestros hijos, y de un montón de cosas más.
En un momento Marta me dice: "Vamos a caminar un rato?", a lo cual accedí. Pagué los cafés y salimos del bar a caminar y a fumar.
Mientras caminábamos seguimos hablando pero ya sobre lo que habíamos estado chateando (lo de seguir estando enamorados) y de repente Marta se detiene y me besa en la boca. Ese beso me hizo sentir como nunca antes había estado, era algo que estuve esperando toda mi vida. Caminamos unos metros más y ahí la besé yo, con todo mi sentimiento. Fue un beso largo y húmedo, y sentía que ella me abrazaba con toda su fuerza y abría su boca para ya besarnos con la lengua.
Ahí mismo me jugué y le pregunté: "Vamos a otro lado?". Pensé que Marta se iba a enojar pero me dijo: "Vamos". Yo no podía creer lo que estaba sucediendo, así que rápidamente paré un taxi y fuimos a un hotel alojamiento que conocía cerca de donde estábamos.
Al llegar a la habitación Marta se sentó al borde de la cama y me dijo con voz preocupada: "Esto es difícil para mí, nunca le fui infiel a mi marido pese a que nuestro matrimonio esté mal. Quiero hacer el amor con vos pero te pido que vayamos despacio".
La entendí perfectamente, yo también estaba pasando por esa misma situación, así que me senté al lado de ella y comencé a besarla suavemente, primero en la mejilla y luego en la boca. Seguí un rato así y sin dejar de besarla la abracé y seguí mis besos húmedos por su cuello. Noté que Marta comenzaba a respirar más profundo y veía que su camisa era marcada por sus pezones erizados.
Con el brazo izquierdo la seguía abrazando y con la mano derecha comencé a acariciar sus piernas, ella respiraba más profundamente y en un momento empecé a desabrochar su camisa. Sus pechos desbordaban del corpiño que traía puesto.
Comienzo a acariciar su espalda, tenía una piel suave y agradable, ella ya estaba respirando con la boca abierta. Mientras acaricio su espalda le desabrocho el corpiño y luego la pollera. Voy bajándole el cierre y mientras voy besando sus pechos redondos lentamente hundo mi mano entre sus piernas hasta llegar a su vagina, estaba muy húmeda y caliente. con mis dedos comienzo a jugar en ese paraíso que se me estaba abriendo después de muchos años. Primero acariciando su clítoris y después hundiendo mi dedo en esa maravilla que estaba toda depilada.
Marta ya estaba gimiendo y rápidamente comienza a desabrocharme la camisa, luego el pantalón y sin demoras agarra mi pene que estaba durísimo, y empieza a acariciarlo de una manera dulce y apasionada.
En un momento dejamos de acariciarnos y nos sacamos toda la ropa. Ya desnudos nos acostamos en la cama y nos besamos muy apasionadamente mientras seguíamos tocándonos, el contacto de nuestros cuerpos desnudos hizo que nos excitáramos aún más.
Estando Marta boca arriba me pongo sobre ella y sigo chupando sus pezones mientras froto mi glande sobre los labios de su vagina ya muy húmeda. Cuando ella comienza a arquear su espalda por el gozo que estaba recibiendo voy recorriendo su pecho con mi lengua y voy bajando hasta llegar a su vulva. Ahí me detengo un buen rato y con la lengua la recorro por todos lados.
Su fragancia me excita aún más. Le introduzco la lengua hasta bien adentro y Marta me agarra de la cabeza y me la hunde entre sus piernas. Ella ya no solamente se arqueaba sino que giraba hacia sus costados como extasiada.
De repente me saca de entre sus piernas y me dice con un tono muy sensual: "Ahora me toca a mí". Me recuesta boca arriba y con su lengua va recorriendo mi cuerpo desde el cuello hasta llegar a mi pene que estaba a punto de explotar. Con una ternura que nunca había sentido me besa el miembro con la lengua y lo lame como si fuera un helado que se está derritiendo por todos lados hasta que se mete el glande entre sus labios y comienza a chuparlo suavemente. Un rato después se mete todo mi pene en su boca húmeda y caliente y lo succiona primero lentamente para luego ir cada vez más rápido y apretando sus labios, lo que me excita mucho más.
Yo no podía creer lo que estaba pasando, estaba con Marta como hubiese querido estar 25 años antes. Ambos con más de 40 años de edad pero gozando y disfrutando como dos adolescentes.
Luego de un rato se incorpora y se acomoda sobre mí, abre sus piernas y agarra mi pene para acomodárselo en su vagina, comienza a descender y siento como me voy introduciendo en ella lentamente hasta llegar al fondo. Mis huevos se tocan con el pliegue de sus nalgas y eso me causa más excitación.
Marta comienza a subir y bajar lentamente, los pliegues de su vagina estrecha y húmeda me estaban volviendo loco y trataba de contenerme porque ya estaba a punto de acabar. De repente ella acelera el ritmo y me besa profundamente, luego se arquea hacia atrás y ya no gime, grita. Apoya sus manos en mi pecho y acelera aún más el ritmo. Toma mis manos con las suyas y las aprieta con fuerza. Yo voy moviendo mis caderas al compás de ella para penetrarla más profundamente. Veo su rostro y estaba gozando como una quinceañera.
De golpe se detiene y se desploma sobre mí con un gran suspiro, había acabado intensamente. Pero yo no, así que mientras ella estaba recostada sobre mí seguí penetrándola y al cabo de un instante le saqué mi miembro para tener una acabada espectacular. Chorros de semen salieron de mi pene que estaba duro como nunca. Nos quedamos así un rato mientras nos besábamos tiernamente.
Un rato después compartimos un cigarrillo y al terminarlo yo seguía con el pene endurecido. Ella lo notó y sin decir nada comenzó a acariciarlo. Lo hizo de una manera que a mí me estaba enloqueciendo. Se puso boca arriba y abrió sus piernas como invitando a repetir esa maravillosa experiencia.
Me acomodé sobre ella e introduje mi pene en esa hermosa vagina que siempre había deseado. Me movía suavemente y noté que ella estaba disfrutándolo intensamente. Seguí así un rato y miraba su cara, sus expresiones de gozo me excitaba más y fui moviéndome más rápido hasta que en poco tiempo acabamos nuevamente, esta vez al mismo tiempo. Nuevos chorros de semen mojaron su pecho y su vientre.
Me recosté al lado de ella, estábamos transpirados y exhaustos. Nos quedamos viéndonos los rostros que eran mezcla de placer y amor.
Luego de compartir otro cigarrillo nos bañamos juntos, nos vestimos, nos dimos un gran beso y salimos del hotel.
Todo parecería que este relato termina aquí pero no. Desde que lo escribí han pasado 11 meses de este maravilloso momento y actualmente nos seguimos viendo una o dos veces a la semana.
Prometo escribir nuevos relatos, hay mucho más para contar.
Cuando cursaba la secundaria me hice amigo de Marcelo, unos de mis compañeros de aula quien vivía cerca de casa. Casi siempre él estaba en mi casa o yo en la suya escuchando música, estudiando o charlando.
Mi amigo tenía (y tiene) una hermana que se llama Marta. Era muy linda, tenía unos ojos hermosos y un cuerpo muy bien
formado, tal es así que cuando iba a su casa no podía dejar de verla de arriba a abajo.
A medida que pasaba el tiempo yo comencé una amistad también con Marta quien no solamente era muy amable conmigo sino que sus miradas hacia mí me hacían pensar que ella estaba interesada por la amistad y algo más.
Llegamos a un punto en que salíamos ella y yo solos (mi amigo ya no estaba en el medio) y la relación era casi como de novios. No llegamos a serlo porque yo era muy corto de carácter y pensaba (qué tonto!) que si me declaraba ella me iba a rechazar y lo nuestro llegaría a su fin. Lo que no sabía era que Marta estaba muerta por mí pero ella esperaba mi declaración de amor.
Ella me esperó pero luego de un tiempo apareció con un novio (lógico, se cansó de esperarme) y yo sentí como una puñalada en mi corazón. Ahora sí que perdí a Marta! Todo por mi culpa!
A partir de ese día sentí que ya no iba a ser mía, que nuestra relación llegaba a su fin, que no saldría más con ella, y sentí una gran angustia y dolor, sobre todo por mi estupidez.
Al pasar el tiempo dejamos de vernos. Yo me puse de novio con una mujer que actualmente es mi esposa, me enteré que Marta se había casado y se había mudado, y mi amigo también se casó y se había mudado. No la ví más a Marta pero siempre la tuve en mi memoria y en mi corazón como aquel amor que no se dió.
Han pasado 25 años desde esa época.
Un día me entero de lo que es Facebook y me registré para ver si encontraba antiguos compañeros de la secundaria. A Marcelo no lo encontré pero sí a otros, y en un momento pensé si estaría Marta. Así que la busqué, y la encontré! Como no estaba seguro si era ella (no tenía puesta una foto) decidí dejarle un mensaje con mis datos y algunos otros relacionados con nuestro pasado para que ella supiera quien era yo. Si era ella pensé que tal vez contestaría.
Dos días después recibo un mail de ella, efectivamente era la Marta que yo conocía. El corazón me latía como nunca! Así que comenzamos a intercambiar mails y luego a chatear, yo desde mi trabajo y ella desde su casa o desde un ciber (cuando sus hijos estaban en su casa).
En una de nuestras sesiones de chat la conversación se puso algo melancólica entre nosotros y (palabra va, palabra viene) le dije "Te amo", a lo cual ella contesta "Buenísimo, porque yo también te amo".
En ese momento me quedé petrificado, mi corazón iba a diez mil por hora y vinieron a mi mente todos los recuerdos que tenía entre ella y yo. Entonces le pregunté si quería que nos reuniéramos a tomar un café y ella aceptó. Fijamos fecha, hora y lugar.
El día del encuentro yo estaba en el bar muy ansioso (había llegado unos minutos antes) y pensaba si la iba a reconocer y si ella me reconocería (habían pasado 25 años). De repente apareció ella, estaba prácticamente igual a pesar del tiempo que había transcurrido. Sus piernas bien torneadas, sus pechos grandes, su cola firme y redonda. Ella me reconoció sin ningún problema.
Estuvimos hablando más de dos horas, de su vida, de la mía, de nuestros problemas conyugales, de nuestros hijos, y de un montón de cosas más.
En un momento Marta me dice: "Vamos a caminar un rato?", a lo cual accedí. Pagué los cafés y salimos del bar a caminar y a fumar.
Mientras caminábamos seguimos hablando pero ya sobre lo que habíamos estado chateando (lo de seguir estando enamorados) y de repente Marta se detiene y me besa en la boca. Ese beso me hizo sentir como nunca antes había estado, era algo que estuve esperando toda mi vida. Caminamos unos metros más y ahí la besé yo, con todo mi sentimiento. Fue un beso largo y húmedo, y sentía que ella me abrazaba con toda su fuerza y abría su boca para ya besarnos con la lengua.
Ahí mismo me jugué y le pregunté: "Vamos a otro lado?". Pensé que Marta se iba a enojar pero me dijo: "Vamos". Yo no podía creer lo que estaba sucediendo, así que rápidamente paré un taxi y fuimos a un hotel alojamiento que conocía cerca de donde estábamos.
Al llegar a la habitación Marta se sentó al borde de la cama y me dijo con voz preocupada: "Esto es difícil para mí, nunca le fui infiel a mi marido pese a que nuestro matrimonio esté mal. Quiero hacer el amor con vos pero te pido que vayamos despacio".
La entendí perfectamente, yo también estaba pasando por esa misma situación, así que me senté al lado de ella y comencé a besarla suavemente, primero en la mejilla y luego en la boca. Seguí un rato así y sin dejar de besarla la abracé y seguí mis besos húmedos por su cuello. Noté que Marta comenzaba a respirar más profundo y veía que su camisa era marcada por sus pezones erizados.
Con el brazo izquierdo la seguía abrazando y con la mano derecha comencé a acariciar sus piernas, ella respiraba más profundamente y en un momento empecé a desabrochar su camisa. Sus pechos desbordaban del corpiño que traía puesto.
Comienzo a acariciar su espalda, tenía una piel suave y agradable, ella ya estaba respirando con la boca abierta. Mientras acaricio su espalda le desabrocho el corpiño y luego la pollera. Voy bajándole el cierre y mientras voy besando sus pechos redondos lentamente hundo mi mano entre sus piernas hasta llegar a su vagina, estaba muy húmeda y caliente. con mis dedos comienzo a jugar en ese paraíso que se me estaba abriendo después de muchos años. Primero acariciando su clítoris y después hundiendo mi dedo en esa maravilla que estaba toda depilada.
Marta ya estaba gimiendo y rápidamente comienza a desabrocharme la camisa, luego el pantalón y sin demoras agarra mi pene que estaba durísimo, y empieza a acariciarlo de una manera dulce y apasionada.
En un momento dejamos de acariciarnos y nos sacamos toda la ropa. Ya desnudos nos acostamos en la cama y nos besamos muy apasionadamente mientras seguíamos tocándonos, el contacto de nuestros cuerpos desnudos hizo que nos excitáramos aún más.
Estando Marta boca arriba me pongo sobre ella y sigo chupando sus pezones mientras froto mi glande sobre los labios de su vagina ya muy húmeda. Cuando ella comienza a arquear su espalda por el gozo que estaba recibiendo voy recorriendo su pecho con mi lengua y voy bajando hasta llegar a su vulva. Ahí me detengo un buen rato y con la lengua la recorro por todos lados.
Su fragancia me excita aún más. Le introduzco la lengua hasta bien adentro y Marta me agarra de la cabeza y me la hunde entre sus piernas. Ella ya no solamente se arqueaba sino que giraba hacia sus costados como extasiada.
De repente me saca de entre sus piernas y me dice con un tono muy sensual: "Ahora me toca a mí". Me recuesta boca arriba y con su lengua va recorriendo mi cuerpo desde el cuello hasta llegar a mi pene que estaba a punto de explotar. Con una ternura que nunca había sentido me besa el miembro con la lengua y lo lame como si fuera un helado que se está derritiendo por todos lados hasta que se mete el glande entre sus labios y comienza a chuparlo suavemente. Un rato después se mete todo mi pene en su boca húmeda y caliente y lo succiona primero lentamente para luego ir cada vez más rápido y apretando sus labios, lo que me excita mucho más.
Yo no podía creer lo que estaba pasando, estaba con Marta como hubiese querido estar 25 años antes. Ambos con más de 40 años de edad pero gozando y disfrutando como dos adolescentes.
Luego de un rato se incorpora y se acomoda sobre mí, abre sus piernas y agarra mi pene para acomodárselo en su vagina, comienza a descender y siento como me voy introduciendo en ella lentamente hasta llegar al fondo. Mis huevos se tocan con el pliegue de sus nalgas y eso me causa más excitación.
Marta comienza a subir y bajar lentamente, los pliegues de su vagina estrecha y húmeda me estaban volviendo loco y trataba de contenerme porque ya estaba a punto de acabar. De repente ella acelera el ritmo y me besa profundamente, luego se arquea hacia atrás y ya no gime, grita. Apoya sus manos en mi pecho y acelera aún más el ritmo. Toma mis manos con las suyas y las aprieta con fuerza. Yo voy moviendo mis caderas al compás de ella para penetrarla más profundamente. Veo su rostro y estaba gozando como una quinceañera.
De golpe se detiene y se desploma sobre mí con un gran suspiro, había acabado intensamente. Pero yo no, así que mientras ella estaba recostada sobre mí seguí penetrándola y al cabo de un instante le saqué mi miembro para tener una acabada espectacular. Chorros de semen salieron de mi pene que estaba duro como nunca. Nos quedamos así un rato mientras nos besábamos tiernamente.
Un rato después compartimos un cigarrillo y al terminarlo yo seguía con el pene endurecido. Ella lo notó y sin decir nada comenzó a acariciarlo. Lo hizo de una manera que a mí me estaba enloqueciendo. Se puso boca arriba y abrió sus piernas como invitando a repetir esa maravillosa experiencia.
Me acomodé sobre ella e introduje mi pene en esa hermosa vagina que siempre había deseado. Me movía suavemente y noté que ella estaba disfrutándolo intensamente. Seguí así un rato y miraba su cara, sus expresiones de gozo me excitaba más y fui moviéndome más rápido hasta que en poco tiempo acabamos nuevamente, esta vez al mismo tiempo. Nuevos chorros de semen mojaron su pecho y su vientre.
Me recosté al lado de ella, estábamos transpirados y exhaustos. Nos quedamos viéndonos los rostros que eran mezcla de placer y amor.
Luego de compartir otro cigarrillo nos bañamos juntos, nos vestimos, nos dimos un gran beso y salimos del hotel.
Todo parecería que este relato termina aquí pero no. Desde que lo escribí han pasado 11 meses de este maravilloso momento y actualmente nos seguimos viendo una o dos veces a la semana.
Prometo escribir nuevos relatos, hay mucho más para contar.
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